UNA IGLESIA SERVIDORA DE LA COMUNIÓN
A toda la comunidad diocesana:
Con mucha esperanza presento a toda la comunidad creyente esta carta titulada "Una Iglesia servidora de la comunión".
Se trata de un documento con algunas reflexiones teológicas y con criterios pastorales para la formación de los diversos consejos en la diócesis y en las parroquias.
Los diversos consejos en nuestra Iglesia diocesana son una expresión concreta de una Iglesia - Comunión y de una real participación de todos sus miembros,
El esquema de la carta es el siguiente:
A) UNA IGLESIA SERVIDORA DE LA COMUNIÓN.
B) EL DISCERNIMIENTO CRISTIANO.
1 . ¿Qué pretenden ser?
2. Criterios para su constitución.
3. Criterios para su funcionamiento y tareas.
4. Espíritu que anima a los integrantes del Consejo.
5. Carácter de sus decisiones.
D) ALGUNOS CONSEJOS PASTORALES
1. Consejo Pastoral Diocesano.
2. Consejo Asuntos Económicos Diocesano.
3. Consejo Pastoral Parroquial.
4- Consejo Parroquial de Asuntos Económicos.
ANEXO: CONVOCADOS POR JESUCRISTO.
Actualmente están en funcionamiento el Consejo de Presbiterio y el Consejo de Consultores, que se rigen según las normas del Derecho.
También está en ejercicio el Consejo de Asuntos Económicos diocesano; el Consejo de los Organismos Diocesanos y el de los Movimientos Apostólicos.
La visita pastoral del Obispo a cada una de las Parroquias contribuirá a la creación de los Consejos Pastorales parroquiales y de Asuntos Económicos.
También se espera poner en marcha lo antes posible el Consejo Pastoral Diocesano. Los Decanatos - a futuro - deberían formar el Consejo Decanal. La tarea actual es fortalecer los actuales encuentros mensuales de sacerdotes por decanato.
A) UNA IGLESIA SERVIDORA DE LA COMUNION
a) Diálogo, comunión y participación en la misión.
El designio salvador de Dios que se nos ha revelado en Jesucristo es el llamado del Padre a participar de su propia vida divina, la cual se nos comunica por el don del Espíritu Santo.
Esta vida divina es la que se nos revela como la comunión de amor de las Personas divinas en la unidad del Dios Trino. En Jesucristo, Dios se nos manifiesta como el eterno diálogo y comunión de amor del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
La Iglesia nace de esta vida trinitaria "como una muchedumbre reunida por la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Conc. Vaticano II, Lumen Gentium 4) y como "signo y sacramento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano"(Ibid. 1). Toda la vida de la Iglesia, todo su ser y su acción en el mundo están al servicio de este diálogo de salvación entre Dios Trino y la humanidad; así, "evangelizar constituye la dicha y la vocación propia de la Iglesia, es su identidad más profunda; ella existe para evangelizar"(Pablo VI, Evangelii Nuntiandi 14).
De esta manera, la Iglesia nacida del Dios Trino y constituida para ser signo eficaz de la comunión y participación de la vida divina, esta llamada a configurar toda su vida y acción en un dinamismo de diálogo, de comunión y participación en la misión recibida. Es lo que San Pablo nos recuerda en 1 Cor. 12, al decirnos que la diversidad de dones, de carismas y de ministerios es un don del Espíritu Santo que debemos acoger para el provecho común y para la edificación del único Cuerpo de Cristo(cf. 1 Cor. 12, 4-3).
b) Iglesia-comunión y pastoral de conjunto.
Necesitamos, pues, para ir viviendo nuestra identidad y misión eclesial, configurar nuestra vida, nuestra forma de organizarnos y de trabajar en la misión, según este dinamismo de comunión y en la complementariedad de dones, de carismas y de servicios. Como ya lo señalaba en la homilía al tomar posesión de la Diócesis, "la pastoral de conjunto es y será una tarea permanente entre nosotros, pues una pastoral de conjunto no es ni un método optativo ni una táctica ocasional, sino que es modo práctico y concreto de ser una Iglesia-Comunion al servicio de la misión evangelizadora; una pastoral de conjunto que valore a todos los miembros de la Iglesia e integre en comunión y misión a laicos, consagrados y sacerdotes"(Homilía del 25.XI. 1994).
Al servicio de esta misión evangelizadora en comunión y participación se encuentran los diversos Consejos Pastorales y Económicos, sean a nivel diocesano, decanal, parroquial y de cada comunidad eclesial de base. Se trata, no de un simple modo de organización, sino de una manera de vivir la misión de la Iglesia en y desde nuestras formas de organización para un mejor servicio de la misión.
. Así lo ha comprendido la Iglesia que ya desde el Concilio Vaticano II señalaba: " es muy de desear que se establezca en la diócesis un consejo especial de pastoral presidido por el obispo diocesano, formado por clérigos, religiosos y laicos especialmente elegidos. El cometido de este consejo será Investigar v justipreciar todo lo pertinente a la misión pastoral y sacar de ello conclusiones prácticas" (Conc. Vaticano II, Christus Dominus 27).
c) Corresponsabilidad en la misión.
Más precisamente, la legislación de la Iglesia nos ha entregado orientaciones y normas en el Código de Derecho Canónico acerca de la constitución de los diversos Consejos: de Presbiterio(cc. 495 - 501), Diocesano de Pastoral(cn. 511 - 514), Económico Diocesano(cn. 492 -493; 1277), Parroquial de pastoral(c, 536), Económico Parroquia¡ (c. 537).
La constitución de estos Consejos es un paso necesario y muy importante en la vida de nuestra Iglesia diocesana. Es un paso de crecimiento en el modo de ser servidores de una misión de comunión y participación a través del discernimiento comunitario. Es un paso que exige de todos un creciente sentido de corresponsabilidad en la misión, desde la vocación que cada uno ha recibido para el enriquecimiento común: sentido de corresponsabilidad que nos permitirá superar las inercias y los hábitos adquiridos que no promueven y, en algunos casos, obstaculizan la comunión y participación del conjunto del Pueblo de Dios en la misión de ser una Iglesia servidora del designio de comunión, el cual nos constituye en sacramento de salvación en nuestro mundo.
B) EL DISCERNIMIENTO CRISTIANO.
Presento algunas sugerencias, para tener presente en los diversos Consejos, para buscar el querer de Dios y actuar según su querer. En nuestros Consejos Pastorales somos creyentes que buscamos la voluntad de Dios.
Texto Bíblico: Filipenses 1, 8-11.
"Pues Dios sabe que los amo tiernamente en el corazón de Cristo Jesús. Y pido en mis oraciones que el amor crezca en ustedes, y con él alcancen conocimiento y buen juicio en todo. Así sabrán reconocer lo que conviene en cada momento".
El discernimiento es fruto del amor. Cuando se ama se es más clarividente, más sensible a la realidad, se descubre que es lo que conviene más.
"...y caminando con rectitud, llegarán sin tropiezo al día de Cristo".
Las perspectivas son a largo plazo... y los horizontes más vastos.
"...llevando como fruto maduro esa santidad que procede de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios".
Es un don a acoger y a recibir, pleno de promesas de fecundidad.
Inspirados en este texto bíblico, señalo algunas sugerencias para que las reuniones de los diversos consejos se hagan en clima de discernimiento:
El discernimiento es la búsqueda de la voluntad de Dios. Se trata, por lo tanto, de crear un ambiente que sea favorable a esta búsqueda. Ambiente de desapasionamiento, de oración, de honradez personal. Asumir los criterios de Dios.No se trata sólo de compartir ideas. Para que exista clima de discernimiento hay que dejar un tiempo para que los que se encuentran reunidos puedan compartir su "sentir ante el Señor".
Es interesante procurar crear un consenso y para eso es fundamental escucharse. Evitar las discusiones y mucho más las descalificaciones. Todos tienen algo que aportar.
Es necesaria una mirada lo más objetiva posible de la realidad, de la Iglesia y de la sociedad. En esta mirada es bueno ponerse en la posición del otro y obligar a que todos puedan ver lo bueno y lo malo. Evitar que unos sólo hablen de lo bueno y otros sólo hablen de lo malo.
Cuando sea posible, para el clima de oración ayuda que se de un tiempo de reflexión y oración personal antes de compartir en grupo. Es bueno también un tiempo de oración grupal. Al terminar es interesante ver si todos están en paz y agradecerle al Señor el trabajo realizado.
1. ¿Qué pretenden ser?
(a) Un espacio discernimiento pastoral. Es decir, un lugar donde se busca la voluntad de Dios, respecto al quehacer de la Iglesia en tal ocual realidad.
(b) Un espacio de comunión y participación de todos los miembros del pueblo de Dios(Iaicos, religosos(as), diáconos, sacerdotes).
(c) Un espacio donde se acentúa el compromiso eclesial. Los integrantes aportan su reflexión y se comprometen con la misión.
2. Criterios para su constitución.
(a) Representatividad: Están presentes todos los sectores, servicio, organizaciones, etc., que existen en el territorio que sirve el Consejo.
(b) Operatividad: Que el número de integrantes permita un trabajo ágil, eficiente, dinámico, vitalizador, de la acción pastoral.
(c) Permanencia: Los integrantes tienen una estabilidad de un tiempo razonable. Que la renovación de ellos sea periódica y parcial, para una continuidad en el servicio del Consejo.
(d) Carisma: Es necesario buscar personas que tengan condiciones para formar el Consejo: capacidad de reflexión, constructores de unidad, creativos en las propuestas, etc...
3. Criterios para su funcionamiento y tareas.
(a) Participación real y significativa: Es una instancia de encuentro, de formación, de oración, de trabajo común, de elaboración y de creación. El Consejo viene a ser una comunidad de fe, de esperanza y de amor, que busca discernir los caminos del Señor.
(b) Integración: Los miembros del Consejo se apoyan, crecen juntos, aúnan criterios, enfrentan situaciones de fondo con criterios evangélicos en vista a una pastoral de conjunto.
(c) Funcionalidad: Tener en cuenta aspectos prácticos que permitan la real participación de todos los integrantes,
días y horas de funcionamiento fijos, que permitan la participación de todos los integrantes del Consejo(día, hora, frecuencia).hacer llegar con tiempo a los integrantes del Consejo el 'temario" de las reuniones para su adecuada preparación y participación.
iniciar siempre la reunión con un momento de oración(breve, bien preparado, intenso). Son creyentes que se reúnen para discernir los caminos del Señor.
procesos de formación permanente para los miembros del Consejo.
4. Espíritu que anima a los integrantes del Consejo
a) Vivir en el Espíritu: El Espíritu sopla donde quiere, no sabemos de dónde viene ni dónde va. Vigilancia permanente, búsqueda cuidadosa de los caminos de Dios, apertura a su acción, son algunas de las expresiones concretas de vivir en el Espíritu. De manera de poder realizar el discernimiento de esta acción de Dios y poder servir a ella como sus colaboradores.
b) Servicio: "Estoy entre ustedes como el que sirve", nos dice Jesús. Se está en el Consejo por un llamado del Señor y de su Iglesia, para el bien de todos y el estilo evangélico de servidor debe caracterizar la vida del integrante del Consejo.
c) Acogida y diálogo: La capacidad de escuchar, de aceptación del otro, de búsqueda común contribuye a la Iglesia-Comunion.
d) Abrirse a la diversidad: Construir la unidad en la diversidad. Es un camino de vida a construir juntos.
e) Atención a la vida: Estar atentos a la vida y situaciones de las personas que se representa y de la comunidad en general.
f) Comunicar y comunicarse: Entre los miembros del Consejo y de ser portavoz de las inquietudes y pensamientos de quienes se representa. Comunicar a los representados los elementos de reflexión y los eventuales acuerdos
5. Carácter de sus decisiones.
En una Iglesia que quiere vivir la comunión y la participación, las decisiones son el fruto de un discernimiento en el Espíritu.
Alguien tiene que dar la última palabra. Y la misión de gobernar la Iglesia está entregada al Obispo y en su representación, los sacerdotes.
Pero en la Iglesia, el modo de gobernar está iluminado por el Señor Jesús, nuestro Unico Buen Pastor: "el primero de ustedes sea el servidor de todos". El Obispo, los sacerdotes son servidores. Están llamados a reproducir el rostro del Unico Buen Pastor Jesucristo.
Los Consejos están llamados a ser(jurídicamente asesoran, son consultivos, no son los que deciden)una instancia de discernimiento comunitario, y por lo tanto sus reflexiones son palabra importante para quien o quienes tienen la misión de gobernar, y de tomar decisiones.
N.B. Posible duración de los servicios en los diferentes Consejos: (2 años mínimo - 4 años máximo - posibilidad de ser reelegído por un nuevo periodo continuo - tener en cuenta el criterio de renovación parcial).
D. ALGUNOS CONSEJOS PASTORALES
1. CONSEJO PASTORAL DIOCESANO.
El Consejo Pastoral Diocesano es un Organismo de Comunión y Participación de los Agentes Apostólicos de toda la Iglesia Diocesana.
1) ¿Quiénes lo integran?
Algunos miembros por derecho propio.Representantes de los Organismos Diocesanos, Movimientos Apostólicos, Colegios.
Sacerdotes y religiosas, diáconos permanentes (representantes).
Laicos de Parroquias y comunidades.
2) Funciones del Consejo Diocesano.
Colaborar con el Obispo en las orientaciones de la Pastoral Diocesana, trazando las grandes líneas orientadoras.
N.B. El Consejo Diocesano podría tener tres encuentros en el año.
1. Trazar las líneas orientadoras de la pastoral.
2. Evaluar la marcha del proceso (a mitad de año)
3. Evaluar y proyectar al futuro.
2. CONSEJO DE ASUNTOS ECONÓMICOS DIOCESANO.
Dicen las leyes de la Iglesia:
"En cada diócesis ha de constituirse un Consejo de Asuntos Económicos presidido por el Obispo diocesano o su delegado, que consta al menos de tres fieles designados por el Obispo, que sean expertos en materia económica y en derecho civil y de probada integridad" (c. 492 & l).
La finalidad fundamental del Consejo de Asuntos Económicos Diocesano es asesorar al Obispo en la organización, promoción y dirección de toda la gestión financiera de la Diócesis.
El actual Consejo esta formado por nueve personas: 7 laicos, un diácono permanente, un sacerdote - ecónomo de la Diócesis - con la presidencia del Obispo Diocesano.
3. EL CONSEJO PASTORAL PARROQUIAL.
Es un organismo de comunión y participación de los Agentes apostólicos de la Parroquia, con todos sus sectores, servicios, comunidades, movimientos, etc., que hay en el territorio parroquial.
1. ¿Quiénes lo integran?
El párroco que lo preside.Los sacerdotes y/o diáconos que trabaran pastoralmente en la parroquia.
Las religiosas. Si son muchas, una o dos representantes.
Laicos representantes de los diversos sectores, comunidades y acciones pastorales(ej. Catequesis, CALI, etc.).
Representante del Consejo Económico Parroquial.
Representantes de los Movimientos que están en la Parroquia.
2) Funciones del Consejo Pastoral Parroquial.
Colaborar en la animación pastoral de toda la parroquia, en coherencia con las orientaciones diocesanas.Esto supone:
conocer la realidad de todo el territorio parroquias.
tener la preocupación por la evangelización de todo el territorio parroquias.
buscar - con espíritu evangélico - optimizar los recursos humanos y materiales para un mejor servicio evangelizador.
estar en formación permanente. Conocer y profundizar la Palabra de Dios, estar al día en las orientaciones de la Iglesia en el mundo, en el País, en la Diócesis.
procurar - con la gracia de Dios - que el Consejo Pastoral Parroquial, sea una comunidad de fe, de esperanza, de amor, y que su servicio sea hecho en un clima de discernimiento(ver letra B de esta carta).
prepararse adecuadamente para la sesión mensual del Consejo.
4. EL CONSEJO PARROQUIAL DE ASUNTOS ECONOMICOS
Dicen las leyes de la Iglesia(en. 537):
"En toda parroquia ha de haber un Consejo de Asuntos Económicos que se rige, además de por el derecho universal, por las normas que haya establecido el Obispo Diocesano, y en el cual los fieles, elegidos según esas normas, prestan su ayuda al Párroco en la administración de los bienes de la parroquia, sin perjuicio de lo que prescribe el cn. 532".
La Conferencia Episcopal de Chile en su Asamblea Plenaria de Noviembre de 1995 aprobó el proyecto "Financiamiento de la Iglesia, un nuevo enfoque". A través de una Comisión especializada hizo llegar a todas las parroquias de Chile una Carpeta con orientaciones para implementar este programa
A cada Parroquia de la Diócesis se le entregó este Documento.
Ahí se dice: "El Consejo Parroquial de Asuntos Económicos se define como un organismo integrante de la acción parroquial, a través del cual los laicos participan junto a su párroco en la organización, promoción y dirección de toda la gestión financiera de la parroquia. Debe integrar en su administración todos los recursos materiales de la comunidad parroquial, para su uso orgánico y racional de sus bienes."
(Ver Carpeta: Financiamiento de la Iglesia, un nuevo enfoque),
CONCLUSION:
Pido a todos su generosa disponibilidad para vivir la comunión y participación eclesial descrita en esta carta.
Ponernos nuestra Iglesia diocesana bajo la protección de María Santísima y de San Mateo Apóstol, nuestro Celestial Patrono.
Que el Señor Jesús nos conceda la gracia de ser una Iglesia - Comunión al servicio de todos nuestros hermanos.
Osorno, 24 de abril de 1998.
la Diócesis de Osorno del Obispo Alejandro Goic´ Karmelic´(25 de Noviembre de1994)Homilía en la Eucaristía de Toma de posesión de
CONVOCADOS POR JESUCRISTO
Queridas hermanas y queridos hermanos:
"A todos Ustedes que creen en Cristo, reciban gracia y paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesús, el Señor "(Ef. 1, 2).
INTRODUCCIÓN Y SALUDOS
Al iniciar hoy, mi ministerio pastoral en esta querida Iglesia diocesana de Osorno, mi saludo de hermano y amigo a todos: a los hermanos Obispos que tan generosamente nos acompañan, como un signo de comunión eclesial; a los hermanos de la directiva de la Conferencia de Religiosos de Chile; al Sr Administrador Diocesano que, con especial entrega ha tenido la responsabilidad de la conducción de esta Iglesia particular casi todo este año; saludo de afecto a todos los sacerdotes, a las religiosas y a los religiosos, a los diáconos permanentes y sus esposas, a los seminaristas, a todos los fieles y a toda la comunidad osornina; saludo de aprecio y respeto a los Señores Parlamentarios, a todas las Autoridades de la Provincia y de la Región, y a todas las organizaciones de la comunidad.
Saludo con especial afecto a hermanas y hermanos muy queridos de las comunidades diocesanas de Punta Arenas, Concepción y Talca, con quienes hemos compartido la pasión por el Reino y el amor a Jesucristo. Gracias por el apoyo, el afecto, la cercanía, la generosidad en la misión evangelizadora.
Saludo a amigas y amigos venidos de diversos lugares del País, a compartir en la fe este momento de gracia de la Iglesia de Osorno. Saludo a mis dos queridos hermanos en la sangre, y familiares presentes en esta celebración. Permítanme hacer memoria agradecida de mis amados y buenos padres y de mi hermano mayor que han vivido ya su paso de este mundo a la Casa del Padre.
Por primera vez me reúno con ustedes como hermano y Obispo de esta comunidad. Por primera vez nos reunimos juntos como Iglesia diocesana de San Mateo de Osorno en torno a Jesucristo que nos ha convocado en la fe.
En esta ocasión, una vez más, quiero repetir las palabras que pronunciaba al iniciar mi misión de pastor en 1979: "Con la confianza total en el Señor y en Uds., con humildad y en espíritu de servicio, quiero integrarme a la acción pastoral de esta querida Iglesia. Quiero hacer mías sus inquietudes y búsquedas. Quiero compartir sus alegrías y sus sufrimientos. Ustedes me ayudarán a ser Obispo según el corazón de Cristo"(A. Goic´ en Concepción 8-VII-1979).
1) JESUCRISTO NOS CONVOCA PARA ESTAR CON ÉL Y SEGUIRLO.
Es Jesucristo quien nos ha reunido y nos ha constituido como Iglesia diocesana para estar con Él y seguirlo, y así vivir juntos la aventura de la fe.
A Él, a Jesucristo, debemos todos - este hermano y Obispo, los sacerdotes, diáconos, religiosas y religiosos, y todos los laicos repartidos en esta hermosa geografía - nuestra primera y fundamental fidelidad: que en nuestra vida, Jesucristo, sea nuestro único Señor y nuestro único Maestro. Somos y seremos la Iglesia de Jesucristo en Osorno - como Él la quiso - en la medida en que todos y cada uno busquemos seguirlo a Él con renovada fidelidad y se vaya haciendo verdad en nosotros la palabra del apóstol Pablo que escuchábamos en la primera lectura: "Juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Jesucristo, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo"(Fil. 3,8).
Puedo decirles, mis hermanas y hermanos, que esta fidelidad primera y fundamental a Jesucristo es lo que - con la gracia de Dios - quiero vivir, y en esta búsqueda de fidelidad los acompañare como hermano y pastor. No deseo otra cosa que hacer vida las palabras del apóstol Pablo que forman mi lema episcopal: "Cristo es mi vida"(Fil. 1,21). Les pido que me ayuden a vivir esta fidelidad, y desde ya pueden contar con mi cercanía, oración y apoyo para que todos juntos busquemos y crezcamos en esta fidelidad primera y fundamental al único Señor y Maestro: i Jesucristo i
Pienso que como Iglesia diocesana estamos llamados a hacer nuestras las palabras del recordado Pastor y primer Obispo de esta diócesis, Mons. Francisco Valdés Subercaseaux, quien decía: "Por vocación y profesión carezco de otra pasión sino por la causa de Dios, que es la única por la cual vale la pena dar la vida. Porque el hombre, el sentido de su dignidad humana v divina mediante el Evangelio, es para mí una premisa anterior y más importante que cualquier cosa o que cualquier ideología".
2) JESUCRISTO NOS CONVOCA PARA PARTICIPAR DE SU MISIÓN
Si hemos sido convocados por Jesucristo como Iglesia diocesana de San Mateo de Osorno para estar con Él y seguirlo es para hacemos participar de su propia misión. Es Él mismo quien nos dice: "Como el Padre me envío, así yo los envío a ustedes"(Jn. 20,2 l).
De esta manera, necesitamos renovarnos una y otra vez en la viva conciencia que "evangelizar constituye la dicha y la vocación propia de la Iglesia, es su identidad mas profunda. Ella existe para evangelizar" (Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, n. 14).
A nosotros el Señor nos ha dado vida como Iglesia diocesana para esto, para que en nuestras palabras, en nuestras acciones y actitudes, en nuestro modo de relacionarnos y de estar presentes en la vida de la sociedad, seamos un signo transparente y elocuente del amor del Padre Dios para todos los hombres y mujeres de esta tierra, un signo de la novedad del amor de Dios hecho hombre en Jesucristo que quiere una vida digna, justa y buena para todos los hijos e hijas de esta tierra, y nos llama a una plenitud eterna.
Como lo señalaba mi predecesor, hermano y amigo Miguel Caviedes en la Carta Pastoral de Convocación a la Misión General(1991), la misión evangelizadora requiere que hagamos realidad tres características eclesiales: ser Iglesia diocesana centrada en Jesucristo, ser Iglesia diocesana misionera, y ser Iglesia diocesana comunitaria.
Estamos llamados, pues, a ser una Iglesia de comunión y participación para la misión. Esto nos pone ante a tarea de vivir, relacionarnos y organizarnos y trabajar como una común - unión participativa. Sin asumir este llamado a la común - unión y la participación, y sus consecuencias para nuestra organización pastoral y estilo de trabajo, no estaremos dando el signo para el cual el Señor nos ha creado.
Los invito y los llamo a todos, hermanas y hermanos, a asumir este llamado del Señor a ser una Iglesia de comunión y de participación para la misión. Para el discípulo de Jesús, la común - unión y la participación no son actitudes optativas, sino que son el modo de seguir a Jesucristo en la Iglesia; así, pues, ¡que nadie se sienta excluido, que nadie se margine!
3) JESUCRISTO POR SU ESPIRITU, SUSCITA PASTORES EN SU COMUNIDAD.
Jesucristo que nos ha constituido como Iglesia diocesana de San Mateo de Osorno para estar con Él y seguirlo en la misión evangelizadora, es quien por su espíritu suscita pastores al servicio de la comunidad y su misión de servidora del mundo.
Acogiendo este llamado - a través del pastor universal Juan Pablo II - he llegado desde otras tierras a esta tierra de Osorno que ahora hago mi tierra, y he sido constituido Obispo de esta Iglesia de San Mateo de Osorno, desde ahora mi Iglesia diocesana para amar y servir y dar la vida.
Quiero decirles, mis hermanas y hermanos, con palabras de San Agustín que "soy Obispo para ustedes, y soy cristiano con ustedes. La condición de Obispo indica una obligación, la de cristiano un don- la primera comporta un peligro, la segunda una salvación" (Sermón 340). Llego, pues, cómo obispo para ustedes, pero lo seré de verdad en la medida que sea cristiano junto a ustedes. Les pido, entonces, que me ayuden a ser su Obispo, ayudándome a vivir la primera y fundamental fidelidad de todo cristiano: que Jesucristo sea el único Señor y el único Maestro en mi vida.
Por eso vuelvo a tomar las palabras de San Agustín al decir que "si me impresiona más la dicha de haber sido rescatado con ustedes que el honor de haber sido puesto a la cabeza de ustedes, entonces si podré ser más plenamente el servidor de ustedes" (Ibid.).
Así llego, con corazón de hermano, y así quiero permanecer entre ustedes, como siervo de Cristo y con corazón de hermano, en la certeza que es sólo entonces que el espíritu forma el corazón de pastor.
Al llegar como hermano en la fe que ha sido constituido Obispo, llego como servidor de la unidad de esta Iglesia, de tal manera que, "unida a su pastor y congregada por él en el Espíritu Santo por medio del Evangelio y la Eucaristía, constituya una Iglesia particular, en la que está presente y opera verdaderamente la Iglesia de Cristo, Una, Santa, Católica y Apostólica(Ch. D. 11). Llego, pues, como servidor de la unidad de esta Iglesia de San Mateo de Osorno, servidor de la unidad con otras iglesias particulares, y servidor de la unidad de esta Iglesia en la comunión con el pastor universal, Juan Pablo II.
Si el servicio a la unidad significa, por una parte, la comunión de la comunidad con el pastor, también, por otra, la comunión del pastor con su comunidad Al respecto, hoy les quiero decir que deseo hacer míos "los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias" de los hombres y mujeres de esta tierra "sobre todo de los pobres y de cuantos sufren"(G.S. 1), y así vivir este ministerio de edificación de la comunidad eclesial y servir a la misión apostólica de la comunidad en este mundo. ¡Que misión más grande que la de ser servidor, la de ser una Iglesia servidora de este mundo, discípula del Señor Jesús que esta en medio de nosotros como aquel que sirve!(cf. Lc. 22,27).
En este caminar la Iglesia encuentra su libertad para la misión. Una Iglesia - y este hermano obispo en ella - que solo busca ser "prisionero del Espíritu" (cf. He. 20,22), y no de ningún poder de este mundo, es libre para seguir a Jesús, anunciarlo y servir a todos, particularmente a los pobres, los marginados y suficientes.
4) JESUCRISTO NOS CONSTITUYE EN IGLESIA AL SERVICIO DE LOS HOMBRES Y MUJERES DE ESTA TIERRA.
Por último, hermanas y hermanos, hemos sido convocados por Jesucristo para seguirle y anunciarlo a los hombres y mujeres de este lugar preciso que es la Diócesis de San Mateo de Osorno.
Esta misión de encarnación significa poner en ella nuestro corazón y lo mejor de nuestras capacidades de organización y trabajo, para optimizar nuestros recursos humanos y materiales.
Esta misión significa acoger la historia de esta Iglesia diocesana, lo que el Espíritu ha estado haciendo en ella, y desplegarlo todo en un común proyecto evangelizador. La pastoral de conjunto es y será una tarea permanente entre nosotros, pues una pastoral de conjunto no es ni un método optativo ni una táctica ocasional, sino que es el modo práctico y concreto de ser una Iglesia-Comunión al servicio de la misión evangelizadora. Una pastoral de conjunto que valore a todos los miembros de la Iglesia e integre en comunión y en misión a laicos, consagrados y sacerdotes.
Un común proyecto evangelizador que nos ayude a vivir a todos la celebración de la fe y la intimidad con el Señor, especialmente la Eucaristía, como "cumbre y fuente" de toda la actividad eclesial(S.C. 10,1)y a realizar lo que nos ha dicho el Papa Juan Pablo II que "la sagrada liturgia debe ser siempre el centro de la vida de la Iglesia" y que "ninguna otra acción pastoral - por urgente e importante que parezca - puede desplazar a la Liturgia de su lugar central"(a los Obispos de Chile, 1989).
Un común proyecto evangelizador que nos conduzca a todos "hacia la santidad, vocación última de todo cristiano" (Juan Pablo II a los Obispos de Chile, Octubre, 1994).
Un común proyecto evangelizador que signifique un particular servicio a los jóvenes y a los pobres y marginados, como recientemente lo ha recordado el Papa Juan Pablo II en su Mensaje a los Obispos de Chile en la visita "ad limina". Los jóvenes y los pobres ocupan un lugar privilegiado en el corazón de Jesucristo y en la vida y en la misión de la Iglesia: ¡unos y otros no pueden esperar!
Un común proyecto evangelizador que fortalezca la vida de las familias de nuestra Iglesia diocesana y las anime permanentemente a vivir el proyecto divino del amor humano.
Un común proyecto evangelizador que ayude a despertar, especialmente en el corazón de los jóvenes, el ansia de ser totalmente del Señor, para servir a los hermanos.
Un común proyecto evangelizador que nos ayude a ser una Iglesia de encuentro fecundo entre culturas diversas. En primer lugar, ser Iglesia junto a los que pertenecen a esta tierra antes de la llegada del Evangelio, nuestros hermanos Huilliches. Y también ser Iglesia junto a los que han llegado de otras zonas del país y desde lejanas tierras de otros continentes y han hecho esta tierra como suya. Tras esta misión se encuentran bien precisas exigencias de justicia, de reconocimiento y valoración mutuas que estamos llamados a acoger y servir.
Un común proyecto evangelizador que nos ayude a ser una Iglesia abierta a la comunión con todos los cristianos de otras denominaciones y con todos los hombres de buena voluntad, para ser servidores del desarrollo integral, material y espiritual, de todos los habitantes de esta tierra.
Un común proyecto evangelizador al servicio de todos, particularmente, al servicio de la significación de los hijos de Dios que viven en pobreza, marginación y sufrimiento, acogiendo así lo que el recordado Papa Pablo VI decía en el discurso de clausura del Concilio Vaticano II: "la antigua historia del samaritano ha sido la pauta de la espiritualidad del Concilio... Toda esta riqueza doctrinal se orienta en una única dirección: servir al hombre. Al hombre en todas sus condiciones, en todas sus debilidades, en todas sus necesidades. La Iglesia se ha declarado casi la sirvienta de la humanidad... la idea de servicio ha ocupado un puesto central".
CONCLUSION
Convocados por Jesucristo para estar con Él y seguirlo.
Convocados por Jesucristo para participar de su misión.
Llamado por Jesús para ser entre ustedes Pastor al servicio de la unidad.
Constituidos en Iglesia diocesana para servir a los hombres y mujeres de esta tierra.
¡Qué maravillosa vocación y misión a la que nos llama Jesucristo!
¡Qué dignidad tan grande nos ha conferido de ser sus hijos!
En esta vocación y en esta misión, sentimos la cercanía de María "imagen y principio de la Iglesia". En ella, en María, se sintetiza la mayor fidelidad creyente y confiada a los llamados de Dios. Ella nos ayude a ser en esta tierra diocesana fieles a su Hijo Jesucristo y anunciarlo a todos con alegría y esperanza.
A Jesucristo, el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.