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VIVIR DE ACUERDO A LA VOCACIÓN  RECIBIDA

(CARTA A LOS SACERDOTES)

 

 

Queridos hermanos sacerdotes:

 

Este 25 de noviembre cumplo dos años como Pastor de la Iglesia diocesana de Osorno. Casi seis meses he estado ausente por tres delicadas operaciones. Pero, a pesar de ello, creo conocer bastante la realidad provincial y particularmente nuestra vida eclesial.

Doy gracias a Dios por estar aquí. Verdaderamente me he enamorado de esta tierra y de su gente. Se los digo de corazón. Y después de la experiencia de la enfermedad, uno valora mucho más la vida y todo lo que ella nos ofrece: gozo, como nunca, contemplando el florecer de la naturaleza en esta primavera. Gozo el poder caminar, aún con molestias, pero poder hacerlo. Gozo viendo la majestuosa belleza de esta tierra donde vivimos.

Es en este gozo de vivir que quiero compartir fraternalmente con Uds. algunas reflexiones sobre nuestro sacerdocio. Tengo el convencimiento más hondo que una Iglesia diocesana será rica y profunda en su vida de fe y en su fidelidad a Jesucristo, en la medida que su Presbiterio busque vivir lo más hondamente posible su relación con Cristo, la intimidad con Él y que aspire a caminos de santidad. Siempre la santidad será el mayor foco de atracción. Un Presbiterio unido con su Obispo será un signo elocuente para que el mundo crea.

Les invito a una meditación tranquila sobre nuestro ser sacerdotal. La hago en primer lugar, para mí, consciente de mis limitaciones y fallos, pero convencido también que el Señor me llama cada día a ser más y mejor lo que ha querido para mí: creyente en El cien por cien; sacerdote vinculado a Él, cien por cien.

En el libro de los Hechos de los Apóstoles, 1, 12 - 26, se nos recuerda la elección de Matías como Apóstol para reemplazar a Judas, "que era de los nuestros", y tenía parte en nuestro trabajo (v. 17).

Los Apóstoles, con Pedro a la cabeza oran y dicen: "Tenemos aquí hombres que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús estuvo entre nosotros... es necesario que uno de ellos sea agregado a nosotros, para que junto con nosotros, dé testimonio de que Jesús resucitó" (vs. 21 22).

Los primeros creyentes tenían clara la conciencia de ser testigos de la novedad redentora de Jesucristo y de ser parte de ese pueblo nuevo mesiánico. El ser agregado a los Doce para Matías no constituyó un privilegio especial, sino una dedicación total a dar testimonio de que Jesús resucitó.

El sacerdocio ministerial se entiende en este contexto: "Es evidente, pues, para todos que el sacerdocio ministerial no es un escalafón hacia los grados más altos de la jerarquía, sino la profundización continua y radical del seguimiento del siervo de Yavé"(B. Häring). Uno de nuestros retos más urgentes es el convertirnos más radicalmente a Cristo - Siervo.

El sacerdocio ministerial que nos fue dado, no nos aparta del pueblo de Dios. Cada uno de nosotros tiene su propia historia, su propia llamada. Dios nos regaló el don sacerdotal para servir. No nos apartó del pueblo de Dios, del pueblo creyente. Somos miembros de esa gran familia que es la Iglesia, que desde sus orígenes da testimonio del Resucitado.

Si revisarnos nuestra propia historia, recordaremos la atracción que sentirnos - diría más - la fascinación por Jesús, por su Evangelio, por dar la vida entera al servicio de los demás, para dar testimonio toda nuestra existencia que Jesús resucitó.

La mirada a Cristo - Siervo nos hace ser hermanos de todos. No somos superiores a los demás, nos pertenecemos a una clase privilegiada. Hay una llamada a la identificación con Cristo - Siervo. Nuestra mirada sobre los demás miembros de la comunidad creyente será de profundo amor y solidaridad. Sabremos trabajar con todos y seremos vínculo de unidad en el ministerio, evitando cualquier tipo de "autoritarismos pastorales", estériles e infecundos, que tanto hacen sufrir a los miembros del pueblo de Dios, que aman al Señor y a su Iglesia, tanto o más que nosotros.

La contemplación e identificación con Cristo - Siervo nos hace tener una mirada de fe, realista, positiva, transparente, liberada de amargura y crítica destructivo. Podremos llegar a tener, con la gracia de Dios, la actitud evangélica del Pobre de Asís, que en su época amó a la Iglesia con la radicalidad de su vida evangélica, sin una sola palabra destructiva ni amarga contra nadie, tenía claridad en su vida que era seguidor de Cristo - Siervo.

Es por Jesucristo que somos cristianos y cristianos consagrados en el sacerdocio. El se habrá servido de personas, signos, etc., para hacemos la invitación, pero es Él, el que fijó su, mirada en nosotros y nos ha invitado a seguirle, darle toda nuestra vida, a ser todos de Él y por El, todo de los hermanos.

"Él nos ha seducido y nosotros nos dejamos seducir". En El "encontramos palabra de vida eterna".

Conocer, amar, seguir a Jesucristo. Profundizar su vida y su Evangelio. Identificamos con Él, con su palabra, con sus sentimientos(Fil, 2, 5), con sus modos de actuar, es tarea prioritaria en nuestra vida y hasta el último día de ella. Ser otro Cristo. "Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí", como nos dirá San Pablo.

Llegar a tener la mirada de Jesús sobre las personas, especialmente con los pobres y pecadores. Llegar a vivir la intimidad con el Padre y vivir haciendo su voluntad.

Todo lo que recibimos en nuestra formación inicial en el Seminario, todo nuestro proceso de conversión y formación permanente, todo nuestro ministerio, debe ayudarnos a esto que es esencial: llegar a una identificación con Cristo - Siervo. Con la Gracia de Dios hemos de vivir aquello de San Pablo, que todo lo considera basura al lado del conocimiento y el amor de Cristo.

Miembros de la comunidad creyente, que desde sus orígenes dan testimonio del Resucitado y fascinada por Él, vivimos una espiritualidad sacerdotal, que tendrá algunas acentuaciones, según el carisma de consagración(religioso, diocesano)pero, que al mismo tiempo, tiene elementos comunes.

Quiero mirar mi vida de creyente sacerdote, y les invito a hacerlo también a Uds. siguiendo "el Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros", cuando se refiere al tema de la espiritualidad sacerdotal.

En nuestro ministerio hacemos muchas cosas. Y todas, seguramente, santas y buenas. Pero, hemos de tener presente siempre que lo esencial es ser testigos del Resucitado y ser puentes para que nuestros hermanos lleguen a conocer, amar, intimar con Jesucristo y vivir su Evangelio.

Procuramos, con el esfuerzo de todos, una pastoral de conjunto y hemos de seguir ese esfuerzo. Queremos una pastoral misionera, esencial en la vida de la Iglesia. Todo ello y todo lo que podamos proyectar es para vivir y ayudar a vivir la identificación don Cristo - Siervo.

Cuando propuse la creación del Centro de Espiritualidad en memoria del querido primer Obispo de Osorno, Mons. Francisco Valdés, decía al plantear uno de los grandes objetivos del centro: "Este centro quiere incentivar en todo el territorio diocesano, una fuerte corriente de espiritualidad que anime la vida creyente de niños, jóvenes y adultos en el seguimiento de Jesucristo. Que podamos todos los católicos osorninos centrar verdaderamente la vida en Dios, vivir coherentemente la vida con la fe y los valores del Evangelio y hacer de nuestras existencias un don generoso a los demás.

Esta es una gran tarea que tenemos de cara al futuro. Y donde, especialmente, nosotros, sacerdotes religiosos y diocesanos, tenemos un testimonio que dar y una misión que realizar.

Dicho todo esto, les invito a que en oración silenciosa y en presencia del Señor, recemos y reflexionemos. Siguiendo el índice del Directorio, en el tema de espiritualidad sacerdotal, voy a proponer en cada punto algunos textos de reflexión y algunas preguntas que nos ayuden a mirar nuestra identidad de creyentes - sacerdotes al servicio de todo el pueblo de Dios.

 

3.1.- Estar con Cristo en la Oración

Algunos textos:

"El cuidado de la vida espiritual se debe sentir como una exigencia gozosa por parte del mismo sacerdote, pero también como un derecho de los fieles que buscan en él - consciente e inconscientemente - al hombre de Dios, al consejero, al mediador de paz, al amigo fiel y prudente y al guía seguro en quien se pueda confiar en los momentos más difíciles para hallar consuelo y firmeza" (Directorio Nº 39)

"Siguiendo el ejemplo de Cristo, el sacerdote debe saber mantener - vivos y frecuentes - los ratos de silencios y de oración, en los que cultiva y profundiza el trato existencias con la Persona viva de Nuestro Señor Jesús"(ídem.)

"Les recomendaría cultivar los tiempos fuertes en la oración. Los tiempos fuertes son una vez al mes o cada quince días. Se dedica una mañana o un día entero, para hacer oración intensa, leer un poco más. Los tiempos fuertes en la vida pastoral son muy importantes. Incluso para nuestro equilibrio sicólogo y humano, y nervioso. Y cuanto más desintegrada nuestra vida, cuanto más movediza sea y mas estemos entregados a nuestra actividad pastoral, más necesitamos tener tiempos fuertes. En muchos casos son indispensables, si uno no quiere tener problemas insolubles: afectivos, nerviosos y de todo tipo". (P. S. Galilea)

Reflexión:

¿Vamos teniendo una sintonía particular y profunda con Cristo, el Buen Pastor, el único protagonista principal de cada acción pastoral que realizamos?

¿Qué lugar ocupa en nuestra vida de cada día el rezo del Santo breviario?

En nuestro ministerio, ¿Tiene primacía la preocupación por la vida en el Espíritu de nuestros hermanos, especialmente nuestros más directos colaboradores; les ofrecemos la posibilidad de retiros espirituales, celebraciones eucarísticas acompañamientos en su vida interior?

3.2.- La caridad Pastoral

Algunos textos:

"Ninguno de nosotros ha sido llamado por el Señor desligado de sus hermanos en la fe y de la historia de su pueblo. Formamos una comunidad de presbíteros, donde hay recelos, críticas o agresividades, pero el Señor nos va haciendo crecer en nuestra fe, anima nuestra esperanza, nos ayuda a apoyarnos los unos con los otros, y sobre todo procurarnos volver siempre a la fuente y raíz de nuestra vida: Jesucristo."(Don C. Nac. Clero)

Reflexión

"¿Constituye la caridad pastoral el eje de mi ministerio, que está llamada a ser una manifestación de la caridad de Cristo?

Esta caridad pastoral, ¿se manifiesta concretamente en la misericordia y solidaridad con los hermanos sacerdotes, que formamos el Presbiterio de esta Iglesia particular de Osorno?

3.3.- La Predicación de la Palabra

Algunos textos:

"Se trata de anunciar una Palabra de la que no se puede disponer porque ha sido dada a la Iglesia a fin de que la custodie, examine y transmita fielmente" (Direc. Nº 45)

"El Presbítero pondrá especial afán en el cuidado de la formación inicial y permanente de los catequistas. En la medida de lo posible, el sacerdote debe ser el catequista de los catequistas" (Idem, 47).

Reflexión:

¿Cómo nos renovamos permanentemente para ejercer este ministerio de la Palabra, para ser transmisores de una Palabra que no es nuestra, sino de Dios?

¿Qué lecturas de formación bíblica, teológico, litúrgico, etc. hacemos permanentemente para renovamos? ¿Qué libros estoy leyendo y estudiando hoy?

¿Qué espacio de tiempo, en oración y estudio, damos a la preparación de la homilía de cada domingo?

3.4.- El Sacramento de la Eucaristía

Algunos textos:

"La Misa diaria ha sido, de modo absoluto, el centro de mi vida sacerdotal"(Juan Pablo II).

"Es necesario recordar el valor incalculable, que la celebración diaria de la Santa Misa tiene para el sacerdote, aun cuando no estuviera presente ningún fiel. Él la vivirá como el momento central de cada día y del ministerio cotidiano, como un fruto de un deseo sincero y como ocasión de un encuentro profundo y eficaz con Cristo. Pondrá cuidadosa atención para celebrar con devoción, y participará íntimamente con la mente y el corazón"(Direc. , 49).

"En algunas parroquias he podido ver que algunos laicos con mayor responsabilidad en las tareas pastorales, con sus religiosas y sacerdotes, celebran frecuentemente durante la semana la Santa Misa, constituyendo así una hermosa comunidad eucarística que vitaliza la fe, la esperanza, la dimensión sobrenatural, la fraternidad, etc., de sus miembros. Todo ello les da una vitalidad extraordinaria para la acción apostólica"(Cf. mi carta acerca de la "Vida Litúrgica").

Reflexión:

Mi propia vida espiritual, ¿se alimenta y está centrada en el ministerio de la eucaristía? ¿ La celebro diariamente?

¿Voy construyendo comunidad eucarística con mis directos colaboradores en la parroquia, comunidad, movimiento, colegio, etc.?

¿Voy asumiendo las orientaciones de la Carta Pastoral: "Celebremos gozosos el encuentro con el Señor" del mes de Junio de este año 1996?

3.5.- Sacramento de la Penitencia

Algunos textos:

"La reconciliación sacramental restablece la amistad con Dios Padre y con todos sus hijos en su familia, que es la Iglesia. Por tanto, ésta se rejuvenece y se construye en todas sus dimensiones: universal, diocesana y parroquias" (Direc. , 51).

"Toda la existencia sacerdotal sufre un inexorable decaimiento si viene a faltarle por negligencia o cualquier otro motivo el recurso periódico, inspirado por auténtica fe y devoción al Sacramento de la Penitencia. En un sacerdote que no se confesara más o se confesara mal, su ser y su hacer sacerdotal se resentirán muy rápidamente, y también la comunidad, de la cual es pastor, se daría cuenta"(Direc. , 53).

Reflexión:

¿Cuánto tiempo diario, semanal, mensual dedicamos al ministerio de la reconciliación sacramental?

En nuestra propia vida interior, ¿qué lugar ocupa el sacramento de la reconciliación como penitentes, para confesar los propios pecados y debilidades - conque frecuencia nos confesamos?

Frente a problemas de conciencia y pastorales serios, ¿procuramos tener los criterios que la Iglesia nos señala y/o consultarnos en caso de dudas?

¿Nos preocupa el que muchos comulguen y que nunca o casi nunca accedan al sacramento de la reconciliación - ofrecemos celebraciones comunitarias de la penitencia para crear una sana conciencia acerca del pecado en nuestros fieles?

¿Ejercemos el ministerio de la dirección espiritual, para dar mayor solidez espiritual a nuestros hermanos?

3.6.- Guía de la Comunidad

Algunos textos:

"Pastor de la comunidad, el sacerdote existe y vive para ella; por ella reza, estudia, trabaja y se sacrifica. Estará dispuesto a dar la vida por ella, la amará como ama a Cristo, volcando sobre ella todo su amor y su afecto, dedicándose - con todas sus fuerzas y sin límites de tiempo - a configurarla, a imagen de la Iglesia Esposa de Cristo, siempre más hermosa y digna de la complacencia del Padre y del amor del E. Santo" (Direc. , 55).

Reflexión

En nuestra tarea de conductores de la vida de la comunidad cristiana, ¿procuramos crear espacios de comunión y de participación real y efectiva de las religiosas, diáconos permanentes y laicos?

¿Participamos en las instancias que la Iglesia nos ofrece para favorecer una pastoral de conjunto en toda la comunidad diocesana?

¿Estamos atentos a discernir los signos de los tiempos, las corrientes de pensamiento vigentes hoy, para saber orientar y conducir a la comunidad desde la óptica creyente?

3.7.- Celibato Sacerdotal

Algunos textos:

"Como todo valor evangélico, también el celibato debe ser vivido como una novedad liberadora, como testimonio de radicalidad en el seguimiento de Cristo y como signo de la realidad escatológico' (Direc. , 58)

"Si vivimos felices el Evangelio, nunca faltarán vocaciones al celibato en la Iglesia. Además, no es el número lo que cuenta, sino el testimonio de la libertad en Cristo por el Evangelio" (B. Häring)

"La castidad consagrada es un modo eminente de identificarse con Cristo, que fue célibe porque estaba lleno del amor del Padre y del amor de la Iglesia por la cual entregó su vida. El celibato sacerdotal revela y testimonia igualmente los grandes amores del cristiano - sacerdote: el amor de intimidad con Jesús, y el amor de entrega total y universal al pueblo a quien sirve. La castidad consagrada es una forma intensa de amar, o no es nada."(P. S. Galilea)

Reflexión:

¿Va siendo mi consagración en celibato una respuesta total de amor al Señor?

La fidelidad al celibato es una gracia, que como todas requiere de nuestra colaboración, ¿cómo es nuestro estilo de vida en la relación con los demás, particularmente la mujer - como es nuestro lenguaje, nuestra presencia en las fiestas?

¿Acudimos inmediatamente a otro hermano sacerdote cuando experimentamos alguna turbación o problemas en este campo de nuestra vida? ¿Somos transparentes con Dios, con la Iglesia, conmigo mismo?

3.8.- La Obediencia

Algunos textos:

"La obediencia es un valor sacerdotal de primordial importancia. El mismo sacrificio de Jesús sobre la Cruz adquirió significado y valor salvífico a causa de su obediencia y de su fidelidad a la voluntad del Padre... la obediencia al Padre está en el mismo corazón del sacerdocio de Cristo"(Direc. , 61).

Reflexión:

¿Tengo sentido eclesial, al asumir con amor, las disposiciones de la Iglesia en la vida sacramental, pastoral, litúrgico, etc.?

3.9.- Espíritu sacerdotal de pobreza

Algunos textos:

"La pobreza es el testimonio de esta confianza filial. La libertad y desprendimiento de cosas, personas, poder, riquezas... testimonia que el Dios que se anuncia es una realidad capaz de llenar la vida humana, y que los valores del Reino que ya se viven en la esperanza son superiores a los valores terrenos. La Iglesia evangelizadora se hace creíble en sus miembros cuando en su propia pobreza transparenta los valores superiores que predica" (P. S. Galilea).

Reflexión:

¿Somos signos ante el mundo, nuestra comunidad, que Jesucristo es nuestra única y fundamental riqueza?

¿Cómo se da en la acción pastoral diaria nuestra cercanía a los más pobres? Nuestro círculo más íntimo de relaciones ¿en qué niveles se da?

3.10.- Devoción a María

Algunos textos:

"Todo presbítero sabe que María, por ser Madre, es la formadora eminente de su sacerdocio: ya que Ella es quien sabe modelar el corazón sacerdotal; la Virgen, pues, sabe y quiere proteger a los sacerdotes de los peligros, cansancio y desánimos. Ella vela, con solicitud materna, para que el presbítero pueda crecer en sabiduría, edad y gracia delante de Dios y los hombres" (Direc. , 68)

"Todo tuyo"(Juan Pablo II, con relación a la Virgen).

Reflexión:

¿De que manera está presente en nuestra vida sacerdotal la Virgen María?

El Santo Rosario lo aprendimos desde niños, quizás lo rezábamos en familia. ¿Lo rezo hoy todos los días?

Queridos hermanos sacerdotes:

Vivir de acuerdo a la vocación recibida, creyentes - sacerdotes, es el sentido de nuestra vida, el signo de mayor identidad.

Con esta Carta he procurado recordarme y recordarles los aspectos esenciales que darán fecundidad y gozo a nuestro ministerio. Son rápidas pinceladas que ojalá nos ayuden a todos a vivir con renovada esperanza nuestra vocación.

Las mañanas de espiritualidad, los retiros anuales, los encuentros de formación permanente, la biblioteca del centro de espiritualidad, que esperarnos pronto poner en marcha, son algunos medios - además de todos los personales - que tenemos para crecer en la calidad de nuestra consagración. Propongámonos otras iniciativas que nos ayuden a todos.

De mi parte, considero esencial en mi ministerio de pastor, la preocupación por la vida de los presbíteros, y de los seminaristas y la profundización de su espiritualidad. Ayúdenme en esto con sus ideas, aportes, sugerencias.

Que nuestro pueblo pueda decir al vemos, a pesar de nuestras limitaciones y debilidades, nuestros sacerdotes son hombres de Dios. Y que también por nuestro serio empeño de amor y aceptación de unos a otros puedan decir 'miren como se aman". Será el mayor signo para que la Provincia de Osorno crea.

Los quiere y bendice.

 

+ Alejandro Goic´Karmelic´, Obispo de Osorno

 

Osorno, 05 de noviembre de 1996