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COMENTARIO SEMANAL DE MONS. ALEJANDRO GOIC´ K.

Domingo 03 de noviembre Domingo 10 de noviembre
Domingo 17 de noviembre Domingo 24 de noviembre


DOMINGO 03 DE NOVIEMBRE

AMAR AL PRÓJIMO

En el mes de Octubre nuestro mundo ha sido impactado por sucesos trágicos y dolorosos: el atentado terrorista en Bali, Indonesia,  con cerca de 200 muertos; la presencia de un misterioso asesino en Estados Unidos, aparentemente recién capturado, y que ha sembrado el terror y el pánico; la reciente tragedia en un teatro de Moscú con el secuestro de más de 700 personas y con la consecuencia de la muerte de los terroristas y más de 100 personas secuestradas a causa del gas utilizado para resolver el drama. A estos hechos podemos añadir el permanente conflicto de judíos y palestinos con su secuela de muertos y destrucciones.

Detrás de todos estos acontecimientos hay un gran desprecio por el ser humano. Desprecio que tiene su expresión culminante cuando se dice actuar en nombre de Dios mismo. Y se mata y se destruye en nombre de Dios. Es la mayor blasfemia y la mayor ofensa a Dios.

Jesús resume su forma de vida afirmando que es necesario “buscar primero el reino de Dios y su justicia” (Mt. 6,33). Esto implica, por ejemplo, que el ser humano, todo ser humano es más importante para Dios que lo sagrado (“el sábado”); que no se puede servir a Dios y al dinero; y también que cuando el hombre quiere salvar su vida la pierde, y cuando acepta perder su vida la salva.

Toda las religiones de la tierra conocen un mandamiento de amor al ser humano. En los evangelios cristianos se le califica una vez como “el segundo mandamiento” (después del primero que es amar a Dios sobre todas las cosas, Mt. 22,39).

Pues bien: para un cristiano, la filiación divina de Jesús es lo que hace que ese segundo mandamiento se haga “igual al primero” e inseparable de él: que por eso el amor al hombre no sea un mandamiento más de Dios, sino el único, la síntesis de todos. Porque el amor al hombre se convierte en amor a Dios.

Se trata, además de un amor que incluye necesaria y privilegiadamente a aquellos a quienes consideramos como pobres, como víctimas o como débiles: “Tuve hambre y me diste de comer...”(Mt. 25,31). La verdadera preocupación por el ser humano constituye el verdadero comportamiento religioso. En medio de tanto dolor y de tanta tragedia que menosprecia al ser humano es bueno recordar lo esencial del cristianismo.

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DOMINGO 10 DE NOVIEMBRE


CREO EN LA IGLESIA

La Iglesia Católica la formamos todos los bautizados y que profesamos la misma fe sintetizada en el “Creo”. Y que procuramos vivir de manera coherente, con la gracia de Dios, el Evangelio de Jesucristo. La Iglesia es santa (su Divino Fundador Jesucristo es Santo) y es pecadora (está formada por nosotros los seres humanos que somos frágiles y limitados).

A lo largo de la historia la Iglesia ha vivido esta realidad de gracia y pecado. Y así será hasta el fin de los siglos: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo” (Mt. 28,20). Es la promesa de Jesucristo que no fallará. Los santos son, para la Iglesia y para los creyentes, la realización auténtica del ideal evangélico. Ellos son el único criterio de lo que la Iglesia considera como realización del cristianismo.

Creemos y amamos a la Iglesia, porque ella, más allá de las debilidades y fragilidades, como en cualquier otro grupo humano, está permanentemente habitada por el Espíritu y por el Evangelio de Cristo. Con sus luces y sus sombras en ella vive la plenitud de Dios en la historia. El Espíritu de Cristo que la habita nos asegura el Evangelio siempre vivo y operante y por ese Espíritu tiene la capacidad de reformarse permanentemente. Los santos que van surgiendo, son una prueba palpable de esa renovación.

Creemos y amamos a la Iglesia considerando su causa como nuestra causa, llenándonos de gozo con sus alegrías y con sus éxitos, sufriendo solidariamente con sus fracasos y con su cruz, en la certeza más honda que la Iglesia será mejor, si cada bautizado procura ser mejor y renovarse cada día según el mensaje evangélico proclamado y vivido por Jesús.

Creemos y amamos a la Iglesia en cualquier circunstancia, en cualquier conflicto, en cualquier dolor. Es nuestra Madre. Nos acoge a todos, nos quiere a todos. Nos invita, por la fuerza de la Palabra de Jesús, a tener un corazón misericordioso y compasivo. A llamar al mal, mal. Pero al mismo tiempo tener un corazón lleno de ternura y de bondad para los que yerran. Especial misericordia y comprensión nos pide el Evangelio para quienes sufren enfermedades o situaciones interiores que socialmente conllevan desprecio, condenación, rechazo. Ellos necesitan, más que nadie, ayuda y apoyo para llevar su cruz con paz y con dignidad.

Creemos y amamos a la Iglesia porque en ella se nos da Cristo en su plenitud. El catolicismo es conversión permanente a Jesús y a su Evangelio. Si. Creemos en la Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica.

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DOMINGO 17 DE NOVIEMBRE  


REUNION DE LOS OBISPOS

A partir de mañana Lunes 18 y hasta el Viernes 22 todos los Obispos de Chile nos reuniremos en la 84ª Asamblea Plenaria Ordinaria en la localidad de Punta de Tralca. (Vª Región).

Dos veces en el año, todos los Pastores de la Iglesia Católica en Chile, nos congregamos para compartir fraternalmente y analizar los diversos aspectos de nuestras tareas pastorales. La Asamblea es una instancia de comunión colegial.

El tema principal de nuestra agenda en esta ocasión será el análisis de la reciente visita “ad limina”, que en la primera quincena de Octubre realizamos en Roma. Y dentro de este estudio ocupará un primer plano la palabra de Juan Pablo II en el Mensaje que nos dirigiera.

Los principales aspectos de su Mensaje fueron: la valoración de la familia, que según el proyecto divino es indisoluble. Nos pidió una pastoral familiar integral en cada diócesis y la promoción de una verdadera cultura de la vida; la evangelización de los jóvenes, para que tengan un encuentro vivo con Cristo y puedan seguir fielmente su Evangelio y, que evangelizados, puedan a su vez, evangelizar a sus hermanos jóvenes.

Juan Pablo II nos insistió en la preocupación por los sacerdotes en el ministerio episcopal y la promoción de la  pastoral vocacional como compromiso prioritario. En este contexto estudiaremos también la actual situación dolorosa que viven algunos hermanos sacerdotes, con dos actitudes fundamentales: la búsqueda de la verdad y la misericordia.

En relación al País, de cara al bicentenario, el Papa nos animó a proseguir en los esfuerzos de todos de una convivencia plenamente reconciliada, en la que sin ocultar la verdad, se ha de dar cabida al perdón. Y nos insistió en la opción evangélica por los más pobres de Chile, para que puedan verdaderamente participar del progreso y desarrollo del País. Los más necesitados no deben ser considerados el residuo insignificante de un progreso que sólo tiene en cuenta aquello que comporta éxito, acumulación desmesurada de bienes y posición de privilegio.

Nos invitó a trabajar para que “la Iglesia, que tiene la misión de ser instrumento de reconciliación de los hombres con Dios y entre sí, ha de ser la casa y la escuela de comunión, en la que se sabe apreciar y acoger lo positivo del otro y en la que nadie ha de sentirse excluido”.

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DOMINGO 24 DE NOVIEMBRE

COMBATIR LA POBREZA

En Johannesburgo (Sudáfrica) entre el 26 de agosto y el 4 de septiembre, 190 países participaron en la Cumbre de Desarrollo Sostenible. Fueron días de intenso debate, diálogo y búsqueda de soluciones a los gigantescos problemas de pobreza existentes en nuestro mundo actual.

Algunos datos que urgen soluciones audaces y valientes: el 15 % de la población mundial consume el 56% de los recursos; el 40% sólo puede consumir el 11%: una persona en el mundo desarrollado consume al año casi 7 toneladas de petróleo, como media. Otra persona en los países de desarrollo, 0,7; niños que mueren en el año por enfermedades fáciles de curar (diarrea, enfermedades respiratorias...): 11 millones; niños que no van a la escuela: 325 millones; personas que viven en extrema pobreza (esperanza de vida inferior a los 40 años, sin servicios sanitarios y sin escolarizar): 1.300 millones; hectáreas de bosque desaparecidas entre 1999-200: 140 millones.

La Cumbre analizó esta terrible realidad. Como fruto de sus debates, se aprobó un plan de acción de 71 páginas y una breve declaración política, titulada “El compromiso de Johannesburgo por un Desarrollo Sostenible”.

¿Serán estos documentos letra muerta o constituirán verdaderamente una esperanza para un vasto sector de la humanidad que vive en la más absoluta miseria e indefensión?  En el mundo post-moderno y una tecnología impresionante existe esta realidad dramática que golpea la conciencia del ser humano. Mientras no se coloque verdaderamente a cada persona humana en el centro del desarrollo, será imposible salir de este drama. Lamentablemente y –duele decirlo- muchos planes de la reducción de la pobreza impulsados por las Naciones Unidas, la Unión Europea y las Organizaciones no Gubernamentales del sistema, engloban la legalización del aborto, ya sea químico o quirúrgico. La humanidad podría alimentar sin problemas dos veces a toda la población mundial con otro tipo de políticas y de acciones, donde el ser humano esté en el centro del desarrollo. En cambio, los grandes poderes del mundo, quieren imponer una política de impedir la existencia a millones de seres humanos. Impedir el participar del banquete de la vida, para que unos pocos, puedan sólo disfrutar de los bienes de este mundo. Esta es la gran corrupción, de la cual, lamentablemente, poco se habla.

Combatir la pobreza, servir a la causa de un mundo más justo, hacer participar a todos de los bienes de este mundo, son causas nobles, por las cuales vale la pena gastar la existencia.

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