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ORACULOS PRONUNCIADOS...DESPUES DE YOYAQUIM(Jer.21,1-25,38)

 

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Jeremías 21

1 Palabra dirigida a Jeremías de parte de Yahveh, cuando el rey Sedecías mandó donde él a Pasjur, hijo de Malkiyías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, a decirle:

2 «Ea, consulta de nuestra parte a Yahveh, porque el rey de Babilonia, Nabucodonosor, nos ataca. A ver si nos hace Yahveh un milagro de los suyos, y aquél se retira de encima de nosotros.»

3 Díjoles Jeremías: «Así diréis a Sedecías:

4 Esto dice Yahveh, el Dios de Israel: Mirad que yo hago rebotar las armas que tenéis en las manos y con las que os batís contra el rey de Babilonia y contra los caldeos que os cercan extramuros, y las amontonaré en medio de esta ciudad.

5 Yo voy a batirme contra vosotros con mano fuerte y tenso brazo, con ira, con cólera y con encono grande.

6 Heriré a los habitantes de esta ciudad, hombres y bestias, con una gran peste; ¡morirán!

7 Y tras de esto - oráculo de Yahveh - entregaré al rey de Judá, Sedecías, a sus siervos y al pueblo que en esta ciudad quedare de la peste, de la espada y del hambre, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de sus enemigos y de los que buscan su muerte. El los herirá a filo de espada. No les dará cuartel, ni les tendrá clemencia ni lástima.»

8 Y a ese pueblo le dirás: «Así dice Yahveh: Mirad que yo os propongo el camino de la vida y el camino de la muerte.

9 Quien se quede en esta ciudad, morirá de espada, de hambre y de peste. El que salga y caiga en manos de los caldeos que os cercan, vivirá, y eso saldrá ganando.

10 Porque me he fijado en esta ciudad para su daño, no para su bien - oráculo de Yahveh -: será puesta en manos del rey de Babilonia, que la incendiará.»

11 A la casa real de Judá. ¡Oíd la palabra de Yahveh,

12 casa de David! Así dice Yahveh: Haced justicia cada mañana, y salvad al oprimido de mano del opresor, so pena de que brote como fuego mi cólera, y arda y no haya quien apague, a causa de vuestras malas acciones.

13 Mira que por ti va, población del valle, la Roca del Llano - oráculo de Yahveh -: vosotros, los que decís: «¿Quién se nos echará encima? ¿quién entrará en nuestras guaridas?»

14 (Yo os visitaré según el fruto de vuestras acciones - oráculo de Yahveh -.) Encenderé fuego en su bosque, y devorará todos sus contornos.

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Jeremías 22

1 Yahveh dijo así: Baja a la casa real de Judá y pronuncias allí estas palabras.

2 Dirás: Oye la palabra de Yahveh, tú, rey de Judá, que ocupas el trono de David, y tus servidores y pueblo - los que entran por estas puertas -.

3 Así dice Yahveh: Practicad el derecho y la justicia, librad al oprimido de manos del opresor, y al forastero, al huérfano y a la viuda no atropelléis; no hagáis violencia ni derraméis sangre inocente en este lugar.

4 Porque si ponéis en práctica esta palabra, entonces seguirán entrando por las puertas de esta casa reyes sucesores de David en el trono, montados en carros y caballos, junto con sus servidores y su pueblo.

5 Mas si no oís estas palabras, por mí mismo os juro - oráculo de Yahveh - que en ruinas parará esta casa.

6 Pues así dice Yahveh respecto a la casa real de Judá: Galaad eras tú para mí, cumbre del Líbano: pero ¡vaya si te trocaré en desierto, en ciudades deshabitadas!

7 Voy a consagrar contra ti a quienes te destruyan: ¡cada uno a sus hachas! Talarán lo selecto de tus cedros, y lo arrojarán al fuego.

8 Muchas gentes pasarán a la vera de esta ciudad y dirán cada cual a su prójimo: «¿Por qué ha hecho Yahveh semejante cosa a esta gran ciudad?»

9 Y les dirán: «Es porque dejaron la alianza de su Dios Yahveh, y adoraron a otros dioses y les sirvieron.»

10 No lloréis al muerto ni plañáis por él: llorad, llorad por el que se va, porque jamás volverá ni verá su patria.

11 Pues así dice Yahveh respecto a Sallum, hijo de Josías, rey de Judá y sucesor de su padre Josías en el reino, el cual salió de este lugar: «No volverá más aquí,

12 sino que en el lugar a donde le deportaron, allí mismo morirá, y no verá jamás este país.»

13 ¡Ay del que edifica su casa sin justicia y sus pisos sin derecho! De su prójimo se sirve de balde y su trabajo no le paga.

14 El que dice: «Voy a edificarme una casa espaciosa y pisos ventilados», y le abre sus correspondientes ventanas; pone paneles de cedro y los pinta de rojo.

15 ¿Serás acaso rey porque seas un apasionado del cedro? Tu padre, ¿no comía y bebía? - «También hizo justicia y equidad.» - Pues mejor para él.

16 «- Juzgó la causa del cuitado y del pobrecillo.» - Pues mejor. ¿No es esto conocerme? - oráculo de Yahveh -.

17 Pero tus ojos y tu corazón no están más que a tu granjería, - ¡Y a la sangre inocente! - Para verterla. - ¡Y al atropello y al entuerto! - Para hacer tú lo propio.

18 Por tanto, así dice Yahveh respecto a Yoyaquim, hijo de Josías, rey de Judá: No plañirán por él: «¡Ay hermano mío!, ¡ay hermana mía!»; no plañirán por él: «¡Ay Señor!, ¡ay su Majestad!»

19 El entierro de un borrico será el suyo: arrastrarlo y tirarlo fuera de las puertas de Jerusalén.

20 Sube al Líbano y clama, por Basán da voces y clama desde Abarim, porque han sido quebrantados todos tus amantes.

21 Te había hablado en tu prosperidad. Dijiste: «No oigo.» Tal ha sido tu costumbre desde tu mocedad, nunca oíste mi voz.

22 A todos tus pastores les pastoreará el viento, y tus amantes cautivos irán. Entonces sí que estarás avergonzada y confusa de toda tu malicia.

23 Tú, que te asentabas en el Líbano, que anidabas en los cedros, ¡cómo suspirarás, en viniéndote los dolores, el trance como de parturienta!

24 Por mi vida - oráculo de Yahveh -, aunque fuese Konías, el hijo de Yoyaquim, rey de Judá, un sello en mi mano diestra, de allí te arrancaría.

25 Yo te pondré en manos de los que buscan tu muerte, y en manos de los que te atemorizan: en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de los caldeos;

26 y te arrojaré a ti y a la madre que te engendró a otra tierra donde no habéis nacido, y allí moriréis.

27 Pero a la tierra a donde anhelan volver, no volverán.

28 ¿Es algún trasto despreciable, roto, este individuo, Konías?; ¿quizá un objeto sin interés? Pues entonces, ¿por qué han sido arrojados él y su prole, y echados a una tierra, que no conocían?

29 ¡Tierra, tierra, tierra! oye la palabra de Yahveh.

30 Así dice Yahveh: Inscribid a este hombre: «Un sin hijos, un fracasado en la vida»; porque ninguno de su descendencia tendrá la suerte de sentarse en el trono de David y de ser jamás señor en Judá.

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Jeremías 23

1 ¡Ay de los pastores que dejan perderse y desparramarse las ovejas de mis pastos! - oráculo de Yahveh -.

2 Pues así dice Yahveh, el Dios de Israel, tocante a los pastores que apacientan a mi pueblo: Vosotros habéis dispersado las ovejas mías, las empujasteis y no las atendisteis. Mirad que voy a pasaros revista por vuestras malas obras - oráculo de Yahveh -.

3 Yo recogeré el Resto de mis ovejas de todas las tierras a donde las empujé, las haré tornar a sus estancias, criarán y se multiplicarán.

4 Y pondré al frente de ellas pastores que las apacienten, y nunca más estarán medrosas ni asustadas, ni faltará ninguna - oráculo de Yahveh -.

5 Mirad que días vienen - oráculo de Yahveh - en que suscitaré a David un Germen justo: reinará un rey prudente, practicará el derecho y la justicia en la tierra.

6 En sus días estará a salvo Judá, e Israel vivirá en seguro. Y este es el nombre con que te llamarán: «Yahveh, justicia nuestra.»

7 Por tanto, mirad que vienen días - oráculo de Yahveh - en que no se dirá más: «¡Por vida de Yahveh, que subió a los hijos de Israel de Egipto!»,

8 sino: «¡Por vida de Yahveh, que subió y trajo la simiente de la casa de Israel de tierras del norte y de todas las tierras a donde los arrojara!», y habitarán en su propio suelo.

9 A los profetas. Se me partió el corazón en mis adentros, estremeciéronse todos mis huesos, me quedé como un borracho, como aquél a quien le domina el vino, por causa de Yahveh, por causa de sus santas palabras.

10 «Porque de fornicadores se ha henchido la tierra. (A causa de una maldición se ha enlutado la tierra, se han secado los pastos de la estepa.) Se ha vuelto la carrera de ellos mala y su esfuerzo no recto.

11 Tanto el profeta como el sacerdote se han vuelto impíos; en mi misma Casa topé con su maldad - oráculo de Yahveh -.

12 Por ende su camino vendrá a ser su despeñadero: a la sima serán empujados y caerán en ella. Porque voy a traer sobre ellos una calamidad, al tiempo de su visita» - oráculo de Yahveh -.

13 En los profetas de Samaría, he observado una inepcia: profetizaban por Baal y hacían errar a mi pueblo Israel.

14 Mas en los profetas de Jerusalén he observado una monstruosidad: fornicar y proceder con falsía, dándose la mano con los malhechores, sin volverse cada cual de su malicia. Se me han vuelto todos ellos cual Sodoma, y los habitantes de la ciudad, cual Gomorra.

15 Por tanto, así dice Yahveh Sebaot tocante a los profetas: He aquí que les voy a dar de comer ajenjo y les voy a dar de beber agua emponzoñada. Porque a partir de los profetas de Jerusalén se ha propagado la impiedad por toda la tierra.

16 Así dice Yahveh Sebaot: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan. Os están embaucando. Os cuentan sus propias fantasías, no cosa de boca de Yahveh.

17 Dicen a los que me desprecian: «Yahveh dice: ¡Paz tendréis!» y a todo el que camina en terquedad de corazón: «No os sucederá nada malo.»

18 (Porque ¿quién asistió al consejo de Yahveh y vio y oyó su palabra?, ¿quién escuchó su palabra y la ha oído?)

19 Mirad que una tormenta de Yahveh, su ira, ha estallado, un torbellino remolinea, sobre la cabeza de los malos descarga.

20 No ha de apaciguarse la ira de Yahveh hasta que la ejecute, y realice los designios de su corazón. En días futuros os percataréis de ello.

21 Yo no envié a esos profetas, y ellos corrieron. No les hablé, y ellos profetizaron.

22 Pues si asistieron a mi consejo, hagan oír mi palabra a mi pueblo, y háganle tornar de su mal camino y de sus acciones malas.

23 ¿Soy yo un Dios sólo de cerca - oráculo de Yahveh - y no soy Dios de lejos?

24 ¿O se esconderá alguno en escondite donde yo no le vea? - oráculo de Yahveh -. ¿Los cielos y la tierra no los lleno yo? - oráculo de Yahveh -.

25 Ya he oído lo que dicen esos profetas que profetizan falsamente en mi nombre diciendo: «¡He tenido un sueño, he tenido un sueño!»

26 ¿Hasta cuándo va a durar esto en el corazón de los profetas que profetizan en falso y son profetas de la impostura de su corazón?,

27 ¿los que piensan hacer olvidarse a mi pueblo de mi Nombre por los sueños que se cuentan cada cual a su vecino, como olvidaron sus padres mi Nombre por Baal?

28 Profeta que tenga un sueño, cuente un sueño, y el que tenga consigo mi palabra, que hable mi palabra fielmente. ¿Qué tiene que ver la paja con el grano? - oráculo de Yahveh -.

29 ¿No es así mi palabra, como el fuego, y como un martillo golpea la peña?

30 Pues bien, aquí estoy yo contra los profetas - oráculo de Yahveh - que se roban mis palabras el uno al otro.

31 Aquí estoy yo contra los profetas - oráculo de Yahveh - que usan de su lengua y emiten oráculo.

32 Aquí estoy yo contra los profetas que profetizan falsos sueños - oráculo de Yahveh - y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus falsedades y su presunción, cuando yo ni les he enviado ni dado órdenes, y ellos de ningún provecho han sido para este pueblo - oráculo de Yahveh -.

33 Y cuando te pregunte este pueblo - o un profeta o un sacerdote -. «¿Cuál es la carga de Yahveh?» les dirás: «Vosotros sois la carga, y voy a dejaros en el suelo - oráculo de Yahveh -.»

34 Y el profeta, el sacerdote o cualquiera que dijere: «Una carga de Yahveh», yo me las entenderé con él y con su casa.

35 Así os diréis cada uno a su prójimo, y cada uno a su hermano: «¿Qué ha respondido Yahveh?, ¿qué ha dicho Yahveh?»

36 Pero de eso de la «carga de Yahveh» no os acordaréis más, porque tal carga sería para cada uno su propia palabra. Porque trastornáis las palabras del Dios vivo, Yahveh Sebaot nuestro Dios.

37 Así diréis al profeta: «¿Qué te ha respondido Yahveh?, ¿qué ha dicho Yahveh?»

38 Pero como habléis de «carga de Yahveh», entonces así dice Yahveh: «Por haber dicho eso de carga de Yahveh por más que os avisé que no dijerais carga de Yahveh,

39 por lo mismo, he aquí que yo os levanto en alto y os dejo caer a vosotros y a la ciudad que os di a vosotros y a vuestros padres.

40 Y os pondré encima oprobio eterno y baldón eterno que no será olvidado.»

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Jeremías 24

1 Hízome ver Yahveh, y he aquí que había un par de cestos de higos presentados delante del Templo de Yahveh - esto era después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, hubo deportado de Jerusalén al rey de Judá, Jeconías, hijo de Yoyaquim, a los principales de Judá y a los herreros y cerrajeros de Jerusalén, y los llevó a Babilonia -.

2 Un cesto era de higos muy buenos, como los primerizos, y el otro de higos malos, tan malos que no se podían comer.

3 Y me dijo Yahveh: «¿Qué estás viendo Jeremías?» Dije: «Higos. Los higos buenos son muy buenos; y los higos malos, muy malos, que no se dejan comer de puro malos.»

4 Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:

5 Así habla Yahveh, Dios de Israel: Como por estos higos buenos, así me interesaré en favor de los desterrados de Judá que yo eché de este lugar al país de los caldeos.

6 Pondré la vista en ellos para su bien, los devolveré a este país, los reconstruiré para no derrocarlos y los plantaré para no arrancarlos.

7 Les daré corazón para conocerme, pues yo soy Yahveh, y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, pues volverán a mí con todo su corazón.

8 Pero igual que a los higos malos, que no se pueden comer de malos - sí, así dice Yahveh -, así haré al rey Sedecías, a sus principales y al resto de Jerusalén: a los que quedaren en este país, y a los que están en el país de Egipto.

9 Haré de ellos el espantajo, una calamidad, de todos los reinos de la tierra; el oprobio y el ejemplo, la burla y la maldición por dondequiera que los empuje,

10 daré suelta entre ellos a la espada, al hambre y a la peste, hasta que sean acabados de sobre el solar que di a ellos y a sus padres.

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Jeremías 25

1 Palabra que fue dirigida a Jeremías tocante a todo el pueblo de Judá el año cuarto de Yoyaquim, hijo de Josías, rey de Judá, - o sea el año primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia -,

2 la cual pronunció e profeta Jeremías a todo el pueblo de Judá y a toda la población de Jerusalén, en estos términos:

3 Desde el año trece de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, veintitrés años hace que me es dirigida la palabra de Yahveh, y os la he comunicado puntualmente (pero no habéis oído.

4 También os envió Yahveh puntualmente a todos sus siervos los profetas, y tampoco oísteis ni aplicasteis el oído),

5 diciendo: Ea, volveos cada cual de su mal camino y de sus malas acciones, y volveréis al solar que os dio Yahveh a vosotros y a vuestros padres, desde siempre hasta siempre.

6 (No vayáis en pos de otros dioses para servirles y adorarles, no me provoquéis con las hechuras de vuestras manos, y no os haré mal.)

7 Pero no me habéis oído (- oráculo de Yahveh - de suerte que con las hechuras de vuestras manos me provocasteis, para vuestro mal).

8 Por eso, así dice Yahveh Sebaot: Puesto que no habéis oído mis palabras,

9 he aquí que yo mando a buscar a todos los linajes del norte (- oráculo de Yahveh - y a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia), y los traeré contra esta tierra y contra sus moradores (y contra todas estas gentes de alrededor); los anatematizaré y los pondré por pasmo, rechifla y ruinas eternos,

10 y haré desaparecer de ellos voz de gozo y voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia, el ruido de la muela y la luz de la candela.

11 Será reducida toda esta tierra a pura desolación, y servirán estas gentes al rey de Babilonia setenta años.

12 (Luego, en cumpliéndose los setenta años, visitaré al rey de Babilonia y a dicha gente por su delito - oráculo de Yahveh - y a la tierra de los caldeos trocándola en ruinas eternas).

13 Y atraeré sobre aquella tierra todas las palabras que he hablado respecto a ella, todo lo que está escrito en este libro. Lo que profetizó Jeremías tocante a la generalidad de las naciones.

14 (Pues también a ellos los reducirán a servidumbre muchas naciones y reyes grandes, y les pagaré según sus obras y según la hechura de sus manos.)

15 Así me ha dicho Yahveh Dios de Israel: Toma esta copa de vino de furia, y hazla beber a todas las naciones a las que yo te envíe;

16 beberán, y trompicarán, y se enloquecerán ante la espada que voy a soltar entre ellas.

17 Tomé la copa de mano de Yahveh, e hice beber a todas las naciones a las que me había enviado Yahveh:

18 (a Jerusalén y a las ciudades de Judá, a sus reyes y a sus principales, para trocarlo todo en desolación, pasmo, rechifla y maldición, como hoy está sucediendo);

19 a Faraón, rey de Egipto, a sus siervos, a sus principales y a todo su pueblo,

20 a todos los mestizos (a todos los reyes de Us); a todos los reyes de Filistea: a Ascalón, Gaza, Ecrón y al residuo de Asdod;

21 a Edom, Moab, y los ammonitas,

22 a (todos) los reyes de Tiro, a (todos) los reyes de Sidón y a los reyes de las islas de allende el mar;

23 a Dedán, Temá, Buz; a todos los que se afeitan las sienes,

24 a todos los reyes de Arabia y a todos los reyes de los mestizos habitantes del desierto;

25 (a todos los reyes de Zimrí) a todos los reyes de Elam y a todos los reyes de Media,

26 a todos los reyes del norte, los próximos y los remotos, cada uno con su hermano, y a todos los reinos que hay sobre la haz de la tierra. (Y el rey de Sesak beberá después de ellos.)

27 Y les dirás: Así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Bebed, emborrachaos, vomitad, caed y no os levantéis delante de la espada que yo voy a soltar entre vosotros.

28 Y si rehúsan tomar la copa de tu mano para beber, les dices: Así dice Yahveh Sebaot: Tenéis que beber sin falta,

29 porque precisamente por la ciudad que lleva mi Nombre empiezo a castigar; ¿y vosotros, quedaréis impunes?: ¡no, no quedaréis!, porque a la espada llamo yo contra todos los habitantes de la tierra - oráculo de Yahveh Sebaot -.

30 Tú, pues, les profetizas todas estas palabras y les dices: Yahveh desde lo alto ruge, y desde su santa Morada da su voz. Ruge contra su aprisco: grita como los lagareros. A todos los habitantes de la tierra

31 llega el eco, hasta el fin de la tierra. Porque pleitea Yahveh con las naciones y vence en juicio a toda criatura. A los malos los entrega a la espada - oráculo de Yahveh -.

32 Así dice Yahveh Sebaot: Mirad que una desgracia se propaga de nación a nación, y una gran tormenta surge del fin del mundo.

33 Habrá víctimas de Yahveh en aquel día de cabo a cabo de la tierra; no serán plañidos ni recogidos ni sepultados más: se volverán estiércol sobre la haz de la tierra.

34 Ululad, pastores, y clamad; revolcaos, mayorales, porque se han cumplido vuestros días para la matanza, y caeréis como objetos escogidos.

35 No habrá evasión para los pastores ni escapatoria para los mayorales.

36 Se oye el grito de los pastores, el ulular de los mayorales, porque devasta Yahveh su pastizal,

37 y son aniquiladas las estancias más seguras por la ardiente cólera de Yahveh.

38 Ha dejado el león su cubil, y se ha convertido su tierra en desolación ante la cólera irresistible, ante la ardiente cólera.

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