volver  Libros proféticos  Biblia    Inicio

2ª PARTE: AUTOR DEL ASEDIO DE JERUSALEN(Ez.16,1-24,27)

 

16    17    18    19     20    21    22    23    24

 

Ezequiel 16

1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:

2 Hijo de hombre, haz saber a Jerusalén sus abominaciones.

3 Dirás: Así dice el Señor Yahveh a Jerusalén: Por tu origen y tu nacimiento eres del país de Canaán. Tu padre era amorreo y tu madre hitita.

4 Cuando naciste, el día en que viniste al mundo, no se te cortó el cordón, no se te lavó con agua para limpiarte, no se te frotó con sal, ni se te envolvió en pañales.

5 Ningún ojo se apiadó de ti para brindarte alguno de estos menesteres, por compasión a ti. Quedaste expuesta en pleno campo, porque dabas repugnancia, el día en que viniste al mundo.

6 Yo pasé junto a ti y te vi agitándote en tu sangre. Y te dije, cuando estabas en tu sangre: «Vive»,

7 y te hice crecer como la hierba de los campos. Tú creciste, te desarrollaste, y llegaste a la edad núbil. Se formaron tus senos, tu cabellera creció; pero estabas completamente desnuda.

8 Entonces pasé yo junto a ti y te vi. Era tu tiempo, el tiempo de los amores. Extendí sobre ti el borde de mi manto y cubrí tu desnudez; me comprometí con juramento, hice alianza contigo - oráculo del señor Yahveh - y tú fuiste mía.

9 Te bañé con agua, lavé la sangre que te cubría, te ungí con óleo.

10 Te puse vestidos recamados, zapatos de cuero fino, una banda de lino fino y un manto de seda.

11 Te adorné con joyas, puse brazaletes en tus muñecas y un collar a tu cuello.

12 Puse un anillo en tu nariz, pendientes en tus orejas, y una espléndida diadema en tu cabeza.

13 Brillabas así de oro y plata, vestida de lino fino, de seda y recamados. Flor de harina, miel y aceite era tu alimento. Te hiciste cada día más hermosa, y llegaste al esplendor de una reina.

14 Tu nombre se difundió entre las naciones, debido a tu belleza, que era perfecta, gracias al esplendor de que yo te había revestido - oráculo del Señor Yahveh.

15 Pero tú te pagaste de tu belleza, te aprovechaste de tu fama para prostituirte, prodigaste tu lascivia a todo transeúnte entregándote a él.

16 Tomaste tus vestidos para hacerte altos de ricos colores y te prostituiste en ellos.

17 Tomaste tus joyas de oro y plata que yo te había dado y te hiciste imágenes de hombres para prostituirte ante ellas.

18 Tomaste tus vestidos recamados y las recubriste con ellos; y pusiste ante ellas mi aceite y mi incienso.

19 El pan que yo te había dado, la flor de harina, el aceite y la miel con que yo te alimentaba, lo presentaste ante ellas como calmante aroma. Y sucedió incluso - oráculo del Señor Yahveh -

20 que tomaste a tus hijos y a tus hijas que me habías dado a luz y se los sacrificaste como alimento. ¿Acaso no era suficiente tu prostitución,

21 que inmolaste también a mis hijos y los entregaste haciéndoles pasar por el fuego en su honor?

22 Y en medio de todas tus abominaciones y tus prostituciones no te acordaste de los días de tu juventud, cuando estabas completamente desnuda, agitándote en tu sangre.

23 Y para colmo de maldad - ¡ay, ay de ti!, oráculo del Señor Yahveh -

24 te construiste un prostíbulo, te hiciste una altura en todas las plazas.

25 En la cabecera de todo camino te construiste tu altura y allí contaminaste tu hermosura, entregaste tu cuerpo a todo transeúnte y multiplicaste tus prostituciones.

26 Te prostituiste a los egipcios, tus vecinos, de cuerpos fornidos, y multiplicaste tus prostituciones para irritarme.

27 Entonces yo levanté mi mano contra ti. Disminuí tu ración y te entregué a la animosidad de tus enemigas, las hijas de los filisteos, que se avergonzaban de la infamia de tu conducta.

28 Y no harta todavía, te prostituiste a los asirios; te prostituiste sin hartarte tampoco.

29 Luego, multiplicaste tus prostituciones en el país de los mercaderes, en Caldea, y tampoco esta vez quedaste harta.

30 ¡Oh, qué débil era tu corazón - oráculo del Señor Yahveh - para cometer todas estas acciones, dignas de una prostituta descarada!

31 Cuando te construías un prostíbulo a la cabecera de todo camino, cuando te hacías una altura en todas las plazas, despreciando el salario, no eras como la prostituta.

32 La mujer adúltera, en lugar de su marido, toma ajenos.

33 A toda prostituta se le da un regalo. Tú, en cambio, dabas regalos a todos tus amantes, y los atraías con mercedes para que vinieron a ti de los alrededores y se prestasen a tus prostituciones.

34 Contigo ha pasado en tus prostituciones al revés que con las otras mujeres; nadie andaba solicitando detrás de ti; eras tú la que pagabas, y no se te pagaba: ¡ha sido al revés!

35 Pues bien, prostituta, escucha la palabra de Yahveh.

36 Así dice el Señor Yahveh: Por haber prodigado tu bronce y descubierto tu desnudez en tus prostituciones con tus amantes y con todas tus abominables basuras, por la sangre de tus hijos que les has dado,

37 por esto he aquí que yo voy a reunir a todos los amantes a quienes complaciste, a todos los que amaste y también a los que aborreciste; los voy a congregar de todas partes contra ti, y descubriré tu desnudez delante de ellos, para que vean toda tu desnudez.

38 Voy a aplicarte el castigo de las mujeres adúlteras y de las que derraman sangre: te entregaré al furor y a los celos,

39 te entregaré en sus manos, ellos arrasarán tu prostíbulo y demolerán tus alturas, te despojarán de tus vestidos, te arrancarán tus joyas y te dejarán completamente desnuda.

40 Luego, incitarán a la multitud contra ti, te lapidarán, te acribillarán con sus espadas,

41 prenderán fuego a tus casas y harán justicia de ti, a la vista de una multitud de mujeres; yo pondré fin a tus prostituciones, y no volverás a dar salario de prostituta.

42 Desahogaré mi furor en ti; luego mis celos se retirarán de ti, me apaciguaré y no me airaré más.

43 Porque no te has acordado de los días de tu juventud, y con todas estas cosas me has provocado, he aquí que también yo por mi parte haré recaer tu conducta sobre tu cabeza, oráculo del Señor Yahveh. Pues ¿no has cometido infamia con todas tus abominaciones?

44 Mira, todos los autores de proverbios harán uno a propósito de ti, diciendo: «Cual la madre, tal la hija.»

45 Hija eres, sí, de tu madre, que dejó de amar a sus maridos y a sus hijos, y hermana de tus hermanas, que dejaron de amar a sus maridos y a sus hijos. Vuestra madre era una hitita y vuestro padre un amorreo.

46 Tu hermana mayor es Samaria, que habita a tu izquierda con sus hijas. Tu hermana menor es Sodoma, que habita a tu derecha con sus hijas.

47 No has sido parca en imitar su conducta y en cometer sus abominaciones; te has mostrado más corrompida que ellas en toda tu conducta.

48 Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que tu hermana Sodoma y sus hijas no obraron como habéis obrado vosotras, tú y tus hijas.

49 Este fue el crimen de tu hermana Sodoma: orgullo, voracidad, indolencia de la dulce vida tuvieron ella y sus hijas; no socorrieron al pobre y al indigente,

50 se enorgullecieron y cometieron abominaciones ante mí: por eso las hice desaparecer, como tú viste.

51 En cuanto a Samaria, ni la mitad de tus pecados ha cometido. Tú has cometido muchas más abominaciones que ellas y, al cometer tantas abominaciones, has hecho parecer justas a tus hermanas.

52 Así, pues, carga con tu ignominia por haber decidido el fallo en favor de tus hermanas: a causa de los pecados que has cometido, mucho más abominables que los suyos, ellas resultan ser más justas que tú. Avergüénzate, pues, y carga con tu ignominia por hacer parecer justas a tus hermanas.

53 Yo las restableceré. Restableceré a Sodoma y a sus hijas, restableceré a Samaria y a sus hijas, y después te restableceré a ti en medio de ella,

54 a fin de que soportes tu ignominia y te avergüences de todo lo que has hecho, para consuelo de ellas.

55 Tu hermana Sodoma y sus hijas serán restablecidas en su antiguo estado. Samaria y sus hijas serán restablecidas en su antiguo estado. Tú y tus hijas seréis restablecidas también en vuestro antiguo estado.

56 ¿No hiciste burla de tu hermana Sodoma, el día de tu orgullo,

57 antes que fuese puesta al descubierto tu desnudez? Como ella, eres tú ahora el blanco de las burlas de las hijas de Edom y de todas las de los alrededores, de las hijas de los filisteos, que por todas partes te agobian a desprecios.

58 Tú misma soportas las consecuencias de tu infamia y tus abominaciones, oráculo de Yahveh.

59 Pues así dice el Señor Yahveh: Yo haré contigo como has hecho tú, que menospreciaste el juramento, rompiendo la alianza.

60 Pero yo me acordaré de mi alianza contigo en los días de tu juventud, y estableceré en tu favor una alianza eterna.

61 Y tú te acordarás de tu conducta y te avergonzarás de ella, cuando acojas a tus hermanas, las mayores y las menores, y yo te las dé como hijas, si bien no en virtud de tu alianza.

62 Yo mismo restableceré mi alianza contigo, y sabrás que yo soy Yahveh,

63 para que te acuerdes y te avergüences y no oses más abrir la boca de vergüenza, cuando yo te haya perdonado todo lo que has hecho, oráculo del Señor Yahveh.

volver

Ezequiel 17

1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:

2 Hijo de hombre, propón un enigma, presenta una parábola a la casa de Israel.

3 Dirás: Así dice el Señor Yahveh: El águila grande, de grandes alas, de enorme envergadura, de espeso plumaje abigarrado, vino al Líbano y cortó la cima del cedro;

4 arrancó la punta más alta de sus ramas, la llevó a un país de mercaderes y la colocó en una ciudad de comerciantes.

5 Luego, tomó de la semilla de la tierra y la puso en un campo de siembra; junto a una corriente de agua abundante la colocó como un sauce.

6 Y brotó y se hizo una vid desbordante, de pequeña talla, que volvió sus ramas hacia el águila, mientras sus raíces estaban bajo ella. Se hizo una vid, echó cepas y alargó sarmientos.

7 Había otra águila grande, de grandes alas, de abundante plumaje, y he aquí que esta vid tendió sus raíces hacia ella, hacia ella alargó sus ramas, para que la regase desde el terreno donde estaba plantada.

8 En campo fértil, junto a una corriente de agua abundante, estaba plantada, para echar ramaje y dar fruto, para hacerse una vid magnífica.

9 Di: Así dice el Señor Yahveh: ¿Le saldrá bien acaso? ¿No arrancará sus raíces el águila, no cortará sus frutos, de suerte que se sequen todos los brotes tiernos que eche, sin que sea menester brazo grande ni pueblo numeroso para arrancarla de raíz?

10 Vedla ahí plantada, ¿prosperará tal vez? Al soplar el viento del este, ¿no se secará totalmente? En el terreno en que brotó, se secará.

11 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:

12 Di a esa casa de rebeldía: ¿No sabéis lo que significa esto? Di: Mirad, el rey de Babilonia vino a Jerusalén; tomó al rey y a los príncipes y los llevó con él a Babilonia.

13 Escogió luego a uno de estirpe real, concluyó un pacto con él y le hizo prestar juramento, después de haberse llevado a los grandes del país,

14 a fin de que el reino quedase modesto y sin ambición, para guardar su alianza y mantenerla.

15 Pero este príncipe se ha rebelado contra él enviando mensajeros a Egipto en busca de caballos y tropas en gran número. ¿Le saldrá bien? ¿Se salvará el que ha hecho esto? Ha roto el pacto ¡y va a salvarse!

16 Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que en el lugar del rey que le puso en el trono, cuyo juramento despreció y cuyo pacto rompió, allí en medio de Babilonia morirá.

17 Ni con su gran ejército y sus numerosas tropas le salvará Faraón en la guerra, cuando se levanten terraplenes y se hagan trincheras para exterminar muchas vidas humanas.

18 Ha despreciado el juramento, rompiendo el pacto; aun después de haber dado su mano, ha hecho todo esto: ¡no tendrá remedio!

19 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Por mi vida que el juramento mío que ha despreciado, mi alianza que ha roto, lo haré recaer sobre su cabeza.

20 Extenderé mi lazo sobre él y quedará preso en mi red; le llevaré a Babilonia y allí le pediré cuentas de la infidelidad que ha cometido contra mí.

21 Lo más selecto, entre todas sus tropas, caerá a espada, y los que queden serán dispersados a todos los vientos. Y sabréis que yo, Yahveh, he hablado.

22 Así dice el Señor Yahveh: También yo tomaré de la copa del alto cedro, de la punta de sus ramas escogeré un ramo y lo plantaré yo mismo en una montaña elevada y excelsa:

23 en la alta montaña de Israel lo plantaré. Echará ramaje y producirá fruto, y se hará un cedro magnífico. Debajo de él habitarán toda clase de pájaros, toda clase de aves morarán a la sombra de sus ramas.

24 Y todos los árboles del campo sabrán que yo, Yahveh, humillo al árbol elevado y elevo al árbol humilde, hago secarse al árbol verde y reverdecer al árbol seco. Yo, Yahveh, he hablado y lo haré.

volver

Ezequiel 18

1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:

2 ¿Por qué andáis repitiendo este proverbio en la tierra de Israel: Los padres comieron el agraz, y los dientes de los hijos sufren la dentera?

3 Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que no repetiréis más este proverbio en Israel.

4 Mirad: todas las vidas son mías, la vida del padre lo mismo que la del hijo, mías son. El que peque es quien morirá.

5 El que es justo y practica el derecho y la justicia,

6 no come en los montes ni alza sus ojos a las basuras de la casa de Israel, no contamina a la mujer de su prójimo, ni se acerca a una mujer durante su impureza,

7 no oprime a nadie, devuelve la prenda de una deuda, no comete rapiñas, da su pan al hambriento y viste al desnudo,

8 no presta con usura ni cobra intereses, aparta su mano de la injusticia, dicta un juicio honrado entre hombre y hombre,

9 se conduce según mis preceptos y observa mis normas, obrando conforme a la verdad, un hombre así es justo: vivirá sin duda, oráculo del Señor Yahveh.

10 Si éste engendra un hijo violento y sanguinario, que hace alguna de estas cosas

11 que él mismo no había hecho, un hijo que come en los montes, contamina a la mujer de su prójimo,

12 oprime al pobre y al indigente, comete rapiñas, no devuelve la prenda, alza sus ojos a las basuras, comete abominación,

13 presta con usura y cobra intereses, éste no vivirá en modo alguno después de haber cometido todas estas abominaciones; morirá sin remedio, y su sangre recaerá sobre él.

14 Y si éste, a su vez, engendra un hijo que ve todos los pecados que ha cometido su padre, que los ve sin imitarlos,

15 que no come en los montes ni alza sus ojos a las basuras de la casa de Israel, no contamina a la mujer de su prójimo,

16 no oprime a nadie, no guarda la prenda, no comete rapiñas, da su pan al hambriento, viste al desnudo,

17 aparta su mano de la injusticia, no presta con usura, ni cobra intereses, practica mis normas y se conduce según mis preceptos, éste no morirá por la culpa de su padre, vivirá sin duda.

18 Su padre, porque fue violento, cometió rapiñas y no obró bien en medio de su pueblo, por eso morirá a causa de su culpa.

19 Y vosotros decís: «¿Por qué no carga el hijo con la culpa de su padre?» Pero el hijo ha practicado el derecho y la justicia, ha observado todos mis preceptos y los ha puesto en práctica: vivirá sin duda.

20 El que peque es quien morirá; el hijo no cargará con la culpa de su padre, ni el padre con la culpa de su hijo: al justo se le imputará su justicia y al malvado su maldad.

21 En cuanto al malvado, si se aparta de todos los pecados que ha cometido, observa todos mis preceptos y practica el derecho y la justicia, vivirá sin duda, no morirá.

22 Ninguno de los crímenes que cometió se le recordará más; vivirá a causa de la justicia que ha practicado.

23 ¿Acaso me complazco yo en la muerte del malvado - oráculo del Señor Yahveh - y no más bien en que se convierta de su conducta y viva?

24 Pero si el justo se aparta de su justicia y comete el mal, imitando todas las abominaciones que comete el malvado, ¿vivirá acaso? No, no quedará ya memoria de ninguna de las obras justas que había practicado, sino que, a causa de la infidelidad en que ha incurrido y del pecado que ha cometido, morirá.

25 Y vosotros decís: «No es justo el proceder del Señor.» Escuchad, casa de Israel: ¿Que no es justo mi proceder? ¿No es más bien vuestro proceder el que no es justo?

26 Si el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere, a causa del mal que ha cometido muere.

27 Y si el malvado se aparta del mal que ha cometido para practicar el derecho y la justicia, conservará su vida.

28 Ha abierto los ojos y se ha apartado de todos los crímenes que había cometido; vivirá sin duda, no morirá.

29 Y sin embargo la casa de Israel dice: «No es justo el proceder del Señor.» ¿Que mi proceder no es justo, casa de Israel? ¿No es más bien vuestro proceder el que no es justo?

30 Yo os juzgaré, pues, a cada uno según su proceder, casa de Israel, oráculo del Señor Yahveh. Convertíos y apartaos de todos vuestros crímenes; no haya para vosotros más ocasión de culpa.

31 Descargaos de todos los crímenes que habéis cometido contra mí, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habéis de morir, casa de Israel?

32 Yo no me complazco en la muerte de nadie, sea quien fuere, oráculo del Señor Yahveh. Convertíos y vivid.

volver

Ezequiel 19

1 Y tú entona una elegía sobre los príncipes de Israel.

2 Dirás: ¿Qué era tu madre? Una leona entre leones. Echada entre los leoncillos, criaba a sus cachorros.

3 Exaltó a uno de sus cachorros, que se hizo un león joven; y aprendió a desgarrar su presa, devoró hombres.

4 Oyeron hablar de él las naciones, en su fosa quedó preso; con garfios le llevaron al país de Egipto.

5 Vio ella que su espera era fallida, fallida su esperanza; y tomo otro de sus cachorros, le hizo un león joven.

6 Andaba éste entre los leones, se hizo un león joven, aprendió a desgarrar su presa, devoró hombres;

7 derribó sus palacios, devastó sus ciudades; la tierra y sus habitantes estaban aterrados por la voz de su rugido.

8 Se alzaron contra él las naciones, las provincias circundantes; tendieron sobre él su red y en su fosa quedó preso.

9 Con garfios le cerraron en jaula, le llevaron al rey de Babilonia en calabozos le metieron, para que no se oyese más su voz por los montes de Israel.

10 Tu madre se parecía a una vid plantada a orillas de las aguas. Era fecunda, exuberante, por la abundancia de agua.

11 Tenía ramas fuertes para ser cetros reales; su talla se elevó hasta dentro de las nubes. Era imponente por su altura, por su abundancia de ramaje.

12 Pero ha sido arrancada con furor, tirada por tierra; el viento del este ha agostado su fruto; ha sido rota, su rama fuerte se ha secado, la ha devorado el fuego.

13 Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequía y de sed.

14 Ha salido fuego de su rama, ha devorado sus sarmientos y su fruto. No volverá a tener su rama fuerte, su cetro real. Esto es una elegía; y de elegía sirvió.

volver

Ezequiel 20

1 El año séptimo, el día diez del quinto mes, algunos de los ancianos de Israel vinieron a consultar a Yahveh y se sentaron ante mí.

2 Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:

3 Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel. Les dirás: Así dice el Señor Yahveh: ¿A consultarme venís? Por mi vida, que no me dejaré consultar por vosotros, oráculo del Señor Yahveh.

4 ¿Vas a juzgarlos? ¿Vas a juzgar, hijo de hombre? Hazles saber las abominaciones de sus padres.

5 Les dirás: Así dice el Señor Yahveh: El día que yo elegí a Israel, alcé mi mano hacia la raza de la casa de Jacob, me manifesté a ellos en el país de Egipto, y levanté mi mano hacia ellos diciendo: Yo soy Yahveh, vuestro Dios.

6 Aquel día alcé mi mano hacia ellos jurando sacarlos del país de Egipto hacia una tierra que había explorado para ellos, que mana leche y miel, la más hermosa de todas las tierras.

7 Y les dije: Arrojad cada uno los monstruos que seducen vuestros ojos, no os contaminéis con las basuras de Egipto; yo soy Yahveh, vuestro Dios.

8 Pero ellos se rebelaron contra mí y no quisieron escucharme. Ninguno arrojó los monstruos que seducían sus ojos; ninguno abandonó las basuras de Egipto. Pensé entonces, derramar mi furor sobre ellos y desahogar en ellos mi cólera, en medio del país de Egipto.

9 Pero tuve consideración a mi nombre y procedí de modo que no fuese profanado a los ojos de las naciones entre las que ellos se encontraban, y a la vista de las cuales me había manifestado a ellos, sacándolos del país de Egipto.

10 Por eso, los saqué del país de Egipto y los conduje al desierto.

11 Les di mis preceptos y les di a conocer mis normas, por las que el hombre vive, si las pone en práctica.

12 Y les di además mis sábados como señal entre ellos y yo, para que supieran que yo soy Yahveh, que los santifico.

13 Pero la casa de Israel se rebeló contra mí en el desierto; no se condujeron según mis preceptos, rechazaron mis normas por las que vive el hombre, si las pone en práctica, y no hicieron más que profanar mis sábados. Entonces pensé en derramar mi furor sobre ellos en el desierto, para exterminarlos.

14 Pero tuve consideración a mi nombre, y procedí de modo que no fuese profanado a los ojos de las naciones, a la vista de las cuales los había sacado.

15 Y, una vez más alcé mi mano hacia ellos en el desierto, jurando que no les dejaría entrar en la tierra que les había dado, que mana leche y miel, la más hermosa de todas las tierras.

16 Pues habían despreciado mis normas, no se habían conducido según mis preceptos y habían profanado mis sábados; porque su corazón se iba tras sus basuras.

17 Pero tuve una mirada de piedad para no exterminarlos, y no acabé con ellos en el desierto.

18 Y dije a sus hijos en el desierto: No sigáis las reglas de vuestros padres, no imitéis sus normas, no os contaminéis con sus basuras.

19 Yo soy Yahveh, vuestro Dios. Seguid mis preceptos, guardad mis normas y ponedlas en práctica.

20 Santificad mis sábados; que sean una señal entre yo y vosotros, para que se sepa que yo soy Yahveh, vuestro Dios.

21 Pero los hijos se rebelaron contra mí, no se condujeron según mis preceptos, no guardaron ni pusieron en práctica mis normas, aquéllas por las que vive el hombre, si las pone en práctica, y profanaron mis sábados. Entonces pensé en derramar mi furor sobre ellos y desahogar en ellos mi cólera, en el desierto.

22 Pero retiré mi mano y tuve consideración a mi nombre, procediendo de modo que no fuese profanado a los ojos de las naciones, a la vista de las cuales los había sacado.

23 Pero una vez más alcé mi mano hacia ellos, en el desierto, jurando dispersarlos entre las naciones y esparcirlos por los países.

24 Porque no habían puesto en práctica mis normas, habían despreciado mis preceptos y profanado mis sábados, y sus ojos se habían ido tras las basuras de sus padres.

25 E incluso llegué a darles preceptos que no eran buenos y normas con las que no podrían vivir,

26 y los contaminé con sus propias ofrendas, haciendo que pasaran por el fuego a todo primogénito, a fin de infundirles horror, para que supiesen que yo soy Yahveh.

27 Por eso, hijo de hombre, habla a la casa de Israel. Les dirás: Así dice el Señor Yahveh: En esto todavía me ultrajaron vuestros padres siéndome infieles.

28 Yo les conduje a la tierra que, mano en alto, había jurado darles. Allí vieron toda clase de colinas elevadas, toda suerte de árboles frondosos, y en ellos ofrecieron sus sacrificios y presentaron sus ofrendas provocadoras; allí depositaron el calmante aroma y derramaron sus libaciones.

29 Y yo les dije: ¿Qué es el alto adonde vosotros vais?; y se le puso el nombre de = Bamá =, hasta el día de hoy.

30 Pues bien, di a la casa de Israel: Así dice el Señor Yahveh: Conque vosotros os contamináis conduciéndoos como vuestros padres, prostituyéndoos detrás de sus monstruos,

31 presentando vuestras ofrendas, haciendo pasar a vuestros hijos por el fuego; os contamináis con todas vuestras basuras, hasta el día de hoy, ¿y yo voy a dejarme consultar por vosotros, casa de Israel? Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que no me dejaré consultar por vosotros.

32 Y no se realizará jamás lo que se os pasa por la imaginación, cuando decís: «Seremos como las naciones, como las tribus de los otros países, adoradores del leño y de la piedra.»

33 Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que yo reinaré sobre vosotros, con mano fuerte y tenso brazo, con furor derramado.

34 Os haré salir de entre los pueblos y os reuniré de los países donde fuisteis dispersados, con mano fuerte y tenso brazo, con furor derramado;

35 os conduciré al desierto de los pueblos y allí os juzgaré cara a cara.

36 Como juzgué a vuestros padres en el desierto de Egipto, así os juzgaré a vosotros, oráculo del Señor Yahveh.

37 Os haré pasar bajo el cayado y os haré entrar por el aro de la alianza;

38 separaré de vosotros a los rebeldes, a los que se han rebelado contra mí: les haré salir del país en que residen, pero no entrarán en la tierra de Israel, y sabréis que yo soy Yahveh.

39 En cuanto a vosotros, casa de Israel, así dice el Señor Yahveh: Que vaya cada uno a servir a sus basuras; después, yo juro que me escucharéis y no profanaréis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y vuestras basuras.

40 Porque será en mi santa montaña, en la alta montaña de Israel - oráculo del Señor Yahveh - donde me servirá toda la casa de Israel, toda ella en esta tierra. Allí los acogeré amorosamente y allí solicitaré vuestras ofrendas y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas santas.

41 Como calmante aroma yo os acogeré amorosamente, cuando os haya hecho salir de entre los pueblos, y os reúna de en medio de los países en los que habéis sido dispersados; y por vosotros me mostraré santo a los ojos de las naciones.

42 Sabréis que yo soy Yahveh, cuando os conduzca al suelo de Israel, a la tierra que, mano en alto, juré dar a vuestros padres.

43 Allí os acordaréis de vuestra conducta y de todas las acciones con las que os habéis contaminado, y cobraréis asco de vosotros mismos por todas las maldades que habéis cometido.

44 Sabréis que yo soy Yahveh, cuando actúe con vosotros por consideración a mi nombre, y no con arreglo a vuestra mala conducta y a vuestras corrompidas acciones, casa de Israel, oráculo del Señor Yahveh.

volver

Ezequiel 21

1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:

2 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia el mediodía, destila tus palabras hacia el sur, profetiza contra el bosque de la región del Négueb.

3 Dirás al bosque del Négueb: Escucha la palabra de Yahveh. Así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo te prendo fuego, que devorará todo árbol verde y todo árbol seco; será una llama que no se apagará, y arderá todo, desde el Négueb hasta el Norte.

4 Todo el mundo verá que yo, Yahveh, lo he encendido; y no se apagará.

5 - Yo dije: ¡Ah, Señor Yahveh!, ésos andan diciendo de mí: «¿No es éste un charlatán de parábolas?» -

6 Entonces, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:

7 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Jerusalén, destila tus palabras hacia su santuario y profetiza contra la tierra de Israel.

8 Dirás a la tierra de Israel: Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy contra ti; voy a sacar mi espada de la vaina y extirparé de ti al justo y al malvado.

9 Para extirpar de ti al justo y al malvado va a salir mi espada de la vaina, contra toda carne, desde el Négueb hasta el Norte.

10 Y todo el mundo sabrá que yo, Yahveh, he sacado mi espada de la vaina; no será envainada.

11 Y tú, hijo de hombre, lanza gemidos, con corazón quebrantado. Lleno de amargura, lanzarás gemidos ante sus ojos.

12 Y si acaso te dicen: «¿Por qué esos gemidos?», dirás: «Por causa de una noticia a cuya llegada todos los corazones desfallecerán, desmayarán todos los brazos, todos los espíritus se amilanarán, y todas las rodillas se irán en agua. Ved que ya llega; es cosa hecha, oráculo del Señor Yahveh.»

13 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:

14 Hijo de hombre, profetiza. Dirás: Así dice el Señor. Di: ¡Espada, espada! Afilada está, bruñida.

15 Para la matanza está afilada, para centellear está bruñida...

16 Se la ha hecho bruñir para empuñarla; ha sido afilada la espada, ha sido bruñida para ponerla en mano de matador.

17 Grita, da alaridos, hijo de hombre, porque está destinada a mi pueblo, a todos los príncipes de Israel destinados a la espada con mi pueblo. Por eso golpéate el pecho,

18 pues la prueba está hecha... oráculo del Señor Yahveh.

19 Y tú, hijo de hombre, profetiza y bate palmas. ¡Golpee la espada dos, tres veces, la espada de las víctimas, la espada de la gran víctima, que les amenaza en torno!

20 A fin de que desmaye el corazón y abunden las ocasiones de caída, en todas las puertas he puesto yo matanza por la espada, hecha para centellear, bruñida para la matanza.

21 ¡Toma un rumbo: a la derecha, vuélvete a la izquierda, donde tus filos sean requeridos!

22 Yo también batiré palmas, saciaré mi furor. Yo, Yahveh, he hablado.

23 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:

24 Y tú, hijo de hombre, marca dos caminos por donde venga la espada del rey de Babilonia, que salgan los dos del mismo país, y marca una señalización, márcala en la cabecera del camino de la ciudad;

25 trazarás el camino para que venga la espada hacia Rabbá de los ammonitas y hacia Judá, a la fortaleza de Jerusalén.

26 Porque el rey de Babilonia se ha detenido en el cruce, en la cabecera de los dos caminos, para consultar a la suerte. Ha sacudido las flechas, ha interrogado a los terafim, ha observado el hígado.

27 En su mano derecha está la suerte de Jerusalén: para situar arietes, dar la orden de matanza, lanzar el grito de guerra, situar arietes contra las puertas, levantar un terraplén, hacer trincheras.

28 Para ellos y a sus ojos, no es más que un vano presagio: se les había dado un juramento. Pero él recuerda las culpas por las que caerán presos.

29 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Por haber hecho recordar vuestras culpas, descubriendo vuestros crímenes, haciendo aparecer vuestros pecados en todas vuestras acciones, y porque así se os ha recordado, caeréis presos en su mano.

30 En cuanto a ti, vil criminal, príncipe de Israel, cuya hora ha llegado con la última culpa,

31 así dice el Señor Yahveh: La tiara se quitará, se depondrá la corona, todo será transformado; lo humilde será elevado, lo elevado será humillado.

32 Ruina, ruina, ruina, eso es lo que haré con él, como jamás la hubo, hasta que llegue aquel a quien corresponde el juicio y a quien yo se lo entregaré.

33 Y tú, hijo de hombre, profetiza y di: Así dice el Señor Yahveh a los ammonitas y sus burlas. Dirás: ¡La espada, la espada está desenvainada para la matanza, bruñida para devorar, para centellear

34 - mientras se tienen para ti visiones vanas, y para ti se presagia la mentira -, para degollar a los viles criminales cuya hora ha llegado con la última culpa!

35 Vuélvela a la vaina. En el lugar donde fuiste creada, en tu tierra de origen, te juzgaré yo;

36 derramaré sobre ti mi ira, soplaré contra ti el fuego de mi furia, y te entregaré en manos de hombres bárbaros, agentes de destrucción.

37 Serás pasto del fuego, tu sangre correrá en medio del país, no quedará de ti recuerdo alguno, porque yo, Yahveh, he hablado.

volver

Ezequiel 22

1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:

2 Y tú, hijo de hombre, ¿no vas a juzgar? ¿No vas a juzgar a la ciudad sanguinaria? Hazle saber todas sus abominaciones.

3 Dirás: Así dice el Señor Yahveh: Ciudad que derramas sangre en medio de ti para que llegue tu hora, que haces basuras en tu suelo para contaminarte,

4 por la sangre que derramaste te has hecho culpable, con las basuras que hiciste te has contaminado; has adelantado tu hora, ha llegado el término de tus años. Por eso yo he hecho de ti la burla de las naciones y la irrisión de todos los países.

5 Próximos y lejanos, se reirán de ti, ciudad de nombre impuro, llena de desórdenes.

6 Ahí están dentro de ti los príncipes de Israel, cada uno según su poder, sólo ocupados en derramar sangre.

7 En ti se desprecia al padre y a la madre, en ti se maltrata al forastero residente, en ti se oprime al huérfano y a la viuda.

8 No tienes respeto a mis cosas sagradas, profanas mis sábados.

9 Hay en ti gente que calumnia para verter sangre. En ti se come en los montes, y se comete infamia.

10 En ti se descubre la desnudez del propio padre, en ti se hace violencia a la mujer en estado de impureza.

11 Un comete abominación con la mujer de su prójimo, el otro se contamina de manera infame con su nuera, otro hace violencia a su hermana, la hija de su propio padre;

12 en ti se acepta soborno para derramar sangre; tomas a usura e interés, explotas a tu prójimo con violencia, y te has olvidado de mí, oráculo del Señor Yahveh.

13 Mira, yo voy a batir palmas a causa de los actos de pillaje que has cometido y de la sangre que corre en medio de ti.

14 ¿Podrá tu corazón resistir y tus manos seguir firmes el día en que yo actúe contra ti? Yo, Yahveh, he hablado y lo haré.

15 Te dispersaré entre las naciones, te esparciré por los países, borraré la impureza que hay en medio de ti,

16 por ti misma te verás profanada a los ojos de las naciones, y sabrás que yo soy Yahveh.

17 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:

18 Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escoria; todos son cobre, estaño, hierro, plomo, en medio de un horno; ¡escoria son!

19 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Por haberos convertido todos vosotros en escoria, por eso voy a juntaros en medio de Jerusalén.

20 Como se pone junto plata, cobre, hierro, plomo y estaño en el horno, y se atiza el fuego por debajo para fundirlo todo, así os juntaré yo en mi cólera y mi furor; os pondré y os fundiré.

21 Os reuniré, atizaré contra vosotros el fuego de mi furia, y os fundiré en medio de la ciudad.

22 Como se funde la plata en medio del horno, así seréis fundidos vosotros en medio de ella, y sabréis que yo, Yahveh, he derramado mi furor sobre vosotros.

23 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:

24 Hijo de hombre, dile: Eres una tierra que no ha tenido lluvia ni inundación en el día de la Ira;

25 los príncipes que en ella residen son como un león rugiente que desgarra su presa. Han devorado a la gente, se han apoderado de haciendas y joyas, han multiplicado las viudas en medio de ella.

26 Sus sacerdotes han violado mi ley y profanado mis cosas sagradas; no han hecho diferencia entre lo sagrado y lo profano, ni han enseñado a distinguir entre lo puro y lo impuro; se han tapado los ojos para no ver mis sábados, y yo he sido deshonrado en medio de ellos.

27 Sus jefes, en medio de ella, son como lobos que desgarran su presa, que derraman sangre, matando a las personas para robar sus bienes.

28 Sus profetas los han recubierto de argamasa con sus vanas visiones y sus presagios mentirosos, diciendo: «Así dice el Señor Yahveh», cuando Yahveh no había hablado.

29 El pueblo de la tierra ha hecho violencia y cometido pillaje, ha oprimido al pobre y al indigente, ha maltratado al forastero sin ningún derecho.

30 He buscado entre ellos alguno que construyera un muro y se mantuviera de pie en la brecha ante mí, para proteger la tierra e impedir que yo la destruyera, y no he encontrado a nadie.

31 Entonces he derramado mi ira sobre ellos; en el fuego de mi furia los he exterminado: he hecho caer su conducta sobre su cabeza, oráculo del Señor Yahveh.

volver

Ezequiel 23

1 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:

2 Hijo de hombre: Había dos mujeres, hijas de la misma madre.

3 Se prostituyeron en Egipto; se prostituyeron en su juventud. Allí fueron palpados sus pechos y acariciado su seno virginal.

4 Estos eran sus nombres: Oholá, la mayor, y Oholibá, su hermana. Fueron mías y dieron a luz hijos e hijas. Sus nombres: Oholá es Samaria; Oholibá, Jerusalén.

5 Oholá se prostituyó cuando me pertenecía a mí; se enamoró perdidamente de sus amantes, los asirios sus vecinos,

6 vestidos de púrpura, gobernadores y prefectos, todos ellos jóvenes apuestos y hábiles caballeros.

7 Les otorgó sus favores - eran todos ellos la flor de los asirios - y, con todos aquellos de los que se había enamorado, se contaminó al contacto de todas sus basuras.

8 No cejó en sus prostituciones comenzadas en Egipto, donde se habían acostado con ella en su juventud, acariciando su seno virginal, y desahogando con ella su lascivia.

9 Por eso yo la entregué en manos de sus amantes, en manos de los asirios de los que se había enamorado.

10 Estos descubrieron su desnudez, se llevaron a sus hijos y sus hijas, y a ella misma la mataron a espada. Vino así a ser ejemplo para las mujeres, porque se había hecho justicia de ella.

11 Su hermana Oholibá vio esto, pero su pasión y sus prostituciones fueron todavía más escandalosas que las de su hermana.

12 Se enamoró de los asirios, gobernadores y prefectos, vecinos suyos, magníficamente vestidos, hábiles caballeros, y todos ellos jóvenes apuestos.

13 Yo vi que estaba impura; la conducta era la misma para las dos,

14 pero ésta superó sus prostituciones: vio hombres pintados en la pared, figuras de caldeos pintadas con bermellón,

15 con cinto en las caderas y amplios turbantes en sus cabezas, con aspecto de escuderos todos ellos, que representaban a los babilonios, caldeos de origen,

16 y en cuanto los vio se enamoró de ellos y les envió mensajeros a Caldea.

17 Los babilonios vinieron donde ella, a compartir el lecho de los amores y a contaminarla con su lascivia; y cuando se contaminó con ellos, su deseo se apartó de ellos.

18 Dejó así al descubierto sus prostituciones y su desnudez; y yo me aparté de ella como me había apartado de su hermana.

19 Pero ésta multiplicó sus prostituciones, acordándose de los días de su juventud, cuando se prostituía en el país de Egipto,

20 y se enamoraba de aquellos disolutos de carne de asnos y miembros de caballos.

21 Has renovado así la inmoralidad de tu juventud, cuando en Egipto acariciaban tu busto palpando tus pechos juveniles.

22 Pues bien, Oholibá, así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo suscito contra ti a todos tus amantes, de los que te has apartado; los voy a traer contra ti de todas partes,

23 a los babilonios y a todos los caldeos, los de Pecod, de Soa y de Coa, y con ellos a todos los asirios, jóvenes apuestos, gobernadores y prefectos, todos ellos escuderos de título y hábiles caballeros;

24 y vendrán contra ti desde el norte carros y carretas, con una asamblea de pueblos. Por todas partes te opondrán el pavés, el escudo y el yelmo. Yo les daré el encargo de juzgarte y te juzgarán conforme a su derecho.

25 Desencadenaré mis celos contra ti, y te tratarán con furor, te arrancarán la nariz y las orejas, y lo que quede de los tuyos caerá a espada; se llevarán a tus hijos y a tus hijas, y lo que quede de los tuyos será devorado por el fuego.

26 Te despojarán de tus vestidos y se apoderarán de tus joyas.

27 Yo pondré fin a tu inmoralidad y a tus prostituciones comenzadas en Egipto; no levantarás más tus ojos hacia ellos, ni volverás a acordarte de Egipto.

28 Porque así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo te entrego en manos de los que detestas, en manos de aquellos de los que te has apartado.

29 Ellos te tratarán con odio, se apoderarán de todo el fruto de tu trabajo y te dejarán completamente desnuda. Así quedará al descubierto la vergüenza de tus prostituciones. Tu inmoralidad y tus prostituciones

30 te han acarreado todo esto, por haberte prostituido a las naciones, por haberte contaminado con sus basuras.

31 Has imitado la conducta de tu hermana, y yo pondré su cáliz en tu mano.

32 Así dice el Señor Yahveh: Beberás el cáliz de tu hermana, cáliz ancho y profundo, que servirá de burla e irrisión, tan grande es su cabida.

33 Te empaparás de embriaguez y de aflicción. Cáliz de desolación y de angustia, el cáliz de tu hermana Samaria.

34 Lo beberás, lo apurarás; roerás hasta los cascotes, y te desgarrarás el seno. Porque he hablado yo, oráculo del Señor Yahveh.

35 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Puesto que me has olvidado y me has arrojado a tus espaldas, carga tú también con tu inmoralidad y tus prostituciones.

36 Después, Yahveh me dijo: Hijo de hombre, ¿vas a juzgar a Oholá y Oholibá? Repróchales sus abominaciones.

37 Han cometido adulterio, están ensangrentadas sus manos, han cometido adulterio con sus basuras, y hasta a sus hijos, que me habían dado a luz, los han hecho pasar por el fuego como alimento para ellas.

38 Han llegado a hacerme hasta esto: han contaminado mi santuario en este día y han profanado mis sábados;

39 después de haber inmolado sus hijos a sus basuras, el mismo día, han entrado en mi santuario para profanarlo. Esto es lo que han hecho en mi propia casa.

40 Más aún, mandaron en busca de hombres que vinieran de lejos, enviándoles un mensajero, y cuando vinieron te bañaste, te pintaste los ojos y te pusiste las joyas;

41 luego te reclinaste en un espléndido diván, ante el cual estaba aderezada una mesa en la que habías puesto mi incienso y mi aceite.

42 Se oía allí el ruido de una turba indolente, por la multitud de hombres, de bebedores traídos del desierto; ponían ellos brazaletes en las manos de ellas y una corona preciosa en su cabeza.

43 Y yo decía de aquella que estaba gastada de adulterios: Todavía sigue entregándose a sus prostituciones,

44 y vienen donde ella, como se viene donde una prostituta. Así han venido donde Oholá y Oholibá, estas mujeres depravadas.

45 Pero hay hombres justos que les aplicarán el juicio reservado a las adúlteras y a las que derraman sangre, porque ellas son adúlteras y hay sangre en sus manos.

46 Porque así dice el Señor Yahveh: Convóquese contra ellas una asamblea para entregarlas al terror y al pillaje,

47 y la asamblea las matará a pedradas y las acribillará a golpes de espada; matarán a sus hijos y a sus hijas, y prenderán fuego a sus casas.

48 Yo pondré fin a la inmoralidad en esta tierra; todas las mujeres quedarán así avisadas y no imitarán vuestra inmoralidad.

49 Se hará recaer sobre vosotras vuestra inmoralidad, cargaréis con los pecados cometidos con vuestras basuras, y sabréis que yo soy el Señor Yahveh.

volver

Ezequiel 24

1 El año noveno, el día diez del décimo mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:

2 Hijo de hombre, escribe la fecha de hoy, de este mismo día, porque el rey de Babilonia se ha lanzado sobre Jerusalén precisamente en este día.

3 Compón una parábola sobre esta casa de rebeldía. Les dirás: Así dice el Señor Yahveh: Arrima la olla al fuego, arrímala, y echa agua en ella.

4 Amontona dentro trozos de carne, todos los trozos buenos, pierna y espalda. Llénala de los huesos mejores.

5 Toma lo mejor del ganado menor. Apila en torno la leña debajo, hazla hervir a borbotones, de modo que hasta los huesos se cuezan.

6 Porque así dice el Señor Yahveh: ¡Ay de la ciudad sanguinaria, olla toda roñosa, cuya herrumbre no se le va! ¡Vacíala trozo a trozo, sin echar suertes sobre ella!

7 Porque su sangre está en medio de ella, la ha esparcido sobre la roca desnuda, no la ha derramado en la tierra recubriéndola de polvo.

8 Para que el furor desborde, para tomar venganza, he puesto yo su sangre sobre roca desnuda, para que no fuera recubierta.

9 Pues bien, así dice el Señor Yahveh: ¡Ay de la ciudad sanguinaria! También yo voy a hacer un gran montón de leña.

10 Apila bien la leña, enciende el fuego, cuece la carne a punto, prepara las especias, que los huesos se abrasen.

11 Y mantén la olla vacía sobre las brasas, para que se caliente, se ponga al rojo el bronce, se funda dentro de ella su suciedad, y su herrumbre se consuma.

12 Pero ni por el fuego se va la herrumbre de la que está roñosa.

13 De la impureza de tu inmoralidad he querido purificarte, pero tú no te has dejado purificar de tu impureza. No serás, pues, purificada hasta que yo no desahogue mi furor en ti.

14 Yo, Yahveh, he hablado, y cumplo la palabra: no me retraeré, no tendré piedad ni me compadeceré. Según tu conducta y según tus obras te juzgarán, oráculo del Señor Yahveh.

15 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:

16 «Hijo de hombre, mira, voy a quitarte de golpe el encanto de tus ojos. Pero tú no te lamentarás, no llorarás, no te saldrá una lágrima.

17 Suspira en silencio, no hagas duelo de muertos; ciñe el turbante a tu cabeza, ponte tus sandalias en los pies, no te cubras la barba, no comas pan ordinario.»

18 Yo hablé al pueblo por la mañana, y por la tarde murió mi mujer; y al día siguiente por la mañana hice como se me había ordenado.

19 El pueblo me dijo: «¿No nos explicarás qué significado tiene para nosotros lo que estás haciendo?»

20 Yo les dije: «La palabra de Yahveh me ha sido dirigida en estos términos:

21 Di a la casa de Israel: Así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo voy a profanar mi santuario, orgullo de vuestra fuerza, encanto de vuestros ojos, pasión de vuestras almas. Vuestros hijos y vuestras hijas que habéis abandonado, caerán a espada.

22 Y vosotros haréis como yo he hecho: no os cubriréis la barba, no comeréis pan ordinario,

23 seguiréis llevando vuestros adornos en la cabeza y vuestras sandalias en los pies, no os lamentaréis ni lloraréis. Os consumiréis a causa de vuestras culpas y gemiréis los unos con los otros.

24 Ezequiel será para vosotros un símbolo; haréis todo lo que él ha hecho. Y cuando esto suceda, sabréis que yo soy el Señor Yahveh.»

25 Y tú, hijo de hombre, el día en que yo les quite su apoyo, su alegre ornato, el encanto de sus ojos, el anhelo de su alma, sus hijos y sus hijas,

26 ese día llegará donde ti el fugitivo que traerá la noticia.

27 Aquel día se abrirá tu boca para hablar al fugitivo; hablarás y ya no seguirás mudo; serás un símbolo para ellos, y sabrán que yo soy Yahveh.

volver