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COMENTARIO SEMANAL DE MONS. ALEJANDRO GOIC´ K.

Domingo 02 de marzo Domingo 09 de marzo
Domingo 16 de marzo Domingo 23 de marzo
Domingo 30 de marzo


DOMINGO 02 DE MARZO

JORNADA POR LA PAZ

El Papa Juan Pablo II, ha convocado a los creyentes del mundo entero y a todas las personas de buena voluntad a una jornada por la paz para este miércoles 5 de Marzo, fecha que marca el inicio de la Cuaresma 2003, en preparación a la Semana Santa. Cuaresma es tiempo de ayuno, de oración intensa de solidaridad compartida con los pobres y débiles de este mundo. Tiempo precioso de renovación y de vida nueva.

En el discurso que Juan Pablo II dirigiera  a los embajadores de todo el mundo acreditados ante el Vaticano en Enero último les instó a servir a la causa de la paz con todas las energías posibles. Sin alharacas, ni bombos ni platillos, con la discreción que la ha acreditado durante siglos, la diplomacia vaticana está desplegando estos días todos los medios a su alcance para impedir lo que muchos ya consideran imparable: el ataque anglo- americano contra Irak. Recientemente el Papa envió al Cardenal Roger Etchegaray a Bagdad quien tuvo una larga entrevista personal con Saddam Hussein..

Un conocido maestro y actual Secretario de estado del Vaticano, el cardenal Angelo Sodano, ha dicho: “La Santa Sede está contra la guerra. Es una postura moral y no es necesario discutir tanto sobre el hecho de que sea una guerra preventiva o no preventiva. Es un término ambiguo. Ciertamente no es defensiva”.

El análisis prevalente en el Vaticano es que Occidente no puede considerarse en este momento amenazado por Saddam Hussein y, por tanto, intenta disuadir a los máximos responsables de que lancen las operaciones bélicas. “La clave en estos momentos –dijo Sodano-  la tienen los Estados Unidos y Gran Bretaña y nosotros intentamos razonar con ellos no tanto sobre si se trata de un problema moral o no, una decisión justa o injusta. Creo que es más eficaz preguntarse si es o no conveniente. ¿Vale la pena irritar a mil millones de islámicos? Es la pregunta que hago siempre que me encuentro con algún viejo amigo americano: ¿Os conviene sufrir durante décadas la hostilidad de ese mundo?”

¡Qué proféticas resultan releer hoy las palabras de Pío XII en vísperas de la Segunda Guerra Mundial!:  “Nada se pierde con la paz, todo se pierde con la guerra”. El MIÉRCOLES 5 DE MARZO a las 19,15 horas en la Catedral rezaremos por la paz, uniéndonos a los creyentes de todo el mundo, y de todas las expresiones de fe, en la certeza más absoluta que la paz es posible, que el diálogo es el camino verdaderamente humano para construirla.

¡Dios transforme nuestro corazón especialmente el de los Gobernantes de la tierra, en corazones pacíficos, amantes de la vida y de la paz!

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DOMINGO 09 DE MARZO


CUARESMA DE FRATERNIDAD

 El miércoles 5 de marzo se inició el tiempo litúrgico de Cuaresma. Cuaresma es una oportunidad para vivir y manifestar nuestra capacidad de solidaridad y generosidad. A través de la Campaña de Cuaresma de Fraternidad la Iglesia nos llama a vivir con más sencillez y austeridad, privándonos de algunos gastos para compartir nuestros bienes con mujeres pobres jefas de hogar. Las alcancías, sobres y cuenta corriente Nº 187.593 del Banco Estado reciben esos aportes del ahorro y la penitencia cuaresmal.

 En la Cuaresma del 2002 se recaudó en el País $595.465.679. El 60% quedó en cada diócesis para  obras sociales; el 10% financió los materiales de la Campaña; y el 30% constituyó un Fondo Nacional que se distribuyó en 33 proyectos beneficiando a mujeres jefas de hogar de 20 diócesis del país. Estos proyectos desarrollan programas de capacitación laboral, implementación de pequeñas empresas, talleres productivos y de desarrollo personal, recursos para trabajadoras independientes, y otros.

 También se entregó $10 millones al Episcopado como solidaridad con el pueblo de otro país latinoamericano que sufre una situación de emergencia. Los Obispos chilenos entregamos ese monto a la Iglesia de Bolivia como ayuda para los damnificados en una extensa zona de ese país.

 La invitación pues a toda la comunidad creyente y personas de buena voluntad a realizar su ofrenda cuaresmal, con el noble fin de ayudar a las mujeres solas jefas de hogar. En Osorno el 2002 se contribuyó con $ 7.629.883. Con el 60% se realizaron diversas acciones de solidaridad. También del Fondo Nacional el sector de Francke, fue beneficiado con un proyecto de “Talleres laborales y de desarrollo personal”.

 La oración, la penitencia y la caridad son las obras clásicas de Cuaresma. La oración como apertura a Dios, en la escucha de su Palabra, en la oración personal y familiar, en la participación de las celebraciones de la fe; la penitencia o ayuno como símbolo del autocontrol que todos necesitamos, renunciando a tantas cosas superfluas, para que las principales encuentren su verdadero relieve en nuestra vida y la caridad, como símbolo concreto de nuestra mayor apertura al prójimo, con la caridad fraterna y social, corrección para nuestro siempre creciente egoísmo.

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 DOMINGO 16 DE DICIEMBRE 
           

SECRETO DE CONFESIÓN

A propósito de ciertas expresiones vertidas en una homilía por el sacerdote Andrés San Martín, en la Comuna de San Pedro (Concepción) y en relación al desaparecimiento del joven Jorge Matute, se ha hablado y escrito acerca del secreto de confesión: ¿es absoluto; puede el sacerdote revelar lo que ha escuchado en confesión; puede usar el secreto para hacer el bien o evitar el mal?

 El sigilo sacramental es inviolable y absoluto, no admite excepciones por ningún motivo. La razón está en que el penitente manifiesta sus pecados, a condición de que el confesor guarde secreto. Sin este sigilo tan severo, la práctica de la confesión sería casi inviable, ya que la gente desconfiaría de los confesores y no querría correr el riesgo de que sus secretos más guardados sean del dominio público. Por eso la Iglesia lo castiga severamente con la pena de la excomunión, reservada de modo especial exclusivamente al Papa.

 ¿Cuándo hay revelación del secreto de la confesión? Cuando el confesor de manera directa revela el nombre del penitente y los pecados confesados por éste. Cuando esto ocurre hay violación directa del sigilo de la Confesión. Se trata de una falta (pecado) gravísima contra la santidad del Sacramento y contra la fama del penitente.

 Lo que ocurrió en Concepción no fue revelación del secreto de la confesión. La persona que se confesó con el P. Andrés le contó hechos que afirmó conocer en relación al caso Matute. Hubo si, de parte del P. Andrés una imprudencia. Aún sin peligro de violar el secreto sacramental, está prohibido al confesor hacer uso de lo sabido por confesión de forma que pueda molestar al penitente y dejar en la comunidad la sensación que el secreto de confesión es relativo. No. El secreto de confesión es absoluto. Es una obligación sagrada para todo sacerdote. Bajo ninguna circunstancia puede revelarlo.

 El secreto sacramental impuesto por la Iglesia se deriva de toda confesión sacramental y sólo de Ella, es decir, de todo lo que el penitente declara al confesor con miras a la absolución sacramental, aún en caso de que ésta no fuera impartida (por faltar algunas condiciones en el penitente, como por ejemplo: verdadero arrepentimiento, deseo sincero de enmienda, etc).

 Se trata, como es fácil de percibir, de un tema complejo y que requiere una gran seriedad en su reflexión. Para los que tenemos el don de la fe el Sacramento de la Reconciliación  o Confesión es un don maravilloso, pues experimentamos de manera evidente la bondad y compasión de nuestro Dios, y para el sacerdote que ejerce este ministerio se le exige profundo respeto, sabiduría, acogida, prudencia y fidelidad absoluta en guardar el sigilo sacramental.

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DOMINGO 23 DE MARZO

LA GUERRA, UNA DERROTA DE LA HUMANIDAD

 Juan Pablo II ha sido, en sus casi 25 años de Pastor, un incansable luchador de la paz. Son innumerables sus mensajes, discursos y viajes apostólicos que hablan de la paz. Los encuentros de oración en Asís, con representantes de todas las religiones del Planeta, para demandar a Dios el don de la paz han sido gestos proféticos de extraordinaria significación.

 Desplegó sus mejores esfuerzos por ayudar a la paz en el actual conflicto que afecta a la humanidad. Lamentablemente no ha sido oído. Ha dicho que toda guerra es una derrota de la humanidad. Ha sostenido que los creyentes, independientemente de la religión a la que pertenezcan, “proclamen que jamás podremos ser felices los unos contra los otros; jamás el terrorismo y la lógica de la guerra podrán asegurar el futuro de la humanidad. ¡jamás!, ¡jamás!”.

 Cuando la guerra ya se hizo inevitable, porque no se creyó en el camino de la diplomacia y se optó por ella, señaló que “quien decide que los medios pacíficos están agotados, asume una grave responsabilidad ante Dios, su conciencia y la historia”. Así de claro y de contundente. El enviado del Papa ante el Gobierno de Estados Unidos, Cardenal Pio Laghi declaró que en su entrevista con el Presidente de ese País “traté de decirle la profunda preocupación del Papa sobre la guerra y la necesidad de ver otros caminos para evitar las consecuencias de un ataque, pero nos encontramos con una pared, una muralla”. Profundamente lamentable, terriblemente lamentable. Ya lo estamos viendo. Destrucción de vidas humanas, destrucción de ciudades. ¿Hasta cuándo, Dios mío?

 Es por ello que la Iglesia Católica, a través de su representación, el Comité Permanente del Episcopado, del cual formo parte, fuimos a expresarle al Presidente de nuestro País nuestro reconocimiento porque interpretó a la inmensa mayoría de los chilenos que quiere la paz; porque, a pesar de no tener el don de la fe, actuó en coherencia con el pensamiento cristiano y evangélico presentado al mundo por la suprema autoridad de la Iglesia, el Papa. Y porque supo preservar un valor fundamental, como es el compromiso de la paz, aún con el riesgo de sufrir consecuencias de tipo económico. Hay momentos en la vida en que hay que optar y definirse. Y no actuar sólo por cálculos de conveniencia. Chile es más que un tratado de libre comercio. Chile es un país pequeño, pero debe mantener su fidelidad a principios fundamentales. El concepto de “guerra preventiva” que se utiliza estos días es claramente inmoral.

 Lo que nos queda es rezar por el cese de esta guerra y por las víctimas inocentes que sufren lo indecible. ¡Qué Dios tenga piedad de nuestro pobre mundo!

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DOMINGO 30 DE MARZO


LA IGLESIA Y EL CENSO

El martes 25 de marzo fue dado a conocer al País el resultado del Censo realizado el año 2002. La Iglesia valora y valida el Censo como una herramienta de gran utilidad para el conocimiento de la realidad nacional y para la adopción de decisiones que favorezcan el bien común del País.

 En relación a la pertenencia de fe de los chilenos el 69.95 % se confesó católico (estadísticamente es el 70 %) y el 15.1% evangélico. Es decir que el 85% de la población de Chile se confiesa cristiana. Este  es un dato muy revelador para la sociedad, particularmente en un momento en que muchos líderes de opinión y algunos medios de comunicación intentan presentar a Chile como una sociedad que se ha “desprendido” de Dios y en cuyo seno la fe, las creencias, la religiosidad, se reduce a una práctica retrograda y en retirada.

 El 8.3% de la población se declara ateo o agnóstico y en porcentajes menores aparecen otras expresiones de fe como los Testigos de Jehová (1.1%), judíos (0.1%), mormones (0.9%), musulmanes (0.03%), ortodoxos (0.06%) y otras religiones (4.4%).

 Es importante señalar que la misión evangelizadora de la Iglesia católica no está sujeta a los movimientos de mayorías y minorías. La Iglesia católica anuncia la Palabra de Jesucristo, por mandato Suyo, al mundo de hoy, independientemente de las coyunturas particulares. La historia demuestra que la Iglesia ha sido fiel a esta misión, incluso en circunstancias penosas de marginación, ilegalidad y persecución. El anuncio del Evangelio no se cumple de mejor o peor forma por el sólo hecho de encontrarse la Iglesia en condiciones de mayoría o minoría.

 Hay una tarea muy grande de seguir evangelizando a ese 70% que se confiesa católico y a las nuevas generaciones. Es evidente que en los casi 8 millones de católicos de Chile hay diversos grados de fe y de pertenencia. El propósito principal de la acción pastoral es lograr que las personas conozcan a Jesucristo y su Mensaje de Vida y de Salvación. No se trata solamente de que “más personas” conozcan el Evangelio; en la acción de la Iglesia hay también preocupación por un componente cualitativo de alta significación, que busca profundizar el conocimiento de la Palabra del Señor, enriquecer la práctica sacramental, la vida comunitaria y el compromiso de solidaridad con el mundo, especialmente con los más pobres.

 La Iglesia espera también que, de alguna manera, todos los chilenos seamos capaces de abordar con honestidad y transparencia todas las cifras del Censo pensando en el bien común del País. La Iglesia contribuirá para hacer lo suyo.

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