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COMENTARIO SEMANAL DE MONS. ALEJANDRO GOIC´ K.

 

Domingo 06 de octubre Domingo 13 de octubre
Domingo 20 de octubre Domingo 27 de octubre


DOMINGO 06 DE OCTUBRE


REVITALIZAR EL ALMA DE CHILE

Chile avanza con esperanza, en medio de naturales dificultades, hacia el año 2010, fiesta bicentenaria. Junto al desarrollo material previsto para la celebración del bicentenario, desarrollo necesario y en algunos casos urgente, es imperioso servir a la causa honda y profunda de revitalizar el alma de Chile.

En el mundo intercomunicado en que vivimos, es posible entrar en relación con múltiples realidades que antes se mantenían en distante lejanía. En tiempos de globalización, será indispensable que no dejemos de lado auténticas riquezas que el alma de Chile atesora. La nueva y necesaria apertura, no puede significar seguir de modo acrítico, ingenua y frívolamente los parámetros y los estilos de la cultura dominante de las sociedades de abundancia.

Para la vida de Chile fortalezcamos la familia como núcleo de la sociedad. La inmensa mayoría de nuestros connacionales, consideran que la vida feliz consiste en pertenecer a una familia acogedora y estable. Los Obispos de Chile apoyamos una ley renovada de matrimonio civil, pero sin darle carta de ciudadanía al divorcio vincular. Es verdad que Chile es uno de los pocos países occidentales sin ley de divorcio. Tanto mejor. Eso significa que podemos aprender de las experiencias negativas de otros países y seguir un camino nuevo para superar los problemas y fortalecer realmente a la familia. En cualquier caso, en toda circunstancia, la familia unida y estable seguirá siendo la base fundamental de la vida de la sociedad chilena.

Para la vida de Chile promovamos el don de la vida desde el inicio en el seno materno hasta su fin natural: Profesamos que todo hombre y toda mujer, por más insignificantes que parezcan, tienen en sí una nobleza inviolable que ellos mismos y los demás deben respetar y hacer respetar sin condiciones.

Para la vida de Chile promovamos la defensa de los derechos humanos en todas sus formas. Es necesario poner al ser humano en el centro del desarrollo y orientar la economía para satisfacer más eficazmente las necesidades humanas. Todo tipo de manipulación genética, psicológica, social, política o religiosa, implica un reduccionismo de la dignidad humana, que va en sentido contrario a un desarrollo integral de la humanidad. No nos cansaremos nunca de repetirlo y gritarlo: el ser humano, cada ser humano vale más que todo. El hombre, la mujer es lo primero.

Para la vida de Chile promovamos el cuidado responsable de la Creación en nuestro territorio. Tenemos que cuidar los recursos naturales con muchísima más solicitud todavía. Pero, por sobre todo, hemos de estar atentos a la ecología humana, a proteger la vida del ser humano en todas las circunstancias.

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DOMINGO 13 DE OCTUBRE  


PARA LA VIDA DE CHILE

Seguimos reflexionando, en el camino del bicentenario de la Patria, (2010), acerca del alma de Chile y de los pasos que deberíamos ir dando para ser una gran nación de hermanos.

Para la vida de Chile luchemos con todas nuestras fuerzas por la superación de la extrema pobreza. El tema pasa por complejas cuestiones técnicas que implican estudio y habilidad. Es también verdad, gracias a Dios, que hemos dado pasos considerables. Sin embargo, el problema para miles y miles de chilenos continúa siendo clamoroso y acuciante. No podemos dejarnos llevar por el cansancio, ni desanimarnos por las incomprensiones. Precisamos pronto, de un acuerdo como País, en una gran política mancomunada, para que los pobres de Chile tengan más vida. Los actos heroicos de las nuevas generaciones de chilenos pasan por erradicar la extrema pobreza y dignificar la vida de todos los habitantes de Chile tengan más vida. Los actos heroicos de las nuevas generaciones de chilenos pasan por erradicar la extrema pobreza y dignificar la vida de todos los habitantes de Chile.

Para la vida de Chile trabajemos generosamente por una salud y educación integral, moderna y eficiente para todos los chilenos. En este campo, como en otros, donde, gracias a Dios se han dado pasos positivos y significativos, es necesario globalizar la solidaridad.

Para la vida de Chile sigamos integrándonos con los otros países del planeta, porque queremos ser un país abierto y conectado, pero sin olvidarnos que nuestra genuina realización es ser más solidarios. Queremos ser un país de hermanos. En él cada chileno es importante. No es sólo un sujeto de consumo ni un factor de producción económica. No podemos importar del extranjero un ritmo laboral más frenético que impedirá todavía más el cultivo de la amistad tranquila y el diálogo familiar. Durante las negociaciones en los exigentes mercados internacionales, debemos defender con firmeza y habilidad el puesto de cada trabajador y auspiciar la creación de nuevos empleos.

Para la vida de Chile debemos considerar el respeto real y efectivo a los derechos de los pueblos originarios. Esto implica la voluntad política de llegar a un reconocimiento constitucional del pluralismo étnico de la patria común.

Para la vida de Chile es necesario crear espacios de participación y de sentido con los jóvenes en un diálogo respetuoso e iluminador. Ellos anhelan dar su aporte generacional, indispensable por lo demás, en el Chile actual y en el futuro.

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DOMINGO 20 DE OCTUBRE
 

FAMILIA, LUGAR DE ENCUENTRO

Todos están de acuerdo en que la familia es fundamental en la vida de la sociedad. Estudios y encuestas de opinión pública señalan que el anhelo más profundo que todos tienen es de constituir familias estables, sólidas, fundadas en el amor, con el gozo de los hijos y de capacidad de entrar en amistad con otras familias, en actitudes solidarias y de mutua ayuda.

El gran esfuerzo, pues, de toda la comunidad nacional, es contribuir de manera eficaz a la consecución  de ese anhelo y de ese ideal. Todos sabemos, por experiencia, que de los hogares llenos de amor y estables, surgen personalidades maduras, equilibradas, que contribuyen al bien de la sociedad.

El encuentro entre el esposo y la esposa en dimensión conyugal es clave para la realización humana de la familia. Este encuentro conlleva la necesidad de comunicación, de aceptación mutua, de entrega, respeto y creatividad; de delicadeza, intimidad, ternura y comprensión. Es un encuentro que va creciendo en la medida en que hay clara conciencia de la propia individualidad: un “yo” con un “tú” que forman un “nosotros”.

En la familia también se da un encuentro entre padres e hijos. Un encuentro, que es sin duda alguna, fruto del amor de esposos, pero también entretejido con complejidades, porque los hijos son “otros”, y no una mera “prolongación” de los padres. Implica una relación de respeto, de confianza, de amor, de asumirse mutuamente como interlocutores válidos, de diálogo, de espera, de crecimiento mutuo. Es preciso el trato delicado y considerado de los padres hacia los hijos, sin preferencias injustas y discriminadoras por razones de salud, belleza e inteligencia.

Por otra parte, los hijos tienen el desafío de hacer de una realidad biológica –el ser hijos de unos mismos progenitores- una realidad familiar, es decir, ser miembros de una misma familia: hijos de unos mismos padres, hermanos entre sí.

Hay también el encuentro entre la familia y la sociedad. A veces ocurre que el individuo se encuentra en una realidad social que contradice lo que ha aprendido en su familia. El desafío es la formación de una familia capaz de preparar a los hijos para vivir en la sociedad como agentes de cambio social. Si la familia vive el amor, la solidaridad y el testimonio vivencial de una pequeña sociedad justa y fraterna, lo adquirido y lo encontrado en élla se torna como un programa de utopía social. Es decir llevar a la sociedad los valores vividos y asumidos en la familia. La familia es también un espacio para compartir y crecer en la fe, en el amor de Dios, como centro de la existencia.

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DOMINGO 27 DE OCTUBRE

                      
LA FUERZA EN LA DEBILIDAD

Del 1º al 17 de Octubre todos los Obispos de Chile realizamos la visita “ad limina apostolorum” (a la morada de los Apóstoles). Fue una experiencia inolvidable, particularmente el encuentro con el Papa Juan Pablo II.

Celebramos la Santa Eucaristía en las cuatro Basílicas Mayores: San Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo y Santa María. Tuvimos más de (20) veinte reuniones con las distintas Congregaciones que colaboran con el Papa en el gobierno de la Iglesia. En estos encuentros dialogamos acerca de los grandes temas del mundo actual y los desafíos que plantean a la acción evangelizadora de la Iglesia. Tres días de Retiro Espiritual en Asís, la tierra de San Francisco, nos ayudaron y reentusiasmaron en el seguimiento de Jesucristo.

El encuentro con el sucesor de San Pedro, el Papa Juan Pablo II se realizó en tres momentos: en la audiencia privada, en el almuerzo fraterno (en dos grupos de 16 cada uno) y en la celebración de la Eucaristía en su Capilla privada. Al final de la Misa el Papa nos entregó el Mensaje a la Iglesia de Chile con sabias y oportunas orientaciones pastorales.

Juan Pablo II  está débil, enfermo y anciano. Todos lo han visto así en las imágenes de la televisión. Pero tiene una fortaleza y una fuerza interior que sobrecoge e impresiona. No se avergüenza de mostrar su debilidad, sus limitaciones físicas. Pero la fuerza de su fe, su liderazgo de pastor, su defensa del ser humano, su lucha permanente por la paz, su lucidez mental, hacen de él un ser excepcional.

En Italia circula actualmente un libro titulado: “Juan Pablo II, el hombre del siglo”. En un mundo carente de liderazgos auténticos, Juan Pablo II emerge como un líder extraordinario. Aún los que no están de acuerdo con sus planteamientos, le reconocen su valor y su fuerza.

Para los que tenemos el don de la fe, es el hombre providencial que Dios puso para guiar su Iglesia en las últimas décadas del siglo XX y en el inicio del nuevo siglo y milenio. Su fe inquebrantable, su fortaleza en medio de la debilidad, su amor al ser humano, particularmente de los más débiles y pobres, es un estímulo permanente en nuestras propias responsabilidades.

Nos dijo en el inicio de su Mensaje: “Tengo muy presente al pueblo chileno, al que siento siempre muy cercano, del que guardo vivo recuerdo de mis encuentros con él y al que he visitado en su propia tierra”. También nosotros nos sentimos muy cercanos a El y a su Magisterio.

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