volver  Libros sapienciales  Biblia     Inicio

COLECCIÓN DE LOS SABIOS (Prov.22,12-24,34)

 

22    23    24

 

Proverbios 22

17 Presta oído y escucha las palabras de los sabios, y aplica tu corazón a mi ciencia,

18 porque te será dulce guardarlas en tu seno, y tener todas a punto en tus labios.

19 Para que esté en Yahveh tu confianza también a ti hoy te enseñaré.

20 ¿No he escrito para ti treinta capítulos de consejos y ciencia,

21 para hacerte conocer la certeza de las palabras verdaderas, y puedas responder palabras verdaderas a quien te envíe?

22 No despojes al débil, porque es débil, y no aplastes al desdichado en la puerta,

23 porque Yahveh defenderá su causa y despojará de la vida a los despojadores.

24 No tomes por compañero a un hombre airado, ni vayas con un hombre violento,

25 no sea que aprendas sus senderos, y te encuentres con un lazo para tu vida.

26 No seas de los que chocan la mano, y salen fiadores de préstamos:

27 porque si no tienes con qué pagar, te tomarán el lecho en que te acuestas.

28 No desplaces el lindero antiguo que tus padres pusieron.

29 ¿Has visto un hombre hábil en su oficio? Se colocará al servicio de los reyes. No quedará al servicio de gentes oscuras.

volver

Proverbios 23

1 Si te sientas a comer con poderoso, mira bien al que está frente a ti;

2 pon un cuchillo a tu garganta si eres hombre de apetito;

3 no desees sus manjares, porque es alimento engañoso.

4 No te fatigues por enriquecerte, deja de pensar en ello.

5 Pones tus ojos en ello y no hay nada. Porque se hace alas como águila, y se vuela hasta el cielo.

6 No comas pan con hombre de malas intenciones, ni desees sus manjares.

7 Porque, según lo que calcula en su interior, te dice: «¡Come y bebe!», pero su corazón no está contigo.

8 Nada más comer lo vomitarías y tus palabras amables serían tu ruina.

9 A oídos de necio no hables, porque se burlará de la prudencia de tus dichos.

10 No desplaces el lindero antiguo, no entres en el campo de los huérfanos,

11 porque su vengador es poderoso, y defendería su pleito contra ti.

12 Aplica tu corazón a la instrucción, y tus oídos a las palabras de la ciencia.

13 No ahorres corrección al niño, que no se va a morir porque le castigues con la vara.

14 Con la vara le castigarás y librarás su alma del seol.

15 Hijo mío, si tu corazón es sabio, se alegrará también mi corazón,

16 y exultarán mis riñones al decir tus labios cosas rectas.

17 No envidie tu corazón a los pecadores, más bien en el temor de Yahveh permanezca todo el día,

18 porque hay un mañana, y tu esperanza no será aniquilada.

19 Escucha, hijo, y serás sabio, y endereza tu corazón por el camino...

20 No seas de los que se emborrachan de vino, ni de los que se ahítan de carne,

21 porque borracho y glotón se empobrecen y el sopor se viste de harapos.

22 Escucha a tu padre, que él te engendró, y no desprecies a tu madre por ser vieja.

23 Adquiere la verdad y no la vendas: la sabiduría, la instrucción, la inteligencia.

24 El padre del justo rebosa de gozo, quien engendra un sabio por él se regocija.

25 Se alegrarán tu padre y tu madre, y gozará la que te ha engendrado.

26 Dame, hijo mío, tu corazón, y que tus ojos hallen deleite en mis caminos.

27 Fosa profunda es la prostituta, pozo angosto la mujer extraña.

28 También ella como ladrón pone emboscadas, y multiplica entre los hombres los traidores.

29 ¿Para quién las «Desgracias»? ¿para quién los «Ayes»? ¿para quién los litigios? ¿para quién los lloros? ¿para quién los golpes sin motivo? ¿para quién los ojos turbios?

30 Para los que se eternizan con el vino, los que van en busca de vinos mezclados.

31 No mires el vino: ¡Qué buen color tiene! ¡cómo brinca en la copa! ¡qué bien entra!

32 Pero, a la postre, como serpiente muerde, como víbora pica.

33 Tus ojos verán cosas extrañas, y tu corazón hablará sin ton ni son.

34 Estarás como acostado en el corazón del mar, o acostado en la punta de un mástil.

35 «Me han golpeado, pero no estoy enfermo; me han tundido a palos, pero no lo he sentido, ¿Cuándo me despertaré...?, me lo seguiré preguntando.»

volver

Proverbios 24

1 No tengas envidia de los malos, no desees estar con ellos,

2 porque su corazón trama violencias, y sus labios hablan de desgracias.

3 Con la sabiduría se construye una casa, y con la prudencia se afianza;

4 con la ciencia se llenan los cilleros de todo bien precioso y deseable.

5 El varón sabio está fuerte, el hombre de ciencia fortalece su vigor;

6 porque con sabios consejos harás la guerra, y en la abundancia de consejeros está el éxito.

7 Muy alta está la sabiduría para el necio: no abre su boca en la puerta.

8 Al que piensa en hacer mal, se le llama maestro en intrigas.

9 La necedad sólo maquina pecados, el arrogante es abominable a los hombres.

10 Si te dejas abatir el día de la angustia, angosta es tu fuerza.

11 Libra a los que son llevados a la muerte, y a los conducidos al suplicio ¡si los pudieras retener!

12 Si dices: «Mira que no lo sabíamos», ¿acaso el que pesa los corazones no comprende? ¿el que vigila tu alma, no lo sabe? El da a cada hombre según sus obras.

13 Come miel, hijo mío, porque es buena. Panal de miel es dulce a tu paladar.

14 Pues sábete que así será la sabiduría para tu alma, y si la hallas, hay un mañana, y tu esperanza no será aniquilada.

15 No pongas, malvado, asechanzas en la mansión del justo, no hagas violencia a su morada.

16 Que siete veces cae el justo, pero se levanta, mientras los malos se hunden en la desgracia.

17 No te alegres por la caída de tu enemigo, no se goce tu corazón cuando se hunde;

18 no sea que lo vea Yahveh y le desagrade, y aparte de él su ira.

19 No te enfurezcas por causa de los malvados, ni tengas envidia de los malos.

20 Porque para el malvado no hay un mañana: la lámpara de los malos se extinguirá.

21 Teme, hijo mío, a Yahveh y al rey, no te relaciones con los innovadores,

22 porque al instante surgirá su calamidad, y ¿quién sabe el castigo que pueden ambos dar?

23 También esto pertenece a los sabios: Hacer acepción de personas en el juicio no está bien.

24 Al que dice al malo: «Eres justo», le maldicen los pueblos y le detestan las naciones;

25 los que los castigan, viven felices, y viene sobre ellos la bendición del bien.

26 Besa en los labios, el que responde con franqueza.

27 Ordena tus trabajos de fuera y prepara tus faenas en el campo; y después puedes construirte tu casa.

28 No des testimonio, en vano, contra tu prójimo, ni engañes con tus labios.

29 No digas: «Como él me ha hecho a mí, le haré yo a él, daré a cada uno según sus obras.»

30 He pasado junto al campo de un perezoso, y junto a la viña de un hombre insensato,

31 y estaba todo invadido de ortigas, los cardos cubrían el suelo, la cerca de piedras estaba derruída.

32 Al verlo, medité en mi corazón, al contemplarlo aprendí la lección:

33 «Un poco dormir, otro poco dormitar, otro poco tumbarse con los brazos cruzados

34 y llegará, como vagabundo, tu miseria y como un mendigo tu pobreza.»

volver