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LA SABIDURIA Y EL DESTINO DEL HOMBRE(Sab.1,1-5,23)

 

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Sabiduría 1

1 Amad la justicia, los que juzgáis la tierra, pensad rectamente del Señor y con sencillez de corazón buscadle.

2 Porque se deja hallar de los que no le tientan, se manifesta a los que no desconfían de él.

3 Pues los pensamientos tortuosos apartan de Dios y el Poder, puesto a prueba, rechaza a los insensatos.

4 En efecto, en alma fraudulenta no entra la Sabiduría, no habita en cuerpo sometido al pecado;

5 pues el espíritu santo que nos educa huye del engaño, se aleja de los pensamientos necios y se ve rechazado al sobrevenir la iniquidad.

6 La Sabiduría es un espíritu que ama al hombre, pero no deja sin castigo los labios del blasfemo; que Dios es testigo de sus riñones, observador veraz de su corazón y oye cuanto dice su lengua.

7 Porque el espíritu del Señor llena la tierra y él, que todo lo mantiene unido, tiene conocimiento de toda palabra.

8 Nadie, pues, que profiera iniquidades quedará oculto, ni le pasará por alto la Justicia vengadora.

9 Las deliberaciones del impío serán examinadas; el eco de sus palabras llegará hasta el Señor para castigo de sus maldades.

10 Un oído celoso lo escucha todo, no se le oculta ni el rumor de la murmuración.

11 Guardaos, pues, de murmuraciones inútiles, preservad vuestra lengua de la maledicencia; que la palabra más secreta no se pronuncia en vano, y la boca mentirosa da muerte al alma.

12 No os busquéis la muerte con los extravíos de vuestra, vida, no os atraigáis la ruina con las obras de vuestras manos;

13 que no fue Dios quien hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes;

14 él todo lo creó para que subsistiera, las criaturas del mundo non saludables, no hay en ellas veneno de muerte ni imperio del Hades sobre la tierra,

15 porque la justicia es inmortal.

16 Pero los impíos con las manos y las palabras llaman a la muerte; teniéndola por amiga, se desviven por ella, y con ella conciertan un pacto, pues bien merecen que les tenga por suyos.

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Sabiduría 2

1 Porque se dicen discurriendo desacertadamente: «Corta es y triste nuestra vida; no hay remedio en la muerte del hombre ni se sabe de nadie que haya vuelto del Hades.

2 Por azar llegamos a la existencia y luego seremos como si nunca hubiéramos sido. Porque humo es el aliento de nuestra nariz y el pensamiento, una chispa del latido de nuestro corazón;

3 al apagarse, el cuerpo se volverá ceniza y el espíritu se desvanecerá como aire inconsistente.

4 Caerá con el tiempo nuestro nombre en el olvido, nadie se acordará de nuestras obras; pasará nuestra vida como rastro de nube, se disipará como niebla acosada por los rayos del sol y por su calor vencida.

5 Paso de una sombra es el tiempo que vivimos, no hay retorno en nuestra muerte; porque se ha puesto el sello y nadie regresa.

6 Venid, pues, y disfrutemos de los bienes presentes, gocemos de las criaturas con el ardor de la juventud.

7 Hartémonos de vinos exquisitos y de perfumes, no se nos pase ninguna flor primaveral,

8 coronémonos de rosas antes que se marchiten;

9 ningún prado quede libre de nuestra orgía, dejemos por doquier constancia de nuestro negocijo; que nuestra parte es ésta, ésta nuestra herencia.

10 Oprimamos al justo pobre, no perdonemos a la viuda, no respetemos las canas llenas de años del anciano.

11 Sea nuestra fuerza norma de la justicia, que la debilidad, como se ve, de nada sirve.

12 Tendamos lazos al justo, que nos fastidia, se enfrenta a nuestro modo de obrar, nos echa en cara faltas contra la Ley y nos culpa de faltas contra nuestra educación.

13 Se gloría de tener el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor.

14 Es un reproche de nuestros criterios, su sola presencia nos es insufrible,

15 lleva una vida distinta de todas y sus caminos son extraños.

16 Nos tiene por bastardos, se aparta de nuestros caminos como de impurezas; proclama dichosa la suerte final de los justos y se ufana de tener a Dios por padre.

17 Veamos si sus palabras son verdaderas, examinemos lo que pasará en su tránsito.

18 Pues si el justo es hijo de Dios, él le asistirá y le librará de las manos de sus enemigos.

19 Sometámosle al ultraje y al tormento para conocer su temple y probar su entereza.

20 Condenémosle a una muerte afrentosa, pues, según él, Dios le visitará.»

21 Así discurren, pero se equivocan; los ciega su maldad;

22 no conocen los secretos de Dios, no esperan recompensa por la santidad ni creen en el premio de las almas intachables.

23 Porque Dios creó al hombre para la incorruptibilidad, le hizo imagen de su misma naturaleza;

24 mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen.

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Sabiduría 3

1 En cambio, las almas de los justos están en las manos de Dios y no les alcanzará tormento alguno.

2 A los ojos de los insensatos pareció que habían muerto; se tuvo por quebranto su salida,

3 y su partida de entre nosotros por completa destrucción; pero ellos están en la paz.

4 Aunque, a juicio de los hombres, hayan sufrido castigos, su esperanza estaba llena de inmortalidad;

5 por una corta corrección recibirán largos beneficios. pues Dios los sometió a prueba y los halló dignos de sí;

6 como oro en el crisol los probó y como holocausto los aceptó.

7 El día de su visita resplandecerán, y como chispas en rastrojo correrán.

8 Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos y sobre ellos el Señor reinará eternamente.

9 Los que en él confían entenderán la verdad y los que son fieles permanecerán junto a él en el amor, porque la gracia y la misericordia son para sus santos y su visita para sus elegidos.

10 En cambio, los impíos tendrán la pena que sus pensamientos merecen, por desdeñar al justo y separarse del Señor.

11 Desgraciados los que desprecian la sabiduría y la instrucción; vana es su esperanza, sin provecho sus fatigas, inútiles sus obras;

12 sus mujeres son insensatas, malvados sus hijos, maldita su posteridad.

13 Dichosa la estéril sin mancilla, la que no conoce lecho de pecado; tendrá su fruto en la visita de las almas.

14 Dichoso también el eunuco que con sus manos no obra iniquidad ni fomenta pensamientos perversos contra el Señor; por su fidelidad se le dará una escogida recompensa, una herencia muy agradable en el Santurario del Señor.

15 Que el fruto de los esfuerzos nobles es glorioso, imperecedera la raíz de la prudencia.

16 En cambio los hijos de adúlteros no llegarán a sazón, desaparecerá la raza nacida de una unión culpable.

17 Si viven largos años, no alcanzarán estima alguna y al fin su ancianidad carecerá de honor.

18 Y si mueren pronto, no tendrán esperanza ni consuelo en el día de la sentencia,

19 pues duro es el fin de una raza inicua.

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Sabiduría 4

1 Mejor es carencia de hijos acompañada de virtud, pues hay inmortalidad en su recuerdo, porque es conocida por Dios y por los hombres;

2 presente, la imitan, ausente, la añoran; en la eternidad, ceñida de una corona, celebra su triunfo porque venció en la lucha por premios incorruptibles.

3 En cambio, la numerosa prole de los impíos será inútil; viniendo de renuevos bastardos, no echará raíces profundas ni se asentará sobre fundamento sólido.

4 Aunque despliegue por su tiempo su ramaje, precariamente arraigada, será sacudida por el viento, arrancada de raíz por la furia del vendaval;

5 se quebrarán sus ramas todavía tiernas, inútiles serán sus frutos, sin sazón para comerlos, para nada servirán.

6 Que los hijos nacidos de sueños culpables son testigos, en su examen, de la maldad de los padres.

7 El justo, aunque muera prematuramente, halla el descanso.

8 La ancianidad venerable no es la de los muchos días ni se mide por el número de años;

9 la verdadera canicie para el hombre es la prudencia, y la edad provecta, una vida inmaculada.

10 Agradó a Dios y fue amado, y como vivía entre pecadores, fue trasladado.

11 Fue arrebatado para que la maldad no pervitiera su inteligencia o el engaño sedujera su alma;

12 pues la fascinación del mal empaña el bien y los vaivenes de la concupiscencia corrompen el espíritu ingenuo.

13 Alcanzando en breve la perfección, llenó largos años.

14 Su alma era del agrado del Señor, por eso se apresuró a sacarle de entre la maldad. Lo ven las gentes y no comprenden, ni caen en cuenta

15 que la gracia y la misericordia son para sus elegidos y su visita para sus santos.

16 El justo muerto condena a los impíos vivos, y la juventud pronto consumada, la larga ancianidad del inicuo.

17 Ven la muerte del sabio, mas no comprenden los planes del Señor sobre él ni por qué le ha puesto en seguridad;

18 lo ven y lo desprecian, pero el Señor se reirá de ellos.

19 Después serán cadáveres despreciables, objeto de ultraje entre los muertos para siempre. Porque el Señor los quebrará lanzándolos de cabeza, sin habla, los sacudirá de sus cimientos; quedarán totalmentes asolados, sumidos en el dolor, y su recuerdo se perderá.

20 Al tiempo de dar cuenta de sus pecados irán acobardados, y sus iniquidades se les enfrentarán acusándoles.

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Sabiduría 5

1 Estará entonces el justo en pie con gran confianza en presencia de los que le afligieron y despreciaron sus trabajos.

2 Al verle, quedarán estremecidos de terrible espanto, estupefactos por lo inesperado de su salvación.

3 Se dirán mudando de parecer, gimiendo en la angustia de su espíritu:

4 «Este es aquel a quien hicimos entonces objeto de nuestras burlas, a quien dirigíamos, insensatos, nuestros insultos. Locura nos pareció su vida y su muerte, una ignominia.

5 ¿Cómo, pues, ha sido contado entre los hijos de Dios y tiene su herencia entre los santos?

6 Luego vagamos fuera del camino de la verdad; la luz de la justicia no nos alumbró, no salió el sol para nosotros.

7 Nos hartamos de andar por sendas de iniquidad y perdición, atravesamos desiertos intransitables; pero el camino del Señor, no lo conocimos.

8 ¿De qué nos sirvió nuestro orgullo? ¿De qué la riqueza y la jactancia?

9 Todo aquello pasó como una sombra, como noticia que va corriendo;

10 como nave que atraviesa las aguas agitadas, y no es posible descubrir la huella de su paso ni el rastro de su quilla en las olas;

11 como pájaro que volando atraviesa el aire, y de su vuelo no se encuentra vestigio alguno; con el golpe de sus remos azota el aire ligero, lo corta con agudo silbido, se abre camino batiendo las alas y después, no se descubre señal de su paso;

12 como flecha disparada al blanco; el aire hendido refluye al instante sobre sí y no sabe el camino que la flecha siguió.

13 Lo mismo nosotros: apenas nacidos, dejamos de existir, y no podemos mostrar vestigio alguno de virtud; nos gastamos en nuestra maldad.»

14 En efecto, la esperanza del impío es como brizna arrebatada por el viento, como espuma ligera acosada por el huracán, se desvanece como el humo con el viento; pasa como el recuerdo del huésped de un día.

15 Los justos, en cambio, viven eternamente; en el Señor está su recompensa, y su cuidado a cargo del Altísimo.

16 Recibirán por eso de mano del Señor la corona real del honor y la diadema de la hermosura; pues con su diestra los protegerá y los escudará con su brazo.

17 Tomará su celo como armadura, y armará a la creación para rechazar a sus enemigos;

18 por coraza vestirá la justicia, se pondrá por casco un juicio sincero,

19 tomará por escudo su santidad invencible,

20 afilará como espada su cólera inexorable, y el universo saldrá con él a pelear contra los insensatos.

21 Partirán certeros los tiros de los rayos, de las nubes, como de arco bien tendido, saltarán al blanco,

22 de una ballesta se disparará furioso granizo; las olas del mar se encresparán contra ellos, los ríos los anegarán sin piedad;

23 se levantará contra ellos un viento poderoso y como huracán los aventará. Así la iniquidad asolará la tierra entera y la maldad derribará los tronos de los que están en el poder.

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