volver     Inicio Pagina

TESTIGOS Y ANUNCIADORES DE JESUCRISTO
( AÑO PASTORAL 1996)

 

 

  

A los sacerdotes, religiosas y religiosos, diáconos permanentes; a los seminaristas; a laicas y laicos de los organismos diocesanos, de los movimientos apostólicos, de las parroquias y de las comunidades; a todos los fíeles de la iglesia diocesana de San Mateo de Osorno.

 

Queridos amigos y hermanos:

Con alegría y fe renovada iniciamos este nuevo año de acción pastoral que la bondad de Dios nos permite vivir.

En esta carta de inicio de año, quiero, en primer lugar agradecerles a todos el generoso servicio en las diversas tareas pastorales. Es hermoso constatar el espíritu de entrega y disponibilidad en las tareas eclesiales ¡Dios les Bendiga!

Quiero invitarles a mirar nuestra realidad, a reflexionar sobre la acción evangelizadora y a asumir los desafíos pastorales, de cara al futuro.

1. Algunos elementos de nuestra realidad diocesana 2. Anunciar la Buena Nueva hoy,aquí y ahora
3. Desafíos Pastorales 4. Con María nos preparemos para el tercer milenio


1. ALGUNOS ELEMENTOS DE NUESTRA REALIDAD DIOCESANA.

Nuestra tarea evangelizadora, se inserta en la Provincia de Osorno que tiene aproximadamente 210.000 habitantes, de los cuales, según el ultimo censo, el 79,5 % profesa la fe católica.

"Hemos sido convocados por Jesucristo para seguirle y anunciarlo a los hombres y mujeres de este lugar preciso que es la Diócesis de San Mateo de Osorno". (Homilía, toma de posesión, 25-XI-1994).  La Provincia de Osorno, con todas sus realidades, con sus gozos y con sus esperanzas, con sus angustias y con sus dolores, es nuestra tierra, el lugar de gracia donde el Señor Resucitado nos invita a ser testigos y a ser los alegres anunciadores de la vida nueva que viene de Él y de su Evangelio.

En los años pasados se ha producido un fuerte crecimiento de la ciudad de Osorno, como se refleja en los sectores poblacionales nuevos y en los grandes edificios que han dado a la ciudad la imagen de un centro  de actividades económicas y comerciales. Hoy el 61,61/o de la población provincial vive en la ciudad de Osorno, lo que demuestra la fuerza de atracción que ejerce en el resto de las comunas, provocando una significativa migración hacia el centro de la provincia en busca de mejores perspectivas de vida. Eso explicaría la disminución de algunas comunas, especialmente San Pablo, Puyehue, Purranque y Río Negro.

La Iglesia Diocesana, a través de sus 21 parroquias, está notablemente presente en la Provincia, que es nuestro entorno de vida.  Son muchos los católicos que con gran fidelidad al Dios que nos salva procuran una vida auténtica según el Evangelio, viviendo la Palabra de Dios y transmitiendo lo que han recibido a sus hijos.  Son ellos la verdadera columna vertebral del pueblo de Dios que mantienen viva la esperanza del Reino que está cerca, también para aquellos que no creen o cuya fe se ha debilitado en el mundo cambiante de este fin del milenio.

Para la Iglesia, experta en humanidad, todo lo que afecta al, hombre, le afecta a ella.  La persona humana, cada persona humana está en el centro de su mensaje. 

 "Profesamos, pues, que todo hombre y toda mujer, por más insignificantes que parezcan, tienen en si una nobleza inviolable que ellos mismos y los demás deben respetar y hacer respetar sin condiciones; que toda vida humana merece por si misma, en cualquier circunstancia, su dignificación; que toda convivencia humana tiene que fundarse en el bien común, consistente en la realización cada vez más fraterna de la común dignidad, lo cual exige no instrumentalizar a uno en favor de otros y estar dispuestos a sacrificar aún bienes particulares" (Puebla 317).

En esa perspectiva ha procurado servir nuestra Iglesia.  Abierta y servidora de todos los hombres.  Con un amor preferente por los más débiles.  Las misiones de la costa, las acciones de educación y promoción de niños, jóvenes y adultos mayores, son un testimonio elocuente de ese amor preferencial.

Hace un año y algunos meses que estoy en medio de ustedes como pastor. He procurado conocer la realidad. He visitado todas las parroquias, algunas varias veces.  He estado en más de 50 capillas de sectores rurales y urbanos.  He podido admirar el trabajo misionero, generoso y abnegado de tantos hombres y mujeres que lo han dado todo por el anuncio del Evangelio y por ayudar a crecer en dignidad a nuestro pueblo.

He podido valorar las expresiones de fe de los sencillos en las festividades de San Sebastián, la Candelaria, la Purísima, Lourdes, Santa Teresa de Los Andes, como también los valores culturales de hermanos en la fe, venidos de otras tierras y culturas.

En el "encuentro del pastor con la comunidad' en las 21 parroquias, escuché a más de 700 laicos comprometidos en las tareas eclesiales.  Todos ellos me manifestaron sus esperanzas, inquietudes y sugerencias. Me ayudaron a conocer más de esta provincia, en los diferentes y, a veces complejos componentes de la realidad.

En la hermosa celebración de los 40 años de la creación de la diócesis, vimos claramente el aporte fundamental de la Iglesia en el desarrollo histórico de Osorno.  Con el anuncio del Evangelio, con el testimonio evangelizador y  humanizador de los misioneros se ha ido haciendo nuestra historia provincial, junto a miles y miles de hombres y mujeres.  Es nuestra tierra.  Nuestra tarea y nuestro compromiso.

Grandes desafíos que nos plantean la realidad.

Son muchos los aspectos positivos que vemos y vivimos en nuestra diócesis.  Pero, no debemos cerrar los ojos frente a los desafíos que nos presenta la realidad.  Ellos interpelan a nuestra conciencia creyente y a toda nuestra acción pastoral.  Me refiero brevemente a algunos:

·        la creciente descristianización, consecuencia de un mundo pluralista, que nos ofrece múltiples opciones para adaptarnos a estilos de vida, que no corresponden al Evangelio y a un discípulo de Cristo.

·        el problema de la minoría étnica huilliche que, siendo cristiana, sufre discriminación de parte de cristianos.

·        la drogadicción y el alcoholismo, especialmente en el mundo de los jóvenes, como consecuencia de una vida sin valores, y por ende, sin metas e ideales.

·        la delincuencia y, en algunos casos, acompañada de la violencia, como resultado de factores económicos y de educación, de falsos conceptos de la vida, de masificación, de falta de posibilidades para insertarse adecuadamente en la sociedad.

·        las crisis matrimoniales, causadas por la falta de madurez para enfrentar la existencia, carencia de suficiente preparación e incapacidad de asumir compromisos de por vida.

Es fundamental seguir mirando la realidad. Aquí he esbozado algunos de los aspectos de ella.  Hemos de estar siempre muy atentos a conocerla y profundizarla para responder con el Evangelio a los desafíos que cada momento nos plantea.

Inicio Pagina  

2. ANUNCIAR LA BUENA NUEVA HOY, AQUÍ Y AHORA.
 

Esta es la gran cuestión de la Iglesia y en el caso particular nuestro de la iglesia diocesana de Osorno: ¿cómo hacer para comunicar al Dios de Jesucristo como Buena Noticia para nuestra gente, nuestro pueblo? ¿Qué ha de suceder en nuestras parroquias, comunidades, colegios, movimientos apostólicos para que la gente perciba el Evangelio como algo nuevo y bueno?

El encuentro con el Señor Resucitado

El Libro de los Hechos de los Apóstoles nos muestra la experiencia de encuentro con el Resucitado, con "el Señor", de los primeros discípulos.  Y todos esos encuentros terminan en una clara llamada a la evangelización:

"Como el Padre me envió, también yo os envío" (Juan 20.21); "Ustedes son         testigos de estas cosas" (Mateo 28,19); "Vayan por el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación" (Marcos 16,15).

El encuentro y la experiencia del Resucitado, hace surgir el anuncio, no se puede callar lo que se ha visto y lo que se ha oído.  Cuando se vive la experiencia gozosa de la salvación que Dios ha realizado en Jesucristo, surge la urgencia de evangelizar.

Les decía al llegar como Pastor a Osorno: "A nosotros el Señor nos ha dado vida como Iglesia diocesana para esto, para que en nuestras palabras, en nuestras acciones y actitudes, en nuestro modo de relacionarnos y de estar presentes en la vida de la sociedad, seamos un signo transparente y elocuente del amor del Padre Dios para todos los hombres y mujeres de esta tierra, un signo de novedad del amor de Dios hecho hombre en Jesucristo que quiere una vida digna, justa y buena para todos los hijos e hijas de está tierra, y nos llama a una plenitud eterna" (25-XI-94).

El espíritu, vida de la Iglesia.

Pablo VI afirmó: 'El Espíritu Santo es el agente principal de la evangelización: él es quien impulsa a cada uno a anunciar el Evangelio y quien en lo hondo de las conciencias hace aceptar y comprender la Palabra de salvación". (E.N.75).

La fidelidad al Espíritu nos puede hacer crecer en comunión de  amor y en mística por la misión evangelizadora.  El Concilio Vaticano II lo dijo con tanta fuerza: "El Espíritu habita en la Iglesia y en los corazones de los fieles como en un Templo(1 Cor. 3,16; 6,19), ora en ellos y da testimonio de su adopción como hijos(Gál. 4,6; .Rom. 8,15).  Guía a la Iglesia a la plenitud de la verdad(Jn. 16,13), la unifica en la comunión y en el misterio, la instruye y dirige con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la, embellece con sus frutos(Ef 4,11-12; 1 Cor. 12,4; Gál 5,22).  Hace rejuvenecer a la Iglesia, la renueva constantemente y la conduce a la unión consumada con su Esposo" (L. Gentium 4).

Sin el Espíritu la Iglesia se debilita, Dios se hace lejano, Jesucristo y su Evangelio como algo del pasado.

La fidelidad a Cristo y al Espíritu: he ahí la fuerza de la Iglesia.  Esta fidelidad es un don que es necesario pedir con fuerza y fe: "Todos ellos perseveraban en la oración con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús  y de sus hermanos"(Hechos 1,14).  La evangelización parte de está experiencia de oración y de Espíritu, para que tenga verdadera eficacia y contenido.

La llamada a evangelizar es a todo creyente.

"La Iglesia entera es misionera y la obra de la evangelización es un deber fundamental del Pueblo de Dios". (Ad Gentes n.35)

La llamada de Jesucristo Resucitado a evangelizar es a todo creyente.  La experiencia de vocación - ser llamado - la hemos restringido a veces sólo a la vocación sacerdotal y religiosa.  Los primeros cristianos entendieron - desde su experiencia pascual - que la responsabilidad de anunciar y comunicar el Evangelio era de todos ellos, no sólo de los responsables de la conducción de la comunidad.  En la nueva evangelización a que nos llama hoy la Iglesia hay aquí una tarea urgente: despertar la vocación misionera y el potencial evangelizador de todos los creyentes, de nuestras familias, de nuestros grupos organizados, de nuestras comunidades y de nuestras parroquias. ¿Se imaginan la fuerza evangelizadora de una parroquia donde 50 ó 100 creyentes comprendan y vivan esta llamada misionera? ¿Se imaginan la fuerza evangelizadora de todas las parroquias de la diócesis con centenares de creyentes convencidos y convincentes en el anuncio de Jesucristo y su Evangelio?

Para que esta llamada sea captada se requiere escuchar a Jesucristo que está llamando.  De ahí la necesidad de la oración, del encuentro en el silencio y en el amor con el Señor.  De sentirse seducido por Él y lleno de "fuego interior" para proseguir su acción de salvación y de vida.

iQué hermoso es el ejemplo de María Magdalena!  Ella reconoce a Jesús, cuando se siente llamada por su nombre.  Y se transforma en misionera: "He visto al Señor" (Juan 20,16-18).

La Carta del Papa para preparar el mundo al tercer milenio, las Orientaciones de la Conferencia Episcopal de Chile, son preciosos documentos que nos iluminan para las tareas de la evangelización.  Insisten estos documentos en la urgencia de la evangelización.  Tarea que es de todos los creyentes.  Que bien lo expresa un teólogo de la Iglesia: "Todo cristiano, por el hecho de serlo, participa de la condición de enviado propia de Jesucristo y es, por tanto por el sólo hecho de ser cristiano, enviado, apóstol, evangelizador" (J.M. Velasco).

Este es el gran vuelco - que con la gracia de Dios - hemos de procurar.  Nuestros fieles, nuestras comunidades deben ser apostólicas, misioneras, volcados totalmente hacia los demás.

Comunicar a Jesucristo como algo bueno para todos.

Jesucristo y su Evangelio es la gran buena noticia para los hombres de ayer, hoy y siempre.

Esto es lo que el hombre, la mujer de hoy deben experimentar, para acoger verdaderamente nuestro mensaje como Buena Noticia.  La gente debe captar en nuestro anuncio lo que captaban los oyentes de Jesús: que Dios está siempre del lado del hombre frente a todo mal que lo oprime y esclaviza; que Dios interviene en nuestra vida para salvar, para dignificar nuestra vida, para liberar; que sólo busca y quiere lo que es bueno para el ser humano,

Como dice un teólogo: "Todo esto exige revisar y purificar el contenido de nuestro anuncio, la imagen de Dios que sale de nuestros labios, el lenguaje que empleamos, el tono, la fe que ponemos en nuestra palabra, la forma de presentar la moral evangélica, la conversión a Dios, la salvación. ¿Es realmente el Dios revelado en Jesucristo a los pequeños, a los pecadores, a los enfermos el que se deja entrever en nuestra palabra?.  La nueva evangelización nos ha de recordar que se nos ha confiado el "ministerio de la reconciliación".  Así se expresa San Pablo: "En Cristo Dios estaba reconciliando al mundo consigo, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino poniendo en nuestros labios la palabra de la reconciliación". (2 Cor. 1,18-19) (J.A.Pagola).

Y continúa:  "Pero, naturalmente, no basta revisar y purificar la imagen de Dios que transmitimos con los labios.  Jesús no sólo anuncia a un Dios bueno para el hombre.  El mismo es bueno.  No sólo habla de un Dios perdonador, él mismo acoge, comprende, perdona, libera de la culpa y confusión. No sólo predica a un Dios Salvador, él mismo sana, reconstruye a las personas, crea fraternidad, da fuerzas para vivir y esperanza para morir.  Jesús, él mismo era Buena Noticia, Evangelio de Dios, parábola viviente de un Dios bueno.

Por eso, no basta una predicación más "correcta" sobre Dios. Es necesario que los que hablan de Dios sean buenos. Así de sencillo. La nueva evangelización la impulsarán hombres y mujeres buenos. Creyentes, que por su manera de ser, de actuar y reaccionar, por su compromiso en favor de los débiles y los indefensos, por su solidaridad y cercanía a las víctimas, introduzcan algo bueno en la vida de los hombres y mujeres de Dios.  Testigos de la misericordia y la ternura de Dios hacia todo hombre. Sólo ellos pueden anunciar a un Dios Amigo. Sólo ellos pueden despertar la esperanza". (idem).

He tratado de presentar estos cuatro aspectos en nuestras tareas evangelizadoras.  Parecen fundamentales para que nuestro anuncio sea realmente para los hombres y mujeres de nuestra Provincia de Osorno una "Buena Nueva" que llene de gozo sus vidas e ilumine todos los acontecimientos.

Inicio Pagina

3. DESAFÍOS PASTORALES.

A) Algunos criterios.

Después de todo lo dicho, siento que nuestra pastoral - en cualquiera de sus expresiones - debe estar caracterizada por cuatro aspectos:

a) Una fuerte corriente de espiritualidad en todos los servidores del pueblo de Dios.

Todos los que tenemos alguna responsabilidad en la evangelización - laicos, religiosos y sacerdotes - hemos de procurar - con la gracia de Dios - ser personas con una experiencia gozosa de Dios como amigo, como salvador.  En la raíz: de todos los evangelizadores de la iglesia diocesana es necesaria una oración y una vida en el Espíritu que permita y favorezca la experiencia de Dios como Buena Noticia.  En una palabra los evangelizadores hemos de ser personas de Dios, para ser de los hermanos.

b) La pastoral en todas sus expresiones tiene una dimensión misionera.

La dimensión misionera es una característica esencial de la Iglesia. Y esto tiene que notarse en todas nuestras tareas pastorales.  En la catequesis, en la liturgia, en la Cali, en la pastoral juvenil, familiar, etc.  Podrán haber acciones concretas de tipo misionero, pero toda la pastoral debe estar impregnada de este espíritu. Hemos de producir aquí un cambio de mentalidad.  Ayudar a todos los miembros de la Iglesia a comprender que la obra de la evangelización es un deber fundamental de todo el pueblo de Dios.

e) La formación permanente de laicos, religiosos y sacerdotes

Quienes tienen responsabilidades particulares en las diversas tareas evangelizadoras requieren de un proceso de formación permanente en lo espiritual, doctrinal, pedagógico, etc. Nuestros catequistas, animadores de comunidades y de celebraciones dominicales, asesores, etc., requieren una solidez en la doctrina y en la vivencia de la fe.  "Nadie puede dar lo que no tiene"' dice un antiguo aforismo.  Los evangelizadores han de profundizar permanentemente en su fe y en saber dar razón de ella a quienes sirven en la evangelización.

d) Cercanía real y afectiva a los sufrientes.

La pastoral de la Iglesia está dirigida a todos.  "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad", nos dice el Apóstol Pablo.  Y esto debe ser así.  Pero esto no excluye un amor preferente, real y efectivo por los más pobres y pequeños.  Ellos deben experimentar en nuestra iglesia diocesana que son valorados, amados, tomados verdaderamente en cuenta. A la hora de destinar recursos humanos y materiales, también debe notarse la preocupación por los más pobres.

B)   LINEAS PASTORALES

Presento a continuación las líneas pastorales para nuestra iglesia diocesana.  Algunas ya se están implementando, otras irán, con la gracia de Dios, realizándose en el futuro inmediato y mediato. Las propongo siguiendo el esquema que presentan las Orientaciones pastorales 1996-2000 de la Conferencia Episcopal de Chile.

3.1. Anuncio de Jesucristo y espíritu misionero.

Reiterando lo dicho de darle a toda la pastoral una dimensión misionera, quiero proponer una acción misionera permanente en campos y ciudades.  Esto supone:

 ·        Ayudar a despertar vocaciones misioneras de laicos que dediquen algunas horas cada semana a la evangelización.

 ·        Iniciar con ellos un proceso de formación que incluya doctrina, espiritualidad, metodología, etc.

·        Visitas domiciliarias.

·        La celebración del mes de María Misionero.

·        La transmisión de la Palabra de Dios, a través de cursillos bíblicos sencillos.

Oportunamente prepararemos este proyecto de misión.  Quizás en 1996 podríamos trabajar en la selección de misioneros y en el inicio de su preparación.  En 1997 podríamos ya comenzar la acción misionera permanente.

Nuestra vocación misionera nos lleva a insistir en la pastoral de la familia, núcleo básico de la existencia humana y para la transmisión de la fe.

El Departamento de Pastoral Familiar tiene aquí una gran tarea:

·        Ayudar a toda la iglesia diocesana a profundizar el verdadero sentido del amor humano; profundizar el sentido de la maternidad y de la paternidad; la preparación de los novios al matrimonio en íntima relación y coordinación con el Dpto. de la Catequesis.

 ·        Crear un centro especializado en paternidad responsable.

 ·        Una atención pastoral apropiada para situaciones especiales: madres solteras, separados, viudos, separados vueltos a casar, etc.

 ·        Es necesario dar a conocer el servicio que ofrece el Oficio Judicial, para procesos de nulidad matrimonial.

 ·        Despertar el celo apostólico de las familias cristianas para que hagan suya la tarea de la nueva evangelización.

Los jóvenes: es y será siempre en nuestra Iglesia tina prioridad pastoral.  Esfuerzo fundamental de cada parroquia y comunidad cristiana será la organización de comunidades juveniles.

El Departamento de pastoral Juvenil ayudará en:

·        los procesos Normativos de animadores y asesores de la pastoral juvenil.

·        la organización de acciones concretas de amor, servicio y solidaridad.

·        la preocupación por los jóvenes en situaciones difíciles por efecto del alcohol, la droga, etc.,

·        crear una mística entusiasmante en el seguimiento de Jesús y en la vivencia del Evangelio.

·        formar en los jóvenes el espíritu misionero, para que desarrollen una personalidad apostólica.

Deberá acentuarse en el futuro inmediato la preocupación por la evangelización de los jóvenes universitarios y de institutos de educación superior.

Los Colegios Católicos de la diócesis son un aporte importantísimo en la formación cristiana de nuestros niños y de nuestros jóvenes.  Hay ahí un potencial extraordinario para las tareas de evangelización, incluyendo a los padres, apoderados, docentes, etc.

·        Los niños: son nuestra esperanza.  Lo que reciben a temprana edad es fundamental para su futuro.  La Infancia Misionera es un precioso camino para inculcarles - desde pequeños - el amor por la evangelización y la persona de Jesús. Es de desear que en cada parroquia de la iglesia diocesana exista un grupo de míos que vayan entrando en esa mística. El Departamento diocesano de las Obras Misionales ofrecerá todo el apoyo necesario.  La catequesis, los Scouts, el Moani, etc., son otros medios de evangelización de los niños.

 Las vocaciones de especial consagración para una Iglesia misionera.

El Papa nos ha recordado que la pastoral vocacional debe "ser prioridad por parte de los obispos y una exigencia de todo el pueblo de Dios".  Seguiremos dando un impulso a la pastoral de vocaciones a fin de suscitar presbíteros, diáconos permanentes, religiosas, religiosos, miembros de institutos seculares, misioneros, etc., para la nueva evangelización.

Todos los primeros jueves de mes, en toda la iglesia diocesana, tendremos una oración especial por el despertar de las vocaciones.  En la Catedral será desde las 16 horas, animada cada mes por una Parroquia de la ciudad.  La semana de Pastoral Vocacional será celebrada con especial importancia cada  año.

3. 2. Formación y Catequesis.

Los profundos cambios culturales nos desafían a formar agentes pastorales y evangelizadores que den razón de su esperanza.

En este campo tenemos tareas urgentes e importantes:

·        La formación de todos nuestros catequistas: de P. Comunión, c. bautismal, c. de Confirmación, c. Matrimonial, c. Especializadas, etc., El Departamento diocesano de Catequesis, de acuerdo a los requerimientos formulados de las parroquias, tratará de responder a estos anhelos de formación.

·        La formación permanente de los sacerdotes, religiosas, diáconos permanentes.

·        Una tarea especial le cabe al Area de Educación y a Catequesis en la formación de! profesorado y particularmente de los profesores de religión; la formación de los coordinadores y animadores de las comunidades de base, será una especial preocupación del Departamento de Comunidades y Ministerios(Comin).

3.3. Vida espiritual y litúrgica.

Para responder a esta línea pastoral:

·        Se crea el Centro de Espiritualidad, en memoria de Mons. Francisco Valdés S.  El Centro procurará rescatar la vida, obra y testimonio de nuestro primer obispo e impulsar una fuerte corriente de espiritualidad en el seguimiento de Jesucristo de todos los fieles de la Iglesia diocesana.  Inauguraremos el centro con una Conferencia del P. José M. Santos A. el 15 de marzo.

El Departamento de Liturgia ayudará a la formación de los integrantes de los equipos litúrgicos de parroquias y comunidades, particularmente en la formación de lectores, guías, coros etc.  Especial preocupación tendrá por la preparación de los animadores de celebraciones dominicales.  El ideal es que cada comunidad, se reúna cada domingo para celebrar el Día del Señor.  La manera óptima de celebración del domingo es con la Eucaristía; como ello no es posible en cada capilla, persiste el llamado del Señor a santificar el día domingo.

Quiero señalar la importancia del sacramento de la Penitencia y de la adecuada preparación de la homilía por parte de quienes tenemos ese servicio como sacerdotes.

En la iglesia diocesana hay muchas expresiones de religiosidad popular.  Valorar esas expresiones y ayudarlas a través de una adecuada pedagogía, a una mayor profundidad y participación en la vida sacramental es tarea urgente y necesaria.

3.4. Compromiso con los pobres y solidaridad.

La vida y el sufrimiento de los pobres y necesitados ocupa un lugar singular, no sólo en la pastoral de la Iglesia, sino en su propia identidad.  "Esta línea de la Iglesia cobra hoy actualidad en un país decidido a superar la marginación y la extrema pobreza y en que, sin embargo, tiende a dominar una cultura del consumo que, a menudo, se olvida de los pobres y de los necesitados: enfermos, privados de libertad, gente sola y abandonada". (00.PP. 132).

 ·        Caritas diocesana continuará en sus importantes servicios a las adolescentes embarazadas, a la educación y prevención del SIDA, a la atención de los adultos mayores, a responder a las urgencias de los más pobres y generar, en el futuro, en relación con otros organismos diocesanos, acciones de educación y prevención para enfrentar los problemas derivados del alcohol, la droga, la delincuencia.

·        Las Misiones de la Costa, La Fundación "Cristo Joven" y la Fundación del "Santuario Nuestra Señora de la Candelaria", con su servicio generoso y abnegado a la educación de niños y jóvenes muestran claramente el amor preferente de la Iglesia por ellos.

·        Se ha creado una comisión especial(Hnos. Penitentes, PP Capuchinos, Obispado)para estudiar y profundizar el servicio misionero en la Costa al mundo campesino y huilliche.

·        La pastoral carcelaria y hospitalaria son expresiones concretas de preocupación por los más pobres y sufrientes.  Es necesario incorporar en ambas pastorales a más laicos.

·        La enseñanza de la doctrina social de la Iglesia aparece como fundamental para ayudar a un cambio de mentalidad y crear corrientes de solidaridad y de sobriedad de vida.

·        La iglesia diocesana tiene que valorar y apoyar las organizaciones de los sectores más pobres, para que ellos puedan ser protagonistas de su propio desarrollo y no simples beneficiarios pasivos de iniciativas ajenas a ellos(cf. OO. PP 139 ). ·        Valorar el aporte a la Iglesia y a la Sociedad de los Profesionales y Empresarios.       Es fundamental una acción pastoral especifica que esperamos iniciar en 1995.

Es necesario "una nueva generación que no viva de los espejismos del lucro y del consumismo, sino que esté cimentada en las mejores tradiciones de sobriedad, solidaridad y generosidad que anidan en el corazón de vuestro pueblo". (Juan Pablo II a los obispos de Chile).

3.5. Evangelización de la cultura y comunicación social.

Uno de los elementos que más influyen en nuestra sociedad actual y en nuestra cultura es el de las comunicaciones sociales.  Los grandes cambios que se aproximan en la tecnología de las comunicaciones, producirán cambios, también en nuestros modos de pensar.  "Esto implica formar cristianos aptos para trabajar en los medios de comunicación social y dar una esmerada formación cristiana y pastoral a quienes dirigen o trabajan en estos medios.

·        El Departamento de Comunicación Social de la Diócesis tiene aquí una gran tarea pastoral.  Continuar con la capacitación de comunicadores en la base, la preparación de programas radiales y la emisión mensual del Boletín "Hacia la Cumbre", como instrumento de unidad pastoral.

3.6. Comunión y reconciliación.

 El Señor nos quiere unidos al interior y exterior de la Iglesia.  Ella es instrumento de unidad.

 Para potenciar la unidad interior propongo:

 ·        Iniciar un proceso para la constitución en la diócesis de los consejos pastorales a nivel diocesano, decanal y parroquial.  En un tiempo próximo entregar, algunos criterios generales sobre estos Consejos.

 ·        Comenzar a preparar el Directorio Pastoral Sacramental Diocesano, que nos permita unificar criterios teológicos, litúrgicos y pastorales en la administración de los diversos sacramentos. Ésta preparación se hará con consultas a las parroquias y comunidades para lograr el máximo de aportes y sugerencias.

 ·        El departamento de comunidades y ministerios ayudará, con otros equipos diocesanos, a unificar criterios en la formación de los diáconos permanentes, de los ministros extraordinarios de la Eucaristía y otros ministerios.  La formación de los acólitos y criterios para su selección es otro campo que requiere profundización.

·        La dimensión económica y una vertiente de solidaridad evangélica en el uso de los recursos es un aspecto que debe ayudarnos a la comunión y al compartir. La creación de los consejos económicos parroquiales, potenciar la participación de los fieles en la CALI, son tareas concretas que esperamos enfrentar.  El estudio preliminar que hace el Consejo de Asuntos Económicos Diocesano para la construcción del futuro edificio del Obispado, que deber comenzar, Dios mediante, en 1997, busca encontrar mayores recursos para la acción pastoral y su distribución solidaria.

·        El amor y respeto por las diversas expresiones de la fe católica.  La valoración de los movimientos apostólicos (Cursillos, E. Matrimonial, Legión de María, Renovación Carismática, etc.)y la riqueza de sus aportes a la pastoral de conjunto.

Para potenciar la unidad exterior:

 "En el seno de la Iglesia tenernos que ser capaces de conviví, con diversas apreciaciones de la realidad social, de la cultura adveniente... la Fe tiene que hacernos capaces de derribar los muros que los hombres construimos". (OO. PP. 155)

El diálogo ecuménico, con otras expresiones de fe, no siempre es fácil, pero es absolutamente necesario.

Trabajar por la reconciliación, el respeto de unos para con otros, el cuidado en el lenguaje en materias opinables, etc. son expresiones concreta, de búsqueda de unidad y de comunión.

Inicio Pagina

 4. CON MARÍA NOS PREPARAMOS PARA EL TERCER MILENIO.

Concluyo esta carta con las palabras de las OO.PP. de la Iglesia en Chile, nº 164:

"Al acercarnos al tercer milenio, le pedimos a la Virgen que nos enseñe a alcanzar la actitud que Ella tuvo en la espera de su Hijo. Con fe plena Ella acogió la Palabra del Señor; Ella colaboró con el Espíritu Santo para dar la humanidad al Verbo de la Vida; con prisa subió a la montaña para servir a su prima; llevando a Cristo en su seno, difundió la alegría y alabó con toda su alma al Altísimo por las maravillas, que en Ella había hecho".

Que ella, nos ayude a servir con total entrega, a nuestra iglesia diocesana de San Mateo de Osorno.

 + Alejandro Goic´ Karmelic´ , Obispo de Osorno

Inicio Pagina

 

ANEXO

PAUTA PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL Y COMUNITARIA.

Invito a una reflexión personal y comunitaria de esta Carta pastoral "Testigos y anunciadores de Jesucristo".

Algunas preguntas para ayudar a la reflexión:

 1.  Qué otros aspectos de la realidad de nuestra Provincia de Osorno es importante destacar y que desafía a nuestra acción evangelizadora?

 2. La segunda parte de la carta señala cuatro grandes aspectos en la tarea evangelizadora:

¿Cuál de ellos, está más presente en nuestra realidad? ¿Por qué? ¿Cuál de ellos, está más ausente en nuestra realidad?  ¿Por qué?

3. En la tercera parte "desafíos pastorales" se señalan cuatro criterios llamados a estar presentes en todas las acciones pastorales de nuestra Iglesia:

¿Cómo se están dando en la pastoral de nuestra diócesis?

¿Qué pasos ir dando para avanzar en esa orientación?

 Osorno, 8 de marzo de 1996.

Inicio Pagina