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JONATAN(1 Mac.9,23-12,53)

 

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I Macabeos 9

23 Con la muerte de Judas asomaron los sin ley por todo el territorio de Israel y levantaron cabeza todos los que obraban la iniquidad.

24 Hubo entonces un hambre extrema y el país se pasó a ellos.

25 Báquides escogió hombres impíos y los puso al frente del país.

26 Se dieron éstos a buscar con toda su suerte de pesquisas a los amigos de Judas y los llevaban a Báquides, que les castigaba y escarnecía.

27 Tribulación tan grande no sufrió Israel desde los tiempos en que dejaron de aparecer profetas.

28 Entonces todos los amigos de Judas se reunieron y dijeron a Jonatán:

29 «Desde la muerte de tu hermano Judas no tenemos un hombre semejante a él que salga y vaya contra los enemigos, contra Báquides y contra los que odian a nuestra nación.

30 Por eso, te elegimos hoy a ti para que, ocupando el lugar de tu hermano, seas nuestro jefe y guía en la lucha que sostenemos.»

31 En aquel momento Jonatán tomó el mando como sucesor de su hermano Judas.

32 Al enterarse Báquides trataba de hacer morir a Jonatán.

33 Pero Jonatán lo supo y su hermano Simón y todos sus partidarios y huyeron al desierto de Técoa, donde establecieron su campamento junto a las aguas de la cisterna de Asfar.

34 (Báquides se enteró un día de sábado y pasó con todas las tropas al lado de allá del Jordán.)

35 Jonatán envió a su hermano, jefe de la tropa, a pedir a sus amigos los nabateos autorización para dejar con ellos su impedimenta, que era mucha.

36 Pero los hijos de Amrai, los de Medabá, hicieron una salida, se apoderaron de Juan y de cuanto llevaba y se alejaron con su presa.

37 Después de esto, Jonatán y su hermano Simón, recibieron la noticia de que los hijos de Amrai celebraban una espléndida boda y traían de Nabatá, en medio de gran pompa, a la novia, hija de uno de los principales de Canaán.

38 Recordaron entonces el sangriento fin de su hermano Juan y subieron a ocultarse al abrigo de la montaña.

39 Al alzar los ojos, vieron que avanzaba en medio de confusa algazara una numerosa caravana, y que a su encuentro venía el novio, acompañado de sus amigos y hermanos, con tambores, música y gran aparato.

40 Salieron entonces de su emboscada y cayeron sobre ellos para matarlos. Muchos cayeron muertos y los demás huyeron a la montaña. Se hicieron con todos sus despojos.

41 = La boda acabó en duelo y la música en lamentación. =

42 Una vez tomada venganza de la sangre de su hermano, se volvieron a las orillas pantanosas del Jordán.

43 Al enterarse Báquides, vino el día de sábado con numerosa tropa a las riberas del Jordán.

44 Jonatán dijo a su gente: «Levantémonos y luchemos por nuestras vidas, que hoy no es como ayer y anteayer.

45 Delante de nosotros y detrás, la guerra; por un lado y por otro, las aguas del Jordán, las marismas, las malezas: no hay lugar a donde retirarse.

46 Levantad, pues, ahora la voz al Cielo para salvaros de las manos de vuestros enemigos.»

47 Entablado el combate, Jonatán tendió su mano para herir a Báquides y éste le esquivó echándose atrás,

48 con lo que Jonatán y los suyos pudieron lanzarse al Jordán y ganar a nado la orilla opuesta. Sus enemigos no atravesaron el río en su persecución.

49 Unos mil hombres del ejército de Báquides sucumbieron aquel día.

50 Vuelto a Jerusalén, hizo Báquides levantar ciudades fortificadas en Judea: la fortaleza de Jericó, Emaús, Bet Jorón, Betel, Tamnatá, Faratón y Tefón, con altas murallas, puertas y cerrojos

51 y puso en ellas guarniciones que hostilizaran a Israel.

52 Fortificó también la ciudad de Bet Sur, Gázara y la Ciudadela, y puso en ellas tropas y depósitos de víveres.

53 Tomó como rehenes a los hijos de los principales de la región y los dejó bajo guardia en la Ciudadela de Jerusalén.

54 El segundo mes del año 153, ordenó Alcimo demoler el muro del atrio interior del Lugar Santo. Destruía con ello la obra de los profetas. Había comenzado la demolición,

55 cuando en aquel tiempo sufrió Alcimo un ataque y su obra quedó parada. Se le obstruyó la boca y se le quedó paralizada, de suerte que no le fue posible ya pronunciar palabra ni dar disposiciones en la tocante a su casa.

56 Alcimo murió entonces en medio de grandes sufrimientos.

57 Cuando Báquides vio que había muerto Alcimo, se volvió adonde el rey y hubo tranquilidad en el país de Judá por espacio de dos años.

58 Todos los sin ley se confabularon diciendo: «Jonatán y los suyos viven tranquilos y confiados. Hagamos, pues, venir ahora a Báquides y los prenderá a todos ellos en una sola noche.»

59 Fueron a comunicar el plan con él,

60 y Báquides se puso en marcha con un fuerte ejército. Envió cartas secretas a sus alidados de Judea ordenándoles prender a Jonatán y a los suyos. Pero no pudieron, porque fueron conocidas sus intenciones,

61 antes bien ellos prendieron a unos cincuenta hombres de la región, cabecillas de esta maldad, y les dieron muerte.

62 A continuación, Jonatán, Simón y los suyos se retiraron a Bet Basí, en el desierto, repararon lo que en aquella plaza estaba derruido y la fortificaron.

63 En sabiéndolo Báquides, juntó a toda su gente y convocó a sus partidarios de Judea.

64 Llegó y puso cerco a Bet Basí, la atacó durante muchos días y construyó ingenios de guerra.

65 Jonatán, dejando a su hermano Simón en la ciudad, salió por la región y fue con una pequeña tropa,

66 con la que derrotó en su campamento a Odomerá y a sus hermanos, así como a los hijos de Fasirón. Estos empezaron a herir y a subir con las tropas.

67 Simón y sus hombres, por su parte, salieron de la ciudad y dieron fuego a los ingenios.

68 Trabaron combate con Báquides, le derrotaron y le dejaron sumido en profunda amargura, porque habían fracasado su plan y su ataque.

69 Montó en cólera contra los hombres sin ley que le habían aconsejado venir a la región, mató a muchos de ellos y decidió volverse a su tierra.

70 Al saberlo, le envió Jonatán legados para concertar con él la paz y conseguir que les devolviera los prisioneros.

71 Báquides aceptó y accedió a las peticiones de Jonatán. Se comprometió con juramento a no hacerle mal en todos los días de su vida,

72 y le devolvió los prisioneros que anteriormente había capturado en el país de Judá. Partió luego para su tierra y no volvió más a territorio judío.

73 Así descansó la espada en Israel. Jonatán se estableció en Mikmas, comenzó a juzgar al pueblo e hizo desaparecer de Israel a los impíos.

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I Macabeos 10

1 El año 160, Alejandro Epífanes, hijo de Antíoco, vino por mar y ocupó Tolemaida donde, siendo bien acogido, se proclamó rey.

2 Al tener noticia de ello, el rey Demetrio juntó un ejército muy numeroso y salió a su encuentro para combatir con él.

3 Envió también Demetrio una carta amistosa a Jonatán en que prometía engrandecerle,

4 porque se decía: «Adelantémonos a hacer la paz con ellos antes que Jonatán la haga con Filipo contra nosotros,

5 al recordar los males que le causamos a él, a sus hermanos y a su nación.»

6 Le concedía autorización para reclutar tropas, fabricar armamento y contarse entre sus aliados. Mandaba, además, que le fuesen entregados los rehenes que se encontraban en la Ciudadela.

7 Jonatán fue a Jerusalén y leyó la carta a oídos de todo el pueblo y de los que ocupaban la Ciudadela.

8 Les entró mucho miedo cuando oyeron que el rey le concedía autorización para reclutar tropas.

9 La gente de la Ciudadela entregó los rehenes a Jonatán y él los devolvió a sus padres.

10 Jonatán fijó su residencia en Jerusalén y se dio a reconstruir y restaurar la ciudad.

11 Ordenó a los encargados de las obras levantar las murallas y rodear el monte Sión con piedras de sillería para fortificarlo, y así lo hicieron.

12 Los extranjeros que ocupaban las fortalezas levantadas por Báquides, huyeron;

13 abandonando sus puestos partieron cada uno para su país.

14 Sólo en Bet Sur quedaron algunos de los que habían abandonado la Ley y los preceptos porque esta plaza era su refugio.

15 El rey Alejandro se enteró de los ofrecimientos que Demetrio había hecho a Jonatán. Le contaron además las guerras y proezas que él y sus hermanos habían realizado y los trabajos que habían sufrido.

16 Y dijo: «¿Podremos hallar otro hombre como éste? Hagamos de él un amigo y un aliado nuestro.»

17 Le escribió, pues, y le envió una carta redactada en los siguientes términos:

18 «El rey Alejandro saluda a su hermano Jonatán.

19 Hemos oído que eres un valiente guerrero y digno de ser amigo nuestro.

20 Por eso te nombramos hoy sumo sacerdote de tu nación y te concedemos el título de amigo del rey - le enviaba al mismo tiempo una clámide de púrpura y una corona de oro -. Por tu parte, haz tuya nuestra causa y guárdanos tu amistad.»

21 El séptimo mes del año 160, con ocasión de la fiesta de las Tiendas, vistió Jonatán los ornamentos sagrados; reclutó tropas y fabricó gran cantidad de armanento.

22 Demetrio, al saber lo sucedido, dijo disgustado:

23 «¿Qué hemos hecho para que Alejandro se nos haya adelantado en ganar la amistad y el apoyo de los judíos?

24 Les escribiré también yo con ofrecimientos de dignidades y riquezas para que sean auxiliares míos.»

25 Y les escribió en estos términos:

26 El rey Demetrio saluda a la nación de los judíos. Nos hemos enterado con satisfacción de que habéis guardado los términos de nuestra alianza y perseverado en nuestra amistad sin pasaros al bando de nuestros enemigos.

27 Continuad, pues guardándonos fidelidad y os recompensaremos por todo lo que por nosotros hagáis.

28 Os descargaremos de muchas obligaciones y os concederemos favores.

29 Y ya desde ahora os libero y descargo a todos los judíos de las contribuciones, del impuesto de la sal y de las coronas.

30 Renuncio también de hoy en adelante a percibir el tercio de los granos y la mitad de los frutos de los árboles que me correspondían, del país de Judá y también de los tres distritos que le son anexionados de Samaría - Galilea... a partir de hoy para siempre.

31 Jerusalén sea santa y exenta, así como todo su territorio, sus diezmos y tributos.

32 Renuncio asimismo a mi soberanía sobre la Ciudadela de Jerusalén y se la cedo al sumo sacerdote que podrá poner en ella de guarnición a los hombres que él elija.

33 A todo judío llevado cautivo de Judá a cualquier parte de mi reino, le devuelvo la libertad sin rescate. Todos queden libres de tributo, incluso sobre sus ganados.

34 Todas las fiestas, los sábados y los novilunios y, además del día fijado, los tres días que las preceden y los tres que las siguen, sean todos ellos días de inmunidad y franquicia para todos los judíos residentes en mi reino:

35 nadie tendrá autorización para demandarles ni inquietarles a ninguno de ellos por ningún motivo.

36 En los ejércitos del rey sean alistados hasta 30.000 judíos que percibirán la soldada asignada a las demás tropas del rey.

37 De ellos, algunos serán apostados en las fortalezas importantes del rey y otros ocuparán puestos de confianza en el reino. Sus oficiales y jefes salgan de entre ellos, y vivan conforme a sus leyes, como lo ha dispuesto el rey para el país de Judá.

38 Los tres distritos incorporados a Judea, de la provincia de Samaría, queden anexionados a Judea y contados por suyos, de modo que, sometidos a un mismo jefe, no acaten otra autoridad que la del sumo sacerdote.

39 Entrego Tolemaida y sus dominios como obsequio al Lugar Santo de Jerusalén para cubrir los gastos normales del Lugar Santo.

40 Por mi parte, daré cada año 15.000 siclos de plata, que se tomarán de los ingresos reales en las localidades convenientes.

41 Todo el excedente que los funcionarios no hayan entregado como en años anteriores, lo darán desde ahora para las obras de la Casa.

42 Además, los 5.000 siclos de plata que se deducían de los ingresos del Lugar Santo en la cuenta de cada año, los cedo por ser emolumento de los sacerdotes en servicio del culto.

43 Todo aquel que por deudas con los impuestos reales, o por cualquier otra deuda, se refugie en el Templo de Jerusalén o en su recinto, quede inmune, él y cuantos bienes posea en mi reino.

44 Los gastos que se originen de las construcciones y reparaciones en el Lugar Santo correrán a cuenta del rey.

45 Los gastos de la construcción de las murallas de Jerusalén y la fortificación de su recinto correrán asimismo a cuenta del rey, como también la reconstrucción de murallas en Judea.»

46 Cuando Jonatán y el pueblo oyeron tales ofrecimientos, no les dieron crédito ni los aceptaron, porque recordaban los graves males que Demetrio había causado a Israel y la opresión tan grande a que les había sometido.

47 Se decidieron, pues, por el partido de Alejandro que, a su parecer, les ofrecía mayores ventajas y fueron aliados suyos en todo tiempo.

48 El rey Alejandro juntó un gran ejército y acampó frente a Demetrio.

49 Los dos reyes trabaron combate y salió huyendo el ejército de Alejandro. Demetrio se lanzó en su persecución y prevaleció sobre ellos.

50 Mantuvo vigorosamente el combate hasta la puesta del sol. Pero en aquella jornada Demetrio sucumbió.

51 Alejandro envió embajadores a Tolomeo, rey de Egipto, con el siguiente mensaje:

52 «Vuelto a mi reino, me he sentado en el trono de mis padres y ocupado el poder después de derrotar a Demetrio y hacerme dueño de nuestro país;

53 porque trabé combate con él y luego de derrotarle a él y a su ejército, nos hemos sentado en su trono real.

54 Establezcamos, pues, vínculos de amistad entre nosotros y dame a tu hija por esposa; seré tu yerno y te haré, como a ella, presentes dignos de ti.»

55 El rey Tolomeo le contestó diciendo: «¡Dichoso el día en que, vuelto al país de tus padres, te sentaste en el trono de su reino!

56 Pues bien, haré por tí lo que has escrito. Pero ven a encontrarme en Tolemaida donde nos veamos el uno al otro, y te tomaré por yerno como has dicho.»

57 Tolomeo partió de Egipto llevando consigo a su hija Cleopatra y llegó a Tolemaida. Era el año 162.

58 El rey Alejandro fue a su encuentro, y Tolomeo le entregó a su hija Cleopatra y celebró la boda en Tolemaida con la gran magnificencia que suelen los reyes.

59 El rey Alejandro escribió a Jonatán que fuera a verle.

60 Partió éste con gran pompa hacia Tolemaida, se entrevistó con los reyes, les dio a ellos y a sus amigos plata y oro, les hizo numerosos presentes y halló gracia a sus ojos.

61 Entonces se unieron contra él algunos rebeldes, peste de Israel, para querellarse de él, pero el rey no les hizo ningún caso;

62 antes bien, dio orden de que le quitaran a Jonatán sus vestidos y le vistieran de púrpura. Cumplida la orden,

63 le hizo el rey sentar a su lado y dijo a sus capitanes: «Salid con él por medio de la ciudad y anunciad a voz de heraldo que nadie le levante acusación alguna ni le molesten por ningún motivo.»

64 Sus acusadores, que vieron el honor que a voz de heraldo se le hacía y a él vestido de púrpura, huyeron todos.

65 El rey, queriendo honrarle, le inscribió entre sus primeros amigos y le nombró estratega y meridarca.

66 Jonatán regresó a Jerusalén con paz y alegría.

67 El año 165, Demetrio, hijo de Demetrio, vino de Creta al país de sus padres.

68 Al enterarse el rey Alejandro, quedó muy disgustado y se volvió a Antioquía.

69 Demetrio confirmó a Apolonio como gobernador de Celesiria, el cual, juntando un numeroso ejército, acampó en Yamnia y envió a decir a Jonatán, sumo sacerdote:

70 «Tú eres el único en levantarte contra nosotros, y por tu causa he venido a ser yo objeto de irrisión y desprecio. ¿Por qué ejerces tu poder contra nosotros desde las montañas?

71 Si es que tienes confianza en tus fuerzas, baja ahora a encontrarte con nosotros en la llanura y allí nos mediremos, que conmigo está la fuerza de las ciudades.

72 Pregunta y sabrás quién soy yo y quiénes los auxiliares nuestros. Ellos dicen que no podréis manteneros frente a nosotros, que ya dos veces tus padres fueron derrotados en su país,

73 y que ahora no podrás resistir a la caballería y a un ejército tan grande en la llanura donde no hay piedra, ni roca, ni lugar donde huir.»

74 Cuando Jonatán oyó las palabras de Apolonio, se le sublevó el espíritu. Escogió 10.000 hombres y partió de Jerusalén. Su hermano Simón fué a su encuentro para ayudarle.

75 Acampó frente a Joppe. Los de la ciudad le cerraron las puertas, porque había en Joppe una guarnición de Apolonio. La atacaron

76 y la gente de la ciudad, atemorizada, les abrió las puertas, y Jonatán se hizo dueño de Joppe.

77 Cuando Apolonio se enteró, puso en pie de guerra 3.000 jinetes y un numeroso ejército y partió en dirección a Azoto, como que quería pasar por allí, pero al mismo tiempo se iba adentrando en la llanura porque tenía mucha caballería y confiaba en ella.

78 Jonatán fue tras él persiguiéndole hacia Azoto y ambos ejércitos trabaron combate.

79 Había dejado Apolonio mil jinetes ocultos a espaldas de ellos.

80 Se dio cuenta Jonatán de que a sus espaldas había una emboscada. Estos rodearon su ejército y dispararon tiros sobre la tropa desde la mañana hasta el atardecer;

81 pero la tropa se mantuvo firme, como lo había ordenado Jonatán, y los caballos de los enemigos se cansaron.

82 Sacó entonces Simón su ejército y atacó a la falange - pues ya la caballería estaba agotada - la derrotó y puso en fuga,

83 mientras la caballería se desbandaba por la llanura. En su huida llegaron a Azoto y entraron en Bet Dagón, el templo de su ídolo, para salvarse.

84 Pero Jonatán prendió fuego a Azoto y a las ciudades que la rodeaban , se hizo con el botín y abrasó el templo de Dagón y a los que en él se habían refugiado.

85 Los muertos por la espada y los abrasados por el fuego fueron unos 8.000 hombres.

86 Partió de allí Jonatán y acampó frente a Ascalón, donde los habitantes salieron a recibirle con grandes honores.

87 Luego Jonatán regresó a Jerusalén con los suyos, cargados de rico botín.

88 Cuando el rey Alejandro se enteró de estos acontecimientos, concedió nuevos honores a Jonatán,

89 le envió una fíbula de oro, como es costumbre conceder a los parientes de los reyes, y le dio en propiedad Acarón y todo su territorio.

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I Macabeos 11

1 El rey de Egipto reunió fuerzas numerosas como las arenas que hay a orillas del mar y muchas naves. Intentaba hacerse por astucia con el reino de Alejandro y unirlo al suyo.

2 Salió, pues, para Siria en son de paz y la gente de las ciudades le abría las puertas y salía a su encuentro, ya que tenían orden del rey Alejandro de salir a recibirle por ser suegro suyo.

3 Pero una vez que entraba en las ciudades, Tolomeo ponía tropas de guarnición en cada una de ellas.

4 Cuando llegó cerca de Azoto le mostraron el templo de Dagón incendiado, la ciudad y sus aldeas destruidas, los cadáveres por el suelo y los restos calcinados de los abrasados en la guerra, pues habían hecho montones de ellos por el recorrido del rey.

5 Le contaron lo que Jonatán había hecho para que el rey le censurara, pero el rey guardó silencio.

6 Jonatán fue al encuentro del rey a Joppe con fasto; se saludaron y pasaron allí aquella noche.

7 Acompañó Jonatán al rey hasta el río llamado Eléuteros y regresó a Jerusalén.

8 Por su parte el rey Tolomeo se hizo dueño de las ciudades de la costa hasta Seleucia Marítima y meditaba planes malvados contra Alejandro.

9 Envió embajadores al rey Demetrio diciéndole: «Ven y concertemos entre nosotros una alianza. Te daré mi hija, la que tiene Alejandro, y reinarás en el reino de tu padre.

10 Estoy arrepentido de haberle dado mi hija pues ha intentado asesinarme.»

11 Le hacía estos cargos porque codiciaba su reino.

12 Quitándole, pues, su hija se la dio a Demetrio, rompió con Alejandro y quedó manifiesta la enemistad entre ambos.

13 Tolomeo entró en Antioquía y se ciñó la diadema de Asia, con lo que rodeó su frente de dos diademas, la de Egipto y la de Asia.

14 En este tiempo se encontraba el rey Alejandro en Cilicia por haberse sublevado la gente de aquella región.

15 Al saber lo que ocurría, vino a luchar contra él. Tolomeo salió con fuerzas poderosas, fue a su encuentro y le derrotó.

16 Alejandro huyó a Arabia buscando un refugio allí y el rey Tolomeo quedó triunfador.

17 El árabe Zabdiel cortó la cabeza a Alejandro y se la envió a Tolomeo.

18 Pero tres días después murió el rey Tolomeo y los que estaban en sus plazas fuertes perecieron a manos de los que las habitaban.

19 Demetrio comenzó a reinar el año 167.

20 Por aquellos días juntó Jonatán a los de Judea para atacar la Ciudadela de Jerusalén y levantó contra ella muchos ingenios de guerra.

21 Entonces algunos rebeldes que odiaban a su nación acudieron al rey a anunciarle que Jonatán tenía puesto cerco a la Ciudadela.

22 La noticia le irritó, y nada más oírla, se puso en marcha y vino a Tolemaida. Escribió a Jonatán que cesara en el cerco y que viniera a verle lo antes posible a Tolemaida para entrevistarse con él.

23 Al enterarse, ordenó Jonatán que se siguiese el cerco, eligió ancianos de Israel y sacerdotes y se expuso a sí mismo al peligro.

24 Tomando plata, oro, vestidos y otros presentes en gran cantidad, partió a verse con el rey en Tolemaida y halló gracia ante él.

25 Algunos sin ley de la nación le acusaron,

26 pero el rey le trató como le habían tratado sus predecesores y le honró en presencia de todos sus amigos.

27 Le confirmó en el sumo sacerdocio y en todos los honores que antes tenía, e hizo que se le contara entre sus primeros amigos.

28 Jonatán pidió al rey que dejara libres de impuesto a Judea y a los tres distritos de Samaría, a cambio de trescientos talentos que le prometía.

29 Accedió el rey y escribió a Jonatán una carta sobre todos estos puntos redactada de la forma siguiente:

30 «El rey Demetrio saluda a su hermano Jonatán y a la nación de los judíos.

31 Os escribimos también a vosotros una copia de la carta que sobre vosotros hemos escrito a nuestro pariente Lástenes para que la conozcáis:

32 El rey Demetrio saluda a su padre Lástenes.

33 Por sus buenas disposiciones hacia nosotros hemos decidido conceder favores a la nación de los judíos, que son amigos nuestros y observan lo que es justo con nosotros.

34 Les confirmamos la posesión del territorio de Judea y de los tres distritos de Aferema, Lidda y Ramatáyim que han sido desprendidos de Galilea y agregados a Judea con todas sus dependencias en favor de los que sacrifican en Jerusalén, a cambio de los derechos reales que el rey percibía de ellos antes cada año por los productos de la tierra y el fruto de los árboles.

35 En cuanto a los otros derechos que tenemos sobre los diezmos y tributos nuestros, sobre las salinas y coronas que se nos deben, les concedemos desde ahora una exención total.

36 No será derogada ni una de estas concesiones a partir de ahora en ningún tiempo.

37 Procurad hacer una copia de estas disposiciones que le sea entregada a Jonatán para ponerla en el monte santo en lugar visible.»

38 El rey Demetrio, viendo que el país estaba en calma bajo su mando y que nada le ofrecía resistencia, licenció todas sus tropas mandando a cada uno a su lugar, excepto las tropas extranjeras que había reclutado en las islas de las naciones. Todas las tropas que había recibido de sus padres se enemistaron con él.

39 Entonces Trifón, antiguo partidario de Alejandro, al ver que todas las tropas murmuraban contra Demetrio, se fue donde el árabe Yamlikú que criaba al niño Antíoco, hijo de Alejandro,

40 y le instaba a que se lo entregase para ponerlo en el trono de su padre. Le puso al corriente de toda la actuación de Demetrio y del odio que le tenían sus tropas. Permaneció allí muchos días.

41 Entre tanto envió Jonatán a pedir al rey Demetrio que retirara las guarniciones de la Ciudadela de Jerusalén y de las plazas fuertes porque hostilizaban a Israel.

42 Demetrio envió a decir a Jonatán: «No sólo haré esto por ti y por tu nación, sino que os colmaré de honores a ti y a tu nación cuando tenga oportunidad.

43 Pero ahora harás bien en enviarme hombres en mi auxilio, pues todas mis tropas me han abandonado.»

44 Jonatán le envió a Antioquía 3.000 guerreros valientes, y cuando llegaron, el rey experimentó gran satisfacción con su venida.

45 Se amotinaron en el centro de la ciudad los ciudadanos, al pie de 120.000, y querían matar al rey.

46 El se refugió en el palacio, y los ciudadanos ocuparon las calles de la ciudad y comenzaron el ataque.

47 El rey llamó entonces en su auxilio a los judíos, que se juntaron todos en torno a él y luego se diseminaron por la ciudad. Aquel día llegaron a matar hasta 100.000.

48 Prendieron fuego a la ciudad, se hicieron ese mismo día con un botín considerable y salvaron al rey.

49 Cuando los de la ciudad vieron que los judíos dominaban la ciudad a su talante, perdieron el ánimo y levantaron sus clamores al rey suplicándole:

50 «Danos la mano y cesen los judíos en sus ataques contra nosotros y contra la ciudad.»

51 Depusieron las armas e hicieron la paz. Los judíos alcanzaron gran gloria ante el rey y ante todos los de su reino y se volvieron a Jerusalén con un rico botín.

52 El rey Demetrio se sentó en el trono de su reino y la tierra quedó sosegada en su presencia.

53 Pero faltó a todas sus promesas y se indispuso con Jonatán. Lejos de corresponder a los servicios que le había prestado, le causaba graves molestias.

54 Depués de estos acontecimientos, volvió Trifón y con él Antíoco, niño todavía, que se proclamó rey y se ciñó la diadema.

55 Todas las tropas que Demetrio había licenciado se unieron a él y salieron a luchar contra Demetrio, le derrotaron y le pusieron en fuga.

56 Trifón tomó los elefantes y se apoderó de Antioquía.

57 El joven Antíoco escribió a Jonatán diciéndole: «Te confirmo en el sumo sacerdocio, te pongo al frente de los cuatro distritos y quiero que te cuentes entre los amigos del rey.»

58 Le envió copas de oro y un servicio de mesa, y le concedió autorización de beber en copas de oro, vestir púrpura y llevar fíbula de oro.

59 A su hermano Simón le nombró estratega desde la Escalera de Tiro hasta la frontera de Egipto.

60 Jonatán salió a recorrer la Transeufratina y sus ciudades, y todas las tropas de Siria se le unieron como aliadas. Llegó a Ascalón y los habitantes de la ciudad le salieron a recibir con muchos honores.

61 De allí pasó a Gaza donde los habitantes le cerraron las puertas. Entonces la sitió y entregó sus arrabales a las llamas y al pillaje.

62 Los de las ciudad vinieron a suplicarle y Jonatán les dio la mano, pero tomó como rehenes a los hijos de los jefes y los envió a Jerusalén. A continuación, siguió recorriendo la región hasta Damasco.

63 Jonatán se enteró de que los generales de Demetrio se habían presentado en Kedes de Galilea con un ejército numeroso para apartarle de su cargo.

64 Entonces dejó en el país a su hermano Simón y salió a su encuentro.

65 Simón acampó frente a Bet Sur, la atacó durante muchos días y la bloqueó.

66 Le pidieron que les diese la mano y él se la dio. Les hizo salir de allí, ocupó la ciudad y puso en ella una guarnición.

67 Por su parte, Jonatán y su ejército acamparon junto a las aguas de Gennesar, y muy de madrugada partieron para la llanura de Asor

68 donde el ejército extranjero les vino al encuentro en la llanura después de dejar hombres emboscados en los montes. Mientras este ejército se presentaba de frente,

69 surgieron de sus puestos los emboscados y entablaron combate.

70 Todos los hombres de Jonatán se dieron a la fuga sin que quedara ni uno de ellos, a excepción de Matatías, hijo de Absalón, y de Judas, hijo de Kalfi, capitanes del ejército.

71 Jonatán entonces rasgó sus vestidos, echó polvo sobre su cabeza y oró.

72 Vuelto al combate, derrotó al enemigo y le puso en fuga.

73 Al verlo, sus hombres que huían volvieron a él y con él persiguieron al enemigo hasta su campamento en Kedes y acamparon allí.

74 Cayeron aquel día del ejército extranjero hasta 3.000 hombres. Jonatán regresó a Jerusalén.

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I Macabeos 12

1 Viendo Jonatán que las circunstancias le eran favorables, escogió hombres y los envió a Roma con el fin de confirmar y renovar la amistad con ellos.

2 Con el mismo objeto envió cartas a los espartanos y a otros lugares.

3 Se fueron, pues, a Roma y entrando en el Senado dijeron: «Jonatán, sumo sacerdote, y la nación de los judíos nos han enviado para que se renueve con ellos la amistad y la alianza como antes.»

4 Les dieron los romanos cartas para la gente de cada lugar recomendando que se les condujera en paz hasta el país de Judá.

5 Esta es la copia de la carta que escribió Jonatán a los espartanos:

6 «Jonatán, sumo sacerdote, el senado de la nación, los sacerdotes y el resto del pueblo judío saludan a sus hermanos los espartanos.

7 Ya en tiempos pasados, Areios, que reinaba entre vosotros, envió una carta al sumo sacerdote Onías en que le decía que erais vosotros hermanos nuestros como lo atestigua la copia adjunta.

8 Onías recibió con honores al embajador y tomó la carta que hablaba claramente de alianza y amistad.

9 Nosotros, aunque no tenemos necesidad de esto por tener como consolación los libros santos que están en nuestras manos,

10 hemos procurado enviaros embajadores para renovar la fraternidad y la amistad con vosotros y evitar que vengamos a seros extraños, pues ha pasado mucho tiempo ya desde que nos enviasteis vuestra embajada.

11 Por nuestra parte, en las fiestas y demás días señalados, os recordamos sin cesar en toda ocasión en los sacrificios que ofrecemos y en nuestras oraciones, como es justo y conveniente acordarse de los hermanos.

12 Nos alegramos de vuestra gloria.

13 A nosotros, en cambio, nos han rodeado muchas tribulaciones y guerras, pues nos hemos visto atacados por los reyes vecinos.

14 Pero en estas luchas no hemos querido molestaros a vosotros ni a los demás aliados y amigos nuestros,

15 porque contamos con el auxilio del Cielo que, viniendo en nuestra ayuda, nos ha librado de nuestros enemigos y a ellos los ha humillado.

16 Hemos, pues, elegido a Numenio, hijo de Antíoco, y a Antípatro, hijo de Jasón, y les hemos enviado a los romanos para renovar la amistad y la alianza que antes teníamos,

17 y les hemos dado orden de pasar también donde vosotros para saludaros y entregaros nuestra carta sobre la renovación de nuestra fraternidad.

18 Y ahora haréis bien en contestarnos a esto.»

19 Esta es la copia de la carta enviada a Onías:

20 «Areios, rey de los espartanos, saluda a Onías, sumo sacerdote.

21 Se ha encontrado un documento relativo a espartanos y judíos de que son hermanos y que son de la raza de Abraham.

22 Y ahora que estamos enterados de esto, haréis bien escribiéndonos sobre vuestro bienestar.

23 Nosotros por nuestra parte os escribimos: Vuestro ganado y vuestros bienes son nuestros, y los nuestros vuestros son. Damos orden de que se os envíe un mensaje en tal sentido.»

24 Tuvo noticia Jonatán de que los generales de Demetrio habían vuelto con fuerzas mayores que antes con ánimo de atacarle.

25 Partió, pues, de Jerusalén y fue a encontrarles a la región de Jamat, sin darles tiempo a irrumpir en su país.

26 Envió exploradores al campamento enemigo y supo por ellos, a su vuelta, que los enemigos estaban dispuestos para caer sobre ellos a la noche.

27 Cuando se puso el sol, ordenó Jonatán a los suyos que se mantuviesen despiertos y sobre las armas toda la noche, preparados para entrar en combate, y dispuso avanzadillas alrededor del campamento.

28 Cuando supieron los enemigos que Jonatán y los suyos estaban preparados para el combate, sintieron miedo y, llenos de pánico, encendieron fogatas por su campamento y se retiraron.

29 Jonatán y los suyos, como veían brillar las fogatas, no se percataron de su partida hasta el amanecer.

30 Entonces se lanzó Jonatán en su persecución, pero no les pudo dar alcance porque habían atravesado ya el río Eléuteros.

31 Jonatán se volvió contra los árabes llamados zabadeos, los derrotó y se hizo con sus despojos.

32 Levantó luego el campamento, llegó a Damasco y recorrió toda la región.

33 Simón por su parte hizo una expedición hasta Ascalón y las plazas vecinas. Se volvió luego hacia Joppe y la tomó,

34 pues había oído que sus habitantes querían entregar aquella plaza fuerte a los partidarios de Demetrio, y dejó en ella una guarnición para defenderla.

35 Jonatán, de vuelta, reunió la asamblea de los ancianos del pueblo, y decidió con ellos edificar fortalezas en Judea,

36 dar mayor altura a las murallas de Jerusalén y levantar un alto muro entre la Ciudadela y la ciudad para separarlas y para que quedara la Ciudadela aislada y no pudieran comprar ni vender.

37 Se reunieron, pues, para reconstruir la ciudad, pues había caído un trecho de la muralla que daba al torrente por la parte de levante; restauró también el barrio llamado Cafenatá.

38 Por su lado, Simón reconstruyó Jadidá en la Tierra Baja, la fortificó y la guarneció de puertas y cerrojos.

39 Trifón aspiraba a reinar en Asia, ceñirse la diadema y extender su mano contra el rey Antíoco.

40 Temiendo que Jonatán se lo estorbara y le hiciera la guerra, trataba de apoderarse de él y matarle. Se puso, pues, en marcha y llegó a Bet San.

41 Jonatán salió a su encuentro con 40.000 hombres escogidos para la guerra y llegó a Bet San.

42 Vio Trifón que había venido con un ejército numeroso y temió extender la mano contra él.

43 Le recibió con honores, le presentó a todos sus amigos, le hizo regalos y dio orden a sus amigos y a sus tropas que le obedeciesen como a él mismo.

44 Y dijo a Jonatán: «¿Por qué has fatigado a toda esta gente no habiendo guerra entre nosotros?

45 Envíalos a sus casas, elige algunos hombres que te acompañen y ven conmigo a Tolemaida. Te entregaré la ciudad, las demás fortalezas, el resto de las fuerzas y a todos los funcionarios, y luego emprenderé el regreso pues para eso he venido.»

46 Le creyó Jonatán y obró como le decía: despachó sus tropas, que partieron para el país de Judá,

47 y conservó consigo 3.000 hombres de los cuales dejó 2.000 en Galilea y mil le acompañaron.

48 Pero apenas entró Jonatán en Tolemaida cuando los tolemaiditas cerraron las puertas, le apresaron a él y pasaron a filo de espada a cuantos con él habían entrado.

49 Envió Trifón tropas y caballería a Galilea y a la Gran Llanura para acabar con todos los partidarios de Jonatán,

50 pero éstos, enterados de que él había sido apresado y muerto con los que le acompañaban, se animaron unos a otros y avanzaron, cerradas las filas, prontos para combatir.

51 Sus perseguidores, al ver que luchaban por su vida, se volvieron.

52 Aquéllos llegaron todos en paz al país de Judá, lloraron a Jonatán y a sus compañeros y un gran temor se apoderó de ellos. Todo Israel hizo un gran duelo.

53 Todos los gentiles circunvecinos trataban de aniquilarles: «No tienen jefe - decían - ni quien les ayude. Esta es la ocasión de atacarles y borrar su recuerdo de entre los hombres.»

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