SEGUIMOS A JESUCRISTO, AYER, HOY Y SIEMPRE
A la comunidad diocesana:
Hemos concluido el 6 de Enero del 2001 el Año Santo que ha conmemorado los 2000 años del nacimiento de Jesucristo, Redentor de los hombres.
La experiencia del año jubilar ha sido maravillosa en todo el mundo. Y también, por supuesto, en nuestra iglesia diocesana de Osorno. Hemos tenido vivencias muy ricas y profundas que han permitido revitalizar nuestra fe, nuestro amor a Jesucristo y a su Evangelio y nuestro compromiso renovado de servir a los demás con la entrega del Evangelio y con un amor comprometido y solidario con el prójimo.
El nuevo año, siglo y milenio se ha iniciado con el amor renovado de la iglesia a su Unico Señor y Salvador Jesucristo. Se abre para la Iglesia una nueva etapa de su camino hacia el Reino definitivo y la palabra de Jesús a Pedro resuena con fuerza: "Rema mar adentro" para pescar: "Duc in Altum" (Lc.5, 4) "¡Duc in Altum! Esta palabra resuena también hoy para nosotros y nos invita a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro: Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre". (He. 13,8) (Juan Pablo II, N.M.I. Nº1).
Al comienzo de cada año entrego a toda la comunidad diocesana algunas reflexiones y tareas pastorales concretas.
Este año 2001 también lo hago. Pero en la perspectiva de preparar nuestro Proyecto Pastoral que abarque desde mediados del 2001 hasta fines del 2005. El 2005 la iglesia diocesana cumplirá sus Bodas de Oro como Diócesis: fecha de gran importancia y valor simbólico. Fecha que debe encontrarnos a todos con una mayor intensidad de amor y entrega a Jesucristo y a las tareas de la evangelización.
El proceso de preparación de nuestro Proyecto Pastoral contempla cinco etapas como lo señalara en el último trimestre del 2000. Las recuerdo:
1. Etapa de conocimiento y profundización del Documento de la CECH, "Si conocieras el don de Dios". (Octubre 2000 - Enero 2001).
2. Etapa de mirar la realidad. ( Provincia e Iglesia). (Febrero - Abril 2001).
3. Etapa de preparación de propuestas de acciones pastorales. (Mayo - Junio 2001).
4. Etapa de redacción y promulgación de OO.PP.DD. (Julio 2001).5. Etapa de profundización OO.PP.DD y puesta en práctica. (Agosto 2001 a fines del 2005).
Para llegar a la formulación de nuestro Proyecto Pastoral tendremos en cuenta:
Para inspirar este trabajo quiero entregar algunas reflexiones, que ruego tomar en cuenta en este proceso de preparar nuestro Proyecto Pastoral Diocesano. Las propongo con este esquema:
I. Queremos ver a Jesús. III. Proyecto pastoral diocesano en comunión y participación.IV. Tareas pastorales para este año 2001.
Algunos griegos que habían acudido a Jerusalén para la peregrinación pascual, le piden a Felipe: "Queremos ver a Jesús" (Jn. 12,21).
Como aquellos peregrinos de hace dos mil años, los hombres de nuestro tiempo, quizás no siempre conscientemente, piden a los creyentes de hoy no sólo "hablar" de Cristo, sino en cierto modo hacérselo "ver". ¿Y no es quizás cometido de la Iglesia reflejar la luz de Cristo en cada época de la historia y hacer resplandecer también su rostro ante las generaciones del nuevo milenio? (N.M.I. Nº 16).
¿Qué desean los hombres y mujeres de Osorno de la Iglesia Católica? Quieren ver a Jesús. Quieren que la Iglesia sea verdaderamente "el sacramento de Jesús", es decir, el signo e instrumento de la presencia salvadora de Jesús.
Todos los hijos de la Iglesia deben ser una presencia salvadora de Jesús. San Pablo lo expresa bellamente así: "Ustedes son nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres. Evidentemente, son una carta de Cristo, redactada por ministerio nuestro; escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios Vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de carne del corazón" (II Cor. 3, 2 - 3).
Digámoslo claramente: la gente busca en la Iglesia el rostro y la presencia de Jesús. Es lo que espera de nosotros.
Osorno no espera de la Iglesia la solución técnica a sus problemas. Quiere, si, que tengamos una gran sensibilidad evangélica frente a los diferentes problemas que afectan a la gente, especialmente los más desposeídos, a fin de asumir adecuadamente sus angustias y esperanzas, sus dolores y alegrías. La solución técnica la espera de otros.
Osorno espera de la Iglesia esencialmente aquello que sólo la Iglesia puede ofrecer y dar como su originalidad específica: Cristo, Salvador del mundo. ¡Queremos ver a Jesús! (Jn 12,21). Transparentar y comunicar a Jesús. He ahí nuestra vida, nuestra misión, nuestro compromiso.
Los Obispos de Chile entregamos en el último trimestre del año pasado las Orientaciones Pastorales 2001 - 2005 " Si conocieras el don de Dios ". El documento tiene como base bíblica el pasaje de la mujer samaritana (Jn. 4) Una mujer que busca la salvación, una mujer que busca a Jesús. El diálogo de Jesús con ella es un diálogo evangelizador. La evangelización se hace posible, porque con su actitud Jesús ha creado un ambiente propicio. Ha hecho sentir a la mujer su profundo valor y su dignidad incomparable. Ha destruido los prejuicios y barreras, y ha dado a la samaritana la seguridad del amor fraterno. En una palabra el diálogo evangelizador se hace posible porque Jesús lo acompaña con su testimonio, con la autenticidad de su vida.
El resultado es que la mujer que estaba en búsqueda se encuentra con Jesús. Se produce en ella el cambio y el crecimiento, recupera su dignidad. Se ha encontrado con Jesús y desde entonces todo es diferente.
La acción pastoral de nuestra Iglesia tiene pues como finalidad primera y última el encuentro con Jesús, fuente de vida verdadera, camino de salvación plena; y ese encuentro con Jesús llevará al compromiso de amor y solidaridad con todos los hombres, particularmente con los más desvalidos.
La certeza de la Iglesia se basa en la palabra de Jesús: "He aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mt. 28,20).
¡Yo estoy con ustedes! Dos mil años de cristianismo nos muestran la realización de esta promesa y que continuará hasta el fin de la historia.
"El programa ya existe. Es el de siempre, recogido por el Evangelio y la Tradición viva. Se centra, en definitiva, en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e imitar, para vivir en Él la vida trinitaria y transformar con Él la historia hasta su perfeccionamiento en la Jerusalén Celeste. Es un programa que no cambia al variar los tiempos y las culturas, aunque tiene cuenta del tiempo y de la cultura para un verdadero diálogo y una comunicación eficaz" (N.M.I. Nº 29).
Me inspiro en la Palabra del Papa para invitar a una apasionante tarea de "renacimiento pastoral" (nº 29).
1.- La santidad.
La perspectiva en la que debe situarse el camino pastoral es el de la santidad.
"Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación" (I Tes. 4,3). Este es un compromiso que nos concierne a todos: "Todos los cristianos, de cualquier clase o condición, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección del amor" (C.V. II - L.G., 40).
Dice Juan Pablo II: "Recordar esta verdad elemental, poniéndola como fundamento de la programación pastoral que nos atañe al inicio del nuevo milenio, podría parecer, en un primer momento, algo poco práctico. ¿Acaso se puede "programar" la santidad? ¿ Qué puede significar esta palabra en la lógica de un plan pastoral?
"En realidad, poner la programación pastoral bajo el mismo signo de la santidad es una opción llena de consecuencias. Significa expresar la convicción de que, si el Bautismo es una verdadera entrada en la santidad de Dios por medio de la inserción en Cristo y la inhabilitación de su Espíritu, sería un contrasentido contentarse con una vida mediocre, vivida según una ética minimalista y una religiosidad superficial".
2.- La oración.
El cristianismo y cada cristiano debe distinguirse en el arte de la oración.
En el mundo actual hay una difusa exigencia de espiritualidad, que en gran parte se manifiesta precisamente en una renovada necesidad de orar.
"Nuestras comunidades cristianas tienen que llegar a ser auténticas escuelas de oración, donde el encuentro con Cristo no se exprese solamente en petición de ayuda, sino también en acción de gracias, alabanzas, adoración, contemplación, escucha y viveza de afecto hasta el arrebato del corazón. Una oración intensa, pues, que sin embargo no aparta del compromiso en la historia: abriendo el corazón al amor de Dios, y nos hace capaces de construir la historia según el designio de Dios" (N.M.I. Nº 33).
Suele ocurrir que personas que llevan años en la Iglesia saben rezos, pero no saben rezar. De ahí, la necesidad, "que la educación en la oración se convierta de alguna manera en un punto determinante de toda programación pastoral" (Nº 34).
3.- La eucaristía dominical.
"La Iglesia desde sus inicios, desde aquellos que el día de Pentecostés acogieran la palabra y fueron bautizados (He. 2,41), y desde aquella primera comunidad que en Jerusalén "acudía asiduamente a la enseñanza de los Apóstoles, a la convivencia, a la fracción del pan y a las oraciones" (He. 2,42) no ha dejado de reunirse para celebrar el misterio pascual de Jesucristo: "leyendo cuanto a El se refiere en toda la Escritura (Lc. 24,27), celebrando la Eucaristía en la cual se hace presente la victoria y el triunfo de su muerte, y dando gracias al mismo tiempo a Dios por el don inefable (2Cor.9,15) en Cristo Jesús, para alabar su gloria(Ef. 1,12), por la fuerza del Espíritu Santo" (C.V.II Doc. Liturgia 6).
En la Liturgia, la Iglesia celebra este misterio en el que reconoce y acoge el don gratuito de la salvación, y, por tanto, en el que reconoce su propio origen, su vida y su anuncio: ¡es el Señor!
La Iglesia celebra, y quiere hacerlo en toda la riqueza festiva del término, pues es el encuentro con el Señor Resucitado, es la fiesta del Crucificado que en su resurrección nos da vida. La Liturgia es, pues, la celebración festiva de Cristo mismo que celebra con nosotros; es la presencia del Señor Resucitado en su Iglesia la que anima la celebración festiva de la comunidad reunida.
La Liturgia, como fiesta de los cristianos con Jesucristo, celebra, por tanto su paso liberador en nuestro hoy, en nuestras vidas, en nuestra historia personal y comunitaria; es pues, la celebración festiva con Aquél que "está haciendo nuevas todas las cosas". (Apoc. 21,5).
Esta presencia del Señor es el misterio que la Iglesia celebra; misterio en el sentido de aquella realidad trascendente e inefable presente en los signos de la celebración, aquello que "ni el ojo vio, ni el oído escuchó, ni a nadie se le ocurrió pensar lo que Dios ha preparado para los que aman" (I Cor. 2,2).
Son muchas las actividades que llenan la vida de la Iglesia: la Liturgia no es nuestra única actividad (S.C.9). Allí está la predicación, la catequesis, la solidaridad con los pobres y marginados, las tareas de promoción y dignificación de la persona humana, etc. Sin embargo, como lo ha formulado el Concilio Vaticano II, "la liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana su fuerza" (S.C.10).
Es en la celebración de la fe donde el pueblo convocado por el Señor vive, en modo particular, el encuentro personal y comunitario con el Dios de la Vida que nos constituye como su pueblo, nos transforma y nos envía. Al mismo tiempo, toda la actividad de la Iglesia se ordena hacia la glorificación de Dios, la cual tiene su expresión en la alabanza de la celebración litúrgica.
Entendida y vivida de este modo, la Liturgia, es decir, el misterio que celebramos, no nos aparta de la vida de las contingencias históricas no es evasión o refugio intimista, sino que nos introduce de lleno en las realidades de este mundo, amado por Dios desde la fuente originaria de ese amor, para que toda nuestra acción transformadora del mundo sea un dar gloria a Dios y este mundo - toda nuestra vida- sea una alabanza a Dios". (Carta de Junio de 1996- "Celebremos gozosos el encuentro con el Señor" - +A. Goic K.-)
Quiero insistir que "la participación en la Eucaristía, sea, para cada bautizado, el centro del domingo" (Juan Pablo II).
4.- El sacramento de la reconciliación.El Año Jubilar nos permitió redescubrir y profundizar en el perdón de Dios a cada uno de nosotros y en la reconciliación con nosotros mismos y con los demás.
"Deseo pedir una renovada valentía pastoral para que la pedagogía cotidiana de la comunidad cristiana sepa proponer de manera convincente y eficaz la práctica del sacramento de la Reconciliación" (N.M.I. Nº37).
5.- Primacía de la gracia.Estamos en la perspectiva de preparar nuestro proyecto pastoral diocesano hasta fines del 2005 y lo haremos confiados en el Señor y poniendo lo mejor de nosotros mismos.
Pero, hemos de tener siempre presente que los resultados no dependen de nuestras propias capacidades en el programar y en el hacer. Hay una primacía de la gracia. "Ciertamente, Dios nos pide una colaboración real a su gracia y, por tanto, nos invita a utilizar todos los recursos de nuestra inteligencia y capacidad operativa en nuestro servicio a la causa del Reino. Pero no se ha de olvidar que, sin Cristo, no podemos hacer nada". (Jn. 15,5) (N.M.I. Nº 38).
Leamos y profundicemos el texto de Lucas 5,5, la pesca milagrosa. "En tu palabra, echaré las redes". Como colaboradores en las tareas del Reino confiados sólo en nuestras fuerzas y capacidades no podremos. Confiados en su palabra y en la fuerza de su gracia si que podremos. El Papa invita a toda la Iglesia a este acto de fe que se expresa en su renovado compromiso de oración.
6.- Escucha de la palabra.El Concilio Vaticano II ha destacado el papel fundamental de la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia y de cada creyente.
Hemos avanzado mucho en el amor y el conocimiento de la Palabra de Dios. La Liturgia nos permite profundizar en ella. En casi todos los hogares se encuentra la Santa Biblia y/o el Nuevo Testamento. Se han realizado cursos Bíblicos. Por ello, "es necesario, en particular, que la escucha de la Palabra se convierta en un encuentro vital, en la antigua y siempre válida tradición de la lectio divina, que permite encontrar en el texto bíblico la palabra viva que interpela, orienta y modela la existencia". (N.M.I. Nº 39).
7.- Anuncio de la palabra.La Iglesia y cada creyente vive y se alimenta de la Palabra para ser sus servidores.
De ahí la urgencia del Anuncio. San Pablo exclamaba: "¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!" (I Cor. 9,16). "Quien ha encontrado verdaderamente a Cristo, no puede tenerlo sólo para sí, debe anunciarlo. Es necesario un nuevo impulso apostólico que sea vivido, como compromiso cotidiano de las comunidades y de los grupos cristianos. (N.M.I. Nº 40).
Esta evangelización es para todos, sin excepción. Hemos ido dando pasos significativos para ser verdaderamente una diócesis en estado de misión permanente. Pero lo hemos de ser más, mucho más. La gran característica de nuestra Iglesia de Osorno en el inicio del nuevo milenio y en los años venideros debiera ser ésta ¡ Iglesia Misionera, Iglesia inquieta por anunciar el gozo de Jesús y su Evangelio a todos!.
Especial y particular preocupación en la acción de anunciar la Palabra, merecen los jóvenes y niños. Ellos preparan desde ahora la Iglesia del futuro.
III.- PROYECTO PASTORAL DIOCESANO EN COMUNION Y PARTICIPACION.
Las Orientaciones Pastorales que hemos entregado los Obispos de Chile para el período 2001 - 2005 señalan en el Capítulo Vº los criterios generales para la acción pastoral, y que se desprenden del diálogo evangelizador de Jesús con la mujer samaritana.
Quisiera resumirlos brevemente invitándoles a profundizarlos en el texto mismo de las Orientaciones. (Nºs. 171- 189).
1.- Criterios generales para la Acción Pastoral.
a.- El amor gratuito que siempre toma iniciativa.Dios nos ama primero y así lo demuestra permanentemente en nuestra vida;
b.- Historicidad y discernimiento evangélico.Dios entra en el tiempo y se hace presente en todos los tiempos. Por eso hay que discernir sus presencias y la calidad de nuestras respuestas parciales, incompletas;
c.- Abajamiento de Dios y opción preferencial por los pobres.
Somos discípulos de un Dios que se hace carne, se hace pecado, ocupa el último lugar. Un Dios que elige preferentemente a los más pobres para llevar a cabo sus designios;
d.- Una evangelización testimonial y dialogante que genera comunión.El acento está puesto en el testimonio. Con ello no se desacredita la palabra sino que nos recuerda que ésta cobra más fuerza en labios de un testigo;
e.- Participación y dignificación de la mujer en la Iglesia y en la sociedad.A la luz del misterio de María "sentimos con más fuerza las discriminaciones que la mujer sufre en la sociedad". Por eso "se debe ayudar a las mujeres a tomar parte activa y estable en la vida y misión de la Iglesia" como también en las decisiones de la Iglesia y la sociedad.
f.- Una evangelización misionera.Lo propio del encuentro con Cristo es que nos despierte a la misión. Ser cristiano y ser misionero son dos gracias que se reclaman mutuamente. Esta actitud es más necesaria en estos tiempos de cambio para que la fe pueda ser el alma de la sociedad.
g.- Una evangelización inculturada.La evangelización siempre ha sido inculturada como que el Verbo se hace carne, se hace varón, judío de la Galilea, habla el lenguaje y celebra las fiestas de su pueblo. Hoy tenemos el desafío enorme de inculturar el Evangelio en esta cultura global que nos abre y nos cuestiona,
h.- Una evangelización celebrativa.Somos cada día más conscientes que no hay kerigma ni catequesis sin la correspondiente celebración, y que lo celebrativo es un ingrediente constitutivo de la fe y de la vida.
2.- Una Iglesia servidora de la comunión.
Quiero recordar aquí algunas reflexiones de mi carta "Una Iglesia servidora de la comunión".
a.- Diálogo, comunión y participación.El designio salvador de Dios que se nos ha revelado en Jesucristo es el llamado del Padre a participar de su propia vida divina, la cual se nos comunica por el don del Espíritu santo.
Esta vida divina es la que se nos revela como la comunión de amor de las personas divinas en la unidad del Dios Trino. En Jesucristo, Dios se manifiesta como el eterno diálogo y comunión de amor del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
La Iglesia nace de esta vida trinitaria "como una muchedumbre reunida por la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Conc. Vaticano II, Lumen Gentium 4) y como "signo y sacramento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano (ibid.1). Toda la vida de la Iglesia, todo su ser y su acción en el mundo están al servicio de este diálogo de salvación entre Dios Trino y la humanidad; así, "evangelizar constituye la dicha y la vocación propia de la Iglesia, es su identidad más profunda; ella existe para evangelizar" (Pablo VI, Evangelii Nuntiandi 14).
De esta manera, la Iglesia nacida del Dios Trino y constituida para ser signo eficaz de la comunión y participación de la vida divina, está llamada a configurar toda su vida y acción en un dinamismo de diálogo, de comunión y participación en la misión recibida. Es lo que San Pablo nos recuerda en I Cor. 12, al decirnos que la diversidad de dones, de carismas y de ministerios es un don del espíritu Santo que debemos acoger para el provecho común y para la edificación del único Cuerpo de Cristo (cf. I Cor. 12, 4-13).
b.- Iglesia - comunión y pastoral orgánica.Necesitamos, pues, para ir viviendo nuestra identidad y misión eclesial, configurar nuestra vida, nuestra forma de organizarnos y de trabajar en la misión, según este dinamismo de comunión y participación en la complementariedad de dones, de carismas y de servicios. Como ya lo señalaba en la homilía al tomar posesión de la Diócesis, "la pastoral orgánica es y será una tarea permanente entre nosotros, pues una pastoral orgánica no es ni un método optativo ni una táctica ocasional, sino que es modo práctico y concreto de ser una Iglesia- Comunión al servicio de la misión evangelizadora; una pastoral orgánica que valore a todos los miembros de la Iglesia e integre en comunión y misión a laicos, consagrados y sacerdotes" (Homilía del 25-XI-1994).
Al servicio de esta misión evangelizadora en comunión y participación se encuentran los diversos Consejos Pastorales y Económicos, sean a nivel diocesano, decanal, parroquial y de cada comunidad eclesial de base. Se trata, no de un simple modo de organización, sino de una manera de vivir la misión de la Iglesia en y desde nuestras formas de organización para un mejor servicio de la misión.
Así lo ha comprendido la Iglesia que ya desde el Concilio Vaticano II señalaba "es muy de desear que se establezca en la diócesis un consejo especial de pastoral presidido por el obispo diocesano, formado de clérigos, religiosos y laicos especialmente elegidos. El cometido de este consejo será investigar y justipreciar todo lo pertinente a la misión pastoral y sacar de ello conclusiones prácticas" (Conc. Vaticano II, Christus Dominus 27).
c.- Corresponsabilidad en la misión.Más precisamente, la legislación de la Iglesia nos ha entregado orientaciones y normas en el Código de Derecho Canónico acerca de la constitución de los diversos Consejos: de Presbiterio (cc. 495 - 501), Diocesano de Pastoral (cc. 511 - 514), Económico Diocesano (cc. 492 - 493, 1277), Parroquial de pastoral (c.536), Económico Parroquial (c. 537).
La constitución de estos Consejos es un paso necesario y muy importante en la vida de nuestra Iglesia diocesana. Es un paso de crecimiento en el modo de ser servidores de una misión de comunión y participación a través del discernimiento comunitario.
Es un paso que exige de todos un creciente sentido de corresponsabilidad en la misión, desde la vocación que cada uno ha recibido para el enriquecimiento común: sentido de corresponsabilidad que nos permitirá superar las inercias y los hábitos adquiridos que no promueven y, en algunos casos, obstaculizan la comunión y participación del conjunto del Pueblo de Dios en la misión de ser una Iglesia servidora del designio de comunión, el cual nos constituye en sacramento de salvación en nuestro mundo.
La vida de la Iglesia Diocesana es rica en realizaciones y acciones pastorales en sus diversos niveles. Con los criterios teológicos- pastorales señalados en los años anteriores y con los de esta Carta, que trata de recoger la riqueza del Jubileo, les invito a continuar sirviendo, con gozo y esperanza, en las tareas evangelizadoras.
"Las experiencias vividas deben suscitar en nosotros un dinamismo nuevo, empujándonos a emplear el entusiasmo experimentado en iniciativas concretas" (Juan Pablo II).
Quiero recordarles especialmente:
a.- Proyecto Pastoral 2001 - 2005.Como lo digo en la introducción de esta Carta vamos a preparar nuestro Proyecto pastoral Diocesano 2001 (2º semestre - fines del 2005).
Todos, pero especialmente, los agentes pastorales, estamos invitados a participar de este proceso:
Para la realización de este Proyecto, oportunamente se entregarán pautas adecuadas.
b.- Pastoral de la Espiritualidad.Con las orientaciones dadas en esta Carta, ("Caminar desde Cristo"), les invito a:
+ Dos retiros espirituales para todos los agentes pastorales.
+ Adoración al Santísimo Sacramento.
+ Eucaristía dominical.
+ Celebraciones Penitenciales.
La visita pastoral es una de las responsabilidades del Obispo en la conducción pastoral del pueblo de Dios a él encomendado. En la visita pastoral se presenta al Obispo, en modo concreto, como principio y fundamento visible de la unidad de la Iglesia. (L.G. 23).
+ Parroquias: en este año 2001, visitaré todas las parroquias especialmente para reunirme con los Consejos Pastorales (Parroquial y Económico).
+ Colegios Católicos: con la gracia de Dios espero visitar todos los Colegios. Oportunamente conversaremos acerca del modo de proceder.
d.- Actos Diocesanos.
Es importante acentuar el sentido de Iglesia Diocesana. Familia unida en torno a su Señor.
Desde Marzo se comenzará a trabajar en su preparación (pastoral juvenil - pastoral de los Colegios de Iglesia- pastoral educacional, etc.)
Lo social es parte integrante de la fe. En la iglesia diocesana, gracias a Dios, hay diversas expresiones de servicio a las diversas necesidades humanas: Fundaciones, Hogares de Niños y Ancianos, las tareas de Caritas diocesana, asistencia y promoción en diversos niveles, etc.
Aquí quiero recordar especialmente:
El año pasado reiniciamos la Semana Social: una mirada desde la fe y la enseñanza social de la Iglesia a los grandes temas sociales y la actuación coherente en la construcción de la sociedad. Este año será entre el 14 y el 20 de Mayo.
El 2001 celebramos los 100 años de nacimiento del P. Alberto Hurtado. A lo largo de todo el País, habrá una acción pastoral llamada "Cristo y el Padre Hurtado visitan Chile" que en Osorno será a partir del 20 de Marzo. La Semana Social queremos ubicarla en el contexto de esta celebración.
Esta hermosa acción cuaresmal se destinará este año a programas de apoyo, formación y capacitación para mujeres pobres jefas de hogar, que necesitan de nuestra ayuda.
Comenzó el Miércoles de Cenizas (28 de Febrero) y culminará en Pascua de Resurrección (15 de Abril). Este año haremos un gran esfuerzo todos para superar las metas de campañas pasadas.
El año pasado fue extraordinaria la respuesta de los católicos osorninos en esta acción.
Este año la continuaremos y ojalá - con la generosidad de todos - reforzarla y ampliarla.
Se inició en el 2000. Caritas continuará apoyando esta pastoral, que surgió de las necesidades urgentes detectadas en las visitas pastorales a las Parroquias.
f.- Tareas pastorales de Parroquias, Colegios, Movimientos, Fundaciones, Organismos Diocesanos, etc.Inspirados en la Palabra de Dios, en los documentos del magisterio, con los criterios de esta carta, les invito a trabajar con renovado entusiasmo en las tareas evangelizadoras.
En el inicio de este nuevo siglo y milenio el Señor nos llama al inmenso privilegio de ser testigos y anunciadores.
El Hijo de Dios, que se encarnó hace dos mil años por amor al hombre, realiza también hoy su obra... El Cristo contemplado y amado ahora nos invita una vez más a ponernos en camino: "Vayan, pues y hagan discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt. 28,19). El mandato misionero nos introduce en el tercer milenio invitándonos a tener el mismo entusiasmo de los cristianos de los primeros tiempos. Para ello podemos contar con la fuerza del mismo Espíritu, que fue enviado en Pentecostés y que nos empuja hoy a partir animados por la esperanza que no defrauda (Rom. 5,5) (N.M.I.Nº58).
A María, Madre de Jesús y nuestra, "Estrella de la nueva evangelización", confiamos nuestras vidas y nuestras tareas pastorales en el 2001 y en los años venideros, en la certeza más absoluta que Jesucristo, su Hijo Divino, ayer, hoy y siempre, es nuestro Unico Salvador y la razón más honda de nuestra existencia.
+ ALEJANDRO GOIC´ KARMELIC´, OBISPO DE OSORNO
OSORNO, marzo 2 de 2001