volver Mons. Alejandro Goic´ Inicio Pagina
COMENTARIO SEMANAL DE MONS. ALEJANDRO GOIC´ K.
Domingo, 04 de agosto | Domingo, 11 de agosto |
Domingo, 18 de agosto | Domingo, 25 de agosto |
¿UN
MUNDO SUPERPOBLADO O UN MUNDO INICUO?
En
este momento en el mundo 815 millones de seres humanos pasan hambre, de los
cuales 777 millones habitan países pobres, 27 millones en países con economías
de transición y 11 millones en los países industrializados. Esa es la dramática
realidad de nuestro mundo.
La
actual producción de alimentos a nivel global podría bastar incluso para
satisfacer las necesidades básicas para una población mundial más numerosa
que la actual. Juan Pablo II ha definido este fenómeno como “la paradoja de
la abundancia”.
Algunos
piensan que la raíz de todos los males de nuestro planeta es la relación entre
el crecimiento de la población y la posibilidad de disponer de los recursos. La
verdadera cuestión afecta al problema de la distribución de los recursos, de
su uso no exclusivo sino solidario y, por lo que se refiere específicamente a
la alimentación, de la posibilidad de que todos los países accedan al mercado
de los recursos alimentarios. La cuestión del hambre en el mundo va ligada a la
pobreza, a la iniquidad del sistema económico y de los mecanismos del comercio,
que siguen marginando a los más pobres.
El
Evangelio de hoy (Mt. 14,13-21) es el relato de la multiplicación de los panes.
En él, Jesús libera de los impedimentos que existen en el corazón humano a la
hora de compartir. El mecanismo de compartir que propone Jesús y su Evangelio
funciona porque el verdadero problema no está en la producción sino en el
reparto. El Evangelio es un camino para encontrar nuevos modos de reparto, ya
que esos modos afectan al corazón de la persona, a la mirada que se tiene sobre
la realidad del débil. Jesús quiere influir sobre ese tipo de valoraciones y
apunta a un cambio vital que propicie una visión distinta del mundo y de los
bienes.
Es
por ello, que el anciano y débil físicamente, pero fuerte y heroico en la fe y
en la defensa de los pobres, Juan Pablo II, insiste, y esta semana en Guatemala
y en México lo ha vuelto a hacer, en la necesidad de “globalizar la
solidaridad” y “evitar las exclusiones”. La Globalización ha dicho
“debe estar al servicio de la persona humana, de la solidaridad y del bien común”.
Las 24 mil personas que mueren de hambre cada día en el mundo, de las cuales 18
mil son niños con menos de cinco años, son un grito diario a la conciencia de
todos los humanos para aprender a repartir y a compartir.
PADRE HURTADO
El próximo domingo 18 de agosto se recuerda el fallecimiento del padre Alberto Hurtado Cruchaga. Hace 50 años terminó su vida para este mundo este chileno ejemplar y creyente excepcional. Sigue vivo en la memoria del pueblo y en sus incontables obras de amor y de servicio al prójimo, especialmente en los más desvalidos.
Tres
días antes de morir, le preguntaba un amigo de toda la vida: “Alberto, ¿tienes
miedo a la muerte?”. Y Alberto Hurtado le respondió: “la espero con inmensa
alegría, y le he pedido con toda insistencia a la Virgen que me venga a buscar
cuanto antes”. A los dirigentes sindicales que lo visitaban en la hora final,
les dijo: “Sigan unidos, luchen por la justicia. Defiéndanla hasta lo último.
Hay mucho que hacer”.
En
su memoria, el Supremo Gobierno ha dispuesto, ya hace algunos años, que el 18
de Agosto sea el Día Nacional de la Solidaridad. Alberto Hurtado se hizo
solidario con todos. Su vida y sus obras son una manifestación clara de ello,
particularmente el “Hogar de Cristo”. Junto a la solidaridad, su
inteligencia y su palabra fue incansable en anunciar la necesidad de construir
las relaciones sociales en la justicia. Su pensamiento, en este campo, es de una
gran actualidad: “Es más fácil ser benévolo que justo; pero la benevolencia
sin justicia no salvará las distancias enormes entre la riqueza y la pobreza.
Muchas obras de caridad puede ostentar nuestra sociedad, pero todo ese esfuerzo
de generosidad, no logrará reparar los daños de la injusticia. Dejemos que con
justicia se ponga en orden la casa, después vendrá la generosidad, que deberá
suplir lo que la justicia no ha podido entregar”.
Fue
apasionado en defender la justicia, la dignidad de toda persona. Llamó a
creyentes y a no creyentes a trabajar en Chile por una sociedad más justa, más
fraterna, más solidaria. La caridad generosa si, pero antes servir a la causa
de la justicia y la búsqueda del bien común. Nos dejó escrito: “La justicia
precede a la caridad, aunque no es una virtud popular; la injusticia causa
mayores males que los que pueda remediar la caridad; cuando hay demasiado lujo
se genera mayor pobreza”.
Son
palabras que impactan e interpelan. El anhelaba grandes transformaciones
sociales, para hacer de Chile una Patria más justa, en especial para los más
humildes y pobres. Fue la hondura de su fe en Jesucristo y en el Evangelio lo
que le hizo hablar y vivir así. En su muerte alguien escribió: “Entre tanto
creemos que Cristo vuelve cada cierto tiempo a la tierra. Ahora acaba de estar.
Y acaba de irse”.
FUNDACION BETSAIDA
En este día Nacional de la Solidaridad quiero referirme a una obra sencilla, pero profundamente evangélica y que inspirara el 22 de julio de 1981, el recordado y venerado primer Obispo de Osorno, Monseñor Francisco Valdés S. Me refiero a la “Fundación Betsaida” que nació para la atención y rehabilitación de los minusválidos.
Un
grupo de creyentes y personas de buena voluntad, hombres y mujeres, desde
entonces, se entregaron generosamente a esta obra de amor. Junto a ellos ha sido
fundamental la presencia de las Hermanas Misioneras Franciscanas del Sagrado
Corazón (de Purulón), quienes con gran dedicación han estado conduciendo esta
obra.
En
estos años se han prestado múltiples servicios a los lisiados, generosamente
realizados por religiosas, los miembros del directorio, damas colaboradoras, médicos,
kinesiólogos, paramédicos, etc. Entre estos servicios se destacan: bienestar
social, de salud (kinesiología, servicios de terapia ocupacional, atención médica,
policlínico); diversos talleres (artesanía, juguetería, costura); recreación,
deporte y educación; acción pastoral y formación en la fe, etc.
A
la Fundación acuden de lunes a viernes en las tardes, los lisiados para
desarrollar todas las actividades que ofrece la Institución. Es un espacio de
encuentro, de fraternidad y de convivencia, de apoyo mutuo y de formación, de
rehabilitación física.
El
Obispado de Osorno traspasó recientemente a las Religiosas la propiedad, para
asumir el desafío de una nueva etapa en la vida de Betsaida. Con el monto de la
venta de la actual propiedad y apoyo de la Congregación a nivel central desde
Alemania, se ha iniciado en el sector Pilauco (Pob. Kolbe), la construcción de
un Edificio más adecuado. Para un servicio mejor y mayor a todos los lisiados.
Con la construcción de la nueva casa de “Fundación Betsaida” se inicia una
nueva etapa de amor y de servicio a los discapacitados.
Al
cumplir la mayoría de edad como Institución, Betsaida, quiere seguir siendo
una obra que exprese claramente el amor preferencial del Señor por los más
pobres, débiles y sufrientes. Las Religiosas, junto con los laicos, seguirán
sirviendo inspiradas en su Santo Inspirador San Francisco de Asís, haciendo el
bien e integrando a la sociedad con plena dignidad a los discapacitados. Nos
seguirán ayudando para comprender que la calidad de una sociedad y de una
civilización se mide por el respeto que manifiesta hacia los más débiles de
sus miembros.
HOGAR SANTA MARIA
Toda la ciudadanía conoce esta obra de amor a los ancianos. El Hogar Santa María
fue fundado en 1915 y fue entregado a la Diócesis de Osorno por la Sociedad de
Socorro en 1974. Un año más tarde, las Hijas de la Caridad, asumieron la
conducción del Hogar. Después de 25 años de generosa entrega partieron de
Osorno las Religiosas con el reconocimiento y gratitud de toda la comunidad
osornina.
A
partir de Febrero de 1999 se hicieron cargo del Hogar las Hermanitas de los
Pobres, que se dedican en el mundo entero únicamente al cuidado de los
ancianos, teniendo en cuenta el profundo respeto que merece cada persona y su
profunda dignidad que le viene de su condición de hijo de Dios.
El
Obispado de Osorno donó a las Hermanitas todas las dependencias del Hogar con
la única condición que la acción con los ancianos se perpetúe en el tiempo.
La Congregación de las Hermanitas de los Pobres, con la ayuda de sus
bienhechores, comenzará próximamente una nueva construcción para brindar una
atención más personalizada a cada residente en el espíritu y en la letra de
su santa fundadora Juana Jugan: “Hay que ver con espíritu de fe, en los
ancianos, a Jesús, pues son los portavoces del Buen Dios”.
La
nueva construcción del Hogar constará fundamentalmente de dormitorios
individuales en reemplazo de los dormitorios colectivos existentes, veinte para
hombres, incluidos tres departamentos para sacerdotes ancianos y/ó enfermos y
veinte para mujeres, ambos de dos pisos. Estos pabellones se comunicarán entre
si por un cuerpo que los unirá y que contendrá los servicios comunes, tanto
para hombres como para mujeres, salas de estar con cocinilla, depósitos, etc.
Se construirán también siete talleres para actividades manuales de los
residentes con sus depósitos y bodegas.
Será,
pues, un Hogar Santa María renovado, para un mejor servicio de amor y bondad
para todos sus residentes. Las Religiosas y sus más cercanos colaboradores
seguirán haciendo el bien en la certeza “que los ancianos ayudan a ver los
acontecimientos terrenos con más sabiduría, porque las vicisitudes de la vida
los han hecho expertos y maduros. Ellos son depositarios de la memoria colectiva
y, por eso, intérpretes privilegiados del conjunto de ideales y valores comunes
que rigen y guían la convivencia social” (Juan Pablo II).