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POEMAS SOBRE ISRAEL Y JUDA (Is.28,1-35,10)

 

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Isaías 28

1 ¡Ay, corona de arrogancia - borrachos de Efraím - y capullo marchito - gala de su adorno - que está en el cabezo del valle fértil, aficionados al vino!

2 He aquí que uno, fuerte y robusto, enviado por el Señor, como una granizada, como huracán devastador, como aguacero torrencial de desbordadas aguas, los echará a tierra con la mano.

3 Con los pies será hollada la corona de arrogancia, los borrachos de Efraím,

4 y el capullo marchito, gala de su adorno, que está en el cabezo del valle fértil; y serán como la breva que precede al verano, que, en cuanto la ve uno, la toma con la mano y se la come.

5 Aquel día será Yahveh Sebaot corona de gala, diadema de adorno para el resto de su pueblo,

6 espíritu de juicio para el que se siente en el tribunal, y energía para los que rechazan hacia la puerta a los atacantes.

7 También ésos por el vino desatinan y por el licor divagan: sacerdotes y profetas desatinan por el licor, se ahogan en vino, divagan por causa del licor, desatinan en sus visiones, titubean en sus decisiones.

8 Porque todas las mesas están cubiertas de vómito asqueroso, sin respetar sitio.

9 «¿A quién se instruirá en el conocimiento? ¿a quién se le hará entender lo que oye? A los recién destetados, a los retirados de los pechos.

10 Porque dice: = Sau la sau, sau la sau, cau la cau, cau la cau, zeer sam, zeer sam. =»

11 Sí, con palabras extrañas y con lengua extranjera hablará a este pueblo

12 él, que les había dicho: «¡Ahora, descanso! Dejad reposar al fatigado. ¡Ahora, calma!» Pero ellos no han querido escuchar.

13 Ahora Yahveh les dice: «= Sau la sau, sau la sau, cau la cau, cau la cau, zeer sam, zeer sam =», de suerte que vayan y caigan hacia atrás y se fracturen, caigan en la trampa y sean presos.

14 Por tanto oíd la palabra de Yahveh, hombres burlones, señores de este pueblo de Jerusalén.

15 Porque habéis dicho: «Hemos celebrado alianza con la muerte, y con el seol hemos hecho pacto, cuando pasare el azote desbordado, no nos alcanzará, porque hemos puesto la mentira por refugio nuestro y en el engaño nos hemos escondido.»

16 Por eso, así dice el Señor Yahveh: «He aquí que yo pongo por fundamento en Sión una piedra elegida, angular, preciosa y fundamental: quien tuviere fe en ella no vacilará.

17 Pondré la equidad como medida y la justicia como nivel.» Barrerá el granizo el refugio de mentira y las aguas inundarán el escondite.

18 Será rota vuestra alianza con la muerte y vuestro pacto con el seol no se mantendrá. Cuando pasare el azote desbordado, os aplastará.

19 Siempre que pase os alcanzará. Porque mañana tras mañana pasará, de día y de noche, y habrá estremecimiento sólo con oírlo.

20 La cama será corta para poder estirarse y el cobertor será estrecho para poder taparse.

21 Porque como en el monte Perasim surgirá Yahveh, como en el valle de Gabaón se enfurecerá para hacer su acción, su extraña acción, y para trabajar su trabajo, su exótico trabajo.

22 Ahora no os burléis, no sea que se aprieten vuestras ligaduras. Porque cosa concluida y decidida he oído de parte de Yahveh Sebaot, tocante a toda la tierra.

23 Escuchad y oíd mi voz, atended y oíd mi palabra.

24 ¿Acaso cada día ara al arador para sembrar, abre y rompe su terreno?

25 Luego que ha igualado su superficie, ¿no esparce la neguilla, y desparrama el comino, y pone trigo, cebada y espelta, cada cosa en su tablar?

26 Quien le enseña esta usanza, quien le instruye es su Dios.

27 Porque no con el trillo es trillada la neguilla, ni se hace girar rueda de carreta sobre el comino; sino que con el bastón es apaleada la neguilla, y el comino con la vara.

28 ¿Se tritura el grano? No. No se le trilla indefinidamente; se hace girar la rueda de la carreta, y se le limpia, pero sin triturarlo.

29 También esto de Yahveh Sebaot ha salido: trazar un plan maravilloso, llevar a un gran acierto.

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Isaías 29

1 ¡Ay, Ariel, Ariel, villa donde acampó David! Añadid año sobre año, las fiestas completen su ciclo,

2 y pondré en angustias a Ariel, y habrá llanto y gemido. Ella será para mí un Ariel;

3 acamparé en círculo contra ti, estrecharé contra ti la estacada, y levantaré contra ti trinchera;

4 serás abatida, desde la tierra hablarás, por el polvo será ahogada tu palabra, tu voz será como un espectro de la tierra, y desde el polvo tu palabra será como un susurro.

5 Y será como polvareda fina la turba de tus soberbios, y como tamo que pasa la turba de tus potentados. Sucederá que, de un momento a otro,

6 de parte de Yahveh Sebaot serás visitada con trueno, estrépito y estruendo, turbión, ventolera y llama de fuego devoradora,

7 Será como un sueño, visión nocturna, la turba de todas las gentes que guerrean contra Ariel, todas sus milicias y las máquinas de guerra que la oprimen.

8 Será como cuando el hambriento sueña que está comiendo, pero despierta y tiene el estómago vacío; como cuando el sediento sueña que está bebiendo, pero se despierta cansado y sediento. Así será la turba de todas las gentes, que guerrean contra el monte Sión.

9 Idiotizaos y quedad idiotas, cegaos y quedad ciegos; emborrachaos, pero no de vino, tambaleaos, y no por el licor.

10 Porque ha vertido sobre vosotros Yahveh espíritu de sopor, he pegado vuestros ojos (profetas) y ha cubierto vuestras cabezas (videntes).

11 Toda revelación será para vosotros como palabras de un libro sellado, que da uno al que sabe leer diciendo: «Ea, lee eso»; y dice el otro: «No puedo, porque está sellado»;

12 y luego pone el libro frente a quien no sabe leer, diciendo: «Ea, lee eso»; y dice éste: «No sé leer»

13 Dice el Señor: Por cuanto ese pueblo se me ha allegado con su boca, y me han honrado con sus labios, mientras que su corazón está lejos de mí, y el temor que me tiene son preceptos enseñados por hombres,

14 por eso he aquí que yo sigo haciendo maravillas con ese pueblo, haciendo portentosas maravillas; perderé la sabiduría de sus sabios, y eclipsaré el entendimiento de sus entendidos.

15 Ay de los que se esconden de Yahveh para ocultar sus planes, y ejecutan sus obras en las tinieblas, y dicen: «¿Quién nos ve, quién nos conoce?»

16 ¡Qué error el vuestro! ¿Es el alfarero como la arcilla, para que diga la obra a su hacedor: «No me ha hecho», y la vasija diga de su alfarero: «No entiende el oficio?»

17 ¿Acaso no falta sólo un poco, para que el Líbano se convierta en vergel, y el vergel se considere una selva?

18 Oirán aquel día los sordos palabras de un libro, y desde la tiniebla y desde la oscuridad los ojos de los ciegos las verán,

19 los pobres volverán a alegrarse en Yahveh, y los hombres más pobres en el Santo de Israel se regocijarán.

20 Porque se habrán terminado los tiranos, se habrá acabado el hombre burlador, y serán exterminados todos los que desean el mal;

21 los que declaran culpable a otro con su palabra, y tienden lazos al que juzga en la puerta, y desatienden al justo por una nonada.

22 Por tanto, así dice Yahveh, Dios de la casa de Jacob, el que rescató a Abraham: «No se avergonzará en adelante Jacob, ni en adelante su rostro palidecerá;

23 porque en viendo a sus hijos, las obras de mis manos, en medio de él, santificarán mi Nombre.» Santificarán al Santo de Jacob, y al Dios de Israel tendrán miedo.

24 Los descarriados alcanzarán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina.

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Isaías 30

1 ¡Ay de los hijos rebeldes - oráculo de Yahveh - para ejecutar planes, que no son míos, y para hacer libaciones de alianza, mas no a mi aire, amontonando pecado sobre pecado!

2 Los que bajan a Egipto sin consultar a mi boca, para buscar apoyo en la fuerza de Faraón y ampararse a la sombra de Egipto.

3 La fuerza del Faraón se os convertirá en vergüenza, y el amparo de la sombra de Egipto, en confusión.

4 Cuando estuvieron en Soán sus jefes, y cuando sus emisarios llegaron a Janés,

5 todos llevaron presentes a un pueblo que les será inútil, a un pueblo que no sirve de ayuda - ni de utilidad - sino de vergüenza y de oprobio.

6 Oráculo sobre los animales del Négueb. Por tierra de angustia y aridez, de leona y de león rugiente, de áspid y dragón volador, llevan a lomos de pollinos su riqueza, y sobre jiba de camellos sus tesoros hacia un pueblo que no les será útil,

7 a Egipto, cuyo apoyo es huero y vano. Por eso he llamado a ese pueblo «Ráhab la cesante.»

8 Ahora ven, escríbelo en una tablilla, grábalo en un libro, y que dure hasta el último día, para testimonio hasta siempre:

9 Que es un pueblo terco, criaturas hipócritas, hijos que no aceptan escuchar la instrucción de Yahveh;

10 que han dicho a los videntes: «No veáis»; y a los visionarios: «No veáis para nosotros visiones verdaderas; habladnos cosas halagüeñas, contemplad ilusiones.

11 Apartaos del camino, desviaos de la ruta, dejadnos en paz del Santo de Israel.»

12 Por tanto, así dice el Santo de Israel: Por cuanto habéis rechazado vosotros esta palabra, y por cuanto habéis fiado en lo torcido y perverso y os habéis apoyado en ello,

13 por eso será para vosotros esta culpa como brecha ruinosa en una alta muralla, cuya quiebra sobrevendrá de un momento a otro,

14 y va a ser su quiebra como la de una vasija de alfarero, rota sin compasión, en la que al romperse no se encuentra una sola tejoleta bastante grande para tomar fuego del hogar o para extraer agua del aljibe.

15 Porque así dice el Señor Yahveh, el Santo de Israel: «Por la conversión y calma seréis liberados, en el sosiego y seguridad estará vuestra fuerza.» Pero no aceptasteis,

16 sino que dijisteis: «No, huiremos a caballo.» ¡Pues, bien, huid! Y «sobre rápidos carros montaremos». ¡Pues bien, rápidamente seréis perseguidos!

17 Mil temblarán ante la amenaza de uno solo; ante la amenaza de cinco huiréis, hasta que seáis dejados como mástil en la cúspide del monte y como gallardete sobre una colina.

18 Sin embargo aguardará Yahveh para haceros gracia, y así se levantará para compadeceros, porque Dios de equidad es Yahveh: ¡dichosos todos los que en él esperan!

19 Sí, pueblo de Sión que habitas en Jerusalén, no llorarás ya más; de cierto tendrá piedad de ti, cuando oiga tu clamor; en cuanto lo oyere, te responderá.

20 Os dará el Señor pan de asedio y aguas de opresión, y después no será ya ocultado el que te enseña; con tus ojos verás al que te enseña,

21 y con tus oídos oirás detrás de ti estas palabras: «Ese es el camino, id por él», ya sea a la derecha, ya a la izquierda.

22 Declararás impuro el revestimiento de tus ídolos de plata y el ornato de tus imágenes fundidas en oro. Los rechazarás como paño inmundo: «¡Fuera de aquí!», les dirás.

23 El dará lluvia a tu sementera con que hayas sembrado el suelo, y la tierra te producirá pan que será pingüe y sustancioso. Pacerán tus ganados aquel día en pastizal dilatado;

24 los bueyes y asnos que trabajan el suelo comerán forraje salado, cribado con bieldo y con criba.

25 Habrá sobre todo monte alto y sobre todo cerro elevado manantiales que den aguas perennes, el día de la gran matanza, cuando caigan las fortalezas.

26 Será la luz de la luna como la luz del sol meridiano, y la luz del sol meridiano será siete veces mayor - con luz de siete días - el día que vende Yahveh la herida de su pueblo y cure la contusión de su golpe.

27 He aquí que el nombre de Yahveh viene de lejos, ardiente su ira y pesada su opresión. Sus labios llenos están de furor, su lengua es como fuego que devora,

28 y su aliento como torrente desbordado que cubre hasta el cuello. Cribará a las naciones con criba nefasta, pondrá el bocado de sus bridas en la mandíbula de sus pueblos.

29 Vosotros cantaréis como en la noche de santificar fiesta; se os alegrará el corazón como el de quien va al son de flauta a entrar en el monte de Yahveh, a la Peña de Israel.

30 Hará oír Yahveh la majestad de su voz, y mostrará la descarga de su brazo con ira inflamada y llama de fuego devoradora, turbión, aguacero y granizo.

31 Pues por la voz de Yahveh será hecho añicos Asur: con un bastón le golpeará.

32 A cada pasada de la vara de castigo que Yahveh descargue sobre él - con adufes y con arpas - y con guerras de sacudir las manos guerreará contra él.

33 Porque de antemano está preparado un Tófet - también para el rey - un foso profundo y ancho; hay paja y madera en abundancia. El aliento de Yahveh, cual torrente de azufre, lo enciende.

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Isaías 31

1 ¡Ay, los que bajan a Egipto por ayuda! En la caballería se apoyan, y fían en los carros porque abundan y en los jinetes porque son muchos; mas no han puesto su mirada en el Santo de Israel, ni a Yahveh han buscado.

2 Pero también él es sabio, hará venir el mal, y no retirará sus palabras; se levantará contra la casa de los malhechores y contra la ayuda de los que obran la iniquidad.

3 En cuanto a Egipto, es humano, no divino, y sus caballos, carne, y no espíritu; Yahveh extenderá su mano, tropezará el ayudador y caerá el ayudado y todos a una perecerán.

4 Porque así me ha dicho Yahveh: Como ruge el león y el cachorro sobre su presa, y cuando se convoca contra él a todos los pastores, de sus voces no se intimida, ni de su tumulto se apoca: tal será el descenso de Yahveh Sebaot para guerrear sobre el monte Sión y sobre su colina.

5 Como pájaros que vuelan, así protegerá Yahveh Sebaot a Jerusalén, protegerá y librará, perdonará y salvará.

6 Volveos a aquel de quien profundamente os apartasteis, hijos de Israel.

7 Porque aquel día repudiará cada uno las divinidades de plata y las divinidades de oro que hicieron vuestras manos pecadoras.

8 Caerá Asur por espada no de hombres, y por espada no humana serán devorados; se dará a la fuga ante la espada, y sus mejores guerreros serán destinados a trabajos.

9 Aterrado, abandonará su tropa, y sus jefes espantados abandonarán su estandarte. Oráculo de Yahveh, que tiene fuego en Sión, y horno en Jerusalén.

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Isaías 32

1 He aquí que para hacer justicia reinará un rey, y los jefes juzgarán según derecho.

2 Será cada uno como un sitio abrigado contra el viento y a cubierto del temporal; como fluir de aguas en sequedal, como sombra de peñón en tierra agostada.

3 No se cerrarán los ojos de los videntes, y los oídos de los que escuchan percibirán;

4 el corazón de los alocados se esforzará en aprender, y la lengua de los tartamudos hablará claro y ligero.

5 No se llamará ya noble al necio, ni al desaprensivo se le llamará magnífico.

6 Porque el necio dice necedades y su corazón medita el mal, haciendo impiedad y profiriendo contra Yahveh desatinos, dejando vacío el estómago hambriento y privando de bebida al sediento.

7 Cuanto al desaprensivo, sus tramas son malas, se dedica a inventar maquinaciones para sorprender a los pobres con palabras engañosas, cuando el pobre expone su causa.

8 Mientras que el noble medita nobles cosas, y en las cosas nobles está firme.

9 Mujeres indolentes, ¡arriba!, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi palabra.

10 Dentro de un año y algunos días temblaréis las que confiáis, pues se habrá acabado la vendimia para no volver más.

11 Espantaos, indolentes, temblad, confiadas, desvestíos, desnudaos, ceñid vuestra cintura,

12 golpeaos el pecho, por los campos atrayentes, por las viñas fructíferas.

13 Sobre el solar de mi pueblo zarza y espino crecerá, y también sobre todas las casas de placer de la villa alegre,

14 porque el alcázar habrá sido abandonado, el genio de la ciudad habrá desaparecido; Ofel y el Torreón quedarán en adelante vacíos por siempre, para delicia de asnos y pastizal de rebaños.

15 Al fin será derramado desde arriba sobre nosotros espíritu. Se hará la estepa un vergel, y el vergel será considerado como selva.

16 Reposará en la estepa la equidad, y la justicia morará en el vergel;

17 el producto de la justicia será la paz, el fruto de la equidad, una seguridad perpetua.

18 Y habitará mi pueblo en albergue de paz, en moradas seguras y en posadas tranquilas.

19 - La selva será abatida y la ciudad hundida.

20 Dichosos vosotros, que sembraréis cabe todas las corrientes, y dejaréis sueltos el buey y el asno.

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Isaías 33

1 ¡Ay, tú que saqueas, y no has sido saqueado, que despojas, y no has sido despojado! En terminando tú de saquear, serás saqueado; así que acabes de despojar, serás despojado;

2 Yahveh, ten piedad de nosotros, en ti esperamos. Sé nuestro brazo por las mañanas y nuestra salvación en tiempo de apretura.

3 Al fragor del estrépito se dispersan los pueblos, al alzarte tú se desperdigan las gentes,

4 se amontona el botín como quien amontona saltamontes, se abalanzan sobre él, como se abalanzan las langostas.

5 Exaltado sea Yahveh, pues reposa en lo alto; llene a Sión de equidad y de justicia.

6 Sean tus días estables; la riqueza que salva son la sabiduría y la ciencia, el temor de Yahveh sea tu tesoro.

7 ¡Mirad! Ariel se lamenta por las calles, los embajadores de paz amargamente lloran.

8 Han quedado desiertas las calzadas, ya no hay transeúntes por los caminos. Han violado la alianza, han recusado los testimonios, no se tiene en cuenta a nadie.

9 La tierra está en duelo, languidece; el líbano está ajado y mustio. Ha quedado el Sarón como la estepa, se van pelando el Basán y el Carmelo.

10 «Ahora me levanto - dice Yahveh - ahora me exalto, ahora me elevo.

11 Concebiréis forraje, pariréis paja, y mi soplo como fuego os devorará;

12 los pueblos serán calcinados, espinos cercenados que en fuego arderán.

13 Oíd, los alejados, lo que he hecho; enteraos, los cercanos, de mi fuerza.»

14 Se espantaron en Sión los pecadores, sobrecogió el temblor a los impíos: ¿Quién de nosotros podrá habitar con el fuego consumidor? ¿quién de nosotros podrá habitar con las llamas eternas?

15 El que anda en justicia y habla con rectitud; el que rehúsa ganancias fraudulentas, el que se sacude la palma de la mano para no aceptar soborno, el que se tapa las orejas para no oír hablar de sangre, y cierra sus ojos para no ver el mal.

16 Ese morará en las alturas, subirá a refugiarse en la fortaleza de las peñas, se le dará su pan y tendrá el agua segura.

17 Tus ojos contemplarán un rey en su belleza, verán una tierra dilatada.

18 Tu corazón musitará con sobresalto: «¿Dónde está el que contaba, dónde el que pesaba, dónde el que contaba torres?»

19 Y no verás al pueblo audaz, pueblo de lenguaje oscuro, incomprensible, al bárbaro cuya lengua no se entiende.

20 Contempla a Sión, villa de nuestras solemnidades: tus ojos verán a Jerusalén, albergue fijo, tienda sin trashumancia, cuyas clavijas no serán removidas nunca y cuyas cuerdas no serán rotas.

21 Sino que allí Yahveh será magnífico para con nosotros; como un lugar de ríos y amplios canales, por donde no ande ninguna embarcación de remos, ni navío de alto bordo lo atraviese.

22 (Porque Yahveh es nuestro juez, Yahveh nuestro legislador, Yahveh nuestro rey: él nos salvará.)

23 Se han distendido las cuerdas, no sujetan derecho el mástil, no despliegan estandarte. Entonces será repartido un botín numeroso: hasta los cojos tendrán botín,

24 y no dirá ningún habitante: «Estoy enfermo»; al pueblo que allí mora le será perdonada su culpa.

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Isaías 34

1 Acercaos, naciones, a oír, atended, pueblos; oiga la tierra y cuanto hay en ella, el orbe y cuanto en él brota,

2 que ira tiene Yahveh contra todas las naciones, y cólera contra todas sus mesnadas. Las ha anatematizado, las ha entregado a la matanza.

3 Sus heridos yacen tirados, de sus cadáveres sube el hedor, y sus montes chorrean sangre;

4 se esfuma todo el ejército de los cielos. Se enrollan como un libro los cielos, y todo su ejército palidece como palidece el sarmiento de la cepa, como una hoja mustia de higuera.

5 Porque se ha emborrachado en los cielos mi espada; ya desciende sobre Edom y sobre el pueblo de mi anatema para hacer justicia.

6 La espada de Yahveh está llena de sangre, engrasada de sebo, de sangre de carneros y machos cabríos, de sebo de riñones de carneros, porque tiene Yahveh un sacrificio en Bosrá, y gran matanza en Edom.

7 En vez de búfalos caerán pueblos, y en vez de toros un pueblo de valientes. Se emborrachará su tierra con sangre, y su polvo será engrasado de sebo.

8 Porque es día de venganza para Yahveh, año de desquite del defensor de Sión.

9 Se convertirán sus torrentes en pez, su polvo en azufre, y se hará su tierra pez ardiente.

10 Ni de noche ni de día se apagará, por siempre subirá el humo de ella. De generación en generación quedará arruinada, y nunca jamás habrá quien pase por ella.

11 La heredarán el pelícano y el erizo, el ibis y el cuervo residirán en ella. Tenderá Yahveh sobre ella la plomada del caos y el nivel del vacío.

12 Los sátiros habitarán en ella, ya no habrá en ella nobles que proclamen la realeza, y todos sus príncipes serán aniquilados.

13 En sus alcázares crecerán espinos, ortigas y cardos en sus fortalezas; será morada de chacales y dominio de avestruces.

14 Los gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilit y en él encontrará descanso.

15 Allí anidará la víbora, pondrá, incubará y hará salir del huevo. También allí se juntarán los buitres.

16 Buscad el libro de Yahveh y leed; no faltará ninguno de ellos, ninguno de ellos echará en falta a otro. Pues su misma boca lo ha ordenado y su mismo espíritu los junta.

17 Es él mismo el que los echa a suertes, con su mano les reparte el país a cordel; lo poseerán por siempre y morarán en él de generación en generación.

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Isaías 35

1 Que el desierto y el sequedal se alegren, regocíjese la estepa y la florezca como flor;

2 estalle en flor y se regocije hasta lanzar gritos de júbilo. La gloria del Líbano le ha sido dada, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Se verá la gloria de Yahveh, el esplendor de nuestro Dios.

3 Fortaleced las manos débiles, afianzad las rodillas vacilantes.

4 Decid a los de corazón intranquilo: ¡Animo, no temáis! Mirad que vuestro Dios viene vengador; es la recompensa de Dios, él vendrá y os salvará.

5 Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, y las orejas de los sordos se abrirán.

6 Entonces saltará el cojo como ciervo, y la lengua del mudo lanzará gritos de júbilo. Pues serán alumbradas en el desierto aguas, y torrentes en la estepa,

7 se trocará la tierra abrasada en estanque, y el país árido en manantial de aguas. En la guarida donde moran los chacales verdeará la caña y el papiro.

8 Habrá allí una senda y un camino, vía sacra se la llamará; no pasará el impuro por ella, ni los necios por ella vagarán.

9 No habrá león en ella, ni por ella subirá bestia salvaje, no se encontrará en ella; los rescatados la recorrerán.

10 Los redimidos de Yahveh volverán, entrarán en Sión entre aclamaciones, y habrá alegría eterna sobre sus cabezas. ¡Regocijo y alegría les acompañarán! ¡Adiós, penar y suspiros!

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