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COMENTARIO SEMANAL DE MONS.
ALEJANDRO GOIC´ K.
Domingo 02 de febrero | Domingo 09 de febrero |
Domingo 16 de febrero | Domingo 23 de febrero |
¿ LUZ O TINIEBLAS ?
Hoy la liturgia celebra la Presentación del Niño Jesús y la Purificación de
María. Según la ley judaica, todo varón primogénito era consagrado al Señor
cuarenta días después de su nacimiento. La fiesta de hoy es popularmente
conocida como la “Candelaria”, por las candelas que se encienden en el
inicio de las celebraciones de la fe, inspirándose en aquellas palabras que el
anciano Simeón pronunció al ver al Niño –Dios: “Mis ojos han visto a tu
Salvador, a quien has presentado a todos los pueblos: luz para alumbrar a las
naciones y gloria de tu pueblo Israel”.
Los peregrinos acuden a los diversos santuarios de la “Candelaria”. En Misión Rahue serán miles los que llegarán a expresar su fe y adoración a Jesucristo, Luz del mundo y a venerar a su Madre Bendita.
Nuestro mundo actual –quizás hoy más que nunca- necesita ser iluminado por la Luz de la Verdad y del Amor que es de Cristo. Lo contrario a la luz es la tiniebla, la oscuridad. Hace poco una persona me contaba su decepción y pesimismo frente a tantos hechos que oscurecen la vida: la violencia y la guerra en tantos lugares de la tierra y la amenaza de una guerra de imprevisibles consecuencias en Irak; las coimas y el caso Gate; las faltas de algunos ministros de la Iglesia, rompiendo compromisos sagrados contraídos con solemnidad; la superficialidad de ciertos programas de variedad y entretención que envilecen la condición humana, en lugar de engrandecerla; etc., etc.
¿Es pura tiniebla nuestro mundo? Creo que no. Creo que hay más luz. Lo que pasa que el bien no hace ruido. Y no se destaca tanto en los medios de comunicación, como si se hace con el mal. ¡Cuánta luz y vida hay en tantas madres que se sacrifican con amor cada día por sus hijos y esposos! ¡Cuánta luz veía, de alegría y esperanza el sábado 25 de enero en la inauguración del nuevo hogar de Betsaida, en los ojos de los discapacitados que ahí encuentran un espacio de fraternidad y de capacidad creativa, en la dignificación de sus personas! ¡Cuánta luz y esperanza de un mundo nuevo encuentro en tantos jóvenes que en este verano se han sacrificado en campamentos para servir a los niños o realizar servicios concretos a los más pobres! ¡Cuánta luz de bondad y entrega amorosa en tantas personas que viven preocupadas de los ancianos, de los enfermos, de los niños abandonados! ¡ Cuánta luz y capacidad de dedicación de tantas autoridades, en los diversos campos de la existencia, para construir una convivencia mejor!
Cuando hoy en la Liturgia, encienda el cirio, daré gracias a Jesucristo, Luz del mundo, porque muchos creyentes y personas de buena voluntad son verdaderamente luz para los demás.
PALABRAS PARA LA PAZ
Corren Vientos de guerra. Lamentablemente. Este nuevo siglo y milenio que iniciamos venía con esperanza de paz. Los terribles hechos del 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos echaron por tierra esa esperanza. Vino Afganistán con terribles tragedias y sufrimientos para los pobres. Sigue el interminable conflicto entre judíos y palestinos. Se avecina, ¡Dios quiera que no!, el ataque del País del Norte a Irak, que puede traer consecuencias espantosas e imprevisibles.
Hay un pequeño libro de 110 páginas de Mahatma Gandhi titulado “Palabras para la Paz” de editorial Sal Terrae. Los editores de esta compilación de escritos de Gandhi señalan que”sus palabras son un luminoso testimonio de no violencia y de paz”.
El libro está estructurado sobre la base del Sermón de la Montaña (Mt. 5,1-12), el escrito cristiano que tanto fascinaba a Gandhi y que, desde la visión del cristiano, es criterio para la construcción de la paz. El libro propone un camino de sanación desde las mismas raíces de la paz. La no violencia fue para Gandhi condición necesaria y camino para la consecución de sus aspiraciones, y sobre todo de la liberación de la India. La no violencia es condición necesaria y camino hacia la paz.
Las citas del libro de Gandhi están ordenadas según las bienaventuranzas del Sermón de la Montaña de Jesucristo. Nos permiten un acceso a su pensamiento y a un plan de acción de lo que fue la propia vida de Gandhi. La paz se alcanza buscando la verdad que construye la justicia. Búsqueda de justicia que trae persecuciones que, aceptadas concientemente, son fuerza para alcanzar la superación del miedo y, así, la victoria de la paz sobre la violencia. Sólo con estas “armas” puede la paz fructificar.
El libro es un buen incentivo a la implicación personal de cada uno en esta construcción de la paz. Con ello tenemos bien patente, la fuerza de una vida cuando es bien vivida; aunque la violencia la aniquile, no puede destruirla, y queda como ejemplo que anima a otros a caminar por los mismos senderos.
¡Qué vida maravillosa la de Gandhi y su concepto de la no-violencia! ¡Qué doloroso resulta ver y oír a hombres poderosos y que se profesan seguidores de Cristo, que sostienen que la guerra es el camino para resolver los conflictos! ¿Quién es verdaderamente cristiano? El que dice que lo es, o el que sin serlo vive el Evangelio. Gandhi no fue cristiano. Pero, sin duda alguna, vivió el Evangelio. Leyó y vivió la Palabra del Hijo de Dios que enseñó: ¡Felices los que trabajan por la paz, porque ellos serán reconocidos como hijos de Dios!
REUNION EN BOLIVIA
Este
martes 18, viajo, Dios mediante, a Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). Desde el
miércoles y hasta el sábado 22, tendremos una reunión conjunta los Comités
Permanentes de las Conferencias Episcopales de Bolivia, Perú y Chile. El Comité
Permanente es la representación de todos los Obispos católicos de un País. De
Chile somos cinco: el cardenal Errázuriz, actual Presidente, el Vice-Presidente
Mons. Prado, el Secretario General Mons. Vial, el Arzobispo de la Serena Mons.
Donoso y un servidor.
¿Cuál
es el sentido de este encuentro, con la representación de los tres episcopados?
Es necesario señalar que se trata de un encuentro de pastores. Es desde esa
identidad profunda que queremos mirar nuestro servicio y nuestra contribución a
la unidad e integración de nuestros pueblos.
Vivimos
en un mundo global. Y como pastores queremos ayudar a la humanización de la
sociedad globalizada. Por ello sostenemos, desde nuestra fidelidad a Jesucristo
y al Evangelio, que la globalización de la solidaridad es un imperativo de la
hora presente, particularmente entre pueblos hermanos, como son Perú y Bolivia,
más allá de los desencuentros históricos.
Promover
una cultura globalizada de la solidaridad por parte del Evangelio, significa
servir a cada persona humana, en el reconocimiento permanente de su dignidad y
derechos humanos, afirmándola en toda circunstancia como el sujeto, fundamento
y fin de todos los procesos sociales y de todas las estructuras, desde el ámbito
más pequeño o modesto, hasta el ámbito más complejo e internacional de los
centros modernos del poder económico o político.
De
ahí la urgencia de formular una ética que nos permita humanizar la globalización.
Ética que tiene como eje
fundamental la dignidad de la persona. La dignidad de la persona al interior de
los procesos múltiples que constituyen el mundo globalizado, debe afirmarse
para que el trabajo no sea considerado como una mercancía, los bienes se
reconozcan con un destino universal, para que el mercado se ubique como un
instrumento al servicio de las personas, el bien común se construya con la
colaboración de todos salvaguardando y promoviendo los derechos humanos, y para
que las democracias aseguren la vigencia del Estado de Derecho y las libertades
fundamentales.
A
la comunidad creyente pido su oración por el éxito de esta importante reunión:
que el Señor de la Vida nos ayude en esta tarea inmensa de globalizar la
solidaridad y de lograr una mayor integración efectiva entre nuestros pueblos.
NUESTROS HIJOS
Marzo marca el tiempo del inicio del año escolar. Los padres viven preocupados estas semanas previas, de realizar todas las acciones posibles, para que sus hijos comiencen bien sus estudios: matrículas, útiles escolares, vestimentas adecuadas, etc. están en el centro de las preocupaciones.
Todos somos conscientes de la profunda fuerza de la familia fundada en el matrimonio, comunión de amor y de vida. Vivimos en una época de crecientes y sistemáticos ataques contra la familia y contra la vida. De ahí la necesidad de reforzar la vida familiar y el verdadero sentido de los hijos dentro de cada familia.
Los procesos educativos que se inician en Marzo son una ayuda extraordinaria para los padres, quienes son los primeros e insustituibles educadores de sus hijos. Nadie puede suplir ese deber esencial de los padres: ni la escuela, ni el Estado, ni la Iglesia. Nadie. Todas esas entidades colaboran y aportan mucho. Pero la familia constituye la realidad natural anterior, donde los hijos son engendrados, criados, educados y formados.
De ahí, que los poderes políticos deben reconocer la originalidad y la identidad de la familia fundada en el matrimonio y que da lugar al nacimiento de una comunidad totalmente original, formada por un hombre y una mujer, que afecta al presente y al futuro de la sociedad.
Es necesario, pues profundizar en la misión educadora de la familia en relación a los hijos: el afecto de los esposos, la preocupación constante por los hijos, el cariño y la cercanía a cada uno de ellos, como un ser único, constituyen los pilares fundamentales para ayudarles a ser personas libres, maduras responsables, equilibradas afectivamente.
Si a los hijos les faltara ese afecto permanente de sus padres, corren el peligro de buscar su profundo deseo de afecto y felicidad por caminos equivocados y alienantes. Es necesario prevenir ese peligro mediante una relación afectuosa permanente y una atenta y esmerada entrega a la educación. Se trata de afrontar el problema central de los valores auténticos en la vida de nuestros hijos.
Digámoslo, al fin, con claridad absoluta: los hijos son lo más importante de cada familia. En la escala de valores de cada familia, los esposos deben colocarlos en el primer lugar. El futuro de la sociedad depende de ello.