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APENDICE(Is.36,1-39,8)

 

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Isaías 36

1 En el año catorce del rey Ezequías subió Senaquerib, rey de Asur, contra todas las ciudades fortificadas de Judá y se apoderó de ellas.

2 El rey de Asur envió desde Lakís a Jerusalén, donde el rey Ezequías, al copero mayor con un fuerte destacamento. Se colocó éste en el canal de la alberca superior, que está junto al camino del campo del Batanero.

3 El mayordomo de palacio, Elyaquim, hijo de Jilquías, el secretario Sebná y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf, salieron donde él.

4 El copero mayor les dijo: «Decid a Ezequías: Así habla el gran rey, el rey de Asur: ¿Qué confianza es ésa en la que fías?

5 Te has pensado que meras palabras de los labios son consejo y bravura para la guerra. Pero ahora ¿en quién confías, que te has rebelado contra mí?

6 Mira: te has confiado al apoyo de esa caña rota, de Egipto, que penetra y traspasa la mano del que se apoya sobre ella. Pues así es Faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él.

7 Pero vais a decirme: "Nosotros confiamos en Yahveh nuestro Dios." ¿No ha sido él, Ezequías, quien ha suprimido los altos y los altares y ha dicho a Judá y a Jerusalén: "Os postraréis delante de este altar?"

8 Pues apuesta ahora con mi señor, el rey de Asur: te daré dos mil caballos si eres capaz de encontrarte jinetes para ellos.

9 ¿Cómo harías retroceder a uno solo de los más pequeños servidores de mi señor? ¡Te fías de Egipto para tener carros y gentes de carro!

10 Y ahora ¿acaso he subido yo contra esta tierra para destruirla, sin contar con Yahveh? Yahveh me ha dicho: "Sube contra esta tierra y destrúyela."»

11 Dijeron Elyaquim, Sebná y Yoaj al copero mayor: «Por favor, háblanos a nosotros tus siervos en arameo, que lo entendemos; no nos hables en lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre la muralla.»

12 El copero mayor dijo: «¿Acaso mi señor me ha enviado a decir estas cosas a tu señor, o a ti, y no a los hombres que se encuentran sobre la muralla, que tienen que comer sus excrementos y beber sus orinas con vosotros?»

13 Se puso en pie el copero mayor y gritó con gran voz en lengua judía, diciendo: «Escuchad las palabras del gran rey, el rey de Asur.

14 Así dice el rey: No os engañe Ezequías, porque no podrá libraros.

15 Que Ezequías no os haga confiar en Yahveh diciendo: "De cierto nos librará Yahveh, y esta ciudad no será entregada en manos del rey de Asur."

16 No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asur: Haced paces conmigo, rendíos a mí, y comerá cada uno de su viña y de su higuera, y beberá cada uno de su cisterna,

17 hasta que yo llegue y os lleve a una tierra como vuestra tierra, tierra de trigo y de mosto, tierra de pan y de viñas.

18 Que no os engañe Ezequías, diciendo: "Yahveh nos librará." ¿Acaso los dioses de las naciones han librado cada uno a su tierra de la mano del rey de Asur?

19 ¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arpad, dónde los dioses de Sefarváyim, dónde están los dioses de Samaría? ¿Acaso han librado a Samaría de mi mano?

20 ¿Quiénes, de entre todos los dioses de los países, los han librado de mi poder, para que libre Yahveh a Jerusalén de mi mano?»

21 Calló el pueblo y no le respondió una palabra, porque el rey había dado esta orden diciendo: «No le respondáis.»

22 Elyaquim, hijo de Jilquías, mayordomo de palacio, el secretario Sebná y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf, fueron donde Ezequías, desgarrados los vestidos, y le relataron las palabras del copero mayor.

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Isaías 37

1 Cuando lo oyó el rey Ezequías desgarró sus vestidos, se cubrió de sayal y se fue a la Casa de Yahveh.

2 Envió a Elyaquim, mayordomo, a Sebná, secretario, y a los sacerdotes ancianos cubiertos de sayal donde el profeta Isaías, hijo de Amós.

3 Ellos le dijeron: «Así habla Ezequías: Este día es día de angustia, de castigo y de vergüenza. Los hijos están para salir del seno, pero no hay fuerza para dar a luz.

4 ¿No habrá oído Yahveh tu Dios las palabras del copero mayor al que ha enviado el rey de Asur, su señor, para insultar al Dios vivo? ¿No castigará Yahveh tu Dios las palabras que ha oído? Dirige una plegaria en favor del Resto que aún queda!»

5 Cuando los siervos del rey Ezequías llegaron donde Isaías,

6 éste les dijo: «Así diréis a vuestro señor: Esto dice Yahveh: No tengas miedo por las palabras que has oído, con las que me insultaron los criados del rey de Asur.

7 Voy a poner en él un espíritu, oirá una noticia y se volverá a su tierra, y en su tierra yo lo haré caer a espada.»

8 El copero mayor se volvió y encontró al rey de Asur atacando a Libná , pues había oído que había partido de Lakís,

9 porque había recibido esta noticia acerca de Tirhacá, rey de Kus: «Ha salido a guerrear contra ti.» Senaquerib volvió a enviar mensajeros para decir a Ezequías:

10 «Así hablaréis a Ezequías, rey de Judá: No te engañe tu Dios en el que confías pensando: "No será entregada Jerusalén en manos del rey de Asur".

11 Bien has oído lo que los reyes de Asur han hecho a todos los países, entregándolos al anatema, ¡y tú te vas a librar!

12 ¿Acaso los dioses de las naciones salvaron a aquellos que mis padres aniquilaron, a Gozán, a Jarán, a Résef, a los edenitas que estaban en Tel Basar?

13 ¿Dónde está el rey de Jamat, el rey de Arpad, el rey de Laír, de Sefarváyim, de Hená y de Ivvá?»

14 Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros y la leyó. Luego subió a la Casa de Yahveh y Ezequías la desenrolló ante Yahveh.

15 Hizo Ezequías esta plegaria ante Yahveh:

16 «Yahveh Sebaot, Dios de Israel, que estás sobre los Querubines, tú sólo eres Dios en todos los reinos de la tierra, tú el que has hecho los cielos y la tierra.

17 «Tiende, Yahveh, tu oído y escucha; abre, Yahveh, tus ojos y mira. Oye las palabras con que Senaquerib ha enviado a insultar al Dios vivo.

18 Es verdad, Yahveh, que los reyes de Asur han exterminado a todas las naciones y su territorio,

19 y han entregado sus dioses al fuego, porque ellos no son dioses, sino hechuras de mano de hombre, de madera y de piedra, y por eso han sido aniquilados.

20 Ahora, pues, Yahveh, Dios nuestro, sálvanos de su mano, y sabrán todos los reinos de la tierra que sólo tú eres Dios, Yahveh.»

21 Isaías, hijo de Amós, envió a decir a Ezequías: «Así dice Yahveh, Dios de Israel, a quien has suplicado acerca de Senaquerib, rey de Asur.

22 Esta es la palabra que Yahveh pronuncia contra él: Ella te desprecia, ella te hace burla, la virgen hija de Sión. Mueve la cabeza a tus espaldas la hija de Jerusalén.

23 ¿A quién has insultado y blasfemado? ¿Contra quién has alzado tu voz y levantas tus ojos altaneros? ¡Contra el Santo de Israel!

24 Por tus siervos insultas a Adonay y dices: "Con mis muchos carros subo a las cumbres de los montes, a las laderas del Líbano, derribo la altura de sus cedros, la flor de sus cipreses, alcanzo el postrer de sus refugios su jardín del bosque.

25 Yo he cavado y bebido en extranjeras aguas. Secaré bajo la planta de mis pies, todos los Nilos del Egipto."

26 ¿Lo oyes bien? Desde antiguo lo tengo preparado; desde viejos días lo había planeado, ahora lo ejecuto. Tú has convertido en cúmulos de ruinas las fuertes ciudades.

27 Sus habitantes, de débiles manos, confusos y aterrados, son planta del campo, verdor de hierba, hierba de tejados, pasto quemado por el viento de Oriente.

28 Si te alzas o te sientas, si sales o entras, yo lo sé; (y que te alzas airado contra mí).

29 Pues que te alzas airado contra mí y tu arrogancia ha subido a mis oídos, voy a poner mi anillo en tus narices, mi brida en tu boca, y voy a devolverte por la ruta por la que has venido.

30 La señal será ésta: Este año se comerá lo que rebrote, lo que nazca de sí al año siguiente. Al año tercero sembrad y segad, plantad las viñas y comed su fruto.

31 El resto que se salve de la casa de Judá echará raíces por debajo y fruto en lo alto.

32 Pues saldrá un Resto de Jerusalén, y supervivientes del monte Sión; el celo de Yahveh Sebaot lo hará.

33 Por eso, así dice Yahveh del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, no lanzará flechas en ella, no le opondrá escudo, ni alzará en contra de ella empalizada.

34 Volverá por la ruta que ha traído. No entrará en esta ciudad, oráculo de Yahveh.

35 Yo protegeré a esta ciudad para salvarla, por quien soy y por mi siervo David.»

36 Aquella misma noche salió el Angel de Yahveh e hirió en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres; a la hora de despertarse, por la mañana, no había más que cadáveres.

37 Senaquerib, rey de Asiria, partió y, volviéndose, se quedó en Nínive.

38 Y sucedió que estando él postrado en el templo de su dios Nisrok, sus hijos Adrammélek y Saréser le mataron a espada y se pusieron a salvo en el país de Ararat. Su hijo Asarjaddón reinó en su lugar.

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Isaías 38

1 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. El profeta Isaías, hijo de Amós, vino a decirle: «Así habla Yahveh: Haz testamento, porque muerto eres y no vivirás.»

2 Ezequías volvió su rostro a la pared y oró a Yahveh.

3 Dijo: «¡Ah, Yahveh! Dígnate recordar que yo he andado en tu presencia con fidelidad y corazón perfecto haciendo lo recto a tus ojos.» Y Ezequías lloró con abundantes lágrimas.

4 Entonces le fue dirigida a Isaías la palabra de Yahveh, diciendo:

5 «Vete y di a Ezequías: Así habla Yahveh, Dios de tu padre David: He oído tu plegaria, he visto tus lágrimas y voy a curarte. Dentro de tres días subirás a la Casa de Yahveh. Añadiré quince años a tus días.

6 Te libraré a ti y a esta ciudad de la mano del rey de Asiria, y ampararé a esta ciudad.»

7 Isaías respondió: «Esta será para ti de parte de Yahveh, la señal de que Yahveh hará lo que ha dicho.

8 Mira, voy a hacer retroceder a la sombra diez gradas de las que ha descendido el sol por las gradas de Ajaz. Y desanduvo el sol diez gradas por las que había descendido.

9 Cántico de Ezequías, rey de Judá cuando estuvo enfermo y sanó de su mal:

10 Yo dije: A la mitad de mis días me voy; en las puertas del seol se me asigna un lugar para el resto de mis años.

11 Dije: No veré a Yahveh en la tierra de los vivos; no veré ya a ningún hombre de los que habitan el mundo.

12 Mi morada es arrancada, se me arrebata como tienda de pastor. Enrollo como tejedor mi vida, del hilo del tejido me cortaste. De la noche a la mañana acabas conmigo;

13 grité hasta la madrugada: Como león tritura todos mis huesos. De la noche a la mañana acabas conmigo.

14 Como grulla, como golondrina chirrío, zureo como paloma. Se consumen mis ojos de mirar hacia arriba. Yahveh, estoy oprimido, sal por mí.

15 ¿Qué diré? ¿De qué le hablaré, cuando él mismo lo ha hecho? Caminaré todos mis años en la amargura de mi alma.

16 El Señor está con ellos, viven y todo lo que hay en ellos es vida de su espíritu. Tú me curarás, me darás la vida.

17 Entonces mi amargura se trocará en bienestar, pues tú preservaste mi alma de la fosa de la nada, porque te echaste a la espalda todos mis pecados.

18 Que el Seol no te alaba ni la Muerte te glorifica, ni los que bajan al pozo esperan en tu fidelidad.

19 El que vive, el que vive, ése te alaba, como yo ahora. El padre enseña a los hijos tu fidelidad.

20 Yahveh, sálvame, y mis canciones cantaremos todos los días de nuestra vida junto a la Casa de Yahveh.

21 Isaías dijo: «Traed una masa de higos, aplicadla sobre la úlcera y sanará.»

22 Ezequías dijo: «¿Cuál será la señal de que subiré a la Casa de Yahveh?»

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Isaías 39

1 En aquel tiempo, Merodak Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un presente a Ezequías porque había oído que había estado enfermo y se había curado.

2 Se alegró Ezequías por ello y enseñó a los enviados su cámara del tesoro, la plata, el oro, los aromas, el aceite precioso, su arsenal y todo cuanto había en los tesoros; no hubo nada que Ezequías no les mostrara en su casa y en todo su dominio.

3 Entonces el profeta Isaías fue donde el rey Ezequías y le dijo: «¿Qué han dicho esos hombres y de dónde han venido a ti?» Respondió Ezequías: «Han venido de un país lejano, de Babilonia.»

4 Dijo: «¿Qué han visto en tu casa?» Respondió Ezequías: «Han visto cuanto hay en mi casa; nada hay en los tesoros que no les haya enseñado.»

5 Dijo Isaías a Ezequías: «Escucha la palabra de Yahveh Sebaot:

6 Vendrán días en que todo cuanto hay en tu casa y cuanto reunieron tus padres hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia; nada quedará, dice Yahveh.

7 Y se tomará de entre tus hijos, los que han salido de ti, los que has engendrado, para que sean eunucos en el palacio del rey de Babilonia.»

8 Respondió Ezequías a Isaías: «Es buena la palabra de Yahveh que me dices.» Pues pensaba: «¡Con tal que haya paz y seguridad en mis días!»

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