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SALMOS 76-100

(Los números de los Salmos entre paréntesis corresponden a la Vulgata)

 

76    77    78    79    80    81    82    83    84    85    86    87    88    89    90    91    92    93    94    95    96    97    98    99    100

 

Salmo 76 (75)

(1) = Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Salmo. De Asaf. Cántico. =

1 (2) En Judá Dios es conocido, grande es su nombre en Israel;

2 (3) su tienda está en Salem, su morada en Sión;

3 (4) allí quebró las ráfagas del arco, el escudo, la espada y la guerra. = Pausa. =

4 (5) Fulgurante eres tú, maravilloso por los montones de botín

5 (6) de que han sido despojados; los bravos durmiendo están su sueño, a todos los hombres fuertes les fallaron los brazos;

6 (7) a tu amenaza, oh Dios de Jacob, carro y caballo se quedaron pasmados.

7 (8) Tú, tú el terrible, ¿quién puede resistir ante tu faz, bajo el golpe de tu ira?

8 (9) Desde los cielos pronuncias la sentencia, la tierra se amedrenta y enmudece

9 (10) cuando Dios se levanta para el juicio, para salvar a todos los humildes de la tierra. = Pausa. =

10 (11) La cólera del hombre te celebra, te ceñirás con los escapados a la Cólera.

11 (12) Haced votos y cumplidlos a Yahveh, vuestro Dios, los que le rodean traigan presentes al Terrible;

12 (13) el que corta el aliento a los príncipes, el temible para los reyes de la tierra.

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Salmo 77 (76)

(1) = Del maestro de coro... Yedutún. De Asaf. Salmo. =

1 (2) Mi voz hacia Dios: yo clamo, mi voz hacia Dios: él me escucha.

2 (3) En el día de mi angustia voy buscando al Señor, por la noche tiendo mi mano sin descanso, mi alma el consuelo rehúsa.

3 (4) De Dios me acuerdo y gimo, medito, y mi espíritu desmaya. = Pausa. =

4 (5) Los párpados de mis ojos tú retienes, turbado estoy, no puedo hablar;

5 (6) pienso en los días de antaño, de los años antiguos

6 (7) me acuerdo; en mi corazón musito por la noche, medito y mi espíritu inquiere:

7 (8) ¿Acaso por los siglos desechará el Señor, no volverá a ser propicio?

8 (9) ¿Se ha agotado para siempre su amor? ¿Se acabó la Palabra para todas las edades?

9 (10) ¿Se habrá olvidado Dios de ser clemente, o habrá cerrado de ira sus entrañas? = Pausa. =

10 (11) Y digo: «Este es mi penar: que se ha cambiado la diestra del Altísimo.»

11 (12) Me acuerdo de las gestas de Yahveh, sí, recuerdo tus antiguas maravillas,

12 (13) medito en toda tu obra, en tus hazañas reflexiono.

13 (14) ¡Oh Dios, santos son tus caminos! ¿Qué dios hay grande como Dios?

14 (15) Tú, el Dios que obras maravillas, manifestaste tu poder entre los pueblos;

15 (16) con tu brazo a tu pueblo rescataste, a los hijos de Jacob y de José. = Pausa =.

16 (17) Viéronte, oh Dios, las aguas, las aguas te vieron y temblaron, también se estremecieron los abismos.

17 (18) Las nubes derramaron sus aguas, su voz tronaron los nublados, también cruzaban tus saetas.

18 (19) ¡Voz de tu trueno en torbellino! Tus relámpagos alumbraban el orbe, la tierra se estremecía y retemblaba.

19 (20) Por el mar iba tu camino, por las muchas aguas tu sendero, y no se descubrieron tus pisadas.

20 (21) Tú guiaste a tu pueblo cual rebaño por la mano de Moisés y de Aarón.

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Salmo 78 (77)

(1) = Poema. De Asaf. =

1 Escucha mi ley, pueblo mío, tiende tu oído a las palabras de mi boca;

2 voy a abrir mi boca en parábolas, a evocar los misterios del pasado.

3 Lo que hemos oído y que sabemos, lo que nuestros padres nos contaron,

4 no se lo callaremos a sus hijos, a la futura generación lo contaremos: Las alabanzas de Yahveh y su poder, las maravillas que hizo;

5 él estableció en Jacob un dictamen, y puso una ley en Israel; El había mandado a nuestros padres que lo comunicaran a sus hijos,

6 que la generación siguiente lo supiera, los hijos que habían de nacer; y que éstos se alzaran y se lo contaran a sus hijos,

7 para que pusieran en Dios su confianza, no olvidaran las hazañas de Dios, y sus mandamientos observaran;

8 para que no fueran, lo mismo que sus padres, una generación rebelde y revoltosa, generación de corazón voluble y de espíritu desleal a Dios.

9 Los hijos de Efraím, diestros arqueros, retrocedieron el día del combate;

10 no guardaban la alianza hecha con Dios, rehusaban caminar según su ley;

11 tenían olvidados sus portentos, las maravillas que él les hizo ver:

12 prodigios hizo a la vista de sus padres en el país de Egipto, en los campos de Tanis.

13 Hendió la mar y los pasó a través, contuvo las aguas como un dique;

14 de día los guiaba con la nube, y cada noche con resplandor de fuego;

15 en el desierto hendió las rocas, los abrevó a raudales sin medida;

16 hizo brotar arroyos de la peña y descender las aguas como ríos.

17 Pero ellos volvían a pecar contra él, a rebelarse contra el Altísimo en la estepa;

18 a Dios tentaron en su corazón reclamando manjar para su hambre.

19 Hablaron contra Dios; dijeron: «¿Será Dios capaz de aderezar una mesa en el desierto?

20 «Ved que él hirió la roca, y corrieron las aguas, fluyeron los torrentes: ¿podrá de igual modo darnos pan, y procurar carne a su pueblo?»

21 Entonces Yahveh lo oyó y se enfureció, un fuego se encendió contra Jacob, y la Cólera estalló contra Israel,

22 porque en Dios no habían tenido fe ni confiaban en su salvación.

23 Y a las nubes mandó desde lo alto, abrió las compuertas de los cielos;

24 hizo llover sobre ellos maná para comer, les dio el trigo de los cielos;

25 pan de Fuertes comió el hombre, les mandó provisión hasta la hartura.

26 Hizo soplar en los cielos el solano, el viento del sur con su poder atrajo,

27 y llovió sobre ellos carne como polvo, y aves como la arena de los mares;

28 las dejó caer en medio de su campo, en torno a sus moradas.

29 Comieron hasta quedar bien hartos, así satisfizo su avidez;

30 mas aún no habían colmado su avidez, su comida estaba aún en su boca,

31 cuando la cólera de Dios estalló contra ellos: hizo estragos entre los más fuertes, y abatió a la flor de Israel.

32 Mas con todo pecaron todavía, en sus maravillas no tuvieron fe.

33 El consumió sus días con un soplo, y sus años con espanto.

34 Cuando los mataba, le buscaban, se convertían, se afanaban por él,

35 y recordaban que Dios era su roca, su redentor, el Dios Altísimo.

36 Mas le halagaban con su boca, y con su lengua le mentían;

37 su corazón no era fiel para con él, no tenían fe en su alianza.

38 El, con todo, enternecido, borraba las culpas y no exterminaba; bien de veces su cólera contuvo y no despertó todo su furor:

39 se acordaba de que ellos eran carne, un soplo que se va y no vuelve más.

40 ¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto, le irritaron en aquellas soledades!

41 Otra vez a tentar a Dios volvían, a exasperar al Santo de Israel;

42 no se acordaron de su mano, del día en que les libró del adversario;

43 cuando hizo en Egipto sus señales, en el campo de Tanis sus prodigios.

44 Trocó en sangre sus ríos y sus arroyos para que no bebiesen.

45 Tábanos les mandó que los comieron, y ranas que los infestaron;

46 entregó a la langosta sus cosechas, el fruto de su afán al saltamontes;

47 asoló con granizo sus viñedos, y con la helada sus sicómoros;

48 entregó sus ganados al pedrisco y a los rayos sus rebaños.

49 Lanzó contra ellos el fuego de su cólera, indignación, enojo y destrucción, tropel de mensajeros de desgracias;

50 libre curso dio a su ira. No preservó sus almas de la muerte, a la peste sus vidas entregó;

51 hirió en Egipto a todo primogénito, las primicias de la raza en las tiendas de Cam.

52 Y sacó a su pueblo como ovejas, cual rebaño los guió por el desierto;

53 los guió en seguro, sin temor, mientras el mar cubrió a sus enemigos;

54 los llevó a su término santo, a este monte que su diestra conquistó;

55 arrojó a las naciones ante ellos; a cordel les asignó una heredad, y estableció en sus tiendas las tribus de Israel.

56 Pero ellos le tentaron, se rebelaron contra el Dios Altísimo, se negaron a guardar sus dictámenes,

57 se extraviaron, infieles, lo mismo que sus padres, se torcieron igual que un arco indócil:

58 le irritaron con sus altos, con sus ídolos excitaron sus celos.

59 Dios lo oyó y se enfureció, desechó totalmente a Israel;

60 abandonó la morada de Silo, la tienda en que habitaba entre los hombres.

61 Mandó su fuerza al cautiverio, a manos del adversario su esplendor;

62 entregó su pueblo a la espada, contra su heredad se enfureció.

63 El fuego devoró a sus jóvenes, no hubo canto nupcial para sus vírgenes;

64 sus sacerdotes cayeron a cuchillo, sus viudas no entonaron lamentos.

65 Entonces despertó el Señor como un durmiente, como un bravo vencido por el vino;

66 hirió a sus adversarios en la espalda, les infligió un oprobio eterno.

67 Desechó la tienda de José, y no eligió a la tribu de Efraím;

68 mas eligió a la tribu de Judá, el monte Sión al cual amaba.

69 Construyó como las alturas del cielo su santuario, como la tierra que fundó por siempre.

70 Y eligió a David su servidor, le sacó de los apriscos del rebaño,

71 le trajo de detrás de las ovejas, para pastorear a su pueblo Jacob, y a Israel, su heredad.

72 El los pastoreaba con corazón perfecto, y con mano diestra los guiaba.

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Salmo 79 (78)

(1) = Salmo. De Asaf. =

1 Oh Dios, han invadido tu heredad las gentes, han profanado tu sagrado Templo; han dejado en ruinas a Jerusalén,

2 han entregado el cadáver de tus siervos por comida a los pájaros del cielo, la carne de tus amigos a las bestias de la tierra.

3 Han derramado como agua su sangre en torno a Jerusalén, ¡y nadie sepultaba!

4 Nos hemos hecho la irrisión de los vecinos, burla y escarnio de nuestros circundantes.

5 ¿Hasta cuándo, Yahveh, tu cólera? ¿hasta el fin? ¿han de quemar tus celos como fuego?

6 Derrama tu furor sobre las gentes, que no te reconocen, y sobre los reinos que tu nombre no invocan.

7 Porque han devorado a Jacob y han devastado su dominio.

8 No recuerdes contra nosotros culpas de antepasados, vengan presto a nuestro encuentro tus ternuras, pues estamos abatidos del todo;

9 ayúdanos, Dios de nuestra salvación, por amor de la gloria de tu nombre; líbranos, borra nuestros pecados, por causa de tu nombre.

10 ¿Por qué han de decir las gentes: «¿Dónde está su Dios?» ¡Que entre las gentes se conozca, a nuestros propios ojos, la venganza de la sangre de tus siervos derramada!

11 ¡Llegue hasta ti el suspiro del cautivo, con la grandeza de tu brazo preserva a los hijos de la muerte!

12 ¡Devuelve siete veces a nuestros vecinos, en su entraña, su afrenta, la afrenta que te han hecho, Señor!

13 Y nosotros, tu pueblo, rebaño de tu pasto, eternamente te daremos gracias, de edad en edad repetiremos tu alabanza.

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Salmo 80 (79)

(1) = Del maestro de coro. Según la melodía: «Lirios es el dictamen.» De Asaf. Salmo. =

1 (2) Pastor de Israel, escucha, tú que guías a José como un rebaño; tú que estás sentado entre querubes, resplandece

2 (3) ante Efraím, Benjamín y Manasés; ¡despierta tu poderío, y ven en nuestro auxilio!

3 (4) ¡Oh Dios, haznos volver, y que brille tu rostro, para que seamos salvos!

4 (5) ¿Hasta cuándo, oh Yahveh Dios Sebaot, estarás airado contra la plegaria de tu pueblo?

5 (6) Les das a comer un pan de llanto les haces beber lágrimas al triple;

6 (7) habladuría nos haces de nuestros convecinos, y nuestros enemigos se burlan de nosotros.

7 (8) ¡Oh Dios Sebaot, haznos volver, y brille tu rostro, para que seamos salvos!

8 (9) Una viña de Egipto arrancaste, expulsaste naciones para plantarla a ella,

9 (10) le preparaste el suelo, y echó raíces y llenó la tierra.

10 (11) Su sombra cubría las montañas, sus pámpanos los cedros de Dios;

11 (12) extendía sus sarmientos hasta el mar, hasta el Río sus renuevos.

12 (13) ¿Por qué has hecho brecha en sus tapias, para que todo el que pasa por el camino la vendimie,

13 (14) el jabalí salvaje la devaste, y la pele el ganado de los campos?

14 (15) ¡Oh Dios Sebaot, vuélvete ya, desde los cielos mira y ve, visita a esta viña,

15 (16) cuídala, a ella, la que plantó tu diestra!

16 (17) ¡Los que fuego le prendieron, cual basura, a la amenaza de tu faz perezcan!

17 (18) Esté tu mano sobre el hombre de tu diestra, sobre el hijo de Adán que para ti fortaleciste.

18 (19) Ya no volveremos a apartarnos de ti; nos darás vida y tu nombre invocaremos.

19 (20) ¡Oh Yahveh, Dios Sebaot, haznos volver, y que brille tu rostro, para que seamos salvos!

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Salmo 81 (80)

(1) = Del maestro de coro. Según la... de Gat. De Asaf. =

1 (2) ¡Gritad de gozo a Dios, nuestra fuerza, aclamad al Dios de Jacob!

2 (3) ¡Entonad la salmodia, tocad el tamboril, la melodiosa cítara y el arpa;

3 (4) tocad la trompeta al nuevo mes, a la luna llena, el día de nuestra fiesta!

4 (5) Porque es una ley para Israel, una norma del Dios de Jacob;

5 (6) un dictamen que él impuso en José, cuando salió contra el país de Egipto. Una lengua desconocida se oye:

6 (7) «Yo liberé sus hombros de la carga, sus manos la espuerta abandonaron;

7 (8) en la aflicción gritaste y te salvé. «Te respondí en el secreto del trueno, te probé junto a las aguas de Meribá. = Pausa. =

8 (9) Escucha, pueblo mío, yo te conjuro, ¡ah Israel, si quisieras escucharme!

9 (10) «No haya en ti dios extranjero, no te postres ante dios extraño;

10 (11) yo, Yahveh, soy tu Dios, que te hice subir del país de Egipto; abre toda tu boca, y yo la llenaré.

11 (12) «Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no me quiso obedecer;

12 (13) yo les abandoné a la dureza de su corazón, para que caminaran según sus designios.

13 (14) «¡Ah!, si mi pueblo me escuchara, si Israel mis caminos siguiera,

14 (15) al punto yo abatiría a sus enemigos, contra sus adversarios mi mano volvería.

15 (16) «Los que odian a Yahveh le adularían, y su tiempo estaría para siempre fijado;

16 (17) y a él lo sustentaría con la flor del trigo, lo saciaría con la miel de la peña.»

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Salmo 82 (81)

(1) = Salmo. De Asaf. =

1 Dios se levanta en la asamblea divina, en medio de los dioses juzga:

2 «¿Hasta cuándo juzgaréis inicuamente, y haréis acepción de los impíos?

3 Juzgad en favor del débil y del huérfano, al humilde, al indigente haced justicia;

4 al débil y al pobre liberad, de la mano de los impíos arrancadle!» = Pausa. =

5 No saben ni comprenden; caminan en tinieblas, todos los cimientos de la tierra vacilan.

6 Yo había dicho: «¡Vosotros, dioses sois, todos vosotros, hijos del Altísimo!»

7 Mas ahora, como el hombre moriréis, como uno solo caeréis, príncipes.

8 ¡Alzate, oh Dios, juzga a la tierra, pues tú eres el señor de todas las naciones!

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Salmo 83 (82)

(1) = Cántico. Salmo. De Asaf. =

1 (2) ¡Oh Dios, no te estés mudo, cese ya tu silencio y tu reposo, oh Dios!

2 (3) Mira cómo tus enemigos braman, los que te odian levantan la cabeza.

3 (4) Contra tu pueblo maquinan intriga, conspiran contra tus protegidos;

4 (5) dicen: «Venid, borrémoslos de las naciones, no se recuerde más el nombre de Israel!»

5 (6) Así conspiran de corazón a una, pactan una alianza contra ti:

6 (7) las tiendas de Edom, los ismaelitas, Moab y los hagreos,

7 (8) Guebal, Ammón, Amalec, Filistea con los habitantes de Tiro;

8 (9) también Assur se ha juntado a ellos y se hace el brazo de los hijos de Lot.

9 (10) Trátalos como a Madián y como a Sísara, = Pausa. = como a Yabín en el torrente de Quisón,

10 (11) que fueron exterminados en Endor, quedaron hechos estiércol de la tierra.

11 (12) Trata a sus caudillos como a Oreb y Zeeb, a todos sus príncipes como a Zébaj y a Salmunná,

12 (13) que habían dicho: «¡Para nosotros conquistemos los dominios de Dios!»

13 (14) Dios mío, ponlos como hoja en remolino, como paja ante el viento.

14 (15) Como el fuego abrasa una selva, como la llama devora las montañas,

15 (16) así persíguelos con tu tormenta, con tu huracán llénalos de terror.

16 (17) Cubre sus rostros de ignominia, para que busquen tu nombre, Yahveh.

17 (18) ¡Sean avergonzados y aterrados para siempre, queden confusos y perezcan,

18 (19) para que sepan que sólo tú tienes el nombre de Yahveh, Altísimo sobre toda la tierra!

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Salmo 84 (83)

(1) = Del maestro de coro. Según la... de Gat. De los hijos de Coré. Salmo. =

1 (2) ¡Qué amables tus moradas, oh Yahveh Sebaot!

2 (3) Anhela mi alma y languidece tras de los atrios de Yahveh, mi corazón y mi carne gritan de alegría hacia el Dios vivo.

3 (4) Hasta el pajarillo ha encontrado una casa, y para sí la golondrina un nido donde poner a sus polluelos: ¡Tus altares, oh Yahveh Sebaot, rey mío y Dios mío! = Pausa. =

4 (5) Dichosos los que moran en tu casa, te alaban por siempre.

5 (6) Dichosos los hombres cuya fuerza está en ti, y las subidas en su corazón.

6 (7) Al pasar por el valle del Bálsamo, lo hacen un hontanar, y la lluvia primera lo cubre de bendiciones.

7 (8) De altura en altura marchan, y Dios se les muestra en Sión.

8 (9) ¡Yahveh Dios Sebaot, escucha mi plegaria, tiende tu oído, oh Dios de Jacob!

9 (10) Oh Dios, escudo nuestro, mira, pon tus ojos en el rostro de tu ungido. = Pausa. =

10 (11) Vale más un día en tus atrios que mil en mis mansiones, estar en el umbral de la Casa de mi Dios que habitar en las tiendas de impiedad.

11 (12) Porque Yahveh Dios es almena y escudo, él da gracia y gloria; Yahveh no niega la ventura a los que caminan en la perfección.

12 (13) ¡Oh Yahveh Sebaot, dichoso el hombre que confía en ti!

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Salmo 85 (84)

(1) = Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Salmo. =

1 (2) Propicio has sido, Yahveh, con tu tierra, has hecho volver a los cautivos de Jacob;

2 (3) has quitado la culpa de tu pueblo, has cubierto todos sus pecados, = Pausa. =

3 (4) has retirado todo tu furor, has desistido del ardor de tu cólera.

4 (5) ¡Haznos volver, Dios de nuestra salvación, cesa en tu irritación contra nosotros!

5 (6) ¿Vas a estar siempre airado con nosotros? ¿Prolongarás tu cólera de edad en edad?

6 (7) ¿No volverás a darnos vida para que tu pueblo en ti se regocije?

7 (8) ¡Muéstranos tu amor, Yahveh, y danos tu salvación!

8 (9) Voy a escuchar de qué habla Dios. Sí, Yahveh habla de paz para su pueblo y para sus amigos, con tal que a su torpeza no retornen.

9 (10) Ya está cerca su salvación para quienes le temen, y la Gloria morará en nuestra tierra.

10 (11) Amor y Verdad se han dado cita, Justicia y Paz se abrazan;

11 (12) la Verdad brotará de la tierra, y de los cielos se asomará la Justicia.

12 (13) El mismo Yahveh dará la dicha, y nuestra tierra su cosecha dará;

13 (14) La Justicia marchará delante de él, y con sus pasos trazará un camino.

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Salmo 86 (85)

(1) = Oración. De David. =

1 Tiende tu oído, Yahveh, respóndeme, que soy desventurado y pobre,

2 guarda mi alma, porque yo te amo, salva a tu siervo que confía en ti. Tú eres mi Dios,

3 tenme piedad, Señor, pues a ti clamo todo el día;

4 recrea el alma de tu siervo, cuando hacia ti, Señor, levanto mi alma.

5 Pues tú eres, Señor, bueno, indulgente, rico en amor para todos los que te invocan;

6 Yahveh, presta oído a mi plegaria, atiende a la voz de mis súplicas.

7 En el día de mi angustia yo te invoco, pues tú me has de responder;

8 entre los dioses, ninguno como tú, Señor, ni obras como las tuyas.

9 Vendrán todas las naciones a postrarse ante ti, y a dar, Señor, gloria a tu nombre;

10 pues tú eres grande y obras maravillas, tú, Dios, y sólo tú.

11 Enséñame tus caminos Yahveh, para que yo camine en tu verdad, concentra mi corazón en el temor de tu nombre.

12 Gracias te doy de todo corazón, Señor Dios mío, daré gloria a tu nombre por siempre,

13 pues grande es tu amor para conmigo, tú has librado mi alma del fondo del seol.

14 Oh Dios, los orgullosos se han alzado contra mí, una turba de violentos anda buscando mi alma, y no te tienen a ti delante de sus ojos.

15 Mas tú, Señor, Dios clemente y compasivo, tardo a la cólera, lleno de amor y de verdad,

16 ¡vuélvete a mí, tenme compasión! Da tu fuerza a tu siervo, salva al hijo de tu sierva.

17 Haz conmigo un signo de bondad: Que los que me odian vean, avergonzados, que tú, Yahveh, me ayudas y consuelas.

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Salmo 87 (86)

(1) = De los hijos de Coré. Salmo. Cántico. =

1 Su fundación sobre los santos montes

2 ama Yahveh: las puertas de Sión más que todas las moradas de Jacob.

3 Glorias se dicen de ti, ciudad de Dios: = Pausa. =

4 «Yo cuento a Ráhab y Babel entre los que me conocen. Tiro, Filistea y Etiopía, fulano nació allí.»

5 Pero de Sión se ha de decir: «Todos han nacido en ella», y quien la funda es el propio Altísimo.

6 Yahveh a los pueblos inscribe en el registro: «Fulano nació allí», = Pausa. =

7 y los príncipes, lo mismo que los hijos, todos ponen su mansión en ti.

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Salmo 88 (87)

(1) = Cántico. Salmo. De los hijos de Coré. Del maestro de coro. Para la enfermedad. Para la aflicción. Poema. De Hemán el indígena. =

1 (2) Yahveh, Dios de mi salvación, ante ti estoy clamando día y noche;

2 (3) llegue hasta ti mi súplica, presta oído a mi clamor.

3 (4) Porque mi alma de males está ahíta, y mi vida está al borde del seol;

4 (5) contado entre los que bajan a la fosa, soy como un hombre acabado:

5 (6) relegado entre los muertos, como los cadáveres que yacen en la tumba, aquellos de los que no te acuerdas más, que están arrancados de tu mano.

6 (7) Me has echado en lo profundo de la fosa, en las tinieblas, en los abismos;

7 (8) sobre mí pesa tu furor, con todas tus olas me hundes. = Pausa. =

8 (9) Has alejado de mí a mis conocidos, me has hecho para ellos un horror, cerrado estoy y sin salida,

9 (10) mi ojo se consume por la pena. Yo te llamo, Yahveh, todo el día, tiendo mis manos hacia ti. = Pausa. =

10 (11) ¿Acaso para los muertos haces maravillas, o las sombras se alzan a alabarte?

11 (12) ¿Se habla en la tumba de tu amor, de tu lealtad en el lugar de perdición?

12 (13) ¿Se conocen en las tinieblas tus maravillas, o tu justicia en la tierra del olvido ?»

13 (14) Mas yo grito hacia ti, Yahveh, de madrugada va a tu encuentro mi oración;

14 (15) ¿por qué, Yahveh, mi alma rechazas, lejos de mí tu rostro ocultas?

15 (16) Desdichado y agónico estoy desde mi infancia, he soportado tus terrores, y ya no puedo más;

16 (17) han pasado tus iras sobre mí, tus espantos me han aniquilado.

17 (18) Me envuelven como el agua todo el día, se aprietan contra mí todos a una.

18 (19) Has alejado de mí compañeros y amigos, son mi compañía las tinieblas.

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Salmo 89 (88)

(1) = Poema. De Etán el indígena. =

1 (2) El amor de Yahveh por siempre cantaré, de edad en edad anunciará mí boca tu lealtad.

2 (3) Pues tú dijiste: «Cimentado está el amor por siempre, asentada en los cielos mi lealtad.

3 (4) «Una alianza pacté con mi elegido, un juramento hice a mi siervo David:

4 (5) Para siempre jamás he fundado tu estirpe, de edad en edad he erigido tu trono.» = Pausa. =

5 (6) Los cielos celebran, Yahveh, tus maravillas, y tu lealtad en la asamblea de los santos.

6 (7) Porque ¿quién en las nubes es comparable a Yahveh, quién a Yahveh se iguala entre los hijos de los dioses?

7 (8) Dios temible en el consejo de los santos, grande y terrible para toda su corte.

8 (9) Yahveh, Dios Sebaot, ¿quién como tú?, poderoso eres, Yahveh, tu lealtad te circunda.

9 (10) Tú domeñas el orgullo del mar, cuando sus olas se encrespan las reprimes;

10 (11) tú machacaste a Ráhab lo mismo que a un cadáver, a tus enemigos dispersaste con tu potente brazo.

11 (12) Tuyo es el cielo, tuya también la tierra, el orbe y cuanto encierra tú fundaste;

12 (13) tú creaste el norte y el mediodía, el Tabor y el Hermón exultan en tu nombre.

13 (14) Tuyo es el brazo y su bravura, poderosa tu mano, sublime tu derecha;

14 (15) Justicia y Derecho, la base de tu trono, Amor y Verdad ante tu rostro marchan.

15 (16) Dichoso el pueblo que la aclamación conoce, a la luz de tu rostro caminan, oh Yahveh;

16 (17) en tu nombre se alegran todo el día, en tu justicia se entusiasman.

17 (18) Pues tú eres el esplendor de su potencia, por tu favor exaltas nuestra frente;

18 (19) sí, de Yahveh nuestro escudo; del Santo de Israel es nuestro rey.

19 (20) Antaño hablaste tú en visión a tus amigos, y dijiste: «He prestado mi asistencia a un bravo, he exaltado a un elegido de mi pueblo.

20 (21) «He encontrado a David mi servidor, con mi óleo santo le he ungido;

21 (22) mi mano será firme para él, y mi brazo le hará fuerte.

22 (23) «No le ha de sorprender el enemigo, el hijo de iniquidad no le oprimirá;

23 (24) yo aplastaré a sus adversarios ante él, heriré a los que le odian.

24 (25) «Mi lealtad y mi amor irán con él, por mi nombre se exaltará su frente;

25 (26) pondré su mano sobre el mar, sobre los ríos su derecha.

26 (27) «El me invocará: ¡Tú, mi Padre, mi Dios y roca de mi salvación!

27 (28) Y yo haré de él el primogénito, el Altísimo entre los reyes de la tierra.

28 (29) «Le guardaré mi amor por siempre, y mi alianza será leal con él;

29 (30) estableceré su estirpe para siempre, y su trono como los días de los cielos.

30 (31) «Si sus hijos abandonan mi ley, y no siguen mis juicios,

31 (32) si profanan mis preceptos, y mis mandamientos no observan,

32 (33) «castigaré su rebelión con vara, y su culpa con azote,

33 (34) mas no retiraré de él mi amor, en mi lealtad no fallaré.

34 (35) «No violaré mi alianza, no cambiaré lo que sale de mis labios;

35 (36) una vez he jurado por mi santidad: ¡a David no he de mentir!

36 (37) «Su estirpe durará por siempre, y su trono como el sol ante mí,

37 (38) por siempre se mantendrá como la luna, testigo fiel en el cielo.» = Pausa. =

38 (39) Pero tú has rechazado y despreciado, contra tu ungido te has enfurecido;

39 (40) has desechado la alianza con tu siervo, has profanado por tierra su diadema.

40 (41) Has hecho brecha en todos sus vallados, sus plazas fuertes en ruina has convertido;

41 (42) le han saqueado todos los transeúntes, se ha hecho el baldón de sus vecinos.

42 (43) A sus adversarios la diestra has exaltado, a todos sus enemigos has llenado de gozo;

43 (44) has embotado el filo de su espada, y no le has sostenido en el combate.

44 (45) Le has quitado su cetro de esplendor, y su trono por tierra has derribado;

45 (46) has abreviado los días de su juventud, le has cubierto de ignominia. = Pausa. =

46 (47) ¿Hasta cuándo te esconderás, Yahveh? ¿arderá tu furor por siempre como fuego?

47 (48) Recuerda, Señor, qué es la existencia, para qué poco creaste a los hijos de Adán.

48 (49) ¿Qué hombre podrá vivir sin ver la muerte, quién librará su alma de la garra del seol? = Pausa. =

49 (50) ¿Dónde están tus primeros amores, Señor, que juraste a David por tu lealtad?

50 (51) Acuérdate, Señor, del ultraje de tus siervos: cómo recibo en mi seno todos los dardos de los pueblos;

51 (52) así ultrajan tus enemigos, Yahveh, así ultrajan las huellas de tu ungido.

52 (53) ¡Bendito sea Yahveh por siempre! ¡Amén! ¡Amén!

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Salmo 90 (89)

(1) = Oración. De Moisés, hombre de Dios. =

1 Señor, tú has sido para nosotros un refugio de edad en edad.

2 Antes que los montes fuesen engendrados, antes que naciesen tierra y orbe, desde siempre hasta siempre tú eres Dios.

3 Tú al polvo reduces a los hombres, diciendo: «¡Tornad, hijos de Adán!»

4 Porque mil años a tus ojos son como el ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche.

5 Tú los sumerges en un sueño, a la mañana serán como hierba que brota;

6 por la mañana brota y florece, por la tarde se amustia y se seca.

7 Pues por tu cólera somos consumidos, por tu furor anonadados.

8 Has puesto nuestras culpas ante ti, a la luz de tu faz nuestras faltas secretas.

9 Bajo tu enojo declinan todos nuestros días, como un suspiro consumimos nuestros años.

10 Los años de nuestra vida son unos setenta, u ochenta, si hay vigor; mas son la mayor parte trabajo y vanidad, pues pasan presto y nosotros nos volamos.

11 ¿Quién conoce la fuerza de tu cólera, y, temiéndote, tu indignación?

12 ¡Enséñanos a contar nuestros días, para que entre la sabiduría en nuestro corazón!

13 ¡Vuelve, Yahveh! ¿Hasta cuándo? Ten piedad de tus siervos.

14 Sácianos de tu amor a la mañana, que exultemos y cantemos toda nuestra vida.

15 Devuélvenos en gozo los días que nos humillaste, los años en que desdicha conocimos.

16 ¡Que se vea tu obra con tus siervos, y tu esplendor sobre sus hijos!

17 ¡La dulzura del Señor sea con nosotros! ¡Confirma tú la acción de nuestras manos!

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Salmo 91 (90)

1 El que mora en el secreto de Elyón pasa la noche a la sombra de Sadday,

2 diciendo a Yahveh: «¡Mi refugio y fortaleza, mi Dios, en quien confío!»

3 Que él te libra de la red del cazador, de la peste funesta;

4 con sus plumas te cubre, y bajo sus alas tienes un refugio: escudo y armadura es su verdad.

5 No temerás el terror de la noche, ni la saeta que de día vuela,

6 ni la peste que avanza en las tinieblas, ni el azote que devasta a mediodía.

7 Aunque a tu lado caigan mil y diez mil a tu diestra, a ti no ha de alcanzarte.

8 Basta con que mires con tus ojos, verás el galardón de los impíos,

9 tú que dices: «¡Mi refugio es Yahveh!», y tomas a Elyón por defensa.

10 No ha de alcanzarte el mal, ni la plaga se acercará a tu tienda;

11 que él dará orden sobre ti a sus ángeles de guardarte en todos tus caminos.

12 Te llevarán ellos en sus manos, para que en piedra no tropiece tu pie;

13 pisarás sobre el león y la víbora, hollarás al leoncillo y al dragón.

14 Pues él se abraza a mí, yo he de librarle; le exaltaré, pues conoce mi nombre.

15 Me llamará y le responderé; estaré a su lado en la desgracia, le libraré y le glorificaré.

16 Hartura le daré de largos días, y haré que vea mi salvación.

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Salmo 92 (91)

(1) = Salmo. Cántico. Para el día de sábado. =

1 (2) Bueno es dar gracias a Yahveh, y salmodiar a tu nombre, Altísimo,

2 (3) publicar tu amor por la mañana, y tu lealtad por las noches,

3 (4) al son del arpa de diez cuerdas y la lira, con un susurro de cítara.

4 (5) Pues con tus hechos, Yahveh, me regocijas, ante las obras de tus manos grito:

5 (6) «¡Qué grandes son tus obras, Yahveh, qué hondos tus pensamientos!»

6 (7) El hombre estúpido no entiende, el insensato no comprende estas cosas.

7 (8) Si brotan como hierba los impíos, si florecen todos los agentes de mal, es para ser destruidos por siempre;

8 (9) mas tú, Yahveh, eres excelso por los siglos.

9 (10) Mira cómo tus enemigos perecen, se dispersan todos los agentes de mal.

10 (11) Pero tú alzas mi frente como la del búfalo, derramas sobre mí aceite nuevo;

11 (12) mi ojo desafía a los que me acechaban, mi oído escucha a los malvados.

12 (13) Florece el justo como la palmera, crece como un cedro del Líbano.

13 (14) Plantados en la Casa de Yahveh, dan flores en los atrios del Dios nuestro.

14 (15) Todavía en la vejez producen fruto, se mantienen frescos y lozanos,

15 (16) para anunciar lo recto que es Yahveh: mi Roca, no hay falsedad en él.

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Salmo 93 (92)

1 Reina Yahveh, de majestad vestido, Yahveh vestido, ceñido de poder, y el orbe está seguro, no vacila.

2 Desde el principio tu trono esta fijado, desde siempre existes tú.

3 Levantan los ríos, Yahveh, levantan los ríos su voz, los ríos levantan su bramido;

4 más que la voz de muchas aguas más imponente que las ondas del mar, es imponente Yahveh en las alturas.

5 Son veraces del todo tus dictámenes; la santidad es el ornato de tu Casa, oh Yahveh, por el curso de los días.

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Salmo 94 (93)

1 ¡Dios de las venganzas, Yahveh, Dios de las venganzas, aparece!

2 ¡Levántate, juez de la tierra, da su merecido a los soberbios!

3 ¿Hasta cuándo los impíos, Yahveh, hasta cuándo triunfarán los impíos?

4 Cacarean, dicen insolencias, se pavonean todos los agentes de mal.

5 A tu pueblo, Yahveh, aplastan, a tu heredad humillan.

6 Matan al forastero y a la viuda, asesinan al huérfano.

7 Y dicen: «No lo ve Yahveh, el Dios de Jacob no se da cuenta.»

8 ¡Comprended, estúpidos del pueblo!, insensatos, ¿cuándo vais a ser cuerdos?

9 El que plantó la oreja, ¿no va a oír? El que formó los ojos, ¿no ha de ver?

10 El que corrige a las naciones, ¿no ha de castigar? El que el saber al hombre enseña,

11 Yahveh, conoce los pensamientos del hombre, que no son más que un soplo.

12 Dichoso el hombre a quien corriges tú, Yahveh, a quien instruyes por tu ley,

13 para darle descanso en los días de desgracia, mientras se cava para el impío la fosa.

14 Pues Yahveh no dejará a su pueblo, no abandonará a su heredad;

15 sino que el juicio volverá a la justicia, y en pos de ella todos los de recto corazón.

16 ¿Quién se alzará por mí contra los malvados? ¿quién estará por mí contra los agentes de mal?

17 Si Yahveh no viniese en mi ayuda, bien presto mi alma moraría en el silencio.

18 Cuando digo: «Vacila mi pie», tu amor, Yahveh, me sostiene;

19 en el colmo de mis cuitas interiores, tus consuelos recrean mi alma.

20 ¿Eres aliado tú de un tribunal de perdición, que erige en ley la tiranía?

21 Se atropella la vida del justo, la sangre inocente se condena.

22 Mas Yahveh es para mí una ciudadela, mi Dios la roca de mi amparo;

23 él hará recaer sobre ellos su maldad, los aniquilará por su malicia, Yahveh, nuestro Dios, los aniquilará.

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Salmo 95 (94)

1 Venid, cantemos gozosos a Yahveh, aclamemos a la Roca de nuestra salvación;

2 con acciones de gracias vayamos ante él, aclamémosle con salmos.

3 Porque es Yahveh un Dios grande, Rey grande sobre todos los dioses;

4 en sus manos están las honduras de la tierra, y suyas son las cumbres de los montes;

5 suyo el mar, pues él mismo lo hizo, y la tierra firme que sus manos formaron.

6 Entrad, adoremos, prosternémonos, ¡de rodillas ante Yahveh que nos ha hecho!

7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su pasto, el rebaño de su mano. ¡Oh, si escucharais hoy su voz!:

8 «No endurezcáis vuestro corazón como en Meribá, como el día de Massá en el desierto,

9 donde me pusieron a prueba vuestros padres, me tentaron aunque habían visto mi obra.

10 «Cuarenta años me asqueó aquella generación, y dije: Pueblo son de corazón torcido, que mis caminos no conocen.

11 Y por eso en mi cólera juré: ¡No han de entrar en mi reposo!»

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Salmo 96 (95)

1 ¡Cantad a Yahveh un canto nuevo, cantad a Yahveh, toda la tierra,

2 cantad a Yahveh, su nombre bendecid! Anunciad su salvación día tras día,

3 contad su gloria a las naciones, a todos los pueblos sus maravillas.

4 Que grande es Yahveh, y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses.

5 Pues nada son todos los dioses de los pueblos. Mas Yahveh los cielos hizo;

6 gloria y majestad están ante él, poder y fulgor en su santuario.

7 Rendid a Yahveh, familias de los pueblos, rendid a Yahveh gloria y poder,

8 rendid a Yahveh la gloria de su nombre. Traed ofrendas y en sus atrios entrad,

9 postraos ante Yahveh en esplendor sagrado, ¡tiemble ante su faz la tierra entera!

10 Decid entre las gentes: «¡Yahveh es rey!» El orbe está seguro, no vacila; él gobierna a los pueblos rectamente.

11 ¡Alégrense los cielos, regocíjese la tierra, retumbe el mar y cuanto encierra;

12 exulte el campo y cuanto en él existe, griten de júbilo todos los árboles del bosque,

13 ante la faz de Yahveh, pues viene él, viene, sí, a juzgar la tierra! El juzgará al orbe con justicia, a los pueblos con su lealtad.

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Salmo 97 (96)

1 ¡Reina Yahveh! ¡La tierra exulte, alégrense las islas numerosas!

2 Nube y Bruma densa en torno a él, Justicia y Derecho, la base de su trono.

3 Delante de él avanza fuego y a sus adversarios en derredor abrasa;

4 iluminan el orbe sus relámpagos, lo ve la tierra y se estremece.

5 Los montes como cera se derriten ante el Dueño de la tierra toda;

6 los cielos anuncian su justicia, y todos los pueblos ven su gloria.

7 ¡Se avergüenzan los que sirven a los ídolos, los que se glorían de vanidades; se postran ante él todos los dioses!

8 Sión lo oye y se alboroza, exultan las hijas de Judá a causa de tus juicios, Yahveh.

9 Porque tú eres Yahveh, el Altísimo sobre toda la tierra, muy por encima de los dioses todos.

10 Yahveh ama a los que el mal detestan, él guarda las almas de sus fieles y de la mano de los impíos los libra.

11 La luz se alza para el justo, y para los de recto corazón la alegría.

12 Justos, alegraos en Yahveh, celebrad su memoria sagrada.

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Salmo 98 (97)

1 = Salmo. = Cantad a Yahveh un canto nuevo, porque ha hecho maravillas; victoria le ha dado su diestra y su brazo santo.

2 Yahveh ha dado a conocer su salvación, a los ojos de las naciones ha revelado su justicia;

3 se ha acordado de su amor y su lealtad para con la casa de Israel. Todos los confines de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.

4 ¡Aclamad a Yahveh, toda la tierra, estallad, gritad de gozo y salmodiad!

5 Salmodiad para Yahveh con la cítara, con la cítara y al son de la salmodia;

6 con las trompetas y al son del cuerno aclamad ante la faz del rey Yahveh.

7 Brama el mar y cuanto encierra, el orbe y los que le habitan;

8 los ríos baten palmas, a una los montes gritan de alegría,

9 ante el rostro de Yahveh, pues viene a juzgar a la tierra; él juzgará al orbe con justicia, y a los pueblos con equidad.

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Salmo 99 (98)

1 Reina Yahveh, los pueblos tiemblan; se sienta en querubines, la tierra se estremece;

2 grande es Yahveh en Sión. Excelso sobre los pueblos todos;

3 loen tu nombre grande y venerable: santo es él.

4 Poderoso rey que el juicio ama, tú has fundado el derecho, juicio y justicia tú ejerces en Jacob.

5 Exaltad a Yahveh nuestro Dios, postraos ante el estrado de sus pies: santo es él.

6 Moisés y Aarón entre sus sacerdotes, Samuel entre aquellos que su nombre invocaban, invocaban a Yahveh y él les respondía.

7 En la columna de nube les hablaba, ellos guardaban sus dictámenes, la ley que él les dio.

8 Yahveh, Dios nuestro, tú les respondías, Dios paciente eras para ellos, aunque vengabas sus delitos.

9 Exaltad a Yahveh nuestro Dios, postraos ante su monte santo: santo es Yahveh, nuestro Dios.

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Salmo 100 (99)

(1) = Salmo. Para la acción de gracias. = 1 ¡Aclamad a Yahveh, toda la tierra,

2 servid a Yahveh con alegría, llegaos ante él entre gritos de júbilo!

3 Sabed que Yahveh es Dios, él nos ha hecho y suyos somos, su pueblo y el rebaño de su pasto.

4 ¡Entrad en sus pórticos con acciones de gracias, con alabanzas en sus atrios, dadle gracias, bendecid su nombre!

5 Porque es bueno Yahveh, para siempre su amor, por todas las edades su lealtad.

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