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ETAPAS EN EL DESIERTO(Lv.11,1-14,45)

 

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Números 11

1 El pueblo profería quejas amargas a los oídos de Yahveh, y Yahveh lo oyó. Se encendió su ira y ardió un fuego de Yahveh entre ellos y devoró un extremo del campamento.

2 El pueblo clamó a Moisés y Moisés intercedió ante Yahveh, y el fuego se apagó.

3 Por eso se llamó aquel lugar Taberá, porque había ardido contra ellos el fuego de Yahveh.

4 La chusma que se había mezclado al pueblo se dejó llevar de su apetito. También los israelitas volvieron a sus llantos diciendo: «¿Quién nos dará carne para comer?

5 ¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto, y de los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos!

6 En cambio ahora tenemos el alma seca. No hay de nada. Nuestros ojos no ven más que el maná.»

7 El maná era como la semilla del cilantro; su aspecto era como el del bedelio.

8 El pueblo se desparramaba para recogerlo; lo molían en la muela o lo majaban en el mortero; luego lo cocían en la olla y hacían con él tortas. Su sabor era parecido al de una torta de aceite.

9 Cuando, por la noche, caía el rocío sobre el campamento, caía también sobre él el maná.

10 Moisés oyó llorar al pueblo, cada uno en su familia, a la puerta de su tienda. Se irritó mucho la ira de Yahveh. A Moisés le pareció mal,

11 y le dijo a Yahveh: «¿Por qué tratas mal a tu siervo? ¿Por qué no he hallado gracia a tus ojos, para que hayas echado sobre mí la carga de todo este pueblo?

12 ¿Acaso he sido yo el que ha concebido a todo este pueblo y lo ha dado a luz, para que me digas: "Llévalo en tu regazo, como lleva la nodriza al niño de pecho, hasta la tierra que prometí con juramento a sus padres?"

13 ¿De dónde voy a sacar carne para dársela a todo este pueblo, que me llora diciendo: Danos carne para comer?

14 No puedo cargar yo solo con todo este pueblo: es demasiado pesado para mí.

15 Si vas a tratarme así, mátame, por favor, si he hallado gracia a tus ojos, para que no vea más mi desventura.»

16 Yahveh respondió a Moisés: «Reúneme setenta ancianos de Israel, de los que sabes que son ancianos y escribas del pueblo. Llévalos a la Tienda del Encuentro y que estén allí contigo.

17 Yo bajaré a hablar contigo; tomaré parte del espíritu que hay en ti y lo pondré en ellos, para que lleven contigo la carga del pueblo y no la tengas que llevar tú solo.

18 «Y al pueblo le dirás: Santificaos para mañana, que vais a comer carne, ya que os habéis lamentado a oídos de Yahveh, diciendo: "¿Quién nos dará carne para comer? Mejor nos iba en Egipto." Pues Yahveh os va a dar carne, y comeréis.

19 No un día, ni dos, ni cinco, ni diez ni veinte la comeréis,

20 sino un mes entero, hasta que os salga por las narices y os dé náuseas, pues habéis rechazado a Yahveh, que está en medio de vosotros, y os habéis lamentado en su presencia, diciendo: ¿Por qué salimos de Egipto?»

21 Moisés respondió: «El pueblo en que estoy cuenta 600.000 de a pie, ¿y tú dices que les darás carne para comer un mes entero?

22 Aunque se mataran para ellos rebaños de ovejas y bueyes, ¿bastaría acaso? Aunque se juntaran todos los peces del mar ¿habría suficiente?»

23 Pero Yahveh respondió a Moisés: «¿Es acaso corta la mano de Yahveh? Ahora vas a ver si vale mi palabra o no.»

24 Salió Moisés y transmitió al pueblo las palabras de Yahveh. Luego reunió a setenta ancianos del pueblo y los puso alrededor de la Tienda.

25 Bajó Yahveh en la Nube y le habló. Luego tomó algo del espíritu que había en él y se lo dio a los setenta ancianos. Y en cuanto reposó sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar, pero ya no volvieron a hacerlo más.

26 Habían quedado en el campamento dos hombres, uno llamado Eldad y el otro Medad. Reposó también sobre ellos el espíritu, pues aunque no habían salido a la Tienda, eran de los designados. Y profetizaban en el campamento.

27 Un muchacho corrió a anunciar a Moisés: «Eldad y Medad están profetizando en el campamento.»

28 Josué, hijo de Nun, que estaba al servicio de Moisés desde su mocedad, respondió y dijo: «Mi señor Moisés, prohíbeselo.»

29 Le respondió Moisés: «¿Es que estás tú celoso por mí? ¡Quién me diera que todo el pueblo de Yahveh profetizara porque Yahveh les daba su espíritu!»

30 Luego Moisés volvió al campamento con los ancianos de Israel.

31 Se alzó un viento, enviado por Yahveh, que hizo pasar codornices del lado del mar, y las extendió sobre el campamento, en una extensión de una jornada de camino a uno y otro lado alrededor del campamento, y a una altura de dos codos por encima del suelo.

32 El pueblo se dedicó todo aquel día y toda la noche y todo el día siguiente a capturar las codornices. El que menos, reunió diez modios, y las tendieron alrededor del campamento.

33 Y todavía tenían la carne entre los dientes, todavía la estaban masticando, cuando se encendió la ira de Yahveh contra el pueblo, y lo hirió Yahveh con una plaga muy grande.

34 Se llamó a aquel lugar Quibrot Hattaavá, porque allí sepultaron a la muchedumbre de glotones.

35 De Quibrot Hattaavá partió el pueblo hacia Jaserot, y acamparon en Jaserot.

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Números 12

1 María y Aarón murmuraron contra Moisés por causa de la mujer kusita que había tomado por esposa: por haberse casado con una kusita.

2 Decían: «¿Es que Yahveh no ha hablado más que con Moisés? ¿No ha hablado también con nosotros?» Y Yahveh lo oyó.

3 Moisés era un hombre muy humilde, más que hombre alguno sobre la haz de la tierra.

4 De improviso, Yahveh dijo a Moisés, a Aarón y a María: «Salid los tres a la Tienda del Encuentro.» Y salieron los tres.

5 Bajó Yahveh en la columna de Nube y se quedó a la puerta de la Tienda. Llamó a Aarón y a María y se adelantaron los dos.

6 Dijo Yahveh: «Escuchad mis palabras: Si hay entre vosotros un profeta, en visión me revelo a él, y hablo con él en sueños.

7 No así con mi siervo Moisés: él es de toda confianza en mi casa;

8 boca a boca hablo con él, abiertamente y no enigmas, y contempla la imagen de Yahveh. ¿Por qué, pues, habéis osado hablar contra mi siervo Moisés?»

9 Y se encendió la ira de Yahveh contra ellos. Cuando se marchó,

10 y la Nube se retiró de encima de la Tienda, he aquí que María estaba leprosa, blanca como la nieve. Aarón se volvió hacia María y vio que estaba leprosa.

11 Y dijo Aarón a Moisés: «Perdón, Señor mío, no cargues sobre nosotros el pecado que neciamente hemos cometido.

12 Por favor, que no sea ella como quien nace muerto del seno de su madre, con la carne medio consumida.»

13 Moisés clamó a Yahveh diciendo: «Oh Dios, cúrala, por favor.»

14 Yahveh respondió a Moisés: «Si tu padre le hubiera escupido al rostro, ¿no tendría que pasar siete días de vergüenza? Que quede siete días fuera del campamento y luego sea admitida otra vez.

15 María quedó siete días excluida del campamento. Pero el pueblo no partió hasta que ella se reintegró.

16 Después el pueblo partió de Jaserot y acamparon en el desierto de Parán.

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Números 13

1 Yahveh habló a Moisés y le dijo:

2 «Envía algunos hombres, uno por cada tribu paterna, para que exploren la tierra de Canaán que voy a dar a los israelitas. Que sean todos principales entre ellos.»

3 Los envió Moisés, según la orden de Yahveh, desde el desierto de Parán: todos ellos eran jefes de los israelitas.

4 Sus nombres eran éstos: por la tribu de Rubén, Sammúa, hijo de Zakkur;

5 por la tribu de Simeón, Safat, hijo de Jorí;

6 por la tribu de Judá, Caleb, hijo de Yefunné;

7 por la tribu de Isacar, Yigal, hijo de José;

8 por la tribu de Efraím, Hosea, hijo de Nun;

9 por la tribu de Benjamín, Paltí, hijo de Rafú;

10 por la tribu de Zabulón, Gaddiel, hijo de Sodí;

11 por la tribu de José: por la tribu de Manasés, Gaddí, hijo de Susí;

12 por la tribu de Dan, Ammiel, hijo de Guemalí;

13 por la tribu de Aser, Setur, hijo de Miguel;

14 por la tribu de Neftalí, Najbí, hijo de Vafsí;

15 por la tribu de Gad, Gueuel, hijo de Makí.

16 Esos son los nombres de los que envió Moisés a explorar el país. Pero a Hosea, hijo de Nun, Moisés le llamo Josué.

17 Moisés los envió a explorar el país de Canaán, y les dijo: «Subid ahí al Négueb y después subiréis a la montaña.

18 Reconoced el país, a ver qué tal es, y el pueblo que lo habita, si es fuerte o débil, escaso o numeroso;

19 y qué tal es el país en que viven, bueno o malo; cómo son las ciudades en que habitan, abiertas o fortificadas;

20 y cómo es la tierra, fértil o pobre, si tiene árboles o no. Tened valor y traed algunos productos del país.» Era el tiempo de las primeras uvas.

21 Subieron y exploraron el país, desde el desierto de Sin hasta Rejob, a la Entrada de Jamat.

22 Subieron por el Négueb y llegaron hasta Hebrón, donde residían Ajimán, Sesay y Talmay, los descendientes de Anaq. Hebrón había sido fundada siete años antes que Tanis de Egipto.

23 Llegaron al Valle de Eskol y cortaron allí un sarmiento con un racimo de uva, que transportaron con una pértiga entre dos, y también granadas e higos.

24 Al lugar aquél se le llamó Valle de Eskol, por el racimo que cortaron allí los israelitas.

25 Al cabo de cuarenta días volvieron de explorar la tierra.

26 Fueron y se presentaron a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad de los israelitas, en el desierto de Parán, en Cadés. Les hicieron una relación a ellos y a toda la comunidad, y les mostraron los productos del país.

27 Les contaron lo siguiente: «Fuimos al país al que nos enviaste, y en verdad que mana leche y miel; éstos son sus productos.

28 Sólo que el pueblo que habita en el país es poderoso; las ciudades, fortificadas y muy grandes; hasta hemos visto allí descendientes de Anaq.

29 El amalecita ocupa la región del Négueb; el hitita, el amorreo y el jebuseo ocupan la montaña; el cananeo, la orilla del mar y la ribera del Jordán.»

30 Caleb acalló al pueblo delante de Moisés, diciendo: «Subamos, y conquistaremos el país, porque sin duda podremos con él.»

31 Pero los hombres que habían ido con él dijeron: «No podemos subir contra ese pueblo, porque es más fuerte que nosotros.»

32 Y empezaron a hablar mal a los israelitas del país que habían explorado, diciendo: «El país que hemos recorrido y explorado es un país que devora a sus propios habitantes. Toda la gente que hemos visto allí es gente alta.

33 Hemos visto también gigantes, hijos de Anaq, de la raza de los gigantes. Nosotros nos teníamos ante ellos como saltamontes, y eso mismo les parecíamos a ellos.»

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Números 14

1 Entonces toda la comunidad alzó la voz y se puso a gritar; y la gente estuvo llorando aquella noche.

2 Luego murmuraron todos los israelitas contra Moisés y Aarón, y les dijo toda la comunidad: «¡Ojalá hubiéramos muerto en Egipto! Y si no, ¡ojalá hubiéramos muerto en el desierto!

3 ¿Por qué Yahveh nos trae a este país para hacernos caer a filo de espada y que nuestras mujeres y niños caigan en cautiverio? ¿No es mejor que volvamos a Egipto?»

4 Y se decían unos a otros: «Nombremos a uno jefe y volvamos a Egipto.»

5 Moisés y Aarón cayeron rostro en tierra delante de toda la asamblea de la comunidad de los israelitas.

6 Pero Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Yefunné, que eran de los que habían explorado el país, rasgaron sus vestiduras

7 y dijeron a toda la comunidad de los israelitas: «La tierra que hemos recorrido y explorado es muy buena tierra.

8 Si Yahveh nos es favorable, nos llevará a esa tierra y nos la entregará. Es una tierra que mana leche y miel.

9 No os rebeléis contra Yahveh, ni temáis a la gente del país, porque son pan comido. Se ha retirado de ellos su sombra, y en cambio Yahveh está con nosotros. No tengáis miedo.»

10 Toda la comunidad hablaba de apedrearlos, cuando la gloria de Yahveh se apareció en la Tienda del Encuentro, a todos los israelitas.

11 Y dijo Yahveh a Moisés: «¿Hasta cuándo me va a despreciar este pueblo? ¿Hasta cuándo van a desconfiar de mí, con todas las señales que he hecho entre ellos?

12 Los heriré de peste y los desheredaré. Pero a ti te convertiré en un pueblo más grande y poderoso que ellos.»

13 Moisés respondió a Yahveh: «Pero los egipcios saben muy bien que, con tu poder, sacaste a este pueblo de en medio de ellos.

14 Se lo han contado a los habitantes de este país. Estos se han enterado de que tú, Yahveh, estás en medio de este pueblo, y te das a ver cara a cara; de que tú, Yahveh, permaneces en tu Nube sobre ellos, y caminas delante de ellos de día en la columna de Nube, y por la noche en la columna de fuego.

15 Si haces perecer a este pueblo como un solo hombre, dirán los pueblos que han oído hablar de ti:

16 Yahveh, como no ha podido introducir a ese pueblo en la tierra que les había prometido con juramento, los ha matado en el desierto."

17 Muestra, pues, ahora tu poder, mi Señor, como prometiste diciendo:

18 Yahveh es tardo a la cólera y rico en bondad, tolera iniquidad y rebeldía; aunque nada deja sin castigo, castigando la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación."

19 Perdona, pues, la iniquidad de este pueblo conforme a la grandeza de tu bondad, como has soportado a este pueblo desde Egipto hasta aquí.»

20 Dijo Yahveh: «Le perdono, según tus palabras.

21 Pero, vivo yo y la gloria de Yahveh llena toda la tierra,

22 que ninguno de los que han visto mi gloria y las señales que he realizado en Egipto y en el desierto, que me han puesto a prueba ya diez veces y no han escuchado mi voz,

23 verá la tierra que prometí con juramento a sus padres. No la verá ninguno de los que me han despreciado.

24 Pero a mi siervo Caleb, ya que fue animado de otro espíritu y me obedeció puntualmente, le haré entrar en la tierra donde estuvo, y su descendencia la poseerá.

25 El amalecita y el cananeo habitan en el llano. Mañana, volveos y partid para el desierto, camino del mar de Suf.»

26 Yahveh habló a Moisés y Aarón y dijo:

27 «¿Hasta cuándo esta comunidad perversa, que está murmurando contra mí? He oído las quejas de los israelitas, que están murmurando contra mí.

28 Diles: Por mi vida - oráculo de Yahveh - que he de hacer con vosotros lo que habéis hablado a mis oídos.

29 Por haber murmurado contra mí, en este desierto caerán vuestros cadáveres, los de todos los que fuisteis revistados y contados, de veinte años para arriba.

30 Os juro que no entraréis en la tierra en la que, mano en alto, juré estableceros. Sólo a Caleb, hijo de Yefunné y a Josué, hijo de Nun,

31 y a vuestros pequeñuelos, de los que dijisteis que caerían en cautiverio, los introduciré, y conocerán la tierra que vosotros habéis despreciado.

32 Vuestros cadáveres caerán en este desierto,

33 y vuestros hijos serán nómadas cuarenta años en el desierto, cargando con vuestra infidelidad, hasta que no falte uno solo de vuestros cadáveres en el desierto.

34 Según el número de los días que empleasteis en explorar el país, cuarenta días, cargaréis cuarenta años con vuestros pecados, un año por cada día. Así sabréis lo que es apartarse de mí.

35 Yo, Yahveh, he hablado. Eso es lo que haré con toda esta comunidad perversa, amotinada contra mí. En este desierto no quedará uno: en él han de morir.»

36 Los hombres que había enviado Moisés a explorar la tierra, que al volver habían incitado a toda la comunidad a murmurar contra él, poniéndose a hablar mal del país,

37 aquellos hombres que habían hablado mal del país, cayeron muertos delante de Yahveh.

38 En cambio, Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Yefunné, sobrevivieron de entre los hombres que habían ido a explorar la tierra.

39 Refirió Moisés estas palabras a todos los israelitas y se afligió mucho el pueblo.

40 Madrugaron y subieron a la cumbre del monte, diciendo: «Vamos a subir a ese lugar respecto del cual ha dicho Yahveh que hemos pecado.»

41 Moisés les respondió: «¿Por qué hacéis eso, pasando por encima de la orden de Yahveh? Eso no tendrá buen éxito.

42 No subáis, porque Yahveh no está en medio de vosotros, no vayáis a ser derrotados frente a vuestros enemigos.

43 Porque el amalecita y el cananeo están allí contra vosotros, y caeréis a filo de espada, pues después de haber abandonado vosotros a Yahveh, Yahveh no está con vosotros.»

44 Pero ellos se obstinaron en subir a la cumbre del monte. Ni el arca de la alianza de Yahveh, ni Moisés se movieron del campamento.

45 Bajaron los amalecitas y los cananeos que habitaban en aquella montaña, los batieron y los destrozaron hasta llegar a Jormá.

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