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TESTIGOS DE CRISTO HOY
EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN

 

 

 

A los Sacerdotes
Diáconos Permanentes
Religiosas y
Catequistas de Confirmación:

 

Queridos(as)  hermanos(as):

Quiero  escribirles acerca del Sacramento de la Confirmación.

Especialmente me dirijo a todos los sacerdotes, diáconos permanentes, mujeres consagradas y catequistas de Confirmación.

Gracias por todo el esfuerzo  que realizan en esta acción  pastoral ; es necesario, al mismo tiempo, reforzar este trabajo.  Por ello  les escribo  en base al siguiente esquema.

Introducción: breve mirada a la actual realidad

I.- ¿Qué es lo que dice nuestro Directorio de Pastoral Sacramental acerca de la Confirmación?

II. Algunas orientaciones pastorales:

acerca de los candidatos  a la Confirmación,

acerca de los contenidos de la Catequesis de Confirmación,

acerca de las personas de los Catequistas de Confirmación,

acerca de la celebración del sacramento de la Confirmación.

III. Conclusión.

Gracias por todo lo que harán para que este sacramento de la Confirmación  constituya  para cada hermano (a) que lo  reciba un don y una gracia que lo haga verdadero testigo de Cristo.


Introducción: breve mirada a la actual realidad

Desde el 25 de noviembre de 1994, en que asumí la conducción de la Iglesia Diocesana, hasta la fecha, he confirmado aproximadamente a 12.000 personas (jóvenes y adultos) lo que equivale como promedio anual a un poco más de 1300 personas.

¿Qué ha pasado  con todos estos hermanos?  ¿Son testigos de Cristo en su ambiente?  ¿Cuántos de ellos participan  activamente en la vida de nuestras parroquias y comunidades?  ¿Viven cada domingo la Eucaristía como centro de su existencia?  ¿Siguen  fortaleciendo su fe en la oración, en la comunidad, en el servicio  solidario al prójimo?

Muchas de estas interrogantes se las han hecho ustedes mismos.

Sabemos que no todos respondes de la misma manera.  Pero nuestro deber pastoral nos exige mejorar de nuestra parte la preparación de todos  aquellos que solicitan el don de la Confirmación.

Es necesario, en primer lugar dar gracias a Dios, por todos los Catequistas que se esfuerzan por ser testigos de Cristo con  su vida y de transmitir con alegría y esperanza los contenidos de la fe a sus hermanos.

Es urgente, al mismo tiempo, mejorar la calidad de los Catequistas, la metodología, los contenidos, los compromisos apostólicos de los que se preparan  al Sacramento de la Confirmación, la calidad celebrativa, etc. para que este don sacramental realice lo que significa.

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I.-  ¿Qué es lo que dice nuestro directorio de pastoral sacramental acerca de la confirmación?

1.- CONFIRMACIÓN E INICIACIÓN CRISTIANA.

Los bautizados  prosiguen el camino  de la iniciación cristiana mediante el sacramento de la confirmación por el cual  reciben del don del Espíritu Santo que el  Señor derramó sobre los Apóstoles el día de Pentecostés, (CDC 879).

La confirmación  imprime en los bautizados un carácter indeleble o “sello del Señor”, de manera que el sacramento no puede ser reiterado, (CDC 889)

Todos los cristianos bautizados tienen el derecho y el deber de perfeccionar su iniciación  cristiana con este sacramento, debidamente preparados y en condiciones adecuadas.

La confirmación, por ser uno de los sacramentos de la iniciación cristiana, siempre debe administrarse en relación  con el Bautismo y la Eucaristía, con los cuales forma un todo unitario.

2.- DE LOS  CONFIRMANDOS Y EL PROCESO DE PREPARACION

Si bien a cualquier edad se tiene el derecho de pedir el sacramento de la confirmación, por razones pastorales la preparación debería iniciarse a una edad entre 14 y 15 años, (CDC 891).

La preparación de los jóvenes tendrá una duración a lo menos de dos años.

Los adultos que piden ser confirmados recibirán la catequesis de preparación durante un año en cursos adecuados  que se realizarán a nivel diocesano o parroquial.  Al final recibirán los sacramentos de la iniciación que les faltaran y de acuerdo con las disposiciones respecto al sacramento del bautismo si corresponde.

Para los adultos que participan de una manera activa y estable en una comunidad cristiana será suficiente una preparación inmediata al sacramento.  Compete al párroco  juzgar cada caso personalmente.

A los padres que participan en la catequesis familiar se les ofrece la posibilidad de ser confirmados en el curso o al final de este período catequético y después de una preparación inmediata.

A los ancianos, dénseles facilidades para prepararse brevemente a la confirmación, sobre todo si están enfermos o impedidos para acudir a encuentros de catequesis

Personas que tienen dificultades de aprendizaje también deben recibir el sacramento de la confirmación.  Se les dará una preparación conveniente mediante una catequesis especial, adecuada a su capacidad.

Jóvenes y adultos, bautizados válidamente fuera de la plena comunión con la Iglesia, al incorporarse  a la Iglesia católica, deben ser confirmados por el mismo ministro que los admite a la plena comunión con la Iglesia católica inmediatamente a continuación de la profesión de fe, (CDC 883,2).

Las personas que viven en una situación  matrimonial irregular, sea por convivencia o por matrimonio sólo civil, deben solucionar esta situación conforme a la enseñanza de la Iglesia católica para ser admitidas a la  preparación al sacramento de la confirmación.  Es pastoralmente indispensable regularizar estas situaciones antes de iniciar la catequesis.

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3.-  DE LOS REQUISITOS Y EL CONTENIDO DE LA PREPARACIÓN CATEQUÉTICA.

La edad en la que ordinariamente debe administrarse la confirmación es la  edad juvenil, esto es, alrededor de los 15 años, (L.C. Obispos de Chile C.D.C. 891) y después de haber recibido los sacramentos de la penitencia y eucaristía.

El proceso de formación debe ser hecho de la manera más adecuada posible.  Este no debe consistir en una simple entrega de contenidos, sino que además debe ser un proceso de aprendizaje de la vida cristiana en la sabiduría de Cristo, de modo que tenga como consecuencia la inserción en las acciones apostólicas concretas de la Iglesia.  (por ej. misiones, visitas a Hogares e Instituciones, acciones de solidaridad con los que más sufren, enseñanza de la fe a los niños, etc)

Los responsables de la preparación buscarán  los métodos más apropiados para lograr el objetivo del inciso anterior.

El primer lugar para la preparación a la confirmación es la parroquia del domicilio  de aquel que solicita el sacramento.  Con la licencia  del párroco el confirmando puede prepararse y recibir el sacramento en otra parroquia.

Los colegios católicos podrán preparar para la Confirmación a sus propios alumnos teniendo en cuenta los criterios de la diócesis.  El responsable es el rector del colegio y como tal  debe informar al párroco.

Los colegios no católicos podrán preparar a la confirmación a sus alumnos cuando cuenten con la autorización del área de educación del Obispado y mantendrán el contacto con el párroco del lugar.  En este caso, el responsable es el párroco.

Ningún movimiento apostólico podrá preparar para la Confirmación a integrantes, jóvenes o adultos, que  militen en él, a no ser que el Ordinario del lugar lo autorice por una causa justa y en forma excepcional.

La preparación de jóvenes, en lo posible, se hará en grupos pequeños, por medio de encuentros semanales, de retiros y/o jornadas.  La Vicaria Pastoral elaborará un documento al respecto.

Los textos a usar en la preparación a la confirmación deben ser aprobados por la autoridad eclesiástica o el Departamento de Catequesis.

La formación catequética para la confirmación deberá  incluir los siguientes aspectos de vida cristiana:

recepción frecuente del sacramento de reconciliación o penitencia;

participación en la misa dominical;

hábito de oración personal;

conocimiento fundamental de los contenidos doctrinales de la fe católica;

testimonio de un compromiso laical en su ambiente.

Intención de mantener una formación habitual de fe.

Para recibir el sacramento de la confirmación se requiere que el candidato esté bautizado y, si tiene uso de razón, esté en estado de gracia.  Al iniciar la preparación debe entregar su certificado de bautismo.

Corresponde al responsable de la preparación determinar el momento oportuno de la administración del sacramento, evaluando con los catequistas y con los candidatos los logros de los objetivos de la preparación.  El responsable es siempre el párroco, o, en caso de los colegios católicos, el (la) director (a) del establecimiento.

4.- DE LOS CATEQUISTAS

Cada parroquia debe contar con un equipo de catequistas especializados en la preparación a la confirmación que dispongan de suficiente conocimiento del proceso de formación y sepan entregar una imagen atractiva de la vida cristiana.

Los catequistas de confirmación nunca deben ser menores de 18 años.  Deben llevar una vida conforme a los valores de fe que enseñan y tener cierta preparación pedagógica que les facilite el diálogo con los confirmandos.

En los colegios católicos puede ser catequista cualquier profesor que cumpla con estos requisitos.

Tanto el Departamento de Catequesis como los responsables de la preparación a la confirmación  deberán velar por la formación permanente de los catequistas.

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5.-  EL MINISTRO DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN.

El ministro ordinario para la administración del sacramento de la Confirmación es el Obispo.

El Obispo puede facultar a otro Obispo o presbítero para que administre el sacramento, (CDC 882, 884).

Tal como  todo presbítero por derecho está facultado para bautizar a un mayor de 14 años o admitir a un no católico a la plena comunión con la Iglesia, también lo es para confirmar al candidato en la misma celebración del bautismo o en el acto de la profesión católica a fin de destacar la unidad de los tres sacramentos de la iniciación cristiana, (CDC 863, 866, 883)

6.- DE LOS PADRINOS

El padrino de confirmación deberá ser elegido por el mismo confirmando, considerando su actitud de fe y no sólo el vínculo familiar.

Conviene que el padrino de confirmación sea el mismo del bautismo si ha desempeñado bien ese compromiso.  Así se destaca la estrecha relación que existe entre el bautismo y la confirmación.

Deberán observarse los requisitos para padrinos enumerados en el canon 874 del CDC.

No podrán ser padrinos los no católicos.

7.-  DE LA CELEBRACIÓN DEL SACRAMENTO

La fecha para la celebración de la confirmación debe ser acordada con suficiente anterioridad con el Obispo.

Procúrese que, antes de la celebración litúrgica, haya una preparación de ella, en que se den todas las indicaciones que permitan garantizar una liturgia digna, religiosa y edificante.

Procúrese que cada confirmando tenga a tiempo su papeleta de confirmación para entregarlo en el momento de la signación.

Se recomienda que algunas de las celebraciones de la confirmación se realicen  en torno a la fiesta de Pentecostés.

Conviene dar al confirmando un recuerdo ofrecido por la parroquia o el colegio.

8.- DE LA INSCRIPCIÓN.

El párroco es el responsable de la inscripción de las confirmaciones en el libro correspondiente, anotando el nombre del ministro, del confirmado, de los padres, de los padrinos, el lugar, el día, según las normas del derecho.  Además  debe notificar a las parroquias donde fueron bautizados los confirmados, para la nota marginal en la partida de bautismo, (CDC 895, 896).

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 II.- Algunos orientaciones pastorales

Acerca de los candidatos a la Confirmación

Normalmente el proceso de formación dura dos años con sesiones semanales desde Marzo a Diciembre, para los jóvenes, y de un año para los adultos.

En el Directorio de Pastoral Sacramental están señalados los criterios para la incorporación a esta Catequesis.

Desde las primeras catequesis y durante todo el proceso, habría que insistir pedagógicamente en:

La vivencia cristiana:  el encuentro con Jesucristo que transforma la vida y que nos lleva a la comunidad cristiana, para amar y servir al estilo de Jesucristo.

La necesidad de los candidatos de la vivencia eucarística semanal.

Durante el proceso formativo es necesario realizar con los candidatos retiros espirituales (ojalá dos en cada año) para que tengan una experiencia espiritual fuerte.

También es necesaria la experiencia apostólica semanal (ver 3.2 D.P.S).  No basta hablar que la confirmación  es el sacramento del compromiso.  Es necesario que semanalmente realicen algo por los demás:  visitas a enfermos, alguna obra de caridad, servicios al prójimo, etc.  Al comenzar la sesión de catequesis semanal, cada uno debería contar su experiencia de amor y servicio concreto  realizada en la semana.  Sí semana a semana, van realizando acciones concretas, irán  descubriendo a Jesucristo en el rostro del hermano y, entonces, los contenidos de la fe, adquirirán su verdadera relevancia.

Habrá que dedicar algunos de los encuentros a explicar la vida de la Iglesia local y de la Parroquia con las distintas posibilidades de servicios apostólicos, para que ojalá, puedan incorporarse y continuar después de la recepción del sacramento en un compromiso activo.

Acerca de los contenidos de la Catequesis de Confirmación

Habrá que insistir con mucha fuerza que el gran texto para todo cristiano – católico es la Santa Biblia:  su adecuado  manejo, la lectura asidua, personal y comunitaria, la confrontación de la propia vida con la Palabra de Dios, son aspectos fundamentales en la vida creyente.

Los textos catequísticos son una ayuda, un apoyo para las sesiones semanales.

En los grupos de confirmación de jóvenes, en el proceso formativo, conocerán “Cartas del Obispo Alejandro a los jóvenes”, aprovechando la metodología que proponen las dos cartas: ¡Joven, déjate cautivar por una mirada! ; ¡Señor! ¿Qué esperas de mi?.

La Comisión Diocesana de Catequesis elaborará un breve texto para que  cada candidato a la Confirmación lo tenga y domine en sus contenidos, a modo de síntesis doctrinal, pastoral y vivencial del Sacramento.

Acerca de las personas de los catequistas de Confirmación.

Además de los señalado en el D.P.S  nº4, es preciso señalar:

Los catequistas de Confirmación son personas con madurez en la fe, con una vivencia cristiana seria, participantes del encuentro eucarístico dominical en su comunidad, con un claro compromiso de amor al prójimo.  Son testigos de Cristo.  Deben estar muy bien preparados en los contenidos de la fe, doctrinalmente seguros.

Los párrocos tendrán una especial preocupación por la formación de los Catequistas (con la Biblia, el Catecismo Católico, los textos apropiados, documentos del Magisterio, etc.) Esta formación debe ser constante y periódica.

La Comisión Diocesana de Catequesis coordinará con los respectivos Decanos algunos encuentros de formación para los Catequistas de Confirmación.

El 29 de marzo del 2003 habrá un encuentro diocesano de todos los Catequistas de Confirmación con el Obispo para conocer esta Carta y asumir sus Orientaciones.  (Oportunamente se avisarán los detalles de este encuentro)

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d)  Acerca de la celebración del Sacramento de la Confirmación

La Eucaristía de celebración del Sacramento de la Confirmación debe ser muy bien preparada.

Algunas sugerencias prácticas:

El guía motiva brevemente los momentos más importantes de la celebración.  No es necesaria su intervención al final de la Eucaristía.  El Presidente de la celebración despide a la Asamblea.

Evitar los llamados “testimonios” que alargan innecesariamente y que no tienen mayor sentido.  Lo importante debe ser la preparación y que comprendan que su vida entera es ser “testimonios de Cristo”.

Cada confirmando lleve su nombre escrito con letra grande y clara en la solapa (se evitan repeticiones, a veces no se entiende, etc.)

Las lecturas bíblicas, cuando no coinciden con fiestas y solemnidades especiales, pueden ser escogidas según el ritual de la Confirmación.

Los cantos bien escogidos y adecuados a la celebración.

La oración de los fieles, breves y precisas, y que siempre comiencen las peticiones por la Iglesia, los gobernantes, la paz y después dos o tres intenciones particulares.

Que los Confirmandos respondan a la crismación y al saludo de la paz.

Es necesario hacer momentos de oración en silencio (por ejemplo después de la homilía o como acción de gracia.  Con una breve motivación que lo introduzca).

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Durante la crismación

Se suele “rellenar”este  momento, a veces largo, cuando son muchos confirmandos, con cantos que desconectan a la Asamblea del conjunto celebrativo.

Cuando son pocos es mejor hacer silencio.

Cuando son muchos, he aquí una propuesta interesante experimentada con éxito en una parroquia.

se lee lentamente un breve texto bíblico

se hace un breve momento de silencio (con música suave)

se canta una breve antífona.

A modo de ejemplo presento 10 intervenciones en los términos señalados:

1. Dijo Jesús: “Les conviene que yo me vaya, porque cuando yo me vaya les enviaré el Espíritu Santo”...Oremos un momento en silencio para que hoy nos lo envíe.

(Momento breve de silencio, con acompañamiento de guitarra). Una antífona cantada...

2. Jesús en la sinagoga de Nazaret dijo:  “el Espíritu del Señor está sobre Mí, Él me ha enviado a anunciar la Buena Noticia a los pobres, la luz a los ciegos, la liberación a los cautivos”... Oremos en silencio para acoger el Espíritu Santo.

Momento breve de silencio. Una antífona cantada

3. Jesús dijo a sus Apóstoles: “Recibirán el Espíritu Santo, y ustedes serán mis testigos en Jerusalén, en Samaria y hasta el fin del Mundo”... Oremos un momento para que hoy nos lo envíe...

Momento breve de silencio. Una antífona cantada

4. Y en el Río Jordán el Espíritu Santo descendió sobre Jesús y que dijo “este es mi hijo amado en quien  tengo todo mi agrado.  Escúchenlo”... Oremos que el Espíritu Santo descienda hoy sobre estos hijos suyos  que se confirman.

Silencio. Antífona

5. Y los Apóstoles de Jesús en Pentecostés, “quedaron todos llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diversas lenguas...”   Oremos al Espíritu Santo para que  todos podamos hablar de Jesús a todos los demás.

Silencio. Antífona

6. Y el Apóstol Pablo recordaba a los cristianos de una comunidad que no se estaban portando bien: “¿No saben ustedes que son templos del Espíritu Santo, y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?...  Oremos al Espíritu Santo  para tener siempre corrección y transparencia en nuestras vidas.

Silencio. Antífona

7. Y Jesús dijo a Nicodemo cuando lo fue a visitar de noche: “hay que nacer de nuevo.  Tienes que nacer del agua y del Espíritu Santo”.  Oremos para que el Espíritu Santo nos haga “nacer de nuevo”.

Silencio. Antífona

8. Nos dice el libro de los Hechos de los Apóstoles: “todos perseveraban en la oración en la espera del Espíritu Santo en compañía de María, la madre de Jesús...”  Oremos al Señor para que estas Confirmaciones de hoy sean un nuevo Pentecostés y acojamos al Espíritu Santo.

Silencio. Antífona

9.“Cuando llego el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar.  Vino del cielo un ruido como una violenta ráfaga de viento, y aparecieron unas lenguas – como de fuego – y quedaron  llenos del Espíritu Santo”.  Oremos para que el fuego del Espíritu Santo venga también hoy en esta Parroquia de ......................... sobre estos jóvenes.

Silencio. Antífona

10. Dijo Jesús:  “Cuando venga el Defensor que yo les enviaré, el Espíritu de la Verdad que sale del Padre, ustedes hablarán en mi favor”.  Oremos, que el Espíritu Santo nos haga ser buenos testigos de Jesús.

Silencio. Antífona

Y así se pueden preparar muchos otros textos bíblicos, con su silencio de oración  y antífona cantada, que enriquezcan adecuadamente el momento de la crismación.

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III. CONCLUSIÓN

Queridos(as) hermanos(as):

Pido al Señor que esta sencilla carta pueda ayudarnos verdaderamente en la práctica pastoral del Sacramento de la Confirmación.

Que todos podamos como Pedro, el Pescador de Galilea, proclamar, llenos del Espíritu Santo, ahora y siempre, llenos de gozo: 

“Jesús es la piedra fundamental y para los hombres  de  toda  la  tierra  no  hay  otro nombre por el que podamos ser salvados" (Hechos 4, 12)                                              

“ Este Mesías es Jesús,  y todos nosotros somos testigos de que Dios lo resucitó” (Hechos 2, 32)


Osorno 28 de febrero de 2003

 

+ Alejandro Goic´ Karmelic´
        Obispo de Osorno

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