XXVII JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES
MENSAJE DEL SANTO PADRE
JUAN PABLO II
"VÍDEOS Y CASETES EN LA FORMACIÓN DE LA CULTURA Y DE LA CONCIENCIA"
(Domingo 25 de Abril de 1993)
Queridos Hermanos y Hermanas:
A un año de la publicación de la Instrucción Pastoral Aetatis novae sobre los medios de comunicación social, invito, una vez más, a todos a reflexionar sobre la visión del mundo moderno que la Instrucción presenta y sobre las implicaciones prácticas de las situaciones que describe. La Iglesia no puede ignorar los muchos cambios sin precedentes que el progreso ha ocasionado en este importante y omnipresente aspecto de la vida moderna. Cada uno de nosotros debe interrogarse acerca de la sabiduría necesaria para apreciar las oportunidades que el desarrollo de las modernas tecnologías de comunicación ofrecen al servicio de Dios y de su pueblo, reconociendo al mismo tiempo el desafío que tal progreso inevitablemente pone.
Como la Instrucción Pastoral Aetatis novae nos recuerda, "las comunicaciones conocen una expansión considerable que influye en las culturas de todo el mundo" (Nº 1). Realmente nosotros podemos hablar de una "nueva cultura" creada por las comunicaciones modernas, que a todos afectan, particularmente a las generaciones más jóvenes, en gran parte ella misma es resultado de los avances tecnológicos que ha suscitado: "nuevas vías de comunicación, con nuevos lenguajes, nuevas técnicas y una nueva psicología" (cfr.:Redemptoris Missio, 37). Hoy, la Iglesia se esfuerza por llevar a cabo su perenne misión de proclamar la Palabra de Dios, afronta el inmenso desafío de evangelizar esta nueva cultura y expresa la verdad invariable del Evangelio en su lenguaje. Ya que todos los creyentes están afectados por estos desarrollos, a cada uno de nosotros se le pide que se adapte a las situaciones cambiantes y que descubra modos efectivos y responsables para el uso de los medios de comunicación para la gloria de Dios y al servicio de su creación.
En mi mensaje de la Jornada Mundial para las Comunicaciones Sociales del pasado año, mencionaba que entre las realidades que nosotros celebramos en esta ocasión anual están los dones dados por Dios de la palabra, el oído y la vista, por medio de los cuales se hace posible la comunicación entre nosotros. Este año el tema de la Jornada enfoca dos "nuevos" medios concretos, que sirven a estos sentidos de un modo más notable, a saber, casetes y vídeos.
La casete y los vídeos han hecho posible para nosotros tener al alcance de la mano y fácilmente transportar un número ilimitado de programas, con voz e imágenes, como medio de instrucción o de entretenimiento, para un mayor y más completo entendimiento de noticias e información, o para la apreciación de lo bello y artístico. Cabe reconocer estos nuevos recursos como instrumentos que Dios, por medio de la inteligencia e ingenio humano, ha puesto a nuestra disposición. Como todos los dones de Dios, están para ser usados para una buena causa y para asistir a individuos y comunidades a crecer en el conocimiento y la apreciación de la verdad, así como en sensibilidad hacia la dignidad y necesidades de los otros. Además, casetes y vídeos tienen un potencial poder para ayudar a los individuos a desarrollarse culturalmente, socialmente, y en la esfera de la religión. Pueden ser de gran utilidad en la transmisión de la Fe, aunque nunca puedan reemplazar el testimonio personal, que es esencial para la proclamación de la verdad completa y el valor del mensaje cristiano.
Espero que los profesionales de la producción de programas audiovisuales, en casetes u otras formas, reflexionarán sobre la necesidad de que el mensaje cristiano consiga encontrar expresión, explícita o implícita, en la nueva cultura creada por la comunidad moderna (cfr.: Aetatis novae, 11). Esto no sólo debiera ser consecuencia natural de "la presencia activa y abierta de la Iglesia en el seno del mundo de las comunicaciones" (ibid), sino también el resultado de un preciso compromiso por parte de los comunicadores. Los profesionales de los medios conscientes del auténtico valor, impacto e influencia de sus realizaciones, tendrán particular cuidado en hacerlos de tan alta cualidad moral que sus efectos sobre la formación de la cultura sean invariablemente positivos. Deberán resistir al señuelo siempre presente del beneficio fácil y rechazar firmemente la participación en producciones que exploren las debilidades humanas, ofendan las conciencias, o afrenten la dignidad humana.
Es importante también que los usuarios de medios tales como los casetes o vídeos no se consideren únicamente como meros consumidores. Los individuos, con el simple hecho de dar a conocer sus reacciones ante un medio a quienes los producen y comercializan, pueden determinar el contenido y tono moral de futuras producciones. En particular a la familia, unidad básica de la sociedad, le afecta profundamente la atmósfera de los medios en que vive. Los padres por lo tanto, tienen la grave tarea de educar a la familia en un uso crítico de los medios de comunicación social. Hay que explicar especialmente la importancia de esta tarea a los matrimonios jóvenes. Ningún programa de catequesis debiera pasar por alto la necesidad de enseñar a niños y adolescentes un apropiado y responsable uso de los medios.
En esta Jornada Mundial para las Comunicaciones Sociales, hago extensivo mi cordial saludo a todos los profesionales, hombres y mujeres empeñados en servir a la familia humana a través de los medios de comunicación, a todos los miembros de las Organizaciones Católicas Internacionales de Comunicación Social activas por el mundo, y al amplio cuerpo de usuarios de los medios: una audiencia hacia la que los medios tienen una gran responsabilidad. Que Dios Todopoderoso quiera conceder a todos sus dones.
Desde el Vaticano, 24 de enero de 1993, fiesta de San Francisco de Sales, Patrono de los periodistas.